viernes, 28 de abril de 2017

Agrios edulcorados…
Caso 339: Dígalo, fírmelo y subráyelo
Abr.28.2017      

 Horacio Muratore, presidente de FIBA, comentó la necesidad que entre los 8 a 11 años de edad, los niños sean conducidos por personas idóneas, seleccionadas y adiestradas especialmente. Entrenadores y padres deben entender que sus hijos necesitan... no sentirse presionados por los mayores... donde los padres y entrenadores piensan que solo es importante ganar y que si no se logra ganar es un fracaso. Muchos niños dejan de jugar baloncesto por las presiones y exigencias que los mayores les piden, en una edad en la que ellos, los niños, solo tienen que aprender, divertirse y jugar”, del muro de Juan José Pidal.


¿Qué hacemos en República Dominicana?

Aquí, un grupo de entrenadores de dudosa formación está en todas las categorías. Concentran, con el auspicio de la propia Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), todo el trabajo que debería ser realizado por los clubes de base, las asociaciones provinciales, limitan el desarrollo y a la hora de la integración de los equipos nacionales priman los intereses particulares. ¡Eso lo saben hasta los chinos de Bonao!

¿Qué trabajo por la capacitación de los chicos que aspiran a ser directores técnicos se ha desarrollado con esa cúpula graciosa al presidente de FEDOMBAL?... ¿qué nuevo talento ha surgido para estar en los banquillos?... porque desde hace cinco años a la fecha estamos viendo los mismos rostros en la dirección de los conjuntos, pero son los mismos de hace 10 años… y paremos de contar. ¿Qué calidad tiene esos cascarones que manejan el llamado colegio de entrenadores?

Si en los actuales momentos yo tuviera un hijo en categorías formativas, por supuesto que muy posiblemente pasaría del baloncesto.

La FEDOMBAL de Rafael Fernando Uribe Vásquez, a quien todos conocemos por el inconfundible mote de Rafelin, como otras muchas instancias del deporte dominicano, se parece más al régimen de Nicolás Maduro Moros que al “Statsminister” a cargo de Stefan Löfvén (corrió el tipo a buscar en Google… ahhh, ¡la formación!).


A Rafelin se le cayó el baloncesto dominicano, su incapacidad le hace creer que aún navega en placidas aguas. Bastaron 5 (cinco) años para naufragar; se hundió en un mar más profundo que el Titanic. Torpe, mostrenco, desmañado para hacer una propuesta sólida de desarrollo se confabuló con los más obscuros sectores que pululan sobre la disciplina sólo para mostrar los dientes cuando los tiempos empezaron a demandar cordura. Las tareas nefastas de sus cómplices afloran cada vez más por lo que busca refugio en Nueva York, a un costo altísimo para las arcas estatales, con toda su parafernalia, mientras trata de ampararse en una prensa en la que Rama Auto Import es reina y señora. Una película que hemos visto muchísimas veces.

Hoy, nada de apoyo, los fanáticos desaparecieron de las graderías, no tenemos un jugador insignia y cada vez más los seguidores se refugian en un pasado que difícilmente vuelva a repetirse. Las referencias siguen siendo El Inmenso, Chicho, Pepe, Manolo, Eduardo, El Cocolo, Evaristo, Aldo, Borola, El Grillo, Tito, Winston, Edgar, Ismaelito, Bombo, Boyón, Leandro, Osiris, Faisal, Humberto, Alejandro Abreu, Félix Agusanta, y así la lista se hace interminable.

Parece que Uribe Vásquez le pegó un culatazo en la nuca al baloncesto dominicano y el paciente está en estado comatoso. Dejaremos de pisar fuerte en las competencias y volveremos a los tiempos, muy pretéritos, donde históricamente flaqueábamos. Los imponderables volverán a ser el pie perfecto para la justificación.


Esta verdad dígala, fírmela y subráyelo.

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