miércoles, 5 de abril de 2017

Ana Valverde con Doctor Betances

Increíblemente ganó BAMESO después de cinco presentaciones fallidas; sucedió lo que tanto se esperaba en la barriada de gente laboriosa y también de muchos truhanes, sin olvidar que acarreaban 10 reveses que corrían desde la pasada estación. Los del Mejoramiento Social han puesto empeño en las últimas fechas, con sus importaciones de dominicanos no residentes, el cambio de foráneos y las trabas que le están colocando desde la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), porque aquí, desde “las alturas”, no se está empeñado en hacer un buen baloncesto, menos en difundir, trabajar, capacitar, y después llenar las canchas.

Gary Johnson
Primero se quieren llenar los espacios a fuerza de “coñazos”, pero las labores no se cumplen. No cumple el órgano rector, pese a toda su parafernalia y vocingleros a su servicio, no cumple la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), como tampoco ninguna otra institución provincial ligada a la matriz, no cumplen los clubes deportivos en ningún lugar del territorio nacional, y al final, hemos terminado sin jugadores y sin técnicos.

Usaré una frase del sociólogo Teofilo Barreiro, estudió en La Salle University en Philadelphia, quien además fue mi profesor en el Colegio Dominicano De La Salle, que bien viene al dedillo: “rubia, tu tienes tantas caries porque te están jondiando tantas muelas, los trigrisss… sin eufrates”.

Por supuesto, para los que observamos los partidos por televisión la felicidad no fue completa. Los responsables de la transmisión colocaron la estruendosa voz de Romeo González… eso eran patadas y patadas para mis oídos; ¿es que esta gente no se ha detenido jamás a revisar las grabaciones de los encuentros?

¿Es que la baraúnda es la pauta para una narración de baloncesto en este país?... González, Marchena y Sánchez deben ser los peores narradores de la disciplina en toda “la bolita del mundo”. En noches pasadas vi a Marchena en una de las ediciones de las noticias del canal 2 y me asusté. Otro que me impresiona es Ricardo Rodríguez, que por privar en “pepillito” luce muy mal ante las cámaras. Aunque eran otros tiempos, y otros públicos, le falta el “estilo y elegancia” de Tito Campusano.
Tito Campusano

Ante tantos desaciertos, yo me pregunto… ¿y Oscar Piña?... ¿por qué al sanjuanero se le apartó desde que Monegro llegó a la ABADINA de las transmisiones?... ¿rompe los parámetros o no está en ese grupúsculo de privilegiados?... ¿quién recomienda los narradores y comentaristas del baloncesto?...

¿Monegro, por que no está Piña?

¿Mario Emilio, por que no se incluye al bueno de Piña?

¿Alberto Rodríguez, tienes algo que ver en la situación de Piña?

Después de cada partido, me siento agotado y lo que es peor, pienso que embrutezco. Cada día, salvo excepciones muy contadas es la exaltación del juego irreverente, sin sentido, el ataque al canasto rival sin contemplaciones por jugadores sin capacidad y sin nada de fundamentos, que olvidan que existen los compañeros: de costa a costa es la marca de la mayoría de las jugadas en “el bakebol” que fomenta Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el peyorativo mote de Rafelin, presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), entrenadores sin una puta idea de lo que deben hacer en una cancha. El espectáculo deprimente de cada noche, patético, vergonzoso, lúgubre, deplorable, pero que sirve para esquilmar al estado dominicano.

Debo tener cierto índice de masoquismo que trataré oportunamente con mi psicóloga.

Como escribió mi dilecto amigo Federico Borrás: “¿cuándo los clubes serán entidades verdaderamente democráticas?... ¿cuándo serán instituciones autogestionadas, autofinanciadas, responsables y transparentes?... ¿cuándo se fomentarán actividades deportivas que promuevan la integración social, se realizarán actividades formativas y lúdicas y así como actividades de carácter cultural. Con el objetivo último de prestar un nuevo punto de apoyo a los estamentos culturales de la sociedad?... ¿cuándo los clubes tendrán una masa social integrada por los atletas y la comunidad donde se ubican?... ¿cuándo los clubes tendrán un verdadero apego a la ley de instituciones sin fines de lucro? … ¿cuándo los dirigentes de los clubes dejarán de hacer un nicho en la presidencia de la entidad y cuántos respetarán la alternancia real nunca asociada a otro para repartirse los períodos?... ¿cuándo, cuándo, cuándo?”.

Aplíquese también a todos los estamentos de la pirámide olímpica.

José P. Monegro
No he de negar que pasé unos días muy armoniosos sin escribir de la “pelotica” del Distrito Nacional, aquella que Johnny Marte, Ramón Rodríguez, también conocido por el desdeñoso mote de El Teacher, y este José P. Monegro han prometido rescatar, pero se han ido de bruces. Ellos y sus acompañantes que han pretendido hacer una fiesta sin músicos, sin golosinas, sin refrescos, sin bebidas, sin refrigerios, pero colocando una piñata en el centro del salón.

A favor de BAMESO hay que decir que su importado Gary Johnson, egresado de la Universidad de Texas en Austin, debe de ser el mejor extranjero de este depauperado, esquelético y arrabalizado evento; la fortuna les sonrió aquí, porque los gerentes no tienen idea de donde tienen la cabeza ni saben nada del negocio. En el caso del Mejoramiento Social el equipo, supuestamente, está en manos de un descolorido personaje de nombre Nelson Román, a quien todos llaman Pali…. ¿será un apocope de “palito”, el que usaban los paleros y calieses cuando “la era era era”?

Junto a Johnson también se puede señalar al alero alto Richard –Rick- Jackson del Mauricio Báez, proveniente de Syracuse University.

BAMESO trabajó a un ritmo muy alto después de los primeros 10 minutos. La dirigencia de Freddy Sánchez abrió espacios para que el rival se mantuviera presente, algo imperdonable para un dirigente sagaz y con más letras en la “sesera”. Más de lo que ha sufrido la tropa del Mejoramiento Social, es depravación sujetiva, pero la responsabilidad es de la propia institución. Los fanáticos son los que han sufrido y han resuelto. Chris Torres estuvo en línea ascendente, pero el panorama está muy complicado al apenas conocer una sola victoria.


Si jugáramos un baloncesto más cerebral entonces las distancias se mantienen, no existiera la necesidad de un desgaste físico impresionante y brillaría una defensa con actitud, lo que no existe en ningún equipo.

San Carlos con muy escaso horizonte colocó en cancha a Ollie Bailey, un buen anotador, de esos que gustan en el país, porque siempre estará en los titulares de las noticias, pero es el tipo más egoísta de toda “la bolita del mundo”. El de Chicago, Illinois, se fue a las duchas con 28 enteros, pero dudo que bajo su correría se sumen muchas victorias en un equipo que necesitará un triunfo en cada salida que resta del torneo.

Cada vez que Bailey encestaba una canasta al narrador González parecía disfrutar de un intenso orgasmo. ¿Admiración, amistad o alguna vena aún no revelada?...

No se que tiene el baloncesto dominicano pero de que anda para atrás, como el cangrejo, de eso no hay dudas. Quizás tenga el síndrome del ciguapismo. Nadie aprende de lo que pasó, pero mucho menos interesa mirar hacia delante. Las lecciones pasan de largo, todos olvidan, nadie recuerda y como se decía en mis tiempos: “les entra por un oído y les sale por el otro”. El futuro murió antes de empezar.


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