jueves, 21 de julio de 2022

 
Indiscreciones lasallistas y otras levedades
Julio 15 del 2022
tres-de-cuatro
 
 
Una tercera vez a Pedro José Isern Mejía, con ”toda mi alma”, porque si su boquita fuera de chocolate yo me la pasaría bate que bate
 
¿Y del aborto?... un tema médico convertido en la madre de todas las intolerancias. Los políticos no aprueban una ley sobre esa situación de salud en República Dominicana por temor al cacique ecuménico de su comunidad, seres generalmente, según nos hacen creer: virtuosos y esmerados ciudadanos, unos con sotana, y otros con una biblia en las manos. Sólo se han solicitado liberar tres vertientes, y eso ha desatado desde siempre las furias de nuestros castos, y virginales conciudadanos: cuando el embarazo sea producto de una violación sexual o incesto; si la vida de la mujer se encuentra en riesgo; o cuando el feto presente malformaciones congénitas incompatibles con la vida; pero esas son las lenguas vivas del infierno.

Escuché a una mamá con un producto adolescente, femenino, recientemente, estrujarle a su progenitora: «mi hija es fruto de tu inacción frente a las violaciones recurrentes de mi propio padre, es mi hija, pero también es mi hermana»… ¡durísimo es poco!... y uno se va creyendo que a estas alturas ya lo ha escuchado todo. Toda mujer tendrá siempre la oportunidad de volver a concebir, siempre y cuando no existan lesiones fisiológicas, después de una perdida; y los productos con malformaciones y retardos, tristemente, se convierten en una carga incosteable para familias de escasos recursos.
 
Aún estaba en las aulas del Colegio Dominicano de la Salle cuando me volví adicto al programa Letra & Música que producía el maestro Rafael Solano en RTVD (o como se llamara entonces, debió ser eternamente La Voz Dominicana), tipo 9:00 o 10:00 de la noche… entre otras simplezas muy zalameras y bien llevadas, captaba la atención de todos porque había una sección que se llamó La Silla Caliente, en ella participaba Patricia Solano, siendo apenas una niña, y el trompetista Armando Belitre; ahí escuché al maestro decir: «caminaba por el Metro de la ciudad de Nueva York, y en una de esas paradas había un cartel con la imagen de Cristo donde se leía: este puede ser tu hijo, no le quites la vida». El tema del aborto lleva más de 50 años entre los dominicanos, y nadie resuelve nada.

¿Por qué los temerosos políticos no dejan sus posiciones a los sacerdotes, a los pastores evangélicos?... sin lugar a dudas, tendremos más aleccionamientos, pero podría desaparecer grandemente la corrupción administrativa… para que no todo sea gris, ni piense el lector que voy siempre nadando contra la corriente, el Gobierno Dominicano debería entregar las administraciones de los hospitales públicos a la congregación de las Siervas de María; en tiempos pretéritos, en sus manos, no habían escándalos, no existían manos de pintura vendidas como remodelaciones totales de las plantas hospitalarias; las bataolas, aquelarres, galimatías, estrépitos, jaranas, por las pérdidas de medicamentos no se escuchaban; y la imposición de las enfermeras sobre las madres parturientas de que había de empezar con fórmulas lácteas antes de pegar el recién nacido al seno de la madre, resultaba inimaginable. No voy a hacer ninguna alusión a las clínicas privadas que se han nutrido de equipos que deberían estar en los centros públicos de salud.
 
A nadie he escuchado decir que el admirado Fidel Castro (Fidel Alejandro Castro Ruz,
El Comandante, El Compañero Fidel, Ago.13.1926 en Birán, Oriente, Cuba; Nov.25.2016 en La Habana, Cuba; compañero de aulas Alfredo Morales Mustelier FSC [Mar.13.1927 en Santiago de Cuba, Cuba; Feb.11.2012 en Santo Domingo, República Dominicana; de la Orden de los Hermanos de las Escuelas Cristianas] en el Colegio De La Salle de Santiago de Cuba), otro inquisidor, copió todo su arsenal ideológico de un dominicano: Julio Antonio Mella McPartland [Mar.25.1903 en La Habana, Cuba; Ene.10.1929 en Ciudad de México]. De él sólo he leído en la historiografía dominicana que una intelectual criolla, de esos personajes dueños de todas las verdades, apuntaba que estuvo en Francia, y el nietro de Ramón Matías Mella nunca visitó la nación gala… ¡ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!...

Mella McPartland, por cierto, tenía algo de
maderistico: estilo y elegancia… ha sido históricamente el estudiante mejor vestido que jamás conoció la Universidad de La Habana. ¡Insisto!... ¡mi país!... ¡qué país!... Mella McPartland fue hijo de Nicanor Mella Brea y Cecilia Magdalena McPartland Reilly, irlandesa. Pese a ser hijo de un prócer con todas las letras en mayúsculas, Mella Brea se vio en la necesidad de emigrar a Philadelphia, Pennsylvania, donde ejerció como sastre.

Abro paréntesis, por segunda ocasión, como decía José Francisco Peña Gómez. Abro paréntesis: hubo una amplísima migración dominicana a Philadelphia (también apodada coloquialmente Philly, The Athens of America, The Quaker City, The Birthplace of America, The Sixth Borough). A The City of Brotherly Love (la ciudad del amor fraternal), en la segunda mitad del siglo XIX, y que se extendió hasta las primera décadas del siglo XX; cuestione a un versado genealogista dominicano sobre este fenómeno, y su respuesta fue: «investíguelo usted»… ¡estamos plagados de salta pa´tras!... ¡salta cocotes de color verde!... de esos que se usan para asustar cuando uno es un párvulo... cierro paréntesis.
 
De acuerdo a Yanet Féliz (El Día, Oct.24.2013): «el saltacocote no “salta”, le huye a la gente». Lagarto gigante de la Hispaniola (Analis baleatus). «La creencia mal infundada por generaciones de que ese inofensivo reptil salte al “cocote” de la gente y se le adhiera de tal forma que su mordida provoque gusanos y se requiera de un tizón para despegarlo, todo un mito que ha contribuido a la extinción de este».
saltacocote


Por suerte, los diccionarios en todas las lenguas también exhiben una palabra más coherente, que algunas veces tratamos de olvidar, un servidor la inscribe entre los vocablos más hermosos de la lengua castellana: equilibrio.
 
Yo respeto, o trato de hacerlo, inclusive soy un buen cristiano (confesaré aquí, ni mi familia lo sabe, que harán unos 40 años tenía una novia, y esta chica me hizo tener una reunión con el sacerdote del pueblo, por mi inasistencia al culto dominical… su familia se había llevado por tres años seguidos las palmas en eso que se denominaba Familia Católica de tal lugar… el tipo terminó imputándome: «usted es un excelente cristiano no lo imagine así, sólo le recomendare que trate de acercarse más a su iglesia»), porque más o menos llevo 8 mandamientos, no robo, no mato, no tomo la palabra de Dios en vano, cualquiera que sea su concepción sobre este caballero, pero el sexto, y el noveno ya deberían estar excretados de ese listado de buenos propósitos, o por lo menos actualizados, para ser generosos.
 
No lanzo una primera piedra, ladrillo, guijarro, adoquín, ni siquiera una cascara de china (naranjas en otras latitudes) pero el que me tira un peñón, tendrá que matarme porque tarde o temprano sucumbirá. Alfredo Morales Mustelier, un santo entre nosotros, ya mencionado, después de casi hacer peligrar mi graduación en 1974 terminó diciéndome: «Madera, usted es una persona altamente vengativa».
 
Todos saben que no soy un ser fervoroso; más de una vez lo he señalado. Creo más en las manos que dan que en las bocas que oran; como dijo una vez un compañero de aulas, y no me cansaré de replicarlo: «necesitamos más espiritualidad y menos religión».
 
No le preguntaré a mi amigo y compañero de aulas, sobre su anotación: «más que una avalancha religiosa, me parece que lo expuesto fue una "avalancha craneal"». Insiste en llamarme bruto… ¡un borrico!... ¿cuántas veces me colocaron de pie, en un rincón, mirando la pared, en las aulas que tantas veces compartimos en la avenida Bolívar?... recuerdo quizás una, si hubo una segunda se desvaneció, se evaporó, o quizás yo mismo la eclipsé.
 
Lo que si voy teniendo más claro cada día es que hace tiempo pacté con mis demonios internos, o elegantemente debería llamarlos distorsiones cognitivas. No hay dolor que exista que con un Glenfiddich de 18 años no se logre arrancar(Glenfiddich: valle de los ciervos en gaélico, para los que llevan anotaciones), pero mis dolores son físicos, únicamente… de pensar que el doctor P me apuntó que tengo posibilidades de alcanzar los 130 años, ya solicité cotización para una barrica de la destilería situada en Dufftown, Escocia, en la región de Speyside, que siempre ha pertenecido a la firma William Grant & Sons, para nocturnamente embalsamarme en ella; las injusticias me saben a retama, y nuestra Iglesia Católica, como la justicia dominicana quedan siempre a deber…

¿Cómo yo, con mis cinco sentidos de frente me atrevería a recibir una hostia de las manos de Luis José León Estévez (Ago.16.1931 en Licey, Santiago; May.07.2010 en Santo Domingo; se pegó un tiro), a quien todos conocimos como Pechito?... siempre vinculado a grandes crímenes y torturas durante la tiranía de su suegro de entonces, Rafael Leónidas Trujillo Molina (búsquese La Muerte de un Pimpollo, El País, Madrid, May.25.2010 de la autoría de Mario Vargas Llosa), o más recientemente de un José Patricio Monegro Muñoz, diacono del catolicismo, director del matutino El Día, presidente del Comité Organizador de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe a celebrarse en el año 2026, entre otros títulos… ¡un comerciante del periodismo!... y, en mi íntima convicción, un hombre que a lo largo de su vida debe haber recibido muchísimos cortocircuitos.
 
Recuerde que los lasallistas fuimos educados para vivir en libertad, tratando de que lográramos nuestros desarrollo integral en las dimensiones individual, social y trascendente, que nos facilitara una inserción crítica, creativa y eficiente en la sociedad, sin ningún tipo de libertinaje. Pero habrán siempre ovejas descarriadas.
 Miguel Efraín  Domínguez


No podemos olvidar jamás que la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930 a 1961) estuvo acompañada, forzosa o voluntariamente, por la jerarquía católica. Desde siempre hemos corrido dentro de nuestras fronteras con una iglesia siempre cercana (usted como yo conoció, y recibió castigos del hermano Antonio [Raúl Antonio Peguero], como muestra de un favorecido) al poder político, y una Iglesia militante, llena del polvo de los caminos de la utopía social; pero entre tantas cosas que hemos vivido en julio de 1970, su vecino, no sé si su amigo, Joaquín Amparo Balaguer Ricardo deportó a nuestros guías Miguel Efraín  Domínguez y  José Antonio Cabezas, bajo la acusación de «promover la subversión entre campesinos». Lo mismo pasó con el sacerdote jesuita Sergio Figueredo (en Oct.25.2020 celebró en Miami, donde ha continuado su labor pastoral, los 60 años de ordenación sacerdotal).
 
Nuestra comunidad lleva impregnada en su menoría y en su propia carne los signos de las guerras y de los conflictos que se han producido, presentes sobre la faz de la tierra desde que hubo dos dispuestos a no escucharse, con una capacidad destructiva creciente, y que no dejan de afectar especialmente a los más pobres, a los más carenciados, a los más débiles. Todo el mundo de buen hacer se afana también por liberarse de las cadenas de la explotación y de la corrupción, que alimentan el odio y la violencia. Todos los gobiernos, de todas las banderías, niegan la dignidad, la integridad física, la libertad, incluida la libertad religiosa, la solidaridad comunitaria, la esperanza en el futuro; así en la Nicaragua de hoy Daniel Ortega, pseudo-revolucionarios, es lo más parecido a Anastasio Somoza; aquí Leonel Antonio Fernández Reyna era más Balaguer que su formador Bosch; de Danilo Medina Sánchez, mejor ni hablar.
Daniel Ortega y Rosario Murillo

Como país aún no hemos tenido tiempo para evaluar los traumatismos resultantes del ensañamiento sistemático contra el ciudadano de a pie. Por ello también, todo fanatismo destruye el proyecto de fraternidad, inscrito en la vocación de la familia, como primera célula social. El egoísmo y la soberbia, por el odio instigante tiene por condición destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo y eliminarlo. Las guerras, los fanatismos, los despropósitos, se nutren  de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo; y al mismo tiempo alimenta todo esto.
 
Aquí hay muchísima gente que como a Timoteo la carne los está matando, y no quieren darse la mínima cuenta… este bitercio insular como dice un desfasado Bienvenido Rojas (cronista deportivo lejos de mis altares) deja ganas de que uno termine empedrado, con la razón perdida, pero el perdón no es lo mío. Sólo sugeriré que cada quien revise sus pensamientos dicotómicos; la sobre generalización; las abstracciones selectivas; las inferencias arbitrarias; y las siempre muy peligrosas anticipaciones a desastres existenciales sin datos que no lo sugieran.

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