lunes, 15 de octubre de 2012


Nada Marcos, nada… nada, que algo queda

Marcos Díaz ha sido la figura más potable del deporte dominicano o por lo menos eso nos han hecho creer. Las metas que ha alcanzado nos han colocado en lo más alto de las proezas humanas, a decir de las reseñas publicadas en los diarios nacionales: nadar, bracear, esforzarse sin descanso en cualquier parte del mundo y siempre, con la mejor disposición de mostrar una banderita dominicana. Leonel Fernández Reyna lo presentó como icono del país, ejemplo para todos, incluyéndolo en una de sus rendiciones de cuentas a la nación, un 27 de febrero.

En un deporte que no logra prender entre los dominicanos, pese a vivir rodeados de agua por todos los costados, y en una especialidad que aún se abre paso en todo el mundo, la natación en aguas abiertas o el nado de ultra distancias, Díaz se ha sabido mercadear como nadie. Mejor que Jack Veneno, “el campeón de la bolita del mundo”; más que Pedro Martínez, que detenía a medio país para ver sus hazañas desde el montículo; inclusive por encima de Juan Marichal, nuestra primera figura de trascendencia deportiva internacional.

El producto Marcos Díaz ha sido exitoso, sin lugar a dudas, ha obtenido beneficios individuales como nadie, más que nuestros héroes olímpicos, pero la natación sigue sin tener una sola nota a su favor en todo el territorio nacional. Los diarios nacionales en sus páginas dedicadas al deporte, escasamente traen alguna información relativa a la actividad y suelen pasar meses antes de leer una línea sobre la misma.

Este año, Díaz, “nuestro campeón” como le escuché decir al endocrinólogo Sócrates Montas en el aeropuerto de Miami (junio 2006), se involucró con el proyecto presidencial de Danilo Medina Sánchez y a la postre salió victorioso. Fruto de ese apoyo recibió el cargo de vice-ministro de Deportes y Recreación.

Unir los continentes en nados previamente calculados, bordear la isla de Manhattan, cruzar el Canal de la Mancha, atravesar el Mediterráneo desde España hasta Marruecos, hacer una exhibición frente a las costas de la ciudad de Santo Domingo y tantas epopeyas más, es para tener a un súper-hombre entre nosotros, casi inmaculado, casi casto, casi puro, casi virginal.

Sin lugar a dudas, su condición física está fuera de toda indecisión; deben de ser horas interminables en una piscina o en cualquier playa cercana, zambullirse en un gimnasio casi de forma permanente, como aquel sub-director de Bancos, segundo de Ivanhoe Ng Cortiñas, en este festival de jubilaciones que además de las funciones gubernamentales imparte un mínimo de 32 horas semanales de docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con menos de 50 años de edad y se acaba de asignar una pensión de mas de 450 mil pesos mensuales.

Lo que está ausente en los logros de Díaz es la competitividad, en ninguna de las pruebas que ha llevado a cabo se ha enfrentado a rival alguno; nada para si mismo, para satisfacer su ego, pese a que siempre está enfocado hacia los valores que debería tener la sociedad. No hay competencias, antagonismos, disputas, contiendas, luchas, refriegas; sólo bracear interminablemente, sin que haya espera alguna en la meta o tiempo alguno que vencer.

Nadie se ha tomado un segundo para cronometrar los tiempos logrados en las pruebas de nuestro cultor del nado de largas distancias. Cruzar el Canal de la Mancha en 1875 por Matthew Webb le costó 21 horas y 45 minutos, después la travesía no se concretó en 36 años y 71 intentos certificados. En tiempos recientes se cubre en menos de 7 horas, inclusive, Gertrude Ederle (Estados Unidos), en la década de los años de 1920 se convirtió en la primera mujer que cumplía con la aventura y cronometró menos de 10 horas.

Cuando Díaz bordeó la isla de Manhattan hace varios años, un breve parte de prensa indicaba que una mujer con cierto grado de minusvalía, había realizado la misma proeza en mucho menos tiempo, y todos callamos.

En los Juegos Olímpicos del año 2008 efectuados en China, el nado de ultra distancias ofreció varias pruebas de exhibición, donde participaron damas y caballeros, atendiendo a competencias de 5 y 10 kilómetros, pero nuestro “campeón” no estuvo por esos lares.

La más reciente de las hazañas de Díaz fue, según anunció, su exaltación al Salón de la Fama de la Natación en acto efectuado en Long Beach, estado de California, en actos efectuados entre los días 21 y 23 de septiembre pasado. Lo que allí se celebró fue la Conferencia Global de Natación de Aguas Abiertas. En el programa, el Salón Internacional de la Fama de la Natación de Largas Distancias (Maratones), donde se premió al dominicano.

El Salón Internacional de la Fama de la Natación reconocido por la Federación Internacional de Natación (FINA) tiene su sede en la ciudad de Fort Lauderdale, estado de Florida; allí también hay un museo. Esta institución ya ofreció la lista de los exaltados para el año 2013, figuran 10 nuevos miembros: los nadadores Gary Hill (Estados Unidos), Pieter van der Hoogenband (Holanda), Yana Klochkova (Ucrania) y Dagmar Hase (Alemania); el clavadista Hu Jia (China); Nathalie Schneyder (Estados Unidos) en nado sincronizado; Milijov Bebic (antigua Yugoslavia) en water polo; Cliff Lumsdon (Canadá) en aguas abiertas; Alberto Castagnetti (Italia) como entrenador; y Peter Montgomery (Australia), propulsor.

El acto del encuentro con la inmortalidad de la natación se efectuará el 13 de mayo.

El Salón Internacional de la Fama de la Natación cuenta entre los que duermen en el templo de la disciplina a una docena de hijos de America, al sur del Río Grande. Tres argentinos, dos brasileños, cuatro mexicanos incluyendo a Felipe Muñoz, El Tibio, que nadó acá en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe de 1974 y hasta hace poco fue presidente del Comité Olímpico Mexicano, además, un peruano, un uruguayo y un nativo de Surinam.

El nadador tiene un espacio ganado dentro de la sociedad dominicana, es ampliamente aceptado, seguirá siendo un ejemplo para muchos, pero sus hazañas hay que tomarlas con pinzas. Con las nuevas tecnologías es fisiológicamente posible estar en las aguas indefinidamente, pero los hechos necesitan más que ese realismo casi mágico que a diario se nos vende.

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