Cuanto vale el peso de una
camiseta
Se anunció que Gerardo Suero Castillo, jugador de los
Titanes de Santo Domingo, estaría uniformado para el segundo partido de la
serie final de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) que su equipo libra frente
a los Metros de Santiago; no estuvo en el partido previo por problemas contractuales…
¿y entonces?
Entiendo que cuando un profesional salta al ruedo
tiene todos los cabos atados en materia de responsabilidades, tanto en los
haberes como en los deberes… ¿qué pasó ahí?
Suero es el arma ofensiva de su equipo, miembro de la
pre-selección nacional de mayores y nombre pedido por Yack Michael Martínez
para integrar el conjunto que nos representará en España; única variación del quinteto
que el año pasado estuvo en Caracas. Ese es el pedido del capitán de la enseña
tricolor.
Se entiende además, que tiene la actividad del
baloncesto como su única fuente de ingresos. De esto se desprende que debería
preveer todas las situaciones que puedan surgir sobre la marcha. Escuché que
tiene sus representantes y que su propia familia está involucrada en estos
afanes. Si a estas alturas está buscando agenciarse mejores oportunidades
frente a un conjunto que pretende hacer historia o tiene mal instrumentadas las
letras o pasa por un simple chantajista.
Por disposición de la Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL), desde tiempos pretéritos, cada jugador que participe en
cualquier evento donde aparezca una pelota y un canasto dentro de nuestras
fronteras, debe entrar al terreno de juego con un contrato firmado; ahora el
empeño es mayor pues la entidad rectora del baloncesto dominicano pretende
hacerse la graciosa con un impuesto del 10 por ciento, inconstitucional desde
todo punto de vista. La FEDOMBAL no es una entidad recaudadora, viola las leyes
nacionales y pretende erigirse como dueña del bien y del mal.
Cualquier negocio entre Suero y los Titanes, a estas
alturas, huele a suspicacia.
¿Qué dice la gerencia de los Titanes?... ¿es entupida
o se viste de la más absoluta ingenuidad?... ¿por qué no se escucha al gerente
general de la organización Munir Dager?... ¿Quién se arriesga con la aventura
de ingresar a su principal jugador a una cancha sin tener todos los detalles
afilados?
Un escenario de serie final no es el correcto para tratar
de renegociar asuntos convenidos.
¿Cuál es el sentimiento de Suero Castillo por los
colores que representa?
¿Cuál es el grado de profesionalidad de los encargados
de manejar los Titanes?
¿Prima sólo el interés pecuniario?
¿Cuánto pesa una camiseta para los actuales
profesionales del deporte dominicano?
¿Cuál es el mensaje que se deja a compañeros, patronos
y aficionados?
No es la primera vez que Suero Castillo se aleja de la
disciplina de los Titanes; la vez anterior se argumentó que su compañera sentimental
había perdido un embarazo.
¿Si todo está tan bien instrumentado en la LNB por qué
deslucir el espectáculo con nimiedades?
El chico es un buen atleta, de eso no hay dudas, pero
no se hasta que punto será un gran jugador de baloncesto. Es como un Sísifo que
carga sobre sus espaldas una pesada piedra. El guijarro de muchas historias que deben ser
develadas, de los colores de las camisetas que representa, de sus oportunidades
profesionales. Ante la ausencia de ídolos se nos vende ya como una reliquia, un
santo en vida al que hay que besarle la mano y esa presión puede ser una carga,
mucho más para un muchacho de 25 años que no concluyó sus estudios.
El baloncesto es cambiante, en nuestro país trata de
homogenizarse en el facilismo, ahí se nos está llevando a todo vapor; a la hora
de la verdad, el peso de la camiseta inclina la balanza a los que tallan sus
mejores historias. Hay chicos que no son tan chicos pero no logran avanzar en el
camino de la vida, y grandes ya no son tan grandes y caen como las guanábanas.
Los pergaminos de Suero Castillo relumbran todas las
noches bajo los parámetros del nuevo baloncesto
dominicano; basta con ser un
copioso anotador, las demás estadísticas no importan… pero más allá de los
puntos surge la pregunta: ¿hay más?... ¿es un buen compañero o es un egoísta?...
¿somete a sus amigos a la obligación de pasarle el balón?... si, a sus amigos,
pues también hay pandillas en los equipos del baloncesto nacional.
Ese baloncesto, descrito ya como la
“uribe-maita-melvyn-zación de la disciplina”, una payasada deportiva, un
galimatías digno de repudio, un obscuro encadenamiento de insensateces y
disparates que a menudo nos recuerdan los delirios de los enajenados.
¿Importan más los números personales o se juega en
conjunto para la consecución de victorias?
Al fin de cuentas, las reglas marcan que son cinco
para cinco:
todos son humanos y ninguno es extraterrestre. Salvo excepciones de magos con la
pelota que están lejos de ser vistos en nuestras canchas.
Cuando me disponía a cerrar estas líneas (Jul.03.2014)
escuché en la radio que posiblemente hay que resolver algunos imprevistos antes
del tercer encuentro; quizás frotar la anatomía del muchacho con ungüento
Duarte ($$$$$$$$), pues intentó en el partido número dos de las finales de la
LNB, encestó a su gusto (28 unidades), pero parece que la recuperación pasará
por una particular sala de masajes.
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