lunes, 30 de marzo de 2015

¡Chupe usted y déjeme el cabo!

Hace años me llamó Julián Suero Bueno para que nos asociáramos con Melvyn López Guillen y José Frank Brito para
“controlar el baloncesto dominicano”. Le señalé que no, que esa no eran mis intenciones y que el control de la actividad correspondía a la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), en esos momentos en manos de Frank Herasme Díaz y aunque no estaba de acuerdo con sus ejecutorias, nunca he sido un conspirador.

López Guillen
Después, al finalizar el Pre-Mundial de San Juan en el año 2009, cuando Julio Toro se encargó de dirigir la selección dominicana, López Guillen y José –Maita- Mercedes, asistentes del puertorriqueño, se reunieron con Herasme Díaz para que les entregaran las selecciones nacionales masculinas. Herasme Díaz se negó y como resultado López Guillen y Mercedes estuvieron alejados de las incidencias federativas por años.

Con la llegada de Rafael Fernando Uribe Vásquez a la presidencia de la FEDOMBAL, la pareja volvió a la carga; se enquistaron en las mismas oficinas federativas, allí hacían vida permanente, como si los elegidos para el cargo habían sido ellos; usted no podía reunirse con Uribe Vásquez sin que uno de estos dos personajes estuviera presente. De ahí surgió el Colegio de Entrenadores de Baloncesto de República Dominicana, en traje a la medida, copiando los reglamentos de la Asociación de Entrenadores de Baloncesto de Perú.

Hoy, ambos “coaches” se reparten todas las selecciones nacionales, excepto la masculina absoluta que está en manos de la
Mercedes
empresa SouthGate, pero siempre son incluidos entre ese grueso listado de asistentes que lleva el país a las competencias internacionales. En el equipo de trabajo también está Juan Matos y ahí se cierra el círculo.

A finales del 2014, la República Dominicana participó en las competencias de baloncesto masculino en el marco de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en el puerto mexicano de Veracruz. El entrenador nacional fue el conocido José Luis Domínguez, mejor conocido con Boyón. López Guillen fungió como ayudante del entrenador, pero se conocieron sus oposiciones a que el cargo se ratificara a manos de su mentor y vecino; compañero en las actividades del Club Mauricio Báez. Las maledicencias no tenían fin.

La escuadra dominicana accedió al podio y terminó con la presea dorada. Domínguez ha sido un dirigente exitoso en esos eventos, por la manera en que maneja a los jugadores que están fuera del circuito de “los intocables”.

Brito
Siempre he tratado el tema de entrenadores que imponen un diezmo a los jugadores para llevarlos a jugar en los diferentes torneos que se realizan en todo el país; hay 43 eventos con etiqueta de “superiores”, y aunque los jugadores tardan en cobrar y muchas veces son engañados, hay un amplio pastel; muchas veces lanzado desde una piñata, pero pastel al fin. La moral, el pundonor, el decoro, lo honorable, la vergüenza, brillan por su ausencia.

Brito es en la actualidad el único agente reconocido por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) con que cuenta el país. En la página de la organización internacional se mencionan una serie de jugadores que están bajo su representación. Pero además, es la persona que maneja la página electrónica del entrenador López Guillen (http://www.melvynlopez.com/). La misma página en su sección contactos lo remite directamente a la cuenta de Twitter del agente dominicano (https://twitter.com/frankbrito09); el otro contacto es el hijo del entrenador, Michael López.

En nuestro idioma existe la palabra ética que proviene del griego ethikos (carácter). Se trata del estudio de la moral y del accionar humano para promover los comportamientos deseables. Una sentencia ética supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala cómo deberían actuar los integrantes de una sociedad.

La ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco de una profesión. Esa misma ética profesional estudia las normas vinculantes recogidas por la deontología profesional. La ética sugiere aquello que es deseable y condena lo que no debe hacerse, mientras que la deontología cuenta con las herramientas administrativas para garantizar que la profesión se ejerza de manera ética. La ética periodística, para citar un ejemplo, condena que un periodista reciba dinero para publicar una noticia tendenciosa a favor de una determinada persona, organización o empresa. En el mundo de los negocios, por otra parte, la ética señala que un vendedor no puede realizar operaciones por afuera de la empresa para la cual trabaja como empleado.

Al revisar los integrantes del equipo dominicano que estuvo en Veracruz, siete de ellos; no uno, ni dos, ni tres… ¡siete!... están entre los jugadores representados por Brito (José Acosta, Manuel Guzmán, Víctor Liz, Yack Michael Martínez, Kelvin Peña, Eduardo Santana y Gerardo Suero).

De las relaciones comerciales entre Brito y López Guillen no tengo nada que agregar.

¡Chupe usted y déjeme el cabo!




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