miércoles, 28 de noviembre de 2018


La historia a la manera de un “pechú”

Noviembre 28 del 2018


Hay que ser muy “pechú” para soltar una bola de humo y no colocar ninguna prueba testimonial sobre la mesa. ¿Estamos ante una versión tipo uña y mugre al estilo de Víctor Grimaldi Céspedes?... la historia no se construye con anécdotas y la dominicana tiene abundantes ejemplos de historietas y fabulas. Lances que no han sido, atribuciones que jamás han existido, gestas improbables. Cada quien busca ganarse un espacio dentro del protagonismo vernáculo sin respetar parámetros.
Abbes García

El trujillismo es una herida abierta para los dominicanos, desaparecido físicamente el tirano, El Jefe, El Padre de la Patria Nueva, El Generalísimo, El Benefactor de la Patria, las lágrimas no han dejado de rodar,  nadie ha buscado tampoco una curita para detener la hemorragia que nos dejó esa experiencia.

Si Johnny Abbes García (John William Abbes García; Mar.27.1924 en Santo Domingo) estuviera aún en el reino de los mortales, pudiera, si así fuera su deseo, aportar enormes informaciones sobre los últimos años del régimen de Rafael Leonidas Trujillo Molina (Oct.24.1891 en San Cristóbal; May.30.1961 en Santo Domingo), sus desmanes y sus demonios; sin dudas podría cambiar parte de la historia reciente del país, esa que se ignora cada día, la que esconden, como si no hubiera acaecido, pero mientras el hacha va y viene, vivimos de espalda a nuestra realidad.

Nadie quiere recordar que fue cronista deportivo, en la misma época que Leonardo Matos Berrido fue de sociales; que fue miembro del Comité Olímpico Dominicano (COD), y según los reportes, brindó ahí una excelente gestión. Quién sabe cuantas cosas más, antes de ser un eficiente servidor de Chapita. Mi viejo me dijo que alguna vez lo conoció, que más bien parecía alguien con algún grado de discapacidad, hizo algunas historias que ahora trato de recordar, pero también me señaló: “cuando regresé de Venezuela, harto de que en el exilio sólo se hablara de asaltar Prota (joyería), de robar en los comercios de moda en la calle El Conde, de hacerse de carros “pescuezos largos” en Santo Domingo Motors, volví a Santiago; cuando los “cepillos” del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) rondaban en las madrugadas por la General Cabrera, dormía con un ojo abierto, a mi no me iba a pasar lo que le sucedió a mi compadre y vecino Domenico Russo, que se lo llevaron y nunca más apareció”.

A ninguno de los actores de la vida nacional le ha salido “de sus forros” hablar o escribir. Zacarías De La Cruz falleció en Jun.03.1999 después 38 años en el más abyecto silencio, en la céntrica Clínica Abel González. La noche de May.30.1961 conducía el vehículo del sátrapa y sólo se limitó a contar su versión de los hechos de manera escueta en Jul.21.1961 ante el Procurador Fiscal del Distrito Nacional, Teodoro Tejeda Díaz y el juez de instrucción Wilfredo Mejía Alvarado; nunca se fue del país, nadie lo molestó, al momento de su partida se le rindieron todos los honores militares, como un símbolo sublimizado de la dominicanidad. A Carmen Imbert Brugal le escuché alguna vez decir que estaba tratando de hacer hablar a su tío Antonio Cosme Imbert Barrera (Dic.03.1920 en Puerto Plata; May.31.2016 en Santo Domingo) y de ello no se ha conocido nada.


Posteriormente al tiranicidio Imbert Barrera se refugió en la casa de Mario Cavagliano, a la sazón cónsul de Italia y resultó un huésped imprudente. El otro sobreviviente Luis Emilio Amiama Tió (Nov.09.1914 en San Pedro de Macorís; Nov.29.1980) pasó primero por la casa de Andrés Freites y posteriormente donde los esposos Mario Tabaré Álvarez Pereyra (Oct.18.1912 en San Francisco de Macorís; Nov.03.1985 en Santo Domingo) y Ana Josefina del Carmen Gautier de Álvarez, en la que sobrevivió durante seis meses, resultando todo lo contrario; en dos ocasiones la casa en el sector La Julia fue requisada. Esas veleidades tampoco se contarán jamás. El uno se hacia notar, fumaba, realizaba llamadas telefónicas indistintamente; el otro no se dejó sentir, al punto que las tres niñas del matrimonio Álvarez Gautier supieron de su presencia después de seis meses.

Joaquín Antonio Balaguer Ricardo (Sep.01.1906 en Villa Bisonó, hoy Navarrete; Jul.14.2002 en Santo Domingo) escribió sus memorias dejando una página en blanco y a 16 años de su consunción física, la misma no apareció jamás. Una noche sabatina en el diario El Nacional, Ramón Amable Naranjo Blandino (hermano de Juan Rafael Naranjo Blandino, Johnny) me contó: “recuerdas el segundo carro negro que apareció en la escena donde mataron a Trujillo; pues era yo, mí novia de ese entonces y otra pareja. Papá (don Juan Naranjo Cabreja, esposo de Dilia Irene Blandino Cabral) tenía una casa de veraneo en las afueras de la ciudad, yo acababa de regresar de Pittsburgh, donde estudiaba, y tomándonos unos tragos alrededor de la piscina escuchamos unos disparos, algo inaudito en esos tiempos; salimos a curiosear y vimos la escena. No supe como contarle a papá, que era intimo de Petan (don Juan tenía la Farmacia Televisión frente a la casa de José Arismendy Trujillo Molina, 1895-1969, en la avenida San Martín), cuando le comenté que había visto el cadáver de El Jefe me respondió no digas nada y guarda el carro”. Eso creo recordar. Pero Ramón no dejó nada escrito.
Imbert Barrera

Pocos dominicanos han dejado sus memorias, no es el estilo que corre, hubiera sido terreno fértil ahogarse en los recuerdos de Rafael Herrera Cabral (Jul.07.1912 en Bani; Nov.25.1994 en Santo Domingo), Germán Emilio Ornes Coiscou (Jul.30.1919 en Puerto Plata; Abr.14.1998 en Miami, Florida) , Mario Virgilio -Cuchito- Álvarez Dugan (Abr.09.1931 en Santo Domingo; Dic.13.2008 en Santo Domingo), Radhamés Gómez Pepín (Dic.14.1927 en Santiago; Oct.26.2015 en Santo Domingo), como máximos exponentes del periodismo y de otros tantísimos más. Escribir es un trabajo oficioso, mucho más en un país donde nadie quiere leer y donde “pasar páginas para la izquierda, produce efectos secundarios, entre ellos embrutece e idiotiza”. No nos ha dado el deseo de sondear secretos familiares, hacer balance de los recuerdos infantiles y de nuestros vecinos y amigos, buscar la verdad detrás del pacto de silencio en un intento por elaborar culpas y la vergüenza que nos inspiran los crímenes de gente que aún está entre nosotros.

Total, en la misma fecha (Nov.20.2018) que Tony Raful Tejada (Abr.28.1951 en Santo Domingo) señalaba en el Listín Diario de los rumores escuchados sobre Abbes García haría cosa de 10 años, Rafael Hipólito Mejía Domínguez (Feb.22.1941 en Santiago), quien pretende convertirse en Presidente de la República por segunda ocasión, y de quien Raful Tejada fue un poco eficiente ministro de Cultura, se despachaba con un “en los momentos apremiantes y en la toma de decisiones importantes aplicaba los consejos de Balaguer”.


Recuerdo a mi viejo caminando las calles de Santiago de Chile en plena época de Augusto Pinochet, era el invierno austral de 1986, y no paró de repetir: “si aquí hay una dictadura, Pinochet es un chivo harto de jobos ante Trujillo”. Han existido innumerables capítulos arbitrarios en América Latina, pero todo el mundo indica que la presencia de Trujillo Molina en el ámbito criollo ha sido el más cruel y sanguinario lapso de intolerancia que se haya parido jamás; los muertos tampoco se contaron, cientos dejaron el país por razones políticas; las garras del régimen en absoluto han abandonado nuestros limites fronterizos. El trujillismo está tatuado en el colectivo dominicano y sus actitudes se replican todos los días bajo la fortaleza de las fuerzas conservadoras y una gran debilidad de las corrientes alternativas.

Aunque resulte incomodo alguna vez nos hemos preguntado: ¿cuál ha sido la actitud de nuestros lideres políticos con respecto a las atrocidades durante la dilatada noche de Trujillo Molina al frente de los destinos de todos?... ¿cómplices activos hasta nuestros días?... el manejo de su estilo desde el Palacio Nacional con apenas breves diferencias cosméticas, demuestran unas enormes simpatías tratadas de ocultar con filigranas.

Se impone la pobreza cotidiana como por arte de magia, pese a que los números oficiales florecen deslumbrantes, se quiebra la institucionalidad, las remesas son fuente de sustentos para una enorme proporción de las familias dominicanas y el desarrollo se mantiene desigual y lejano. Nadie opone resistencia, los partidos políticos se volvieron obsoletos y actúan como una corporación donde todos tienen acciones, la clase trabajadora está supeditada a los designios de verdaderos héroes post-modernos, sin organización y sin nunca defender sus compromisos.

Cada dominicano que ha pasado por el Palacio Nacional después de la desaparición de Trujillo Molina, y no son muchos, con la única excepción de Juan Emilio Bosch Gaviño (Jun.30.1909 en La Vega; Nov.01.2001 en Santo Domingo), no han tenido como objetivo el beneficio de los dominicanos, sino la defensa a ultranza de sus intereses particulares y de sus socios comerciales; han colocado el neoconservadurismo como punta de lanza y cualquier guiño hacia favores para los más carenciados es un colocar las direccionales a la izquierda para girar abruptamente a la derecha.
Raful Tejada

Vamos más lejos, los políticos tratan de borrar los vestigios de todos los legados previos sin ningún tipo de complejo; llegan las aberraciones. Danilo Medina Sánchez es la versión renovada de Juan Pablo Duarte y así, vía el ministerio de Defensa coloca un busto en la avenida 27 de Febrero; nadie recordará aquella presentación televisiva donde Frank Moya Pons pretendió comparar a Salvador Jorge Blanco con el mismo Duarte (noviembre de 1986); Mejía Domínguez aparece montado sobre un unicornio; Blas Peralta en la más egocéntrica de las versiones se manda a tallar; y para que no sea exclusivo a los dominicanos, Hugo Rafael Chávez Frías es la imagen siglo XXI de Simon Bolívar, El Libertador.

Para aliñar toda la fuerza del trujillismo, ahora Luis José Ramfis Domínguez Trujillo (May.22.1970 en New York), nieto del caudillo e hijo de Angelita (María de los Ángeles del Sagrado Corazón de Jesús Trujillo Martínez, Jun.10.1938 en Neuilly-sur-Seinem suburbio parisino), también pretende ser Presidente de la República, y nadie se ha atrevido a detener aquello, en las narices de nuestras autoridades, y con un préstamo de cinco millones de dólares que se le entregó en la administración de Leonel Antonio Fernández Reyna (Dic.26.1953 en Santo Domingo) mientras Matos Berrido era director del Banco Nacional de la Vivienda y Desarrollo, sin explicación satisfactoria. Domínguez Trujillo sólo hace campaña adornado de la testosterona que hacia creer tenia su celebrado antecesor; un juego temerario y resbaladizo por parte de sus auspiciadores.

Es triste que en un país que se precie de tal, sólo Trujillo Molina y Jack Veneno, el campeón “de la bolita del mundo” levanten pasiones inconmensurables. Cuando Mario Vargas Llosa publicó su fábula La Fiesta del Chivo, más de uno señaló que era “la gran novela dominicana”, la gran historieta dominicana salida de la pluma de un peruano, como los zapatos aquellos: “italianos hechos aquí”.

Deberíamos sentir vergüenza e indignación sobre la presencia viva del trujillismo entre nosotros a casi 60 años de la desaparición de un desalmado rufián al que la suerte acompañó. En el reverso pocos testimonios de las victimas y sus descendientes; pocos se animan a escarbar donde nos han enseñado de manera interesada que no hay nada, que desenmascarar unas raíces que descansan teñidas de tonalidades más amables es una utopia.

Convendríamos en considerar también el encogimiento colectivo y la irritación que produce saber que aún hay personajes de esa época que hacen opinión en los medios de comunicación; la referencia que tengo de uno de ellos, articulista cotidiano en uno de nuestros matutinos y comentarista en un canal televisivo de escasa monta es de que era; “un calié en el Centro de Recreo de Santiago”, pero aún así también pretende hacer sus distorsiones interesadas sobre nuestra historia reciente.
Katrin Himmler

Deberíamos aprender de La matanza de Rechnitz, de Sacha Batthyany, periodista y profesor suizo, Mi papá alemán de Mónica Müller Los hermanos Himmler, biografía de una familia alemana, de Katrin Himmler. Los descendientes de líderes nazis pasaron de la idolatría al rechazo total, como los hijos de Hermann Wilhelm Göering, que se esterilizaron, o Niklas Frank, hijo del carnicero de Polonia, que se masturbaba cada año el día en que ejecutaron a su padre en Núremberg (Oct.16.1946). No hay términos medios.

Göering aterrizó en Mondorf-les-Bains, villa luxemburguesa, en los inicios del verano de 1945, convertido en un preso a los 52 años de edad; arrastraba consigo 49 maletas, joyas incrustadas de pedrería, pitilleras de oro, relojes preciosos y casi todas las reservas mundiales de paracodeína (una substancia narcótica: Papaver somniferum), se había entregado a oficiales aliados semanas antes. Durante una docena de años detentó un poder casi ilimitado que le permitía exigir cuanto quisiese; lugarteniente de Adolf Hitler, presidente del Reichstag (parlamento), comandante en jefe de la Luftwaffe (fuerza aérea de Alemania en la época nazi), miembro del Consejo Secreto del Gabinete y mariscal del Reich, representaba aún bajo custodia, el jerarca vivo de mayor rango, pero se había trocado en un líder sin seguidores, en un comandante sin combatientes, en un preso acusado del asesinato de millones de personas y de la comisión de otros crímenes contra la humanidad.
                                                                                                                                                  
Göering reconocía y aceptaba el derecho de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial para castigar a los dirigentes nazis; empero se proponía defender con vigor sus actos cuando fuese juzgado como criminal de guerra.

Si Abbes García está vivo preferiría estar en la tumba. Un servidor no lo va a creer jamás la historia fantasmagórica de Raful Tejada. Si Abbes García está vivo no desmenuzaría los resultados del régimen de Trujillo Molina, ni por asomo. La memoria compartida es una arena de luchas intensas, atraviesa elementos condensadores de cada uno de los sentidos, también los más poderosos estigmas; que debería abrumar y avergonzar a los descendientes de los trujillistas. Voces con ciertas agitaciones catárticas, que encuentran ocasión para el humor y no escatiman crudezas cuando es preciso.

A la memoria me viene el nombre de Raymundo Tirado, otro político de las mismas filas, aunque con menor rango que quiso hacer nombre con la figura de Duarte. Ramón Marrero Aristy encaró en algún momento al tenebroso Abbes García y lo acusó de ser “un chismoso sin talento”; quizás eso es en buena medida lo que somos los dominicanos, murmuradores, insidiosos, calumniadores, mordaces, intrigantes, con escasa idoneidad e insuficientes pericias.

La historia avanza, pero no se borra. Lo mismo ocurre con la memoria, aunque a veces juegue al engaño.


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