martes, 21 de junio de 2016

Sin sangre en las venas

Cuando alcancé el televisor la pantalla reflejaba que República Dominicana había permitido un solo punto al representativo de Costa Rica en el marco del Centro-Basket que se está jugando en Panamá. Debo admitir que me sorprendí: 16 por 1, los dominicanos estaban sobregirados o los ticos jugaban muy mal. Quedaban 35 minutos, un tramo muy extenso, y por supuesto, las cosas cambiaron.

Ivanna de Taras Loboda
Los equipos con personalidad entran a volarle la cabeza, a hacer añicos a los rivales de poca monta; a despedazarlos, a desmenuzarlos, a descuartizarlos, a desmembrarlos, pero no pasó así. República Dominicana entró según la versión oficial a probar, a poner las cosas en orden, a hacer ajustes; ello después que se habían corrido las cortinas. Imaginemos, por un momento, a Félix Sánchez antes de su carrera en los Juegos Olímpicos del 2004. Si se hubiera lanzado a especular en su recorrido y en el paso por las vallas, jamás hubiera tenido esa inédita medalla de oro.

En el segundo parcial los costarricenses se agruparon, pusieron garras y dejaron a los dominicanos sin ideas, se perdió el poder de resolución. Inclusive su osadía fue tal que ganaron el tramo; ello pudo ser su mejor versión en toda la competencia, es posible que no le veamos con una exhibición similar, ni frente a Islas Vírgenes, ni frente a Bahamas, ni frente a México, pero República Dominicana se lo permitió. La maldita lenidad que siempre nos permitimos para después vivir con el agua al cuello.

Por un momento saltaron los fantasmas del Centro-Basket de 1995, en el mismo Palacio de los Deportes de Santo Domingo, con Derreck Baker-López, ahora asistente, vestido de corto, cuando los ticos estuvieron a punto de amargar el debut de los locales; la diferencia esa vez fue de 5 enteros, al cierre de las acciones, y pese a que estaba Moncho Monsalve al frente de la nave, los responsables de entonces dijeron los mismo: los ajustes. Por supuesto, de eso nadie hablará porque no tienen vivencia, ni cultura. Es fácil tomar un micrófono para hablar necedades o pavonearse, pero cuando la verdad aprieta, falta el haber doblado páginas a la izquierda.
 
Natalia Osipova
¿Siempre los ajustes?... es que tenemos tan poca inventiva que repetimos lo mismo cada vez.

¿Será que asumimos tan escasa preparación en todos los aspectos?... entonces, se estallan las interrogantes; las que nunca tienen respuesta.

Esta vez se permitió que Eloy Vargas se integrara en tierras mexicanas, para decirnos que arrastra lesiones, y Rigoberto Mendoza pasara por un campamento de Brooklyn Nets. Para Mendoza era una ocasión valida pero Vargas va todos los años a distintos campamentos y siempre es lo mismo, el eterno circulo que no se logra romper. Se arrastra un hospital lleno de enfermos, se cercenan algunas áreas sanas y se imponen criterios sin sentido; el profesor tiene sus caritas, se decía en mis años de escolar.

Si usted revisa los titulares de la prensa nacional de los últimos días, como siempre el optimismo sin parangón aflora, la suficiencia se dibuja como arco iris y me he preguntado si con ello basta. No tenemos ni siquiera una selección para ser destacada, se potencializan directivos y entrenadores, pero nada más. “Este equipo puede sorprender”, dijo Melvyn López Guillen, reflejo de su capacidad especulativa y su poco empeño táctico. Usted debe de entrar confiado en lo que pondrá sobre la cancha o dejar aquello.
 
Kate Moss de Tim Walker
Dudo mucho que el entrenador nacional de turno tenga una inmensa capacidad imaginativa, ingeniosa, penetrante, pero quizás le alcance para escribirle un guión a Roberto Ángel Salcedo, pero más nada.

Alguien recuerda el marcador de Puerto Rico frente a Haití, cuando aún el Palacio de los Deportes olía a nuevo, en el Centro-Basket de 1975, o los reveses dominicanos en las competencias panamericanas en la rama femenina en los últimos tiempos, con la sobria dirigencia de Juan Matos, también conocido por el mote de Juancito. Esos puertorriqueños del 75, con Raymond Dalmau, Rubén Montañéz, Neftalí Rivera, Teo Cruz, Joe Hatton, Mariano –Tito- Ortiz, Earl Brown, entre otros y esas chicas que lucían USA en el pecho, eran equipos con personalidad.

(Paréntesis: al tal Juancito le alcanza la mierda para que sin haber dirigido en ninguna parte se le asigne una selección masculina en ruta a un Mundial; un Mundial en categorías formativas, pero Mundial al fin. Las inequidades del baloncesto dominicano… ¿a que jugador ha levantado Matos?... ¿qué manejos técnicos le imprime a los chicos que ha tenido bajo sus responsabilidades?... la inequidad de lo que se llama “la nueva era”, porque es muy fuerte que al que le carga el maletín a José Mercedes Del Rosario, también conocido por el mote de Maita, se le entreguen equipos de cualquier índole, con una hoja de vida tan perfumada).

La proyección era para un 128:8 y no pasó.
 
Cast Brass Bell Clock
¿Qué Eloy Vargas brilló?... vi el mismo tipo sin ganas para el juego que salta a la cancha y corre de un lado a otro con displicencia, que no mejora su físico, que no termina de imponerse, porque el que brilló en España hace dos años no se repetirá más. ¿Qué Juan José García aporta?... hay que esperar a ver si no se rompe por enésima vez y además, ver que pasa cuando lleguen los rivales más ilustrados… ¿Qué Ángel Luis Delgado es la gran promesa?... ¿y Jonathan Araujo?... una cosa es Seton Hall con todas sus quimeras y otra es el crudo baloncesto del que vivimos y de paso, el Denis Rodman dominicano no me mostró nada.

¿Adris De León?... ¿Juan Coronado?... la conducción del juego, ese eterno talón de Aquiles de los equipos dominicanos, por supuesto, por el escaso laborantismo de los entrenadores en un país de gente pequeña. Hubo que esperar a que al entrenador López Guillen, el mismo que niega a su tío Pechera, le diera su santa gana y entrara a Gelvis Solano y las cosas empezaron a funcionar mejor.

¿Tiradores?... ¡bien gracias!... para que sirve que en los encuentros que se libren en el país, llamase Liga Nacional de Baloncesto (LNB), Superior del Distrito Nacional, Superior de Santiago o Superior de Canca La Rana, existan unos monigotes que mal que bien llevan unos papeles donde se entienden se registran unas estadísticas… ¡para nada!

Mientras la selección se mantenga para llevar a jugadores que paguen diezmos, que hagan sus aportes en zapatillas y camisetas, que entreguen parte de su salario servilmente al gran agente, lejos del gran hermano pero más cerca del gran estafador, en que se ha convertido Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, o para guardarle un puesto a algún carita de Eduardo Najri, o proyectar los nombres que Uribe Vásquez, López Guillen y todas sus comparsas quieran vender no vamos a ninguna parte.
 
Geertruida den Dubbelde
¿De balones perdidos?... ¿de exceso de faltas personales?... ¿del inexistente contraataque?... ¿de las perdidas por cumplimiento de los 24 segundos?... ¡silencio que están durmiendo los nardos y las azucenas!
Esta selección no genera pasión, no tiene pegada, como si no tuviera sangre en las venas. No tiene un líder ni tampoco se hizo una transición para formar un cabecilla después de la grosería que se le hizo a Yack Michael Martínez... porque hacerse pupú es lo más natural en la gerencia de Rafelin en la FEDOMBAL… está tan, pero tan creído, que caga y no lo siente.

Esta selección está llena de interrogantes y lejos, muy lejos de que la güira, la tambora y el acordeón, estén acoplados con sentido lógico hasta conseguir que lo dibujada sobre la cancha se parezca a una obra maestra.

¡No hay vacas sagradas en la selección!, proclamo un parco Uribe Vásquez, pero si pueden existir a las puertas de su oficina.

En el caso de López Guillen, ahora en el papel que siempre quiso, aburguesado y protegido, vivirá obscurecido por la sombra alargada de nombres como Máximo Bernard Vásquez, Horacio Álvarez, Humberto Rodríguez, Faisal Abel, Félix Agusanta, Osiris Duquela, Leandro De La Cruz, Sergio Abreu, Héctor Báez, los que no superará ni en nueve vidas más. A las posiciones se llega por meritos, no por complicidad con los dirigentes de turno, no pretendiendo engañar con una hoja de vida que jamás se hará pública. Porque llevar dos refuerzos de solvencia a pueblecitos del interior y frente a entrenadores de cuarta es facilitar el camino para llenarse de títulos.

El cambio generacional, planteado a la manera de “la nueva era” no servirá.
 
Elegant Peacock de Christine Krainock
En lugar de los festejos varios miembros de la delegación dominicana en Panamá fueron a una farmacia cercana a saciarse de ansiolíticos. López Guillen no planteó el juego contra los ticos y no hizo funcionar a los jugadores como se esperaba, a estos niveles su sentido especulativo de la dirección técnica deja el corazón roto, resultados en cancha que desmerecen y un insulto a la gran pasión de los seguidores.

Esta no es la cara que se merecen los seguidores de la disciplina. La prensa misericordiosa que se ha granjeado el presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) hará lo propio: hablar paja. Pero a la selección le hace falta mando y disciplina.

Como se ha vendido FEDOMBAL y su cobarde, mentiroso y perverso presidente, como se ha promocionado López Guillen y sus artificios tácticos, que no vengan a exhibir una presea que no sea la dorada. Tampoco que desplacen toda la prensa hija de puta, que de eso estamos llenos, para repetir hasta hacérnoslos creer que un bronce es oro.


De no regresar con la medalla dorada, yo entenderé que la selección de “la nueva era” fracasó y su entrenador se comió un gran pedazo de estiércol de caballo.

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