Una película estúpida, léase: ¡un clavo!
Ilustraciones de Miguel Mihura
Por supuesto, si uno se queda en las informaciones de
los diarios, la vida se tornaría color rosa, pero la cotidianidad tiene otros
matices. La caja más chica de lápices de colores que tuve tenía al menos 6
tonos diferentes, todavía guardo una fabricada en Alemania que dice 12 farbstifte / crayons de couleur / leurpotioden / lapis de cor / matite colorate.
Resultó hasta interesante ver al empresario José Luis
Corripio Estrada, a quien todos conocen como Pepín, llegar hasta el Palacio de los Deportes y estar presente en
la inauguración de la final del sub-16 nacional; la imagen es de impacto, no
hay dudas, la búsqueda permanente de un señalamiento positivo; por supuesto,
palabras de buena crianza, pero nada de promesas a futuro. Aquello se debió a
las presiones frente a su jefe que empleó José P. Monegro, presidente de la
Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), pero también
sub-director del matutino gratuito El Día,
propiedad de Corripio Estrada.
Para mi, en mi intima convicción, Monegro perdió toda
credibilidad, hace mucho tiempo, no importa si mañana llega a ser director del
prestigioso The New York Times;
demasiado llover sobre mojado, excesivas muestras de simpatías frente a los
llamados poderes lácticos, tantísimas veces empeñar la palabra para después
jugar a los olvidos. Ahora con monseñor López Rodríguez, cardenal emérito,
fuera de las luces, está buscando un clavo de donde asirse. Por los menos el sábado
le ganó la partida a mucha gente, incluyendo a su colega y “hermano” Leonardo de Jesús Heredia, conocido
como Leo Corporan, editor deportivo
de El Nacional, también propiedad de
Corripio Estrada. Este último no ha podido tomarse una foto con su jefe más allá
del desayuno que cada año celebra la institución capitaleña, pese a que el tentempié
del Mauricio Báez cuenta siempre con la presencia del propietario de los
diarios.
Las pocas acciones que ha emprendido el periodista
Monegro han sido gracias a contribuciones del Grupo Corripio. ¿Podemos adivinar
de qué marca eran las pinturas que usó en el remozamiento de algunas canchas?,
al inicio de su gestión.
Más allá de la presencia de Corripio Estrada, aquello
sirvió de escenario para que la
Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL)
celebrara las finales del sub-16 nacional, donde buscaba fichas para las
selecciones nacionales de carácter formativo. La representación del Distrito
Nacional ganó de manera invicta aquello, un evento desprovisto de cualquier
romanticismo, donde no se involucra a nadie, y las graderías muestran el
fracaso de esta administración.
Sucede, ocurre y acontece que en tres días los chicos
se vieron involucrados en 5 partidos, en una suerte de ruleta rusa donde
cualquier error conllevaba a perder. Llegaron a la ciudad capital 8 quintetos,
Barahona, Distrito Nacional, Duarte (San Francisco de Macorís), La Romana,
Moca, Puerto Plata, San Cristóbal y Santo Domingo (como provincia). Cada uno, había
ganado eliminatorias previas, pero tan cercanas como el fin de semana pasado inmediatamente
(noviembre 17/19). Bajo el mismo esquema. Las exigencias físicas desbordaban la
capacidad de estos jóvenes, algunos con serias deficiencias.
Los equipos que ganaron las regionales tenían la
posibilidad de “reforzarse” con hasta
cuatro jugadores que hubieran estado en las mismas. Tomando el ejemplo de la
provincia Duarte, esta se eliminó con Sánchez Ramírez (Cotui), María Trinidad Sánchez
(Nagua) y Samaná (Samaná). Olvidó FEDOMBAL la situación calamitosa que vive esa
parte del país por los efectos de las lluvias… ¿hubo algún intersticio para
preparar a los competidores?... ¿tienen nuestros entrenadores las artes para
integrar a jugadores de pocos recursos tácticos y convertirlos de la noche a la
mañana en hábiles piezas para consolidar un proyecto?
Cualquier final no es una caja de ensayos para medir
las capacidades de los jugadores. Esa labor de identificación corresponden a
los clubes de la base, los que trabajan cada día con los muchachos, e
inmediatamente después a las asociaciones provinciales.
¿Cuáles son los niveles imperativos de FEDOMBAL hacia
las asociaciones y de estas a los clubes?... ¿qué labor certificada por su
asociación, por ejemplo, produce el Club Deportivo Village en San José de
Ocoa?... ¿qué jugadores para cualquier tipo de selección nacional han producido
los clubes Pueblo Nuevo, Santa Cruz y Anacaona de la provincia Peravia?...
¿puede decirse lo mismo de Barrio Norte, La Fe, Benito Monción y Plaza Beller
en Dajabón?... ¿cuántos entrenadores calificados dispone la provincia de
Pedernales y sus dos municipios?... ¿cuántos monitores con capacidad de llevar
enseñanzas deportivas existen en Monte Plata, sus cinco municipios (Bayaguana,
Monte Plata, Peralvillo, Sabana Grande de Boyá, Yamasá) y sus seis distritos
municipales?... ¿qué tiene FEDOMBAL en Martín García, el municipio donde nació
el ahora celebrado alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Antonio Peña
Tavares?
¿Qué jugador de raza ha parido “la nueva era” de Rafael Fernando Uribe Vásquez?... Uribe Vásquez es
también conocido por el mote de Rafelin...
¿quién nos invita a soñar?... con el respeto que ellos se merecen los jugadores,
por supuesto, ¿vamos a competir por primeros planos con Rigoberto –El Vikingo- Mendoza, José Alberto –Tongo- Corporan, Jaison –La Víbora- Valdez, Smailin –El Secreto- Encarnación, de quien Melvyn
Miedlop López
Guillen, director técnico de la selección nacional señaló: “es muy
rápido y con gran instinto para anotar. Sin duda que
será un sólido jugador en un futuro no muy lejano”. Usted los coloca a los cuatro en una licuadora y tendrá
siempre el mismo resultado: instinto anotador, emotividad, escasa preparación física,
pocas habilidades de sacrificio, fundamentos lejos de lo deseado, un enorme egoísmo
y problemas para marcar más allá de las competencias locales.
¿Alguna vez nos hemos planteado jugar con la seriedad
necesaria frente todas estas distracciones que se promueven desde la
FEDOMBAL?... podríamos empezar con la Copa Juan Pablo Duarte en el año 2012...
¿la recuerda alguien?... quizás la primera búsqueda de este grupo, donde sin
lineamientos se plantó un evento en el que competían por igual hombres en edad
de retiro (35 años y más) con jóvenes que apenas habían dejado el
mini-baloncesto. De ahí en adelante todo ha sido una fiesta… torneos, clásicos,
más torneos, más clásicos… aval, cobros compulsivos a jugadores,
amonestaciones, enemistades que se hacen eternas, exclusiones. Al final la cara
de beatón sonriente de Rafelin, que
lamentablemente me lleva a pensar otras cosas.
Antes de nosotros se cuentan muchas historias
relativas al baloncesto, inclusive aquí han existido algunas leyendas: Virgilio
Travieso Soto, Máximo Llaverías Martí, Faisal Abel Hasbún, Félix Aguasanta, Máximo
Bernard Vásquez, Saulio A. Pichardo (Santiago, Abr.04.1922 / Estados Unidos,
Nov.05.2000, cardiólogo), Humberto Rodríguez Elías, Horacio Álvarez Perdomo, y
de momento paro de contar. A cada instante, la lógica indica que la fuerza
proviene de la manada, del conjunto, de la integridad, hoy buscamos la
caballada para otras instancias.
“Es mejor un
jugador que hace grande a un equipo, que un gran jugador”, decía John
Wooden. Quizás Rafelin no sepa quien
fue Wooden, es más, me atrevo a asegurarlo, pero tampoco quienes le rodean. Los
equipos de alto desempeño tienen jugadores que colocan a sus equipos por encima
de sus capacidades individuales. Un grupo de jugadores debe de colocarse detrás
de un objetivo común, de un plan de juego y estrategias, de valores
compartidos, que lo que es bueno para el colectivo multiplica las oportunidades
de ganar. ¿Tenemos quien nos oriente en ese sentido?
Tradicionalmente se nos repitió que la historia la
escriben los triunfadores, y que aquellos pocos reaccionarios que se interponen se les
pasan por encima. Lo único cierto es que el mundo no deja de girar y esas
figuras dominantes, con enormes controles e influencias en algunos periodos,
han tenido que ceder ante los escritos de los llamados obcecados, cariacontecidos, o como se llaman desde las oficinas del Palacio de los
Deportes: resentidos. Tristemente, Uribe Vásquez, con una mentalidad que
naufraga, no tiene quien le escriba y los que van sentados en la cabalgadura son los
otros.
En
una de las tantas cuentas sociales de FEDOMBAL apareció el siguiente mensaje: “el baloncesto dominicano no soporta más a
los “indeseables”, “parásitos sociales, que no sirven de nada a nuestro juego”.
Por supuesto, sin la valentía de señalar
con sus nombres y apellidos a esos tunantes. Hay gente que se hace pupú siempre fuera del cajón, que ni por
asomo debería hablar sobre el
parasitismo social, como tampoco mencionar cuerdas y amarras en la casa de un
ahorcado.
FEDOMBAL sucumbirá
ante el extremismo furioso de las reacciones de su presidente y descartará por
entero y de manera definitiva el hábito del progreso. Ese impulso está en este
momento en auge. No ha podido con aquellos que han seguido con visión su
accionar, aunque los acuse de “ruidosos”,
por la sencilla razón de que no son estridentes, no tienen la necesidad de buscar
dos mil pesos para el combustible,
como tampoco un anuncio de Rama Auto
Import, pero si seguros de si mismo y aunque jamás lo admita están en auge,
aunque procedan de franjas diferentes.
El baloncesto
dominicano en estos tiempos necesita de otras mentalidades. Ello incluye al
Comité Ejecutivo, donde hay gente de mis aprecios, pero tienen que admitir que
sus tiempos quedaron en el pasado.
Hubo
una vez, hace mucho tiempo, una edad de oro en la que la gente conocía su lugar
y vivía en armonía. Pero eso fracasó cuando se permitió que el llamado “bloque olímpico” alcanzara la FEDOMBAL.
El daño ha sido tan grande que no se ha podido subsanar, hay nombres que nunca
han debido pasar por la dirección de la disciplina; sucede igual en otras
tantas federaciones y en el propio Comité Olímpico Dominicano (COD). De manera
triste, sólo quienes hemos conservado recuerdos de la vieja modalidad vemos lo
que está ocurriendo.
Tres cuestiones indignan al hombre: la mentira, la injusticia
y la burla, esto debería de saberlo Rafelin,
pero él las tiene todas consigo. Es mentiroso como el que más, simulador,
artificial, arbitrario, desleal, infamante, despótico, bufo, fachoso, caricaturesco.
No hay coincidencias sobre los elementos que determinan el comportamiento
humano. Se trata de conocer cuánto influye en el hombre su herencia genética,
en qué dimensión el medio social lo forma o educa y qué efectos tienen las
circunstancias aleatorias. Todo para lograr una sociedad con instituciones que
interpreten los supremos intereses declarados por el grupo de pertenencia,
considerados como verdaderos, absolutos y legítimos.
Uribe Vásquez es un hombre con escasa imaginación, predecible, amante de las trincheras como forma de refugio, no es de acá, ni es de allá, a unos les dice que es capitaleño a otros de San Cristóbal, extranjero en su propia tierra y le fascinan los elogios. No sabe pasar desapercibido, no conoce lo que es andar en puntillas y siempre hace ruido. De una aserción fáctica podemos cabernos infinidad de decisiones valorativas.
Uribe Vásquez es un hombre con escasa imaginación, predecible, amante de las trincheras como forma de refugio, no es de acá, ni es de allá, a unos les dice que es capitaleño a otros de San Cristóbal, extranjero en su propia tierra y le fascinan los elogios. No sabe pasar desapercibido, no conoce lo que es andar en puntillas y siempre hace ruido. De una aserción fáctica podemos cabernos infinidad de decisiones valorativas.
Aprecio
con enorme satisfacción que la efervescencia de “la nueva era” va pasando, rápido, ello permitirá nuevas expresiones
y borrar las angustias de las dudas, el deseo vehemente de felicidad dentro de
la familia del baloncesto, la esperanza de
tiempos mejores, el drama de la historia y los ideales de los fanáticos. A Rafelin le acosan temores
apocalípticos de entrar en una nueva era de oscuridad porque nunca tuvo ni imaginó
utópicas expectantes, nunca una actitud militante, sólo el deseo de encarar
acciones violentas, extremas, para hacer retroceder el reloj. En su narcisismo,
piensa que solo él entiende de crisis y está en posición de revertir las
tendencias.
El
baloncesto dominicano está al borde de la extinción, aunque suene exagerado y
mucha gente no lo quiera entender, el camino que tomó este Rafelin ha sido comprometedor. Ver las noticias más allá de lo que
nos brinda su ejercito de apaniguados nos pinta una realidad muy diferente, con
imagines desgarradoras.
Cada
día hay que luchar contra la ineptitud que se ha convertido en flagelo, la
insignificancia más ensañada, al brindis de mundos de fantasía casi lisérgicos,
contra el veneno de la villanía.
¿Dónde
está el Comité Olímpico Dominicano para frenar este absurdo?... ¿dónde está el
Estado Dominicano que bendice esta perversidad?... ¿dónde está Federación
Internacional de Baloncesto que acepta estos desatinos?... ¿dónde ha quedado la
sociedad dominicana y los amigos del deporte?... de momento es un gran negocio
para unos cuantos; algunos pocos aumentan sus arcas a costa de los demás. Hoy
parece que la puerta giratoria de la comunidad rueda sólo para favorecer la
corrupción, el delito organizado, las mafias deportivas, para que las barreras
se sigan transgrediendo y casi todos se cruzan de manos para no combatir, nadie
quiere ponerse pantalones largos.
Muchas
palabras y gestos de tristeza frente a los desaciertos, pero también una larga
fila de hipócritas. En definitiva no
hacen nada, pero nada. Así tendremos un país donde los jóvenes se convertirán
muy rápido en viejos, donde muy pocos serán los entusiastas por abrazar un
deseo de superación con esfuerzos, estudios, y los que ya vamos alcanzando la
barrera de los 60 seremos tristes espectadores de una obra de teatro que
presenta una realidad que el poder político, el Estado Dominicano, la sociedad
y gran parte de la familia ven como si pasara en otro país del mundo y no en el
nuestro.
Mismamente
vemos como la droga mata y nos mata a todos, un poco todos los días, directa o
indirectamente. En este caso, la droga del baloncesto.
Al
final, como dijo Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos,
conocido como Francisco de Quevedo (Madrid, 1580 / Ciudad Real, 1645): “donde hay poca justicia, es un peligro tener
razón”. En el baloncesto dominicano de hoy se conoce una sola justicia, la
que el santurrón de Rafelin quiere
imponer.
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