lunes, 5 de diciembre de 2016

Agujeros que nunca se suturan

El Gobierno Dominicano prohíbe la celebración de fiestas por motivo de la Navidad en sus ministerios y dependencias, por enésima vez, para no excederse en más gastos de los debidos, el país necesita austeridad, pero libera a Antonio Peter De La Rosa (Omega) para que se busque unos chelitos rendidos en los tiempos de pascuas. Los artistas reclaman e imagino que más de una contratación estará cerrada, firmada y sellada desde los primeros meses del año, porque acá hay quienes tocan dos bailes por día, y en los momentos culminantes han sabido presentarse en cinco escenarios diferentes en la misma fecha. Muy tarde llegó la noticia desde el Palacio Nacional.

Quizás sea Omega el que coseche los pocos centavos que están circulando en calles y avenidas, porque a decir verdad, la miseria está acabando, como dice un viejo merengue; los bolsillos están cada día más amplios, sobra espacio para otras menudencias, inclusive conocí un médico, de esos de barrios carenciados, que colocaba en ellos plátanos fritos, para picar entre paciente y paciente, a menos que usted sea funcionario público. El Gobierno Dominicano no tiene un centavo para gastar, pero continúa tomando prestamos por pi’ pa’.

Danilo Medina Sánchez, como Presidente de la República, me ha repetido cuatro ocasiones que no se celebrarían fiestas en las dependencias gubernamentales, que no se repartirían canastas, que no habría populismos, ni clientelismos, y cada vez me ha mentido. Repite, remacha, redunda… y parece que se le olvidan las anteriores disposiciones. Terminará convertido en el rey de las reiteraciones jamás cumplidas.

Austeridad, dice su boca, pero billetera abierta, para gastar a discreción dicen sus acciones. No hay alivios para la economía colectiva, el Presidente y sus ministros nos repiten que todo va viento en popa, y pero las escaleras del Metro se apagan en señal de ahorro; en el mismo Metro claman por más desembolsos… la terminación del segundo tramo de la línea dos se hará eterna; las estaciones de peaje, en nuestras autopistas, cobran a mano en los tiempos de la tecnología más reverenciadas, se aumenta la gasolina, el gas y los bienes de primera necesidad se disparan; todo sube, pero nada baja, porque aquello de que si sube, sube, y si baja, baja, fue puro sofisma. El salario mínimo permanece imperturbable y nadie se hace acompañar de nuevos optimismos.


El malhumor se multiplica y no lo calman las frescas brisas de diciembre. Espero pronto que Héctor Valdez Albizu, en su calidad de gobernador del Banco Central me diga que los números dibujan un país que avanza con el velamen lleno, como cuando Isis buscaba a su esposo Osiris en las aguas del Nilo; que el jefe de la Policía Nacional, de quien nadie recuerda su nombre, por una labor tan discreta, nos apunte que la delincuencia bajó; que Temístocles Montas Domínguez, el eterno y único economista del país, aunque haya estudiado química, nos marque que terminamos convertidos en Chile mucho antes del 2030.

Es tónica que los gobiernos del peledeísmo no quieran ruidos, así dice la letra chica, y por ello las nominas de las dependencias estatales se llenan de periodistas y en la administración de Medina Sánchez la fiesta ha continuado. La forma de auscultar la realidad fue madurada por Joao Santana, asesor del Presidente de la República en cuestiones de imagen, preso en Brasil, pero que parece continua trabajando vía el de-de-de, fanático de aquello de que los desastres en la gestión estatal no se divulgan hasta que la burbuja haya reventado por completo.

Las dificultades se empiezan a hacer ostensibles, desde el Palacio Nacional hay reflejos cansinos verificables.

Aún así, no se aprieta el cinto y evita tomar correctivos. Las señales de humo son lanzadas a trocha y mocha para distraer: Punta Catalina y el contaminante carbón; la Torre Eiffel del alcalde de Santo Domingo Oeste; la película de Carla Massiel y su desaparición física; la multiplicación de los bienes y haberes de Gonzalo Castillo Terrero (Barahona, 1960) y José Ramón Francisco de Jesús Peralta Fernández (La Vega, 1959), dos de los primeros funcionarios del gobierno de Medina Sánchez; los dos salarios de Rafaela Alburquerque Castro de González (San José de Los Llanos, 1947), también conocida por el mote de Lila, quien descubrió como estar en dos lugares al mismo tiempo, diputada al Congreso de la República (300 mil pesos dominicanos cada mes) y embajadora dominicana ante China-Taiwán (3,000 dólares de salario y 12 mil dólares adicionales como gastos de representación, moneda de los Estados Unidos de América, mensuales).

Por supuesto, las fiestas, las canastas, los regalos, los bonos navideños, las rifas, son siempre un buen pretexto para otros chelitos que se reparten entre compras y contrataciones, recursos humanos y las mismas direcciones. Si, porque el ministro, el director, el supervisor o el general siempre están al corriente de lo que pasa en la institución bajo su mando, aunque después se hagan los pendejos.

Impedirle a todo el grupo del ministerio, de la dirección, de la supervisora, el recinto militar, y cuantas cosas más aparezcan bajo la nomina publica, que quizás planearon ese encuentro y lo esperaron por todo un año es también un crimen y un acto violento. Pequeñas señales imperceptibles para sembrar la desazón en el tiempo.

¡Fiesta y mañana gallos!

El Gobierno Dominicano es tan incongruente consigo mismo que teniendo las respuestas en la mano prefiere pasar por alto y hacerse simpático con la suspensión de las fiestas, que de todos modos se producirán, aunque sea en el patio de la casa del general, del director, del ministro o en el club de los diputados. Quizás no vayan todos, pero ahí se gozará de lo lindo.


¿No son por todo lo alto las fiestas del Banco Central?... ¿quién le prohíbe a Héctor Valdez Albizu hacer sus fiestas donde impera el lujo propio de los califatos árabes?

El Ministerio de Cultura tiene bajo su protección un programa llamado Sistema Nacional de Escuelas Libres, donde en diferentes comunidades del país se están formando nuevos músicos, y esos centros de estudios están brindando resultados impresionantes. También cuenta con otro llamado Sistema Nacional de Orquestas.

¿Por qué no se tuvo la cortesía de contratar esos grupos y realizar las fiestas con ellos?... repito, para que no quede dudas: contratar. Un vez más: C-O-N-T-R-A-T-A-R. No es que los alumnos se presentarían gratuitamente en los actos; tampoco que las orquestas cobrarían lo mismo que los músicos establecidos, pero bien se pudo buscar un muñeco donde cada ejecutante recibiera una paga, se entregara una suma para la compra de nuevos instrumentos y también se asistiera a los docentes y personal de apoyo de los centros a los que pertenecen.

Creo que así hubiera más gente contenta al final del año.


Ludwig Josef Johann Wittgenstein, filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, posteriormente nacionalizado británico (Viena, Abr.26.1889 / Cambridge, Abr.29.1951) dijo alguna vez; “de lo que no podemos hablar, debemos callar. Creo que podríamos decir con el mismo derecho: de lo que no podemos hablar, hay que lanzarse a buscar”.

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