Agrios
edulcorados…
Caso 343: ¿Una mierda de país o la letrina de los políticos?
May.31.2017
Cada
vez que un comentarista político señala “este
país es una mierda y hay que cerrarlo”, quisiera tener la divinidad de
transportarme virtualmente y romperle el “jocico”
a trompadas. Sucede a menudo porque en los medios masivos cada quien se siente
en la facultad de hablar y decir lo que quiera. Las historias del periodismo vernáculo
son lastimosas y la mayoría recibe o ha recibido “su sobrecito o su ayudita”, pero hay que seguir creyendo.
Allá dentro veo, allá
dentro veo, un bulto tapado, no se si será un lechón asado… estoy esperando
servicio en la Barra Payán, y junto a mi, dos periodistas de “alto fuste”… uno escribe todos los días
en un matutino de factura nacional, el otro coincidió conmigo en mis tiempos de
El Nacional, uno de tantos comunistas
arrepentidos, un enorme mal nacional, y la tercera persona, una dama que no conocía.
El compañero de sala de El Nacional,
pobre de solemnidad, conducía una Tahoe. ¡No
más comentarios magistrado!
Ayer
(May.30.2017) entendí plenamente que mi país es un chiste, por si alguna duda
me quedaba, un mal cuento de caminos, una escena reiterada de Trespatines, vivimos saltando entre
cuentos chinos y tragándonos cortinas de humo que como la muralla China se
pueden ver desde la luna; esos son los momentos cuando más recuerdo a una novia
que tenía al otro lado del Canal de la Mona, que me pidió muchas veces que
quemara las naves y me fuera a vivir a territorio de los Estados Unidos; pero estoicamente
apaleaba entre ceja y ceja a que yo era dominicano de pura cepa, cibaeño por
demás, y vivía en la tierra de Papa Dios.
Se
celebraba frente al juez Francisco Ortega Polanco, de la Suprema Corte de
Justicia, el conocimiento para la imposición de medias de coerción a los
imputados en el asunto de las coimas de la empresa Odebrecht en República
Dominicana, en ese que el Procurador General de la República afirmó: “están todos los que son y son todos los que están”…
pero ni el mismo se lo creyó. Por supuesto, el morbo llevó hasta la sala
presidida por Ortega Polanco las cámaras y micrófonos de diferentes medios de
comunicación.
Jean-Alain Rodríguez Sánchez |
Como
hay que llenar espacios en los medios televisivos se presentaron diversas
imágenes; cada vez era como que una mano salía de la pantalla del televisor y recibía
una galleta sin manos. ¡Este es un país muy especial!
Reinaldo
Pared Pérez, presidente del Senado de la República, que pocos momentos antes había
señalado: “crucé el lodazal sin enlodarme”,
visitaba a sus compañeros de partidos en la cárcel del Palacio de Justicia de
Ciudad Nueva, hasta allí se hizo acompañar de una comitiva donde se encontraban
Bienvenido Pérez, pasado cónsul en la ciudad de Nueva York, de quien no se
dicen muchas cosas buenas en las redes, y un personaje apodado El Querido, Alfonso Crisóstomo Vásquez,
presidente del comité provincial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD)
en Puerto Plata, pasado diputado, pero que se dio a conocer el país por una
frases sandungueras, pero sin nada de gracia, como aquella: “todo el mundo aquí tiene su segunda base”
(una amante), acto seguido pasó a integrar el espacio dominical de Roberto Ángel
Salcedo, como un comediante más, un espacio indigesto donde lo menos que se
tocan son temas en beneficio de la colectividad: aquello es una olla de chistes
de quinta categoría, con concursos como “huevo
o harina”, en la segunda década del siglo XXI.
Mientras
Pared Pérez realizaba su espectáculo del día, el canal oficial (Radio Televisión
Dominicana, ahora con otro nombre, cambiado por enésima vez) repetía una
entrevista con Diego José Torres, también conocido por el singular mote de Babado, quien en su cuenta de Twitter se
define como “abogado consultor”,
pasado presidente del Colegio Dominicano de Abogados, pero de quien todos
tenemos la percepción de que es cualquier cosa menos un letrado. Presidente en
tiempos pretéritos de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED), exhibe un
rosario de indelicadezas que asombra. Allí era entrevistado sobre el caso
Odebrecht por el director de la planta televisora Ramón Tejada Read y Guillermo
Ricart Calventi. Tejada Read y Ricart Calventi, caricaturas oportunas de la
gestion actual que muchas veces llegan a sus sillones sin un guión que
desarrollar (verbigracia los comentarios sobre los escritos de Andy Dahuajare),
deberían de respetarse un poco más.
La
presidente de la Cámara de Diputados, Lucia Medina Sánchez, hermana del
Presidente de la República, también conocida por el apodo de Yomaira, visitó a “los compañeritos” y al bajar los escalones de la cárcel del Palacio
de Justicia (está en la cuarta planta del edificio) parecía que asistía a una
fiesta de cumpleaños en la sala de su casa.
El
Canal 37 (Cadena de Noticias) suspendió la transmisión para dar paso a la lotería
de la noche. Conste, en la oportunidad dorada de la justicia dominicana, en el
juicio del siglo, allí donde estaban sentados intocables cimarrones de
variopintas banderías y ningún manso cordero; cortar para que todos mimáramos
los sorteos de quiniela palé, loto pool, y otras tantas yerbas aromáticas donde
se escalda legalmente el escaso dinero (los
chelitos) de los dominicanos. Ahí mismo dejé de ver aquello.
Volví
más tarde a ver las noticias en el canal 9 (Color Visión), y mientras observaba
el discurrir de las noticias con la comunicadora Alicia Ortega (sin relación consanguínea
con el juez Ortega Polanco) me preguntaba por qué la cubana tenía todas las
exclusivas de los arrestos efectuados en la madrugada del lunes… ¿es la más
activa de todos los comunicadores en el país?... ¿pagó sobornos para tener esas
novedades?... ¿es esta la prueba de estar al servicio del danilismo?... no acuso a la señora Ortega de Hasbun, pero dudo de
todos. Ahora, ella desde ya merece el Casandra del 2018 en su máxima categoría…
le hizo correr, frente a las cámaras de televisión, la tintura que tenía
colocada Diandino Peña Crique al momento que lo entrevistaba.
Hay
que recordar, para no hacernos mucho “cocote“,
que los datos que usó el procurador para los sometimientos son los que aportó
la empresa Odebrecht, no las que llegaron de manos de la justicia de Brasil.
Los brasileños han señalado que a partir de este 1 de junio estarán liberando
los documentos, aunque hay sospechas de que se demorará.
Entre
tantas mentiras, tantas cartas marcadas, noticias de lavandería de cuello blanco,
señoritos inmaculados con arsenales domésticos, helicópteros, aviones privados,
fortunas de ensueño que no pueden probar, amenazados de poblar las celdas de
diferentes cárceles, vacíos de autoestima y con los corazones manchados,
continuará el espectáculo; si nadie toma decisiones correctas en los días por
venir, el pueblo dominicano terminará por revertir la situación, no continuará
callando su dolor y se cansará de haber sido vejado tantas veces.
¿Esto
tendrá el calibre de aportar para el esclarecimiento de muchas historias contemporáneas
o será solo más del circo?
La
respuesta a partir de las 5:00 de la tarde (May.31.2017), desde una de las
salas de la Suprema Corte de Justicia, preside el magistrado Ortega Polanco.
Cuando
me disponía a publicar las líneas anteriores aparece en el medio digital Acento
la siguiente información: “las autoridades de la Procuraduría General
de República Dominicana sólo solicitaron a sus homologas de Brasil daros sobre
posibles hechos de lavado de activos y corrupción en el país por parte de la
empresa Odebrecht para el periodo 2001-1004, aunque en la traducción de ese
documento quieren hacer creer que se incluyó completo el periodo 2001-2014. Los
ejecutivos de Odebrecht confesaron y admitieron al Departamento de Justicia de Estados
Unidos que desde el 2001 hasta el 2014 pagaron por lo menos 92 millones de dólares
en sobornos a políticos y funcionarios dominicanos a cambio de obtener
multimillonarios contratos para la construcción de obras de infraestructura al
Estado Dominicano”.
La
primera pregunta que me surge… ¿ya renunció Jean-Alain Rodríguez Sánchez como
Procurador General de la República?
Así
las cosas, tengo que admitir que no vivo en un país de mierda, pero nuestros políticos
lo han convertido en una letrina: es hora de quemar las naves o empuñar el
fusil. ¡Estoy harto!
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