domingo, 10 de junio de 2012


¡Sin fines de lucro!

Después de la experiencia del 2011 donde alcanzamos la tercera posición en el Pre-Olímpico de Mar del Plata, segunda ocasión en que nos colocábamos en un cuadro medallista a nivel continental, se produjo un silencio sepulcral, lúgubre, profundo, nadie dijo nada, inclusive para asistir a los Juegos Panamericanos de México, hubo un sin número de problemas en tanto que Frank Herasme Díaz, entonces presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), como Héctor Báez, encargado de selecciones nacionales, hicieron de tripas corazón.

John Calipari
Como he señalado en otras ocasiones, SouthGate (SOGA), la empresa que había asumido la responsabilidad de la cita argentina, debió entregar una serie de informes para que existiera armonía entre las partes, pero estos jamás llegaron; John Calipari era responsable de la parte técnica y estaba en la obligación de escribir su segmento; los asuntos comerciales y administrativos correspondían a Eduardo Najri. Se señalaron discrepancias entre Najri y José Miguel Bonetti con Herasme Díaz, inclusive se habló de irrespetos aderezados con situaciones de desprecio público e intentos de algunos allegados de asumir funciones que no les correspondían.

Lo que si vi con mis propios ojos fue el intento de torpedear los entrenamientos del seleccionado dominicano que asistió al compromiso de Guadalajara. Cada día llegaban esos emisarios al Palacio de los Deportes buscando restar personal a la concentración de Báez y Phil Hubbard, quienes llegaron a cuestionar la profesionalidad de algunos de los jugadores.

En un momento de arranque, Eduardo Najri manifestó que el técnico Calipari no había cobrado un solo centavo y solamente SouthGate realizó aportes para su fundación. Se cubrieron, además, gastos menores del entrenador más cotizado en los actuales momentos.

Si fuera así, si me convencieran de ello, tan siquiera un poco, sería un conmovedor gesto de desprendimiento. Pero hay gente que no da puntada sin hilo; las lágrimas sobre el cadáver son más que necesarias para el mínimo esfuerzo. Inevitablemente tiene que haber flujo de efectivo por alguna parte y no se quiere decir.

¿Qué se esconde con estas reiteradas negativas?

El año pasado se efectuaron dos partidos de exhibición en el estado de Kentucky, uno en Lexington a casa llena y otro en Louisville, donde intervino la selección dominicana frente a un combinado de jugadores que habían pasado por la Blue Nation. Parte de lo recaudado iba a beneficio de la Fundación Calipari. Además de 40 mil boletas, la más económica a 12 dólares (moneda de los Estados Unidos de América), que se vendieron por pi’pa’  en un abrir y cerrar de ojos, hubo patrocinio comercial, transmisión por televisión, figuras emblemáticas del estado e imagino que otras cosas más.

En este 2012 la selección dominicana se trasladó nuevamente a Lexington para sus entrenamientos, pero también para más beneficios para la Fundación Calipari. Esta vez los partidos se efectuarán en la cancha de la Universidad del Norte de Kentucky, en la comunidad de Highland Height, justo al sur de la ciudad de Cincinnati. Imagino que no habrá muchos dominicanos por el sector, pero pienso que mi buen amigo Miguel Castellanos De Moya y su esposa Ana Isabel Bencosme estarán en las cercanías. El hogar de los Norse, el Centro del Banco de Kentucky (The Bank of Kentucky Center) tiene cabida para 9,400 almas.

Los dos choques serán frente al equipo Ignition (ignición), bajo las ordenes del entrenador Mark Morefield, un combinado del que se dice está formado por jugadores de la Liga de Desarrollo de la NBA. En buen dominicano: ¡un recogido!

Morefield es un entrenador que trabajó hasta la campaña 2010-11 como asistente en Baylor University. Pero lo NCAA lo sorprendió en labores amañadas de reclutamiento de prospectos, se vio obligado a renunciar y no puede trabajar en esas funciones para ningún equipo del baloncesto colegial hasta después de concluida la campaña 2012-13. La sanción es tan reciente como del Abr.11.2012 y está disponible en línea. En noviembre pasado aceptó el puesto de ojeador para los Texas Legens, equipo de la D-NBA, que dirige Del Harris, el principal asistente de la selección dominicana. Harris es también gerente general de ese conjunto con sede en las cercanías de Dallas.

No me cansaré de repetir que Lituania y Rusia, un rival posible y el otro directo en la cita caraqueña estuvieron interesados en toparse con los dominicanos, aquí, y establecer sus campos de entrenamientos en suelo nacional. Todo un lujo que no se llevó a cabo, sabrá Dios a estas alturas por la influencia infernal, virulenta y dañina de quien o quienes. Es posible que esta misma gente al saberse que no manejaría esa logística le negaron al pueblo dominicano poder ver en su suelo, en más de un compromiso a dos de los mejores equipos del mundo.

Tengo todo el derecho a pensar que habrá boletería (ya se anunció que a 12 dólares la más barata), venta de proventos, transmisión de televisión y mil diabluras más. Por supuesto, al momento del reparto, la Fundación Calipari tocará y repartirá, y como dice el dicho, el que reparte y reparte tiene la mejor parte. Datos tomados del Diario Libre (Jun.08.2012). ¡Hay que rico!

En su única visita al país (May.17.2011), mientras ofrecía su discurso, el señor Calipari dijo en el Salón Corporativo de la Compañía Dominicana de Teléfonos (CODETEL): “he venido a hacer negocios, inclusive me acompañan dos de mis asesores financieros”. ¡Punto!

Hubo un comentario que causó cierta hilaridad entre los lectores de mi artículo Con el pie derecho, por asuntos de la dieta tradicional de los dominicanos, esa que para algunos extranjeros y uno que otro propio podría resultar tan extraña y a la que Calipari nunca se enfrentaría. Un entrenador me recordó que Calipari nunca sabrá lo que es un: “fua, se fue la lu’”, o un: “coño, conecta la bombita pa’ que suba agua antes que la vuelvan a cortar”, expresiones cotidianas del dominicano de a pie.

Resulta extraño que las concentraciones se hayan realizado tan lejos; las mismas son inaccesibles para todo público y los dominicanos no han tenido la ocasión de ver su selección nacional, el equipo que más atención concita, desde el Centro-Basket del 2010. Hay que conformarse con lo que nos quieran decir y vender; escuchar o leer una serie de periodistas sin ninguna identidad que bailan de acuerdo al ritmo que se le ponga. ¿Payola? (pagos ilegales por debajo de la mesa)... ¡no me extrañaría!

Es el anhelo colectivo que alguna vez exista una verdadera revolución dentro del baloncesto dominicano, que nos dejemos de mediocridades que se venden como inocentadas cuando sólo son fruto de la incapacidad y mezquindades, dañinas para la imagen de la actividad que nos convoca. Hay que hacer estudios y mediciones para determinar los desbalances como marco de la teoría para un desarrollo adecuado. No estamos preparados para proteger nuestra pasión y FEDOMBAL no termina de institucionalizarse mientras todo el mundo pretende pescar en río revuelto.

Mientras tanto hemos desperdiciado por décadas una envidiable capacidad atlética, un interés permanente por el juego; y la desidia, pereza, indolencia, desinterés, inapetencia, de muchos que han tenido responsabilidades sobre la actividad. Nadie ha tomado el riesgo de un cambio significativo. En 35 años que ya tengo en los medios escritos hay mucha gente que ha pasado por el baloncesto sólo para servirse.

Este modernismo administrativo de selección nacional podría convertirse en poco tiempo en un culto perverso a la adoración de objetos propios de una sociedad consumista. Estamos dejando la cancha libre para que los sucedáneos a ritos y símbolos que jamás deberían convertirse en ídolos. El dinero es el único medio para idolatrar y hay quienes piensan que todo tiene un precio.

Aunque muchos no quieran escucharlo, hay que reconfigurar la cultura del trabajo diario.

Retomando el tema de la Fundación Calipari, quizás nadie le enseñó al entrenador en su breve visita al país que estamos llenos de carencias, de mucha gente viviendo en la absoluta indigencia, de una enorme dificultad para acceder en la ingesta calórica mínima diaria, con serios problemas en nuestro sistema educativo, con una salud que corre muy lejos de los más necesitados. Cualquier aporte desinteresado a las instituciones que trabajan en estos aspectos podría ser de un enorme valor

La fundación con su apellido está llamada a brindar esos auxilios, además del dinero que le aportan sus patrocinadores también recauda fondos para estas causas, pero a la distancia y mientras esos aportes no terminan de llegar, parece más espuma que chocolate.

Realmente el entrenador no palpó que aceptaba la posición de un país muy pobre, lleno de urgencias, donde los índices de desarrollo humano rayan en lo inexistente, y que su altruismo hubiera ayudado a llevar sosiego a uno o más grupos. Pero son más elocuentes los 20 asientos privilegiados en los partidos de futbol de su universidad, los que utiliza para provecho de sus causas o la frivolidad de estar presente en el Palco de Honor en el Derby de Kentucky.

¡Aquí no hay compromiso de ningún tipo!

“Todo un pueblo con la selección”, se conoció en las redes sociales y es la absoluta verdad, pero ese mismo pueblo espera la consecución de las metas que se le ofrecen siempre con ese desparpajo triunfalista y en exceso optimista. Ya de esos he conocido una enormidad… campeones mundiales en el 1988, en ruta a las Olimpiadas del 1996, oro en el Pre-Mundial del 2009, más oro en el Centro-Basket del 2010, Londres: la meta del 2011 y esta vez, Londres vía Caracas. Como los combos malos: “la bulla, la bulla, la bulla… una bullita”.

La moda que se pretende aupar, con la practica creciente de la entrega del baloncesto y su patrimonio, incluyendo el Palacio de los Deportes, podría degenerar en un lucro inmoral y desorbitado de las empresas envueltas en estas actividades, cuyo mayor mérito es haberse colado en el entresijo legal de una federación que luce débil ante los ojos de todo el mundo.

No se puede condenar a la miseria a lo que debe ser la espina dorsal del baloncesto dominicano. Tristemente ahora se ha sumado el Gobierno Dominicano.

Estar bien informados sobre lo que acontece en el baloncesto nacional es una obligación, desgraciadamente cada vez es más fácil convertirse en cómplice de la infamia y cada vez también, son más los que caen en la trampa de estos sectores ajenos a la buena voluntad y a los valores.

Estas estafas reiteradas por donde se nos está conduciendo, estas malas artes llenas de premeditación y alevosía serán siempre un obstáculo para el crecimiento futuro de la actividad. Las desviaciones, las distracciones, las imperfecciones se conjugan con un comportamiento meramente mercantilista que hará muy difícil la rentabilidad del baloncesto dominicano en el corto y mediano plazo. Estamos enredados por la falta de previsión de nuestras autoridades.

La ignorancia e indiferencia nunca serán excusas validas para redimir las culpas.



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