De
nuevo las apariencias nos engañan
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Medina Sánchez |
Mucha gente ha pedido paciencia ante la
administración de Danilo Medina Sánchez, quien apenas cumplirá tres meses al
frente del Gobierno Dominicano. Aquella frase de que encontró un maletín lleno
de facturas vencidas ha sido sepulturera, desde entonces todo se ha paralizado.
Hemos terminado habitando el país de los
muertos vivientes. Nadie tiene un peso en el bolsillo, todo está detenido.
Durante la campaña electoral el sector deportivo que
le apoyaba estaba bajo la dirección de Junior Brea, tradicional gerente de esta
especialidad, y quien concitó a incontables figuras de la actividad del músculo
y la mente. El discurso del 16 de agosto fue una pieza que todo el mundo
aprobó, sin ser esperanzadora. Los nombramientos que se realizaron horas más
tarde resultaron un verdadero dolor de cabeza para la población, el embrión del
descreimiento.
El Ministerio de Deportes quedó en manos de Jaime
David Fernández Mirabal, ex vice-Presidente de la República, ex ministro
de Medio Ambiente y Recursos Naturales y miembro del Comité Político del
partido oficial, el de la Liberación Dominicana (PLD). Desde entonces, en
materia deportiva no es mucho lo que se ha realizado.
Fernández Mirabal nombró seis vice-ministros,
Gerardo Mercedes Suero Correa pasó de la dirección administrativa a la técnica,
Soterio Ramírez Martínez del ostracismo de la parte oriental de la ciudad de
Santo Domingo a la sede central, quienes ya ostentaban la posición; colocó a
Marcos Aurelio Díaz Domínguez al nadador de aguas abiertas en deportes para
todos, Emmanuel Trinidad Puello pasó a la dirección del PARNI (Programa de
Atletas de Alto Rendimiento, Nuevos Valores e Inmortales), nombró a Circe
Yadira Issa Job, como encargada de las instalaciones, y a Reyes Aníbal Portorreal
Capellán, como su administrativo.

En las nominas de MIDEREC publicadas en su página
electrónica, en el 2011 los vice-ministros devengaban poco mas de 60 mil pesos
dominicanos mensuales, a abril del 2012 se les subió a 80 mil pesos mensuales,
pero en esta administración están recibiendo la nada despreciable suma de
187,500 pesos mensuales. El salario del ministro estaba anteriormente en 75 mil
pesos mensuales y el doctor Fernández Mirabal recibe 250 mil pesos dominicanos
mensuales. Todo ello en un momento donde el Presidente de la República exige
sacrificios más allá de lo propiamente humano al resto de la población.
Después, MIDEREC ha desaparecido de los diarios. Un
cabalgata en el día de San Miguel y un convivio para diferentes actividades
recreativas (nov.03/05). El nombramiento de Teresa Duran al frente de un
departamento de género y Milagros Cabral como directora de deportes para la
ciudad capital.
Quiérase o no, con auxilios o sin apoyos, los
periodistas dominicanos no dejan escapar dos actividades básicas: el béisbol
invernal y la secretaria de deportes, y desde esta última las noticias lucen
como si estuvieran en un dique. Si desde MIDEREC hay otras actividades parece
que las organiza el Servicio Secreto de la Policía Nacional,
como se acostumbra a decir en los medios.
Para cualquiera que hubiera sido designado en la
posición era un reto enorme emular la gestión de Felipe –El Jay- Payano, ocho
años en la misma, el funcionario que más tiempo ha estado al frente de la misma
y el que más recursos ha manejado. Amen de sus extrovertidas salidas, la
obtención en su tarea de 4 medallas olímpicas, dos de oro y dos de plata, su
presencia masiva en los medios, su apego a los momentos importantes logrados en
su reinado, el masivo apoyo a muchos deportistas y el haber relegado el
mantenimiento de las instalaciones. El manejo político de sus actuaciones, no
apartado de cierto aire de clientelismo, dejaron una huella difícil de superar.
Muchos dominicanos empezamos a ver como el necesario
dialogo, el consenso que siempre se solicita, empieza a dejarse de lado, luce
que las ínfulas partidarias están primero que los auxilios que necesita la
población. No hay objetivos claros sobre estrategias por parte de Medina
Sánchez y en un pobre ejercicio intelectual sólo se quiere la nueva reforma
tributaria como única vía de recaudar recursos frescos. Sólo se advierten
correcciones minúsculas, mientras se busca mantener desunidas las fuerzas
opositoras con el único fin de tener poder ilimitado.
Con su cara pétrea, Fernández Mirabal no ha traído
una sola propuesta al ministerio de Deportes. Es uno de los tantos que está
convencido que la suma de culpas y de responsabilidades fueron de los otros.
Medina Sánchez nos repitió que estaba listo para gobernar y para ello se requiere
un poco más que la simple ecuación de aumentar las cargas impositivas, lo que
hasta el momento supone un floja gestión presidencial, no ha evidenciado en
ningún instante el haber puesto distancia frente la complicada realidad que
sabia antes de ocupar la primera magistratura del estado. Algo no
ha funcionado y no está funcionando bien.
Los que estamos invitados a compartir las angustias nacionales
vivimos preocupados, justamente por la percepción de la actualidad que Medina
Sánchez desgrana delante de todos. Una visión que en el calendario político se
hubiera ajustado más a las vísperas de la ascensión el 16 de agosto. Parece que
el periodo de transición no valió para nada y no sucedió nada. Esa unidad
responsable para recibir el gobierno nunca admitió la necesidad de ciertas
correcciones, pero se explayaron sobre los dolores de Europa y Estados Unidos
por la crisis económica y los contrapuso con la supuesta prosperidad dominicana.
El divorcio entre las palabras y los hechos está a la vista. Las
designaciones y ratificaciones han golpeado sin cesar las esperanzas de los
dominicanos. Renace aquel viejo espécimen de que el peledeísmo jamás tuvo las necesarias cantidades de adeptos para
ocupar posiciones clave dentro de la estructura estatal. Las digitalizaciones
de Medina Sánchez frente a los nombramientos muestra que se sigue pensando y
trabajando como cucarda. Así iremos al fracaso en todos los órdenes, con la
victoria siempre encomillada de los
políticos. Esos desacoples evidentes de los peledeístas
son los que tienden a empalidecer cualquier reflejo auspicioso de la política
vernácula.
¿Las convocatorias al dialogo, al presencia del Consejo Económico
y Social (CES) son para ampliar el abanico de opiniones y obrar en consecuencia
o sólo para envolver la formalidad de un reclamo social que queda estampado en
las urnas?
El Presidente de la
República va diciendo y haciendo por lo bajo demasiadas cosas
que desdibujan el suave paisaje de apertura política que se esfuerza en exhibir
el peledeísmo. La imposición de la
reforma tributaria, el escaso esfuerzo del Senado de la República que vuelve a
actuar como sello gomigrafo, es una búsqueda para disponer de abundancia de la
caja y contar con dineros que hasta el momento sólo han servido para aumentar
los niveles de corrupción.
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Bosch |
El peledeísmo se
bambolea entre una figura de Juan Bosch, al se le reconoce escasamente y una
transversalidad que figura sólo en folletos de la historia.
La mirada aislada de la dirigencia política encontró en la Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) unas
líneas subrayadas, con matices, un punto de vista diferente en el documento más
sustancial que haya elaborado en el ciclo del peledeísmo. Los aprecios políticos parecen irse desvigorizando con
el desaire de la reforma tributaria. Cabe preguntarse hasta que punto Medina
Sánchez está acorralado por las fuerzas del leonelismo.
En cualquier momento los legisladores de su propio partido le bloquean
cualquier iniciativa tendiente a una mejoría en la calidad de vida de los
dominicanos. Urgen las soluciones para el dilema de las estadísticas destruidas
y la inflación disfrazada.
El locuaz equipo económico de Medina Sánchez es el mismo de
Fernández Reyna y sufre frecuentes alucinaciones, presume que la brecha entre
el gobierno y el pueblo es muy estrecha, que están sintonizados con las
mayorías nacionales y que todo parece funcionar. Quizás sólo la muerte los haga
disuadir de esta patología de la presunción.
Pese a lo temprano del gobierno de Medina Sánchez y los esfuerzos que hace Leonel
Fernández Reyna para su vuelta en el 2016 es muy probable que el país no quiera
embarcarse en nuevas oportunidades para este grupo rapaz y mentiroso, que no ha
superado ninguna de las crisis que ha enfrentado, pero ha sabido disfrazar las
cuentas nacionales.
Hay signos que los tiempos marcan, como el advenimiento entre
dirigencia política, sindicalistas poco corrompidos, movimientos sociales de
avanzada y cúpula empresarial en la construcción de consensos y la conciliación
en forma ordenada; la capacidad de gestión frente al Estado y la previsibilidad
en las reglas de juego. Un tópico especial habrá que dedicarle a la estabilidad
macroeconómica, la inflación y la urgencia de estadísticas confiables. El
problema era empezar y ya se lograron las primeras comuniones. La falta de
calidad institucional es, sin dudas, un antiguo problema, se requieren debates
y búsqueda de soluciones más o menos inmediatas que permitan luego abordar
pacientemente aquella reforma atropellante y nefasta.
Lo de Brea no fue el único caso, en el Ministerio de Cultura se
designó al cantante y publicista José Antonio Rodríguez, quizás el único
movimiento realizado dentro de esa entidad. Rodríguez, a quien Álvaro Arvelo
hijo lo acusa en sus comentarios en el popular programa radial El Gobierno de la Mañana de analfabeto,
ocupa la posición que estaba destinada para el intelectual Pedro Vergés, pero
nadie se explica el rumbo que tomó su nombramiento.
No pocos tratan de descifrar la lógica política de Medina Sánchez, quien
promete aún como si estuviera en campaña y hace todo lo contrario, como aquella
frase lapidaria: “actuaré contra la
corrupción sólo por el rumor público”, para terminar nombrando en la lucha
contra el robo de cuello blanco a Marino Vinicio Castillo Rodríguez, conocido
por todos como Vincho y quien ya advirtió que la emprendería con quien osara
tocar la figura de Fernández Reyna. Después, Medina Sánchez cerró los ojos, tampoco
abrió los oídos.
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Fernández Reyna |
Medina Sánchez amaga con abrir los brazos en público, pero
Fernández Reyna no ceja, desde su escondite, con los combates que se le
aproximan, tampoco contra el fardo de su pesada sombra.
Pareciera que el gobierno tiene autismo. La gente
reclama frente a la inseguridad, los altos precios, los contratos lesivos firmados
en la administración Fernández Reyna, la sensatez, los abusos que se comenten
todos los días y a todos los niveles frente a la ciudadanía, que se detenga la indudable
corrupción, que haya más trabajo, que los impuestos no se sigan comiendo los
magros salarios de los dominicanos, que los hijos de todos puedan tener acceso
a una educación digna, que se pueda andar sin miedo en las calles, y los
adultos puedan ser tratados con respeto. Temas que afectan la vida todos los días.
No parece demasiado, sólo es apego al civismo, a la moralidad de los
funcionarios públicos, al cumplimiento de las leyes. El Presidente de la República no escucha,
parece que va en contra de esas solicitudes y ello es preocupante.
Pareciera que desde el peledeísmo hay una conspiración diabólica contra la sociedad
dominicana. Cada día estos señores, desde su Comité Político hasta su más humilde
funcionario parecen que bajan la bandera de la patria para entregarla al mejor
postor.
Las manifestaciones que se adornan con diferentes
matices van en aumento. Hay cientos de reclamos que son validos. No se puede
beneficiar más la burocracia nacional y continuar sacudiendo el bolsillo de los
dominicanos. Falta gerencia política capaz de presentar un modelo alternativo.
Medina Sánchez da señales de ser un rey desnudo. El
gobierno parece que poco entiende de los tiempos que se viven, ubicándose cada
vez más lejos del corazón del pueblo. Este reduccionismo oficialista sólo
ayudara a complicar más las cosas. Como si no nos quisiera a todos blancos, no
nos quisiera a todos morados, lo único que desea es vernos a todos más pobres.