jueves, 30 de junio de 2016

De vuelta al infierno

Mi amigo y más que amigo, hermano, César Santos Rivera que acá fue propietario de La Opera, en el local que estaba en la calle El Conde a esquina Duarte y después marchó a Puerto Rico donde se hizo de una cadena de tiendas de ropa, en base al trabajo honesto, se impresionaba con mi escritura; una vez me hizo llenar no se cuantas tarjetas de invitación para una boda. Mis primeros recuerdos me dicen que tenía una letra horrible, pero además los ejercicios de caligrafía, muchas veces en manos de hermanos De La Salle me sabían a retama. No se como perfeccioné aquello. Además, quería tener una firma elegante, un trazo fluido, delicado y al mismo tiempo lleno de potencia, pretendía alcanzar la fluidez en las rubricas de mi mamá y de mi tío Julio Genaro, porque la de mi viejo no era de mi agrado.


Una vez alguien a quien no recuerdo me lanzó un piropo de esos que nunca se olvidan: “esa firma prestigiaría a cualquier Presidente de la República”.

Hoy se inicia la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) con enormes interrogantes.

Leones, Titanes, Soles, Metros, Huracanes, Indios, Reales y Cañeros. Nombres poco autóctonos… los Leones deberían ser Areperos, pero Eduardo Najri quiere que la instalación del San Carlos se llame Najri Arena. Los Titanes, que pretendieron ser Tigres, podrían ser Pericos u otro nombre más folclorico, porque ellos, mañana y tarde cantan en nuestros parques y buscar asiento en San Lázaro. Por supuesto, el destino de los Soles podriia ser Mauricio Baez, después que los Chalas se han dejado embobar tantas veces de Leonardo de Jesús Heredia Castillo, también conocido como Leo Corporan.

Los Cañeros están bien donde están. Indios, y por que no Tainos, Ciguayos, u otra denominación menos genérica. Reales, so, so, so… Metros, Cucuyos suena mejor o Ciguapos, en honor al inexistente macho de las ciguapas; Huracanes que no mojan e intentan empapar. Faltan equipos, uno más en la región este, sacar el sur de la orfandad y llevamos 10, y dos más en el Cibao, uno de ellos en Santiago.


Quizás el presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) quiera participar con un quinteto que bien podriia llamarse Dragones de Ciudad Trujillo.

Los miembros del circuito han sido muy celosos a la hora de hablar de los negocios, de la inversión que no retorna, de las perdidas que se acumulan, del negocio de temporada, como si fuera un programa de televisión, de los salarios a jugadores que se reducen y la suerte está echada. Unos la tendrán más fácil que otros, pero todos tendrán que guayar la yuca.

Expresaba monseñor Ramón Benito De La Rosa y Carpio (Listín Diario, Ene.13.2015): “esta dimensión de la vida, esta expresión dominicana tan fuerte, nos recuerda a nosotros que los que no «guayan la yuca», terminan haciendo daño. Como decía San Pablo, «el que no trabaja, que no coma», el que no «guaya la yuca», no ocupa el lugar que debe tener en la sociedad ni en la familia”.

Nadie se ha atrevido a publicar la nomina de sus jugadores nacionales para esta inédita versión, los cortes están a la orden del día, las directivas hacen ajustes, algunos buscando que los números traten de terminar en negro y los patrocinios que no llegan con las urgencias del que necesita. Muchos se están desprendiendo de la amplia reserva, otorgando cartas de libertades, con un escueto mensaje, todas dirigidas a Antonio Mir, presidente de la LNB: “por este medio le informamos que el jugador fulano de tal queda libre y puede firmar con cualquier equipo”.

Los jugadores se enteran por la prensa.

Afirmé desde siempre que la reserva era un fardo muy pesado para esta entretención. Nadie tenía derechos para disponer de la suerte del atleta a sabiendas que nunca iba a entrar a cancha. Para peor, FEDOMBAL se hacía de la vista gorda y permitía esta agresión a los jugadores, solo para estar de acuerdo con los transgresores. De paso escondía a un títere de nombre David Zabala.

¡Se acabaron los tiempos de las vacas gordas!

Quizás este sea el último torneo de la LNB.


Para extender el camino más allá de este 2017, el circuito deberá emprender una serie de normativas, que no muchos estarán de acuerdo en seguir. Todas han sido expuestas en estas columnas desde hace tiempos inmemoriales.

A los que parece se les acabó el amor por la disciplina fue a los Leones. Desde hace tiempo han venido dando muestras de extenuación ejecutiva, desaliento dirigencial. La inversión cada año se reduce, las importaciones foráneas no llenan expectativas, como ejemplo, en el 2015 Reggie Okosa, Tyrone Nash, Rich Howell, Dwayne Jones, todos jugadores del cuadro interior, y el nacionalizado Walker Russell.

Jugadores contratados de oído, pero jamás por el oficio que debe tener un equipo todos los días.

En el sorteo de jugadores de nuevo ingreso, negociaron la primera ronda y trataron de sorprender con José Rodríguez, un delantero que accionó con los Brujos de Guayama en Puerto Rico. ¡Pum!

Lo más reciente es estos Leones es el licenciamiento de Yack Michael Martínez, apenas un día antes del inició de la contiendan. ¿Qué pasó?... ¿no hay dinero para cubrir las exigencias de El Gran Capitán?... ¿se hace molesto tener la presencia de un líder en el camerino?... porque si usted me habla del Yack Michael que se presentó con los Metros de Santiago, en la Liga de las Américas, lo aceptaría, por su baja forma física en ese momento, pero si usted habla de la última versión del rebotero, la que se presentó en los Caciques de Humacao, 9.7 puntos y 8.6 rebotes con 47.4 por ciento desde el campo y 65.0 desde la línea, ya hablamos de un jugador que regresó a su nivel.

Un equipo que contaba en sus filas con Martínez, Melvin Richardson, Juan Guerrero, con un buen importado y súmele trayendo de las reservas a Luis David Montero y a Karl-Anthony Towns. ¡No debió haber para nadie más!... “no hay nada más para substituirte”, como dice Ramón Orlando.

Si, Karl-Anthony Towns porque usted si tiene los cojones para violar las disposiciones, imponerse sobre todo el mundo, y seleccionar a un nombre, usted también debería de tener los guebos bien puestos, traerlo y ponerlo a jugar.

La actitud de Eduardo Najri, y de él solo, porque Chad Sanders tiene menos gusto y menos poder de decisión que una tayota, y Fausto Julián Suero Bueno, el mismo al que sus compañeritos llaman la reina del bochinche, premio nacional a la capacidad lamboneristica, capaz de vender hasta su propia mamá por dos cheles coloraos’, resulta dañina para el evento.

Pero este Najri, que hace tiempo empezó a trillar su senda hacia las puertas del infierno, por lo menos en lo referente al baloncesto, es tan pusilánime, que despacha a Martínez y para tratar de lavarse las manos pone a que aparezca la rubrica de Suero Bueno. Me recordó una misiva que Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, le envió a la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) y en lugar de estampar su firma colocó la de otro servil, Ramón Ceballos.


Suero Bueno y Ceballos, los dos cortados por la misma tijera; buenos para nada.

Por demás, la firma que calza la carta dirigida a Mir, con membrete de los Leones, parece salida de un hombre con profundo estreñimiento y prolapso rectal. Pujada hasta más no poder, con frecuentes fecalomas, para terminar convertida en un nombre que se niega a si mismo, de escasa personalidad, de una fantástica capacidad acomodaticia, sin ansias de progreso, con rasgos de una eterna dependencia umbilical, trazos sin gracia, cerebro en apuros con marcados desequilibrios; el peritaje caligráfico abre enormes interrogantes.

En las luchas de justos contra indignos, de los puros contra los contaminados, estos sirven a un solo bando, donde puedan tener algo en los bolsillos, pretendiendo dividir el mundo en blanco y negro con el mismo serrucho que los políticos, defienden proclamas de sus amos protectores que terminarán siempre en banderas del desastre, escasos de pudor, vacilantes, dubitativos, pretendiendo convertirse en filósofos de la maledicencia. Es el eterno y manido cuento de que son “padres de familia y tienen que buscársela”. De Ceballos no se, pero el otro no es padre, no tiene hijos, no tiene familia y ya he puesto en duda si tiene virilidad… ¡en rumbo a las cuatro décadas!

Hay optimismos que nunca se ilustran y terminan siendo catastróficos.

La LNB, arranca con su salto al centro, pero que esté atenta porque su colapso podría estar cerca, pese a los ingentes aportes monetarios de sus propietarios.


Este es un torneo con sombras que costará superar, pero los Leones están en el abismo y se hacen que no lo saben.


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