jueves, 15 de noviembre de 2012


Violencia y marginación en la perla del Caribe

De la noche a la mañana, el nombre de José David Figueroa Agosto quedó grabado para siempre el subconsciente de los dominicanos; así de simple, Figueroa Agosto, no por su apodo en Puerto Rico, Junior Cápsula, no; solo los apellidos de este hombre sobre el cual aún se tejen las más inconfesables leyendas. “El Pablo Escobar del Caribe”, se apresuraron a llamarle.

Figueroa Sancha
Hasta un narrador de la pelota profesional dominicana fue excretado de los medios por el solo hecho de armar un juego de palabras con una situación que se presentó en un partido entre Gigantes del Cibao y los Tigres del Licey. Lanzado Nelson Figueroa por los bengaleses, al Rubio Blondie, cuyo verdadero nombre es Fernando Holguín, se le ocurrió decir: “Parece que a Figueroa le llegó su agosto”.

Cuando finalmente Figueroa Agosto fue apresado en Puerto Rico, rápidamente saltó el nombre de otro José Figueroa… José Figueroa Sancha, superintendente de la Policía de Puerto Rico, desde noviembre del 2009 a julio del 2011. Este hombre sacó la cabeza, e hizo visible; se le vio muy activo, entonces con Rafael Guillermo Guzmán Fermín, jefe de la Policía Nacional, y Rolando Rosario Mateo, presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). Figueroa Sancha antes había sido responsable del FBI (Buró Federal de Investigaciones, por sus siglas en inglés) en Puerto Rico.

Hoy, Figueroa Sancha no está en su cargo, como tampoco Guzmán Fermín, pero el puertorriqueño es en buena medida responsable de la ola de violencia que vienen padeciendo los inmigrantes dominicanos residentes en Puerto Rico. Incapaz de bregar con sus propios demonios la emprendió contra la minoría residente en la isla, que si bien no escapa de contar con individuos que pueden quebrantar el orden, y de hecho lo hacen, está formada en su gran número por hombres y mujeres trabajadores, que abandonan su país, en busca de un mejor porvenir.

Violencia que también fue generada desde el mismo Capitolio, con la tapadera del gobernador Luis Fortuño Burset (2009-2013) y que contó con el brutal apoyo del alcalde de San Juan, Jorge Santini Padilla, quien estuvo 12 largos años en el cargo. Santini Padilla es la versión borincana de aquella tira cómica de antaño, ya desaparecida de los medios, Trucutu; percepción renovada con las acciones que emprendió al conocer que había perdido el gobierno municipal de la capital. En las elecciones del 6 de noviembre, tanto Fortuño Burset como Santini Padilla perdieron sus puestos.
Luis Fortuño

De otro lado, me encantan las cartas de presentación de los funcionarios del Partido de la Liberación Dominicana (PLD); todos han sido alumnos aventajados de Juan Bosch, compañeros de la lucha, como si ese valladar fuera suficiente para exonerarlos de todas las culpas. El Ovejo era su ser muy particular y sólo hay que mirar quienes eran los miembros de su última organización política para darse cuenta que todos estaban cortados por la misma tijera: ninguno tenía un peso en el bolsillo.

El cónsul dominicano en San Juan, Puerto Rico, Máximo Carmelo Taveras, nombrado en mayo del 2009, no escapa a lo descrito con anterioridad. Para peor, en la página electrónica oficial de la oficina consular en la vecina isla hay una propaganda de la Fundación Global de Economía y Desarrollo (FUNGLODE), feudo del ex Presidente de la República, Leonel Fernández Reyna. La otra oficina consular dominicana en Puerto Rico está en Mayagüez, bajo la dirección de José Nicolás Stefan Bosch. No entraré en consideración sobre el apellido, pero sigo apostando a que pese a todas sus ínfulas el peledeísmo nunca ha contado con el número suficiente de simpatizantes capaces para cubrir todas las posiciones dentro del estado más allá del clientelismo, la exclusión de cuadros profesionales que no se sumaron a la simple complacencia de sus apetencias personales. Aquello de servir al partido para servir al pueblo resultó pura cháchara.

Según cifras conocidas, 8 de cada 10 mujeres de ascendencia dominicana en Puerto Rico han sufrido violencia domestica o sexual, y los números crecen cada año. Se estima que la colonia dominicana en la isla ronda las 150 mil almas, cifra que jamás será exacta. La reforma fiscal que aplicará el gobierno dominicana encabezado por Danilo Medina Sánchez forzará a un movimiento migratorio de considerables proporciones.

Santini Padilla
Desde hace tiempo, Estados Unidos ha buscado tener control sobre la migración que pretende accesar a su territorio; sus límites fronterizos cada vez están más resguardados, pero esa amplia franja de tierra continúa siendo el sueño de todo aquel que busca una mejoría económica, en su calidad de vida y en sus aspiraciones personales. Frente a los oficiales migratorios de Estados Unidos los dominicanos somos la quintaesencia de las malas artes, y los requisitos se tornan más exigentes.

Venezuela colocó sus trabas al estallar el boom petrolero a inicios de la década de los años de 1970. Más adelante, los europeos colocaron restricciones ante los dominicanos, había un considerable tráfico de blancas, entre otras menudencias. En los últimos meses la mayoría de las naciones sudamericanas han hecho efectivo la solicitud de visado, requerimiento que se había abolido con el fin de las dictaduras militares en el cono sur.

Ante tantas trabas, las costas puertorriqueñas a sólo kilómetros de distancia, continúan siendo una meta a alcanzar. Algunos dicen que las luces de Mayagüez se observan en noches claras, y las estaciones de radio y televisión se captan en la región este como si fueran locales.

Los dominicanos en Puerto Rico no pueden estar solos ante la exclusión y la marginalidad. Tomará tiempo para vencer obstáculos porque siempre habrán enormes obstinaciones. Ese territorio que comparte con nosotros el arco antillano es sinónimo de alegrías, pero la libertad que concita una vida mejor no se puede pagar de manera tan onerosa.

Los dominicanos que han salido de su terruño siguen fieles a muchas de sus creencias y preferencias; el merengue y la bachata han sido vínculos que han servido para una comunión entre los pueblos. Las patronales que amenizaba, casi durante toda la época veraniega en los distintos pueblos borincanos el popular músico Johnny Ventura, hizo que veinte años después Olga Tañón, Giselle, Elvis Crespo, Manny Manuel, Los Sabrosos del Merengue y otras orquestas se adueñaran del ritmo en tierras borincanas. Con la bachata no ha pasado igual, aún Anthony Santos, Zacarías Ferreiras, Luis Vargas, Frank Reyes, Raulín Rodríguez, Teodoro Reyes, dominan esa franja del espectáculo, amen de orquestas como Los Hermanos Rosario y Héctor Acosta.

La gente acumula, no excluye, suma cosas para cada necesidad física y espiritual. Así la Virgen de la Altagracia es otro símbolo del sincretismo entre ambas islas. En los grupos con habilidades menos cultivadas palpitan los cultos que trenzan el imaginario popular. Puerto Rico lejos de quitar, agrega, todo es suma constante y muchas veces sin tiempo para asimilarlo, mezcla y hace un matalotaje. Hay historias, modas y compromisos con una transformación que seguirá tras una insaciable sed de novedad.

El encatrado de Fortuño Burset, Santini Padilla y Figueroa Sancha, encuentra resonancia. Pasó así con la senadora por Mayagüez, Evelyn Vázquez, quien perdió su escaño en este noviembre en medio de incontables escándalos y despropósitos. Esta legisladora, acostumbrada a soltar la boca sin resquicios diplomáticos señaló: “los dominicanos no son seres tan brillantes”.

Esos ecos producen situaciones desagradables. Hay pequeños comerciantes atosigados en el área metropolitana por los desmanes de Santini Padilla, las persecuciones que hacia Figueroa Sancha, quien no descarta lanzarse al ruedo político por el Partido Nuevo Progresista (PNP), gran perdedor de las últimas elecciones. Súmese a que Fortuño Burset estuvo de espaldas en todo momento a la comunidad dominicana, primera minoría en la isla.

Uno de los episodios más tristes fue la situación que vivió Francheska Duarte Jiménez, de apenas 20 años de edad, quien perdió sus dos piernas después de haber sido atropellada por su novio. Una jueza de nombre Nerisvel Durán encontró culpable al imputado, pero sólo lo condenó a tres años de prisión bajo el alegado de delito de lesión negligente; una infracción de circulación de escasa monta. Descartó la agresión a sabiendas que Jorge Ramos Rodríguez, sin licencia de conducir, violando una orden de libertad condicionada y actuando con premeditación y alevosía, aplastó contra otro vehiculo Duarte Jiménez.

Dentro de todas las tempestades, abrió sus puertas en el año 2003 el Centro para la Mujer Dominicana (CEMUD / página electrónica: cemud.org), que está bajo la dirección de Romelinda Grullón. Esta entidad presta servicios varios a la comunidad residente en la vecina isla, orientación, apoyo emocional, asesoría legal y servicios de salud, por lo que debería ser un foco de interés especial por el Consulado Dominicano y el Gobierno Dominicano, pues en la actualidad está operando con fondos restringidos.

Cada mañana salen cientos de mujeres de las inmediaciones de Santurce, Barrio Obrero, Río Piedras, Villa Palmera y Puerto Nuevo, entre otras localidades, para llenar los autobuses que las trasladan a los sectores residenciales más exclusivos, Los Paseos, Montehiedra, Santa María, San Ignacio, Los Prados en Caguas, Dorado Beach East, Los Corales, Palmas del Mar, La Encantada en Trujillo Alto, los nuevos condominios con vista al mar en Miramar, Condado, Isla Verde y Torrimar, así como El Milenio de El Condado, donde cualquier solución habitacional sobrepasa el millón de dólares.

Los dominicanos, muchas veces con escaso nivel educativo, sin disponer de los más mínimos conocimientos, sin esa palanca poderosa y dinámica que mueve el mundo contemporáneo y con gran esfuerzo por adaptarse a las novedades tecnológicas que le impactan grandemente, buscan las ilusiones que se perdieron en las malas practicas políticas de los gobiernos dominicanos.

Cada dominicano que triunfa en el exterior es una bofetada para la clase política dominicana, que sentados al borde del despeñadero se mantienen ilusos ante los movimientos sociales que se gestan a lo interno del país.



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