lunes, 28 de marzo de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 162: La Historia Jamás Contada
Mar.28.2016

La Romana inició su torneo superior el 12 de febrero y ya culminó las semi-finales. Santiago arrancó el 17 de febrero y por igual, emprendió la ronda de semi-fondo. El Distrito Nacional partió el 28 de febrero, y un mes después todos los equipos han jugado el 80 por ciento de su calendario regular.

En el circuito romanense ayer domingo (Mar.27.2016), Máximo Gómez del sector Villa Verde y Virgilio Castillo (Chola) del sector La Aviación, liquidaron sus respectivas series frente al San Martín de Porres y Ramón Marrero Aristy del populoso sector de Savica y de manera expedita iniciarán la final de la justa.

Venezuela inauguró su periplo en diciembre y a la fecha cada equipo ha jugado unos 32 choques (allí el circuito lo componen 10 quintetos), mientras Puerto Rico (11 conjuntos) estrenó su clásico el 25 de febrero y ahí más o menos se han jugado 15 juegos por equipo. En las tierras bolivarianas apenas se ha empezado a hablar de equipos con posibilidades de pasar a la siguiente fase.

Ese es el baloncesto dominicano, como señaló el presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), el beato sonriente de Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido bajo el mote de Rafelin: “único en el mundo”. ¡Y todos conforme!


La verdad que nadie se atreverá a decir es que estos han sido los torneos más pobres jamás puestos en escena del baloncesto dominicano. Es una vergüenza observar la poca destreza de los quintetos que cada noche salen a competir, el trabajo no se cumplió en ningún momento; en el caso de la ciudad capital, dos años enfrentados a Ramón –El Teacher- Rodríguez, viviendo de los cuentos, pajaritos volando, vasos de colores en las gradas llenos de whiskey y las exclusiones de Leonardo de Jesús Heredia Castillo, alias Leo Corporan, y el mismo Uribe Vásquez. Que este si, que este no; que ese no me gusta, que tenemos que rendirle un homenaje a Corporan. A esas teas incandescentes se llevaban todas las propuestas para aprobación.

El deber se los comió a todos. Nadie trabaja en la pirámide del baloncesto. Ni los clubes, ni los entrenadores, ni las asociaciones, pero tampoco la FEDOMBAL, mucho menos los que esperan como áspid venenosa para sacar comisiones.

Los clubes en lugar de emprender liderazgos individuales prefieren la comodidad de la limosna que les puedan extender poquísimos ponzoñosos que pululan a su alrededor. Insuficientes porque no son muchos y siempre los mismos.

A la hora de los patrocinios todos son incapaces de buscar alternativas y opciones.

La ABADINA ha sido sumamente perniciosa al permitir que todo el mundo haga lo que quiera. Recuerdo una vez que Rafael Mencia del San Lázaro anduvo detrás de mí por días y semanas tratando de ubicar un jugador porque si se presentaba sin refuerzos la ABADINA multaba a los equipos. La palabra refuerzo se desvaneció en manos de los actuales dirigentes.

En la vilipendiada liga chilena es obligatorio tener dos refuerzos extranjeros en cancha y un jugador sub-19 tiene que jugar al menos 20 minutos, además que los juveniles juegan en la previa del partido del superior. Vilipendiada y mal mirada desde que allí se instauró Rodrigo Andrés Madera, jugador dominicano que jamás ha sido tomado en cuenta por esta FEDOMBAL. El triunfo ajeno corroe el mondongo y demás viseras de mucha gente.

Hace dos años nadie quería a Christopher Moore porque era un cohete explotao y con Huellas del Siglo está convertido en una fiera. Cinco años atrás le ofrecí a Tyras Wade a José Augusto Castro y no quiso llegar a un acuerdo satisfactorio, pese a que su técnico de confianza José –Maita- Mercedes Del Rosario le dijo que lo trajera con los ojos cerrados. Dos hombres que ya vieron pasar sus mejores momentos están haciendo a su antojo en la duela del Palacio de los Deportes.


Técnicamente, no hay nada que observar. Julio César Javier (Ayata) y Freddy Sánchez han merecido una oportunidad que refleja no solo la escasez de fondos existentes sino el poco interés de los directores de los equipos en trabajar para el mañana. Aquí, en toda nuestra geografía hay que capacitar técnicos idóneos y de buen perfil, con más de dos dedos en la frente; no es que usted haya trabajado con chicos por años y su desarrollo personal se haya quedado rezagado.

La vida del educador va más allá de las repeticiones de lo siempre sabido. Más allá de un par de jugadas que nunca se terminan de desarrollar sobre el rectángulo. Javier y Sánchez, como otros, no tienen nada más enseñar, las técnicas didácticas no están agenciadas. El pretendido Colegial de Entrenadores de Baloncesto de República Dominicana (CODEBAL) es un mamotreto que sólo existe en las mentes calenturientas de Melvyn López Guillen, Mercedes Del Rosario y Uribe Vásquez.

Que pueden los hombres del baloncesto dominicano hablar sobre estrategias, maniobras, proyección, ordenamiento, orientación de las operaciones e imprimir la habilidad suficiente para cumplir con los objetivos. Las estrategias son procedimientos organizados, formalizados y orientados a la obtención de metas establecidas, por lo que su aplicación requiere del perfeccionamiento de los procedimientos y de las técnicas cuya elección y diseño son responsabilidad del instructor. Las estrategias resultan un sistema de planificación aplicable a un conjunto articulado de acciones con la finalidad de alcanzar una meta. No se puede hablar de estrategias sin metas.


El baloncesto dominicano en las actuales circunstancias está condenado a no cambia, se terminaron las ideas, pero también el buen juicio. Mientras sólo su presidente vea la oportunidad de esquilmar a todo el que se acerca a la actividad demuestra que su talante dice poco de su calidad humana. El traje de “la nueva era” le queda grande a su auspiciador.

A Uribe Vásquez cada día se le aprecia más tal cual es: atornillado a un pasado sin luces, con escasa vocación de servicio, sin ánimos para enfrentar las debilidades, cánones fijos provenientes de la corrupción del Estado Dominicano y rodeado siempre de actores de escasa monta. Los tiempos anteriores a su llegado al baloncesto, que mucha gente vivió con estilo e intensidad, ha pretendido borrarlos, como si nunca existieron Faisal Abel Hasbun, Félix Aguasanta, Horacio Álvarez Saviñon, Máximo Bernard Vásquez, Manuel –Don Coquito- Cocco Quezada, Leandro De La Cruz, Osiris Duquela, Ignacio Guerra Abreu, Federico Horacio –Gugú- Henríquez, George El Cosaco- Klus, Máximo Llaverias Martí, Manuel –Varilla- Lugo Barinas, Alfonso –Filo- Paniagua, Saulio Pichardo, Enrique Ripley, Humberto Rodríguez, Luis F. Sambolin, Alejandro Tejeda, Virgilio Travieso Soto (por estricto orden alfabético), para solo nombrar algunos.

Su único lazo con ese pasado lleno de gloria de el que mantiene con Fernando Teruel Capri. Una posición adoptada por el vegano que muchos cuestionan y una chaqueta que le queda corta, como si el difunto era de menor envergadura. Muchos esperan que Teruel Capri no venga a arrepentirse cuando esta singular dictadura deportiva empiece a languidecer. Lo recuerdo en el camerino dominicano después del Centro-Basket de 1995 cuando le señaló al entrenador español José Manuel –Moncho- Monsalve: “aquí los tiranos no mueren en su cama, aquí a los tiranos se les mata”. ¡Las vueltas del mundo!


Uribe Vásquez jamás ha tenido un soplo de épica dentro del baloncesto dominicano. Sólo ha cavado trincheras y ha pretendido fragmentar la memoria del deporte.

A medida que radicaliza sus berrinches de niño malcriado (pasó por el Instituto San Juan Bautista, que recogía a todos los expulsados de las demás instituciones académicas, y donde recientemente se colocó un letrero señalado que la presencia del Embajador de los Estados Unidos estaba prohibida), sus exclusiones, su escaso hacer, su sonrisa se torna más demostrativa de lo que realmente es. Quizás no lo haya notado, el labio superior se eleva de un lado y hace visible uno de los caninos en gesto de agresividad y disconformidad con el mundillo que le rodea; está siempre en guardia, lo que señala sentimientos agresivos encubiertos.

Mirar la historia con un solo ojo conduce al error.

Uribe Vásquez debería mirar el pasado con rigor histórico, no sólo con el que el trata de fabricar. Es suficiente el relato. Rafelin no hace falta, pero tampoco Corporan, mucho menos Najri (Eduardo), ni El Teacher, ni Maita, ni Melvyn, ni Ayata, ni Augusto, ni Johnny Marte, Gilberto –Nañiño- De La Cruz y estoy pensando en incluir de manera expedita a José Monegro.


No hay consejos posibles, porque el actual sistema de competencia debe desaparecer, incluyendo la Liga Nacional de Baloncesto (LNB). En caso de continuar extendiéndolo más allá de lo sanamente recomendable, ABADINA debe buscar formas de innovación para tratar de hacer potable su actividad en el territorio de su competencia.

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