Septiembre 07 del 2022
Frank Brito, de La Vega, ciudad culta y olímpica, el más exitoso agente de jugadores de baloncesto que jamás ha tenido República Dominicana, aunque nunca alcanzará el título que se me otorgó: «el súper scout dominicano», distinción que la pudiera compartir con él (así de generoso estoy hoy), y con he conversado sólo una vez, escribió años atrás: «he leído todo lo que ha escrito Luis Rafael Madera y nunca le ha concedido un elogio a nadie».
Si contextualizamos, ya bendije a Brito, pero voy repartiré elogios «a trocha y mocha».
¿Qué estará consumiendo el agriodelimon en esas tierras chilotas donde está actualmente?
Cantaba Palito Ortega: «antes nunca estuve así enamorado… no sentí jamás esta sensación… la genta en las calles parece más buena… todo es diferente, gracias al amor… la felicidad, ¡ja, ja, ja, ja!… de sentir amo-o-o-o-or… hoy hace canta-a-a-a-ar… a mi corazó-o-o-o-ón». La felicidad se llama Agustina.
No somos seres estáticos, la única certeza válida es que estamos permanentemente en cambios constantes, aunque parezca cacofonía. Para evolucionar se requiere educación, liderazgo, emprendimiento con sentido común, capacidad analítica, comprensión, que es poco habitual en República Dominicana.
Como país estamos muy mal, ha sido así desde siempre, hoy todas las culpas las tiene el Presidente de la República, pero hace dos años la oposición cargaba con ellas. ¡La vida e irresponsabilidad de los políticos!… ninguno se mira su propio e inmundo ombligo.
Hay un proverbio chino que señala: «si el alumno no supera al maestro, ni es bueno el alumno; ni es bueno el maestro». He de confesar que estoy plenamente satisfecho; lo sospechaba desde hacía meses atrás. Un simple gesto lo acaba de confirmar. Traté de transmitir conocimientos y encontré una magnífica recepción, amplificada tres veces.
Cuando decidí correr como padre, siempre una aventura infinita, que no siempre corre con la responsabilidad requerida, busqué un espejo, y no tuve que escarbar mucho; lo encontré en quien después sería mi compadre: Eric Valentín Ramos Lebrón. Como me dijo mi hijo Rodrigo Andrés harán dos días: «ese es tu papá».
Después sabía que educación, salud, escuela, exigencias, alternabilidades, entender el contexto, y una pizca del tigueraje dominicano tallarían el resto. Encontré al mejor pediatra del mundo: Franklin Betances Vargas; la mamá me dobló el pulso en lo educativo: mi única visión era el Colegio Dominicano De La Salle, y cuando lo visitamos, a ella, con un grado en educación de la Universidad de Chile, no quedó convencida. Después de visitar todos las instituciones de la capital dominicana, caímos justamente en el Colegio Loyola, mi última alternativa.
Ahí encontré más de un compañero lasallista; las instituciones académicas pasan por momentos buenos y no tan buenos. Contaban además conuna matrícula de maestros y profesores excepcionales, no voy a mencionar a ninguno porque tendría que incluirlos a todos. Añadiré que María Josefina Helú (María Josefina Juana Helú Brugal) integró a Jazmín Cirio, madre de mis tres retoños, a esa plantilla de all-stars.
María Josefina es hermana de mi segundo amor platónico: Annie Helú (Annie Helú Castillo); ella fue el ancla de Buenas Tardes a la Orden, en Radio Televisión Dominicana, antes que Socorro Castellanos. Annie falleció antes de que un servidor saltara a la escuela secundaria.
Mientras no tengamos alumnos que superen a sus maestros, el país seguirá cómo está. Todo obedece a un problema de educación, no hay buenos alumnos ni buenos maestras en todos los niveles de la enseñanza.
Me alegra muchísimo cuando alguien del nivel de Rolando Guante, periodista deportivo, con capacidad de manejar de manera absoluta cualquier diario dominicano, me dice: «mi ídolo es Roosevelt Comarazamy, pero leyéndolo a él y a ti aprendí a redactar». En el sepelio de Chicho Sibilio, Octavio Manuel Estrella García me refirió: «yo era tu corrector de estilo en el Listín Diario y nunca tuve la necesidad de corregirte una coma».
En mi andar me he encontrado con muchos admiradores confundidos, pero en ellos no he encontrado quien pueda dibujar unas líneas mejor que yo; hay quienes se masturban al leerme, pensando que mis escritos tienen tetas y nalgas.
Como no pueden alcanzarme, ni aprender leyéndome comprensivamente, han pretendido herirme opinando y excluyendo a mis hijos. Mezquindad total y absoluta. Uno que borré hace años con excremento de felino doméstico y ha intentado regresar al redil apuntó de uno: «de aguatero y traductor, de ahí no pasará», y de otro: «es un mojón inorgánico». Por esto último debería tejer unos estudios documentados; estoy seguro que ganaría un Premio Nobel de Química.
El autor de las frases anteriores, pese a que busca mantenerse vigente en los medios, tiene más de una docena de procedimientos en el sistema judicial dominicano por estafador. A decir de un coro habitual que siempre se repite: «un ladrón, un ladrón, ladrón, ladrón, ladrón, un ladronazo: ladronazo».
Yo puedo olvidar una ofensa contra mi, pero jamás una que vaya dirigida a cualquiera de mis hijos. Eso es morirse estando aún con vida. O como dijo Hatuey De Camps Jiménez ante el cuerpo inerte de Amin Abel Hasbun: «he ahí, he ahí señores, un cadaver muerto». Ese De Camps Jiménez pretendió llegar a Presidente de la República y la guadaña lo visitó antes.
Estando en La Salle nos llegó como profesor de economía Manuel Quiterio Cedeño, aún activo como periodista, y proclamó a viva voz: «aquí hay una persona que sabe redactar muy bien». ¡El Pipo!… dirían en mi cibaeño campo. Terminé estudiando química.
Hoy, al levantarme encuentro un mensaje de mi hijo Luis Guillermo Madera confiándome que lanzaría un blog. Adjuntó sus primeras líneas para que le corrigiera. Me sacó lágrimas. El es mucho más incisivo que yo, también sabe ser más edulcorado y sin auto-desmeritarme, más equilibrado.
Luis Guillermo no se dedicará al periodismo, para los que puedan estar temblorosos; actualmente trabaja en un puesto sensible dentro del Estado Dominicano. Es confiable, educado, honesto, preparado y competitivo. Me salió una joyita, lo mismo que Rodrigo Andrés, culpable de que ahora esté en Chile, y Diego Armando, a quien visitaré próximamente en Cleveland, Ohio.
Pensé estaría como técnico del equipo nacional de baloncesto, pero no está en eso; aún así es mi fuente consultiva. Hace dos años, sus compañeros del Mauricio Baez se aparecieron en mi casa, y le confesaron: «te necesitamos con nosotros en cualquier instancia; no respetamos a nadie; hacemos los que nos viene en gana y los tiempos muertos son pérdida de tiempo; necesitamos a alguien que nos ponga en cintura en los momentos apremiantes». Declinó.
En el congreso de FEDOMBAL de diciembre del 2011, Héctor Baez me confesó: «nosotros como institución nos equivocamos con tu hijo, es el jugador dominicano de baloncesto más inteligente de los últimos 30 años». Habló la persona más influyente de la disciplina de los últimos tiempos. ¡Palabra del señor!
Inmediatamente lo incluyó en la selección que asistiría a los Juegos Panamericanos, boicoteada por SouthGate, y él le respondió, como si estuviera escuchándolo: «don Héctor, yo he esperado esta ocasión por siete años, desde que fui capitán de la selección juvenil del 2005, en el tiempo que estaremos en Mexico, es la fecha de los exámenes de las dos únicas materias que me faltan para mi título universitario; con dolor de mi alma yo prefiero terminar ese capítulo».
Para la Copa de las Américas del año 2005, Frank Herasme, entonces presidente de FEDOMBAL, incluyó a Luis Guillermo como edecán del equipo de Estados Unidos, y a Rodrigo Andrés de los brasileños, este último tenía sólo 15 años de edad. Un periodista español presente me dijo: «hay un muchacho dominicano que integró la selección sub-21 con 15 años de edad (Luis Guillermo), eso no ocurre en ninguna parte del mundo, nadie, ni Michael Jordan tiene esa capacidad, por lo que ese muchacho está fuera de regla; hábito permanentemente de los dominicanos». Le respondí «no se meta en ese berenjenal, conozco al papá y ha sido muy crítico con los jugadores dominicanos fuera de regla. Usted saldrá perdiendo en ese pleito. Además vi al muchacho en la instalación, trataré si lo veo nuevamente de que venga a conversar un minuto con usted».
Cuando lo volví a encontrar me dijo: «¡conque usted es el padre!… usted deja a ese joven en la luna, sin oxígeno, y sobrevivirá. Lo felicito por comunicar tantos valores».
Meses después cuando marchó a Cincinnati, Ohio, me reuní con su profesora de matemáticas, Cristina Abreu y me dijo: «su hijo no sólo matemáticamente está preparado para obtener honores en cualquier programa universitario con lo que tiene en la cabeza, puede ofrecer enseñanza en cualquier nivel, excepto en un doctorado en la especialidad».
Cuando mi promoción celebró el 45 aniversario de graduados (2019) me tocó invitar a Faisal Abel Hasbun, uno de nuestros eternos guías, a la festividad; en lugar de conversar del acto me preguntó por Luis Guillermo, que estaba en Austria con Naciones Unidas en temas de impuestos, y me dijo: «si hubiera tenido la suspensión de Vinicio Muñoz estaríamos por muchos años más cobrando en la NBA. Ese muchacho tenía todo lo que un entrenador requiere». Ese mismo año LGMC pasó a integrar el núcleo de conferencistas en precios de transferencia de las Naciones Unidas. Un ducho en materia impositiva me apuntó: «ese es el futuro en materia de recaudación de todos los gobiernos de la bolita del mundo mundial».
En su perfil, Luis Guillermo anotó: «desde hace años, mi papá ha hecho uso de su blog, agriodelimon, para expresar todo lo que ha querido. No puedo negar que he querido seguir sus pasos por mucho tiempo y, así, no depender de redes sociales, que comienzan a perder su encanto con el paso del tiempo. Ya nos pasó con Hi5, con MySpace y hasta el mismo Facebook».
No voy a tirar la toalla jamás, pero de que tres veces he sido superado, lo admito. Lo más simple: cuando salí De La Salle tenía la estatura que tengo (1,90, en cristiano: 6’03), pesaba 165 libras (un alfeñique de 75 kilos), y calzaba número 12 (en el sistema inglés); cuando cada uno completó sus estudios secundarios eran más altos, más atleticos, y calzaban números mayores en el calzado, que su progenitor.
Mi psicóloga número uno, porque la segunda que es igual a la primera, está en España, me dice: «buscaste la perfección con tus hijos, lo conseguiste, colocaste tres personajes únicos en el mundo, que harán siempre el bien, porque no tienen ningún ápice de maldad, los preparaste, junto a la mamá, que nunca la puedes dejar de lado, para ser hombres de soluciones efectivas, y además tienen esa dulzura tuya que siempre tratas de ocultar; porque ahí a mi ni a Raisa (mi otra psicóloga) nos engañas».
Terminé. Tengo como 100 borradores pendientes, pero estaba obligado a escribir estas lineas con urgencia. Estoy feliz… feliz, como una lombriz en estado gozoso. Así que disfrute usted con esta belleza: https://maderacirio.blogspot.com/?m=1, y después me deja saber si estoy en lo cierto.
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