jueves, 17 de marzo de 2016

La Gran Estafa

Algunas veces tengo que admitir que el asombro me supera cuando veo y leo los artículos bajo la firma de Carlos Sánchez en Diario Libre. Hasta donde lo conozco, excelente amigo, buen ser humano, servicial como el que más, pero muchas veces no estoy de acuerdo con lo que escribe; cada quien es dueño de escribir y divulgar lo que crea. Creo, pese a sus años que peca de ingenuo.


Esta vez (Mar.17.2016) tocó el tema de los atletas Jonathan Araujo y Jerry Flores lanzados al profesionalismo cuando ambos tenían la oportunidad de continuar sus estudios y jugar al baloncesto en las universidades de los Estados Unidos.

Ambos exponen que las urgencias económicas potencializaron sus decisiones. Eso sin lugar a dudas hay que respetarlo.

Me llama la atención que ambos están vistiendo la franela del Club Los Prados en el Baloncesto Superior del Distrito Nacional en el Torneo Superior de la institución. Ese conjunto está bajo la gerencia de Raúl Peña, persona estrechamente ligada al presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), y gerente de todas aquellas selecciones que Eduardo Najri descarta por gusto o conveniencia.


La campaña mediática llevada a cabo por el presidente de FEDOMBAL sobre las bondades de ese grupo de jóvenes y las amplísimas expectativas que sobre ellos se tenían empiezan a resquebrajarse. Las incidencias sobre el manejo de estos muchachos empiezan a dejarse ver, pese a que siempre se tratarán de ocultar las indelicadezas de Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin.

La pestilencia siempre encuentra un resquicio para dejarse sentir.

Ha existido un enorme manto de misterio alrededor de la relación entre los jóvenes incorporados a los programas de las selecciones formativas y al cúpula de la FEDOMBAL, en este caso reducida al propio Uribe Vásquez, Junior Alexander –El Yipi- Páez Atez, Pedro Pablo Pérez, José –Maita- Mercedes Del Rosario y Melvyn López Guillen. Los chicos tienen que firmar contratos con la entidad rectora de la actividad pese a ser menores de edad; FEDOMBAL es la única institución con decisión para enviar a los chicos a estudiar a Estados Unidos y solamente a las escuelas que ellos consideran, y por demás, Pérez se convierte en “el agente” de todos inmediatamente decidan saltar al profesionalismo.

Por ello, los reiterados inconvenientes con el Club Deportivo Fantástico de Puerto Plata y la Fundación Deportiva Minaya de Santiago; aunque esta última ya le dedicó un torneo al chico de la sonrisita beata, Rafelin.

Hablamos de la magnanimidad, del desprendimiento, de la filantropía, de “la nueva era” que solo se traducen en palabras para los acólitos o los que son favorecidos por la billetera de estos actores; “los dos mil para la gasolina” o la percepción de otorgar facilidades para la adquisición de vehículos en Rama-Auto-Import.

Como los chicos no van a los recintos que les ofrecen sino a los que dispone estos engreídos del bakebol dominicano, porque hasta en eso nos hemos convertido, en el bakebol, modalidad casi alienígena del deporte de los cestos y los balones, ocultamos las penurias que se viven en las largas temporadas invernales, el frío que llega hasta el tuétano, la ruptura con las raíces de toda la vida perdidos en un campo de Kansas, Dakota del Norte, Iowa o Idaho, el dinero para comprarse unas viandas o un paquete de papitas fritas, la nostalgia de un abrazo, una llamada en horas de infortunio o al menos una tarjeta de navidad firmada por el propio Uribe Vásquez.

Las quimeras de Rafelin se reproducen gracias a su corte de acólitos y buscan de tanto repetirlas que algo quede en el alma de los dominicanos. Mientras tanto, esquilma a los jóvenes y también a los adultos para estrujarnos en la cara una vida llena de superficialidades, subidas a sus cuentas en las redes sociales sin ningún tipo de vergüenza, donde nos deja saber de lo que es capaz alguien que ya enfrió todas las emociones y llena el mundo de desencanto. Vivir el escarmiento de la nada. Por eso, al cerrar la puerta, cada noche, únicamente le acompaña la nada, el silencio más desgarrante, el hundimiento en la soledad más abyecta.

Acaso ya olvidamos las necesidades de Andres Feliz después que el sub-19 regresó del Mundial de Grecia ante la enfermedad de un pariente cercano que estuvo al punto de impedir el feliz retorno a lo académico.

Dejamos de lado el inmenso favor que se le hace a Orlando Antigua, todos los días, con la puesta en marcha los campamentos de la FEDOMBAL y el reclutamiento de jóvenes dominicanos para el programa de la Universidad del Sur de la Florida (University of South Florida). Ahí están Ángel Núñez (9.6 puntos, 6.1 rebotes y 1.0 asistencias en la estación 2015-16 / cumplió con la totalidad de su elegibilidad), Nehemías Morillo (8.7, 2.2 y 2.0 / cumplió con la totalidad de su elegibilidad) y Luis Santos (1.1 y 2.2 / aún le restan tres años de elegibilidad). A ese mismo recinto acudirá Feliz y estaba pautado Araujo antes de lanzarse al profesionalismo.


Dejamos en el tintero todo lo acontecido con la firma de Ángel Luis Delgado para Seton Hall University, de donde Oliver Antigua salió con una posición dentro del cuerpo técnico de esa entidad y posteriormente se quiso llevar el muchacho para South Florida. O el cambio de escuela secundaria a mitad de su último año (2013-14), como bachiller saltando de Huntington St. Joseph (en Virginia Occidental) a The Patrick School (en Nueva Jersey). Pretendemos también dejar entre las líneas todo el periplo de Luis David Montero, que hasta ahora tiene un final de culebrón venezolano con apenas 23 minutos de juego en una larga temporada que para él se resume en 7 partidos.

El deporte dominicano ha ignorado por años los actos de corrupción y los atentados contra las buenas costumbres, pero hay un océano de seguidores de las distintas disciplinas que está cargada de ira. En el caso del baloncesto, las sucesiones en las presidencias de diferentes instancias han servido para garantizar impunidad. Pasó en el transito entre Frank Herasme y Uribe Vásquez, pero también en la permanencia casi eterna de los presidentes provinciales. Solo hay que ahondar entre datos y cifras recientes y otras ya pretéritas para comprender la intención de esos movimientos.

Hoy en la FEDOMBAL todo el poder está cedido a la firma de única de Uribe Vásquez; los demás miembros del Comité Ejecutivo se han convertido en simples sellos gomigrafos, usados a conveniencia de un tipejo sin historia y de vuelos muy obscuros; obscenos, agregaría. Con estos antecedentes es factible concluir que desde la FEDOMBAL se continuará martillando a la actividad en todo el país. Ya no hay viento de cola, la generación que formó Julio Subero Montas, que fue explotada por Herasme y cuyas últimas luces se quemaron en las manos de Uribe Vásquez y Eduardo Najri, se quedó sin relevo. No hay discursos, no habrá giros heterodoxos, estamos cayendo por el risco y aún queremos permanecer con los ojos cerrados.

Rafelin solo tiene fuerzas para vociferar ante sus empleados o frente a todos aquellos que considera inferior. La corrupción que se vive en FEDOMBAL junto al alejamiento de los anunciantes, próximo a suceder, es una combinación destructiva. Los jugadores están hartos de pagar los costos de las calamidades federadas.


Cuando el destino del hombre es él mismo, la nada o todo cósmico impersonal, la persona busca anularse a si misma y a sus deseos, amores e inclinaciones, inclusive las sexuales. Si no hay un tú al que dirigirnos, más allá de la servidumbre, alguna mega-diva de ocasión que espera en un jacuzzi con un espumante muy barato o compadres para emprender una travesía en alta mar, estamos solos y nadie nos espera.








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