¡Con el pie derecho!
La selección dominicana de baloncesto que nos
representará en el próximo Centro-Basket de San Juan y el Pre-Olímpico de
Caracas (repechaje) no empezó con un viento de cola favorable. Primero la
separación de Charlie Villanueva y después la noticia de la baja de Luis
Flores. Dos figuras por las que se ha clamado en todo momento. Lo del primero
era una lamentación popular después de la demostración en Mar del Plata, pero
las tareas no se hicieron de acuerdo al Manual
de Carreño. Lo del segundo, se sabía desde hace un mes que solicitaría
licencia para no estar en Puerto Rico y se le castigó.
El de Detroit
Pistons es reemplazado como una pieza, por otra de iguales características.
Jugador alto, perimetral, poco dado a la búsqueda de los rebotes, con buen
lance exterior, cumplidor, pero de ir a la piña, a la pintura, a coger tablas,
no, no, no, ahí no. No es Josh Asselin quien nos pondrá a brillar en una
competencia mundialista; de momento no es la ficha que necesitamos y es mejor
un Villanueva sordo, mudo y ciego que un Asselin en plenas condiciones físicas.
Aunque aún nadie se ha atrevido a decirlo, ya
aparecerá quien venda la idea de que Eduardo Najri, actual gerente de la
selección dominicana, es el hombre que más sabe de baloncesto en el país. Hace
poco más de dos años, quizás nunca había pisado un tabloncillo, pero en este
país, donde hay tantos genuflexos no se puede dudar de nada. Según sus acólitos
su próximo paso será la conquista definitiva de la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL), a sangre o a fuego.
¡Dios nos coja confesados!
Con los Leones del Escogido el manejo no ha sido
diferente. Mucho espectáculo en un pueblo necesitado de ese circo mediático, de
llenar las promociones con nalgas que se mecen al ritmo de un merengue ilegible
y ahí, sobre el ala este del Estadio Quisqueya ha dejado colgado ese monumento
a la perversidad, a la incitación, a la mujer como simple objeto. Debutó en el
béisbol ganando en el 2009-10 pero de inmediato desafectó a una de las piezas
fundamentales en la procura del campeonato, el novato Alexander Valdez. Después
se deshizo de Carlos Gómez a quien envió a las Águilas Cibaeñas y al mismo
equipo envió a Joaquín Arias, para terminar convertido en el nuevo ídolo de la
franquicia cibaeña.
Lo estrictamente deportivo es dejado a un lado para
pasar al plano personal. Actuaciones repetidas en distintos escenarios.
Villanueva tuvo un pésimo desempeño en Mar del Plata y
su enfoque en la campaña 2011-12 de la Asociación Nacional
de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) estuvo lejos de lo esperado.
Todos señalamos su salida de la escuadra, pues cada quien maneja su propia
selección nacional y este era punto coincidente. Lo que nunca se produjo fue la
evaluación técnica que el dirigente John Calipari, su larga lista de asistentes
(incluyendo los amantes de doblar el codo), Eduardo Najri y SouthGate debieron
entregar oportunamente a FEDOMBAL.
Para peor, el nuevo presidente de FEDOMBAL, ingeniero
Rafael Uribe Vásquez, prometió que todo cambiaria, pero hasta el momento nada
ha sido diferente a la experiencia del 2011. El listado de los
pre-seleccionados lo realizó enteramente SouthGate, sin una sola consulta a la
entidad rectora, que por demás, había creado una comisión para tales efectos.
Hay en ese listado un enorme tráfico de influencias de la gente que trabaja
para Najri. Quien tengo ojos para ver que vea; quien prefiera cubrirse los ojos
con una venda obscura, que lo haga.
República Dominicana invirtió recursos y tiempos en
captar a Villanueva; recursos que a decir de los partes de prensa se han estado
cubriendo hasta en estos mismos días. Esfuerzos que se lanzan por la borda. Al
final la decisión será irresponsablemente del “cuerpo técnico”, pero ese
“cuerpo técnico” jamás tendrá la valentía de dar la cara frente a la prensa
dominicana.
Como SouthGate no tiene historia, le contaré una bien
sencilla.
En el Panamericano Sub-21 de Halifax, Villanueva
representó a los Estados Unidos, evento al que asistió un equipo dominicano.
Cuando el muchacho se encontraba con sus pares criollos bajaba la cabeza en
señal de compunción, hubo hasta alguna amenaza de por medio. Cuando se rompió
el hielo, el de Queens se entregó por entero a los dominicanos y prácticamente
pasaba el tiempo en las habitaciones de los hermanos Fortuna (Manuel y José,
Mañen y Pancho), Juan Pablo Montas, Leandro Bonilla, Ramón Ruiz, Fernando
Olivero, Christian Herrera, Sócrates Jaquez, Luis Santana, Luis G. Madera,
Melvyn Richardson y Juan Carlos Paulino.
Es tiempo de buscar un punto de advenimiento con
Charlie Villanueva, gústenos o no.
El cambio por Asselin no es el mejor que pudo hacerse.
Los sabios de SouthGate deberían saber que hace falta “mollero”, como dicen los
puertorriqueños para pelear debajo de los palos. Jack Michael Martínez no es
incombustible, aunque lo parece, y Alfred Horford está en fase de recuperación
lo que no garantiza lo más acabado de su juego.
Paliativos: Eloy Vargas que necesita demostrar su
valía dentro de una cancha, hasta el momento ha sido una pieza decorativa y que
tenga un anillo de campeón de la
NCAA , no dice nada. Alejandro Salas ha sido muy efectivo en
la liga venezolana, pero nada más; con la selección no ha sido más que un
comodín y se espera que ponga en algún momento sus primeros números de respeto.
Jon Horford, invitado fuera de lista por segunda vez, necesita madurar y tener
un juego consistente.
Por algún momento me pregunté por Rodrigo Madera, si…
¿Por qué no?, el maquito de mi hijo (aunque nada que ver con el Maco de Dinamarca). 6’10, 255 libras , 22 años, dos
años de trabajo incesante con el entrenador Steve Konchalski,
siguiendo el programa de hombres altos de la selección de Canadá y en este
2011-12, con su equipo St. Francis Xavier University, tercer lugar en el
campeonato nacional de la nación del norte.
¿Ignorado?...
¿retaliación?... ¿falta de gerencia? Posiblemente su apellido le sepa a retama
a los genios de SouthGate, pero apueste usted por la que más le guste. Como no
hay capacidad para responder con certeza estas verdades más de uno me ha hecho
una trastada castigando a mis hijos. Como me señaló uno de los grandes
olvidados de las categorías formativas, Ramón Peguero, a quien todos conocemos
como Ogarro: “solo la necedad de quienes no trabajan con el baloncesto serian
capaces de dejarlo fuera. Además de su tamaño, disposición y fortaleza, lo que
siempre me agradó es que jamás rehúsa el juego debajo de los tableros, es fiero
y sin quizás, el hombre alto dominicano que mejor sabe dar el pase después del
rebote”.
Lo de Luis Flores es otra historia insolente. Hay que
remontarse en el tiempo para conocer como han devenido las cosas. Aquí, otra
historia, otra vaina, como diría Anthony Santos, el artista número uno del país.
República Dominicana se vio sin jugadores para asistir
a los Juegos Panamericanos de 1999 efectuados en Winnipeg, uno de los que no
quiso ir fue precisamente este mártir glorioso Ricardo Greer. Pedro Pablo
Pérez, con menos ínfulas que las de hoy, se lo recomendó a Julio Subero, a la
sazón presidente de FEDOMBAL. Allí se presentó, junto a un equipo que no reunió
12 jugadores y el muchacho sacó la cara, empezó a encestar y lo demás es
historia conocida. Terminó como figura del Mundial Sub-21 de Japón donde
quedamos en la cuarta posición.
Salvo contadas excepciones, Flores siempre ha estado
disponible para la selección nacional, además tiene sobrado roce internacional.
Toparse con Andrei Kirilenko, Andrey Vorontsevich, Sergey Bykov, Victor
Khryapa o Alexey Shved no son nombres que le robaran los sueños.
Después de Mar del Plata, a donde asistió en franca
recuperación (gratitud, fidelidad, correspondencia y respeto a su figura y
esfuerzo deberían ser reconocidas), no paró jamás. Estuvo en el Estudiantes de
Madrid, con altas y bajas emocionales, y el nacimiento de un hijo le afectó
bastante. Recaló en Ucrania donde la competencia es física. Solicitó descanso y
no se le quiso conceder.
Las gerencias tienen toda la potestad de contar con
los jugadores y tomar las medidas que consideren convenientes, pero aquí se
está demostrando una enorme inequidad frente a un referente fidedigno del
seleccionado nacional. Jamás será lo mismo un Centro-Basket que un
Pre-Olímpico.
La bobería de asistir con el mismo equipo a los dos
compromisos es irrelevante cuando el capataz técnico se ausentará de uno de
ellos. El coach Calipari no estará en San Juan, bajo una excusa insignificante.
Los reclutamientos para su “deshecho equipo” universitario finalizaron el 15 de
mayo pasado y no tiene el compromiso de reunir el equipo en cancha hasta el
segundo fin de semana de octubre venidero. Los jugadores que iniciaran la
2012-13 trabajarán con el cuerpo de preparadores físicos, al momento de
reportarse (este martes 5 de junio se anunció que Calipari había cambiado de decisión
y viajaría a San Juan).
Lo demás es falta de compromiso frente a un pueblo que
anhela estar en el tope del baloncesto internacional. Aunque aún es muy
temprano para ello, más que Londres de este 2012 deberíamos pensar en el
Mundial del 2018 y en los Juegos Olímpicos del 2020.
Además, insisto, hasta que el coach Cal no sea capaz
de comerse un mangu con salami, Induveca, por supuesto, beberse un mabi seibano
y rematar con un sancocho de siete carnes, aguacate y arroz blanco, no sentirá jamás
el orgullo de ser dominicano. Mientras no pase una noche, solo una, en casa de
Manuel Fortuna, por ejemplo, no conocerá jamás el sentir de sus jugadores.
Hay enormes cosas que revisare en el baloncesto
dominicano y la selección nacional es una de ellas. Jamás debió crearse una
comisión de selecciones nacionales para no otorgarle el mínimo poder de
deliberación. Pensé también que después de un IV Congreso (diciembre 2011) y
nuevas autoridades (febrero 2012), el camino sería más llano dentro de la
actividad.
La mentalidad utilitarista sobre la selección dominicana
del grupo de Eduardo Najri, la lógica del provecho propio y de máximo beneficio
no contribuirá jamás a edificar un baloncesto más justo y necesario,
equilibrado y deseable, por el contrario, seguirá hundiéndose en las
desigualdades y en la pobreza de las últimas administraciones.
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