lunes, 5 de diciembre de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 308: Sobrevivir sin una sola gracia
Dic.05.2016        

La tarde dominical (Dic.04.2016) nos trajo la noticia de que Pedro Antonio Franco Badia (May.25.1935) había fallecido, contaba ya con 81 años de edad y las últimas semanas las pasó interno en CEDIMAT (Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina) por complicaciones de salud. Para un hombre que nació en una comunidad apartada de la provincia Duarte (Noná) voló muy lejos.

Temprano se hizo abogado, entró como capitán al Ejército Nacional y después fue juez de instrucción en San Francisco de Macorís. Estuvo en el servicio exterior, como secretario de la embajada de República Dominicana en La Paz (Bolivia), y en una fecha sin determinar fue embajador ante el gobierno de Argentina, hoy en manos de Luis Arias Núñez, también conocido por el mote de Cara de Chele, pasado presidente de la Junta Central Electoral (JCE).

Se metió en la política de manos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), llegó a ser presidente de esa institución, sindico del Distrito Nacional (1978-82), secretario de Trabajo (1982-86), diputado al Congreso de la República (1990-94 y 1998-2002). También secretario de Interior y Policía. Su vida, podemos decir, no se caracterizó por lo inesperado, sino más bien por lo previsible, reducto propio de nuestra tradición política.

La última aventura de Franco Badia fue la de secretario administrativo de la Presidencia en la administración de Hipólito Mejía Domínguez (2000-04). De ahí salió muy cuestionado por la puesta en marcha del Plan RENOVE, donde se estima el Gobierno Dominicano fue estafado con más de 1,800 millones de pesos (51.42 millones de dólares, moneda de los Estados Unidos de América, al cambio de la fecha), en operaciones donde también estuvieron implicados Sam Goodson (Shlomo Ben Tov, Shlomo Bentov, Shlomi Bentov, o Shlomo Ben-tov, quien se identifica como empresario estadounidense de origen israelí, y que últimamente fue visto en México), Juan Julio –Johnny- Morales Rosa, el contraalmirante Ramón Emilio Jiménez Reyes (+), Siquio Augusto Ng De La Rosa, Milciades Amaro Guzmán, Diógenes De La Cruz Castillo, Gervasio De La Rosa, Paulino Antonio Reynoso (Padre Toño), Freddy William Méndez, Alfredo Pulinario Linares (Cambita), Blas Peralta, Francisco Antonio Pérez, Fabio Ruiz Rosado (presidente del Ayuntamiento del Distrito Nacional, 1998-99) y Casimiro Antonio Marte Familia (Antonio Marte).


De La Cruz Castillo, De La Rosa, Méndez, Pulinario Linares, Peralta, Pérez, y Marte Familia han estado vinculados a los sindicatos de transporte, desee hace largos años. Peralta está preso desde marzo pasado al estar involucrado en el asesinato a tiros de Mateo Aquino Febrillet, pasado rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), quien aspiraba a la senaduría por la provincia de San Cristóbal.

La juez Esther Agelán Casasnovas, en octubre del 2005, dictó penas de prisión y multas variadas, al encontrarlos culpables de prevaricación, desfalco y estafa, con la modalidad de que casi todos deberán cumplir sus condenas en sus residencias. Franco Badia fue penado a tres años de reclusión domiciliaria y al pago de 15 millones de pesos en tanto que Fabio Ruiz a 4 años de prisión y al pago de 10 millones. Amaro Guzmán, a 3 años y al desembolso de 5 millones, Pulinario Linares a 6 meses y la entrega de 1 millón, y el sindicalista Marte Familia a 3 años y al pago de 8 millones. Gervasio De La Rosa a 2 años y al pago de 3 millones, Méndez a 6 meses y al pago de 1 millón, Peralta 6 meses y 2 millones, Pérez 6 meses y Reinoso (Padre Toño) 2 meses de prisión. 

Agelán Casasnovas descargó a Jiménez Reyes, quien fuera ministro de las Fuerzas Armadas y Canciller de la República; Ng De La Rosa, quien ocupó el cargo de secretario administrativo de la Presidencia (gobierno de Antonio Guzmán Fernández); Morales Rosa, estrechamente ligado a los gobiernos de Joaquín Balaguer Ricardo; y a De La Cruz Castillo, pasado director de la Oficina Metropolitana de Servicio de Autobuses (OMSA).


Todos fueron indultados por el presidente Leonel Fernández Reyna en diciembre del 2008.

Para unos pocos, Franco Badia será siempre recordado, en su funeral se depararán los elogios oportunos, pero no se convirtió jamás en símbolo ni siquiera de su partido político. Un hombre que dejó que su impronta rodara sin mayor importancia. Para otros, más allá de su lenguaje castizo, sin llegar a las estridencias de Víctor Céspedes Martínez, procurador general de la República en la segunda mitad del gobierno de Mejía Domínguez, será un personaje que pasará a la más absoluta indiferencia. No hay obras ni personaje para seguir.

Franco Badia fue un hombre que políticamente vivió empantanado, no hay una función excepcional a su paso por la administración pública. Desde hace mucho tiempo nadie guarda un afiche o una gorrita que refleje sus aspiraciones. Su referencia se olvidó temprano, aún antes de morir. Quizás nunca tuvo el interés legítimo de trascender. La posteridad no fue un objetivo, más allá de lo político para la gran masa de dominicanos no hay un talento para reconocer.

En 1978 cuando sucedió a Juan Rafael Estrella Rojas, como sindico de de Santo Domingo, todo el mundo pensó que la ciudad se remozaría, pero el absurdo juego municipal continuó, sin planificación urbana, seguimos sucios, malolientes, con basura en cada esquina de la ciudad, con enormes problemas en la circulación vehicular, sin un desagüe pluvial adecuado, con cementerios que son una verdadera vergüenza, de espaldas a la juventud, entre muchas otras. Sus predecesores y quienes han sido sus sucesores han sido más de lo mismo: José Francisco Peña Gómez (1982-86), Rafael Antonio –Fello- Suberbi Bonilla (1986-90, 1994-98), Rafael Corporan De Los Santos (1990-94), Juan de Dios –Johnny- Ventura Soriano (1998-2002) y Esmerito Antonio -Roberto- Salcedo Gavilán (2002-2016), ahora estrenamos a David Miguel Collado González.


Su círculo áulico no convencía a nadie. Sus lunas de miel con la sociedad capitalina eran muy breves y sin frutos posteriores. Tampoco nunca supo recoger las siempre fragmentadas estructuras del perredeismo y emprender su proyecto sólido. Muchas cosas no hizo bien. Finalmente, terminó solo, incluso sin la mayoría de sus amigos; esto no fue un error, las historias nunca son tan elementales, sin dudas, sus errores lo fueron aislando. Al final, se derrotó el mismo y se dejó morir.

Las notas periodísticas dicen que estaba casado con Iluminada de Peña, con ese nombre y ese apellido, supongo que debe ser una hija de Aníbal de Peña (Barahona, 1933), combativo compositor dominicano, autor del Himno de la Revolución, Mi Debilidad, una de las canciones más hermosas del repertorio musical, y la épica pieza Enriquillo, hermano de otro líder de iguales proporciones Washington de Peña, y de la exquisita cantante Iluminada Jiménez.


Leí un comentario de un amigo que bien podría aplicarse al caso: hay gente que cuando descansa en paz, la paz llega a todos los demás.

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