Imagino que no habrá ningún dominicano participando en el Mr. Smallest Penis 2013,
concurso que se realizará en la ciudad de Nueva York el próximo 20 de julio y
donde se busca al poseedor del pene más pequeño en el condado de Brooklyn, en
el que además se tratará de exaltar las virtudes de los caballeros que muchas
veces son criticados por no contar con un “arma mortal” entre las piernas.
Muchos de los
conceptos externados aquí, forman parte del articulo Reggaetón, dembow, machismo y cultura nacional publicado el
24 de junio del 2013 en acento.com.do por la analista Sandra Mustelier
Ayala
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Los
dominicanos somos en gran mayoría mentirosos, machistas y mujeriegos sin
importar consecuencias, imagen que se ha difundido por el mundo como reguero de
pólvora. En los tiempos que corren nuestros más caros valores de identidad
cultural están cediendo ante la inmediatez, la emotividad superficial, el
consumismo, la banalidad y lo vulgar. El machismo tiene unas raíces profundas
dentro de nuestra sociedad y es un grave prejuicio sociocultural alimentado por
la muy particular historia nacional.
El machismo, según
define Antonio De Moya en la revista Rexpuestas,
es una vertiente del sexismo o prejuicio sexual, que se expresa por lo regular,
de manera inconsciente en la mayoría de las sociedades humanas. Este sistema de
creencias o ideología clasifica por grados de superioridad e inferioridad a los
seres humanos según el grado en que actúan; esta clasificación se hace de
acuerdo a las expectativas supuestamente “esenciales”, “naturales” o
“biológicas” de lo que representa ser un “verdadero hombre” o una “verdadera
mujer”.
Los
hombres dominicanos, sin distingos de clase social, ni de raza, ni de grado
académico siguen postrados en patrones machistas de un pasado legado por sus
padres –léase tanto la madre como el padre- que veía a la mujer como objeto de
propiedad privada, cuyo fin único era procrear y “esperar en casa”, muchas
veces en actitud sumisa al “jefe”, al esposo que por demás, como buen machista,
tenía varias amantes fuera del hogar principal, como necesidad de reafirmación
de su virilidad y “condición de hombre”, y por supuesto, de su baja autoestima.
Desde temprana edad, los varones son
llevados a estar conscientes de su conducta que puede hacer que otros sospechen
que ellos no son “hombres verdaderos”. Esta conciencia puede hacerse casi de
una forma paranoica
hacia los adolescentes varones que no cumplen las normas.
Esa conciencia es producto de un proceso orientado hacia la construcción de un
varón dominante. Los padres temen fuertemente que sus hijos varones
eventualmente pudieran exhibir características consideradas femeninas e
indeseables para su propia imagen social. Por ello, la madre tiende a
conducirse como la guardiana de la sexualidad del hijo, probablemente para
evitar cualquier posible cuestionamiento de la misma masculinidad del padre. De
esta forma, los varones dominicanos son criados en un ambiente fuertemente
restrictivo y prohibitivo, que seguramente deteriora su espontaneidad,
autenticidad y alegría, produciendo mucha hipocresía y neurosis.
Desde hace años se viene clamando por una buena educación sexual en las escuelas y colegios, pero la decisión
es postergada por los políticos y el Ministerio de Educación, mientras la pornografía
gana terreno y podría acabar erigiéndose -si no lo ha hecho ya- como la gran
fuente de aprendizaje en este campo para los niños y adolescentes, que tienen
estos contenidos a un simple click de
distancia desde muy pequeños. Un reciente estudio de la Universidad de
Middlesex, en Inglaterra, ha lanzado esta alerta y reclama más educación
afectivo-sexual en las escuelas para combatir la más que segura imagen
distorsionada sobre las relaciones que obtendrán los jóvenes del porno.
"El currículum en formación sexual de los niños tiene que crecer y
adquirir más relevancia, además de incluir educación sobre pornografía",
reclama el texto.
La
educación sexual suele ir acompañada de gran controversia por las muy distintas
formas de entenderla. Al estar tan imbricada la visión de la sexualidad y las
relaciones afectivas con valores morales y éticos, la polémica provoca la
parálisis en las políticas públicas de los Estados, quedando reducidas estas
enseñanzas a unos pocos contenidos -centrados en la biología- en las
asignaturas de ciencias, y cualquier formación o taller adicional, al albur de
la implicación y las ganas del equipo de profesores. O a la orientación
ideológica de los centros; en el caso de las escuelas católicas, en ocasiones
chocan con las evidencias científicas.
Las
fuentes de información principales de las que se nutren los jóvenes sobre
sexualidad siempre han sido muy parecidas, aunque ahora son mucho más
accesibles a través de los medios electrónicos. "En 1982 se presentó una
investigación pionera sobre la información sexual y el comportamiento de la
población escolar en la que se demostraba que los estudiantes que tenían de 11 a 18 años de edad se
informaban con pornografía -como si fueran libros de educación sexual- que
obtenían en sus propias casas; hoy la consiguen en las redes sociales y las
nuevas tecnologías, por lo que incluso la Unión Europea alerta
de la necesidad de formación del alumnado y los diversos colectivos de
profesionales para aprender a desarrollar habilidades de reconocimiento y
defensa contra la violencia sexual", señala Fernando Barragán, profesor de
la Universidad
de La Laguna
en España.
Que
no haya una educación sexual reglada y basada en hechos científicos no quiere
decir que los chicos no tengan preguntas y necesiten respuestas. Buscan otras
maneras de aprender. Cuando se aprende sobre el sexo a través de lo que los
medios mayoritariamente difunden, o recurriendo al porno, lo que se recibe es
la reproducción de estereotipos machistas, de relaciones violentas y basadas en
falsas expectativas. Se reproduce un modelo coitocéntrico, una sexualidad
reducida al coito que además deja fuera las prácticas de cuidado mutuo y muchas
opciones diferentes de las de la heterosexualidad, por lo que muchas personas
se pueden sentir marginadas.
La
pornografía se ha relacionado en distintas investigaciones con actitudes poco
realistas sobre el sexo y disfuncionales sobre las relaciones y conductas
sexuales permisivas; con la creencia de que las mujeres son objetos; con
pensamientos más frecuentes sobre el sexo; incertidumbre sexual el grado en que
los niños y los jóvenes no tienen claro su orientación sexual, creencias y
valores; y actitudes machistas. Estos contenidos empiezan a llegar a la vida de
los niños cuando están aún en primaria, de 6 a 12 años de edad.
La
escuela es la única palanca universal que tenemos para garantizar que todos los
niños están protegidos y construyen la capacidad de resistencia frente a los
posibles efectos de la pornografía en sus relaciones. El contenido de la
educación sexual y sobre relaciones debe abarcar el acceso y la exposición a la
pornografía, así como las prácticas sexuales que son relevantes para las vidas
y experiencias de los jóvenes.
La
educación sexual que se promueve desde la Iglesia Católica ,
es culpable de los retrocesos en estas enseñanzas de los últimos tiempos. La
educación sexual es un derecho fundamental que debe asegurar la integridad y la
libertad de los ciudadanos. Negar el derecho a la libertad de elección de la
preferencia sexual, la forma de matrimonio o cualquier forma de limitación del
derecho al aborto son expresiones de violencia. Los retrocesos progresivos en
todas partes del mundo están llevando a una grave emergencia de la homofobia y
la violencia contra las mujeres. La educación sexual debe promover la felicidad
humana y, al mismo tiempo, enseñar a diferenciar entre los comportamientos que
producen placer y los que implican violencia, algo que difícilmente puede
aprenderse a través de los medios electrónicos.
Un aspecto a estudiar
es la influencia de la música popular de amplia difusión de este tiempo, también
llamada “música del género urbano” o reggaeton, que no se limita en recursos, aún
cuando afecte a la sociedad y a los aspectos culturales nacionales, para
aprovechar su comercialización. La sociedad dominicana está siendo conducida en
consumidora acrítica de los productos culturales detractores de nuestros
valores socioculturales. El uso de la imagen femenina llega a niveles
alarmantes de degradación de aspectos como dignidad, sacrificio, probidad,
entereza, integridad, decoro, consideración, abnegación, entrega para su
familia y la sociedad.
La música urbana
producida en República Dominicana, adornada por las más incongruentes frases
que se pueden concatenar en el idioma castellano, y desde hace dos años
exaltada hasta la premiación de los galardones Casandra o Soberano (ahora
envueltos en disputa legal teniendo como partes a la Cervecería Nacional
Dominicana, la Asociación
de Cronistas de Artes y los familiares de “la soberana” Casandra Damirón), máximo
exponente de la música y manifestaciones artísticas del país, se erige como reafirmación
del machismo en sus más elevadas cotas. Hay letras que desvirtúan la mentalidad
de niños y adolescentes, y sus fantasías infantiles.
Hay
niños y jóvenes que tatarean esas canciones como si se tratara del Himno
Nacional y para peor, asumen esos mensajes como buenos y validos. la mayoría de
esos reggaetones poseen una base armónica estereotipada, estática,
sin variaciones ni versatilidad rítmica ni estilística; tienen textos carentes
de imágenes poéticas, son portadoras de alto contenido de agresividad y
propositivas de patrones conductuales negativos; devienen invitación constante
a actitudes machistas, refuerzan la imagen del hombre como el clásico “macho
sexual” o “macho sojuzgador” y la de la mujer, como objeto sexual, como la
sumisa, plegada a los designios del “hombre dominador”. Escasas son las letras
por el mejoramiento de la convivencia social armónica.
Debiéramos
reflexionar en cuanto a la necesidad de una educación estética de la población
para que pueda discernir entre una obra de arte y una que no lo es.
Pero
la degradación de las costumbres traspasa nuestras fronteras. En Venezuela, en
esa patria grande, bolivariana y “socialista” se ha permitido que modelos
disfrazadas de próceres nacionales, en la conmemoración 192 de la Batalla de Carabobo,
aparecieran semidesnudas y con un bodypaint
que simulaba los uniformes de los patriotas de la época independentista,
delante de niños y adolescentes (fin de semana del 22/24 de junio, 2013).
Volviendo
a aquella competencia que originó esté articulo, y en la que vuelvo a asegurar
que no habrá ningún dominicano, nadie se acercará a celebrar a “los que trabajan mucho más duro que los otros”, según considera
Aimee Arcuolo, administradora de la barra King's County Bar, en el vecindario
de Bushwick.

No es necesario que los caballeros desfilen desnudos. Sin
embargo, deben estar dispuestos a desfilar en un traje de baño que les será
provisto y a ser mojados mientras caminan en la pasarela. Además, los
participantes competirán en las categorías de talento, número musical y
preguntas del jurado. El ganador recibirá una corona, así como el título
Mr. Smallest Penis 2013 y $200 en efectivo, los cuales también podrá donar a
alguna causa benéfica.
La
señorita Arcuolo informó que hay varios aspirantes en
la lista, y que ha recibido solicitudes de entradas de varios dominicanos, con
la sola finalidad de observar. Solicité las iniciales de esos tenderos y
cualquiera se queda asombrado, en tiempos donde la rancia estirpe conservadora
de República Dominicana se opone al nombramiento como embajador de los Estados
Unidos de un activita por los derechos de los homosexuales, lesbianas y
transgéneros.
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