jueves, 25 de febrero de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 150: Maye y la promoción del torneo
Feb.25.2016

James Maye jugará en el Torneo de Baloncesto del Distrito Nacional en calidad de refuerzo con el representativo de San Carlos. Pero hay cosas que no entiendo… Maye ha sido miembro de la selección nacional, por lo tanto tiene un pasaporte de República Dominicana; inclusive, “por sus altos meritos profesionales” fue invitado a representar los colores patrios en aquel partido frente al equipo de los Estados Unidos en el Madison Square Garden, camino al Mundial de España en el 2014.
 
Maye
¿Por qué se inscribe como extranjero?... ¿se venció tan rápido el pasaporte dominicano?... hasta donde se, la Dirección General de Pasaportes entrega el documento con validez de 6 (seis) años. ¿Ha dejado de pagarle algún diezmo a la Federación Dominicana de Baloncesto y es castigado?

Según las disposiciones de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) Maye tiene todos los derechos constitucionales como cualquiera de nosotros. ¿Se equivocaron los dirigentes del San Carlos?... ¿están improvisando?

Pasa también que el Rafael Barias reclama a Maye, por haber jugado para ellos en el año 2010. Otros más que están lejos… ¿puede exhibir el representativo de Villa Consuelo algún contrato vigente que lo ate a esa entidad?... ¿apelarán al manido “derecho de reserva” que sólo existe en República Dominicana?... muestra fehaciente de nuestro atraso deportivo y cultural.

El otro refuerzo de los sancarleños será el nigeriano Cyril Awere de 6’11 de estatura y 270 libras de peso (nació: Ene.02.1985) en Túnez. Ha estado en la orbita de Sacramento Kings en varias oportunidades. Su agente lo describe como un jugador de buenas manos que inclusive puede anotar desde larga distancia. Integró el equipo de Nigeria que participo en el Mundial Sub-21 del 2005 celebrado en Argentina. Tiene paradas profesionales en Rusia, Irán, Polonia, Perú, entre otros lugares exóticos para la disciplina.
Robinson

San Lázaro anuncia a Enmanuel Jones que se desempeña en las posiciones 3 y 4, sin nada más. Debe ser Emmanuel, con dos M, un delantero de 6’06 y 200 libras de peso (nació: Ago.28.1985). Hay al menos otros cinco Emmanuel Jones jugando profesionalmente en estos instantes.

El otro refuerzo de San Lázaro será Lester Prosper de 6’10 de estatura y 240 libras de peso (nació: 1988), nativo de Dominica, y aunque ha estado buscando una posición con New York Knicks y Golden State Warriors, pero también asiduo a las canchas de Nueva York: Rucker Park y Dyckman Park, donde abundan los dominicanos.

BAMESO presentará a dos cubanos, el veterano Yoan Luis Haití (6’07, 290 libras, 1982, nativo de Ciego de Ávila) y el tirador William Granda (6’02, 210 libras, 1985), un movimiento inusual para los equipos dominicanos, pero que cuenta con el aval del Instituto de Deportes de Cuba, en una novedad que ya ha permitido la salida de varios jugadores, especialmente a Argentina y Uruguay. Para el Club Atlético Tabaré, Granda promedió 10.5 puntos y 3.2 rebotes.
 
Haití
Mauricio Báez enseñará a Stanley Robinson que deberá ser un espectáculo sobre la duela. Recientemente se presentó en el país con el conjunto chileno Leones de Quilpué en el marco de la Liga de las Américas, dejando una muy grata impresión. Robinson un habilidoso delantero puede hacerlo todo en una cancha. Selección de Orlando Magic en el sorteo de novatos del año 2010, sufrió una aparatosa lesión que lo apartó de la actividad, pero ha regresado triunfante.

Robinson militó para la Universidad de Connecticut donde estuvo 4 años, además fue selección juvenil de los Estados Unidos en el año 2006 para el Panamericano celebrado en San Antonio (Texas), donde el equipo dominicano no asistió pese a haber clasificado y practicado para ello. Allí debieron presentarse Edgar Sosa, Dagoberto Peña, José Apolinario, David Minaya, Gerardo Suero, Rodrigo Madera, Luis Madera, Omar Rodríguez, entre otros, pero la irresponsabilidad de Frank Herasme y del técnico José -Maita- Mercedes pudo más que los sueños de los chicos.

Los de Villa Juana también anunciando al delantero Rashad Bishop (6’06, 220, 1988) egresado de la Universidad de Cincinnati. Buen anotador, aceptable rebotero y gran pasador.

El Barias presentará a CJ Thurman, un centro de 6’09 y 250 libras, salido de la modesta Florida Atlantic University, donde una vez estuvo el dominicano Kelly Horford. Thurman estará en su primera experiencia profesional. Hasta diciembre pasado fue parte del conjunto universitario, pero fue separado del mismo, en el instante que promediaba 9.9 puntos, 7.0 rebotes, 1.0 asistencias y lanzaba para 51.3 por ciento desde campo y 73.8 por ciento desde la línea. No tiene lance exterior.
Bishop

Huellas del Siglo anunció que incorpora al norteamericano Kentrell Grandsberry (6’08, 300, 1985), que ya ha estado en el país con Leones de Santo Domingo e Indios de San Francisco de Macorís.

Grandsberry y Robinson deben ser los jugadores más costosos del evento.

El Millón, y Los Prados no han anunciado sus movimientos.

El Millón cambió de entrenador y en lugar de Julio Duquela estará cumpliendo las funciones de capataz el joven Abraham Disla Nivar nativo de San Cristóbal. Mientras tanto, su estelar Manuel Guzmán, a instantes de iniciarse el torneo se marcha a Santiago, a jugar con el CUPES… ¡nada que decir magistrado!

José Monegro, presidente de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA) se disparó con un: “el torneo cuesta 30 millones de pesos”. Si es así, estamos como el cangrejo, el torneo en 1995 costó 30 millones de pesos; en ese instante aún Leonel Fernández Reyna había subido a la Presidencia de la República, y el dólar estaba por los 17 pesos. En 1995 el Baloncesto del Distrito en su nivel superior costaba 1.7 millones de dólares, al cambio de hoy cuesta 659 mil dólares, reducido a poco más de la tercera parte.

Las administraciones de ABADINA han sido funestas para la actividad; en 1995 no habían llegado ni Roberto Ramírez, ni Ramón Rodríguez ni Johnny Marte a la presidencia de la ABADINA. Las más indelicadas gestiones que ha tenido la entidad. Nunca ha existido una correlación entre la manera de administrar y gestionar de esos fenómenos con la forma en que las mayorías concebimos el baloncesto.


Mucho se ha hablado del Superior del Distrito Nacional pero poco se promociona. La energía que supone el baloncesto, como la social, es un bien durable y perecedero; se puede renovar o agotar, disponer de ella con cuidado o con desaprensión. Tal vez quepa la distinción de Max Weber sobre la acción social: actuamos por costumbre, por emociones o por racionalidad de fines y valores. Al baloncesto dominicano le falta mucho de esto último.

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