Agrios edulcorados…
Caso 261: Entremés para un jueves de agosto
Ago.04.2016
Uno de sus tantos amigos fue a saludar a Rafelin, si, a Rafael Fernando Uribe Vásquez,
el único e indiscutible, también conocido por el mote de Rafelin.
Entra a la oficina en el Palacio de los Deportes y le
suelta un sonoro: “Rafael Fernando Uribe Vásquez,
también conocido por el mote de Rafelin,
mi hermano, mi amigo”.
El tipo se puso rojo, la inquietud lo asaltó, la
sonrisita de beatón contento se le borró de la cara. Le subió la sangre a la
cabeza, la ira el comió el coco, miró
al encofrado, apretó los puños para no tomar uno de esos trofeos que adornan su
oficina y lanzárselo. El pretendido dandy
perdió la compostura, el glamour, el encanto; la rabia destilaba por la
comisura de los labios. Poco faltó para que repitiera aquella frase casi mágica
del poeta argentino Vicente Luy (1962-2012): “soy de los pierden el clítoris con facilidad”.
Por supuesto, en medio de todo ese vendaval lo echó de
la oficina: “¡váyase de aquí, carajo, que
usted se ha llegado a pensar, coñazo… haciéndole coro a ese maldito de Luis
Rafael Madera, coñazazasoooo!”. Alucinando llamó repetidas veces: ¡Yipi, Yipi, coñooooo, sácame a este pendejo
de acá!”. Se impacientó porque su amigo y cómplice no llegaba. Las voces se
escuchaban en la avenida 27 de Febrero, porque el tipo deja que desear, pierde
la paciencia con facilidad, según sus propias confesiones, no como aquellos párrafos
adornados que una vez escribió Cynthia Arias en el Listín Diario: “es todo un
caballero”, palabras más, palabras menos.
El problema es que el presidente de la Federación
Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) no está preparado para ser juzgado por sus
propias palabras y los estándares que demanda de los terceros. Está más lleno
de pecados que el más pecador de los habitantes de todo el globo terráqueo,
pero además, pecados que no perdonan ni los sacramentos: mentira, cobardía, lujuria,
avaricia, soberbia, perversidad, petulancia, perfidia.
Hiere a muchos, no da la cara, es un maldito cobarde,
un mentiroso de primera línea y un oportunista como pocos, quizás lo hace como
un chiste o quizás porque en su sangre, como la de muchos dominicanos la corrupción
es endémica.
Hace unas semanas mandó a decirle a un amigo que se
preparara, que se armara con uñas y dientes, pues se sentía como una presa en
el corral necesitada de sangre, porque estaba tratando de destruir la imagen
que tanto le ha costado labrar. ¿Cuál perfil?... si tuviera un solo dedo de
frente sabría que es poco menos que un miserable. ¿Por qué no cuestionó a esa
persona de frente?... creo honestamente que debería de comprarse un Codex Seraphinianus (1981),
el libro que editó el artista italiano Luigi Serafini; es un libro, no muerde y
es menos peligroso que esa jauría de lobos que tiene que alimentar todos los días.
Descifrar lo que pone en el libro, lo qué representan las imágenes, y por
supuesto, debe ser toda una experiencia surrealista.
Federico Borrás: ¿entenderá lo que es una experiencia
surrealista?
A mi me han llegado tantas novedades de la vida de
Uribe Vásquez que ya ninguna me sorprende; de las fotografías, mejor ni
mencionarlas. La más suavecita, es que tiene una colección de las emisiones
televisivas de Alessandra Rampolla (soluciones sexuales con
consoladores agraciados, coloridos, colosales, vulgares, menudos) guardados. Una ventana indiscreta que ni Alfred Hitchcock se atrevería
a abrir. Lúgubre galería de experiencias que no conducen a ningún lugar. ¿Para qué
Rafelin guarda esas cosas?
Quizás debió de acompañar a Luke Aikins en su aventura
del pasado fin de semana o usar trajes de Spectra
Fiber, quizás así por primera vez, y como le gustaría, todo los sintiéramos
como un hombre de grandes hazañas. Pero no, prefiere encender los monitores y
observar a todo el que se acerca a los alrededores del Palacio de los Deportes.
¿A qué le teme tanto este tipo?
A mi, maní. Mientras siga creyendo que todo es
personal, pues bien. El día que tenga que decirme algo que lo diga de frente;
que no marque los teléfonos y los cierre, porque no es beeper que no recibe. Ahora, si quiere desahogarse, que compre una
botella y se ahogue en ella. Porque para mi es de los tipos que si tienen que construir
una casa colocan el inodoro a la entrada de la casa y la cocina en mitad de la
sala.
Encontré una frase que le va bien, respeto a mi: “soy el tipo de amigos que hasta te ayudaría
a esconder un cadáver, pero si me traicionas, recuerda: sé como esconder un cadáver”.
Pobre Rafelin,
ahora hasta el mismo apodo de que tanto se vanagloriaba le causa emesis gravídica.
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