El
Coronelito frente a La Calaca
Este martes (Mar.10.2015) la Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL) llevará a cabo su reunión ordinaria mensual donde
deberían discutirse los temas ineludibles para el desarrollo de la actividad en
el país. Aquello se ha convertido en un mercado de poca monta, un espectáculo
del cual no quedan aromas aromatizados y donde los convocados van a rendir
pleitesía a los designios del actual presidente Rafael Fernando Uribe Vásquez,
a quien los miembros, en sorna, de la Asociación de Baloncesto del Distrito
Nacional (ABADINA) le han llamado “el
coronelito”.
Para la ocasión, como si no hubiera puntos más
importantes y urgentes que tratar, el tema vital es la expulsión de Saturnino
Martínez, a quien todos conocemos como Moñoño,
presidente del Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez, como miembro del Comité
Ejecutivo de la entidad con sede en el Palacio de los Deportes, donde ocupa el
cargo de vocal.
Mucho cuidado señores /
Porque la muerte anda lista / En
el Panteón de Dolores / Ya nos
tiene una pocita / Para los
compositores / Y uno que otro
periodista / Licenciados y
doctores / Todos están en la
lista… Tuku, tuku, tuki, taka / Qué recanija calaca / Cuando menos lo pensamos / Nos
hace estirar la pata / Yo me le escapé una vez / Pero por poco y me atrapa.
Hace rato que todos sabemos que el cargo de presidente de la FEDOMBAL le quedó grande a Uribe Vásquez. Amparado en unas cuantas medallas sin sentarse a analizar el contexto internacional; sin acreditar el trabajo, mucho o poco, de gestiones anteriores; este personaje que ocasionalmente se disfraza como miembro del Ejercito Nacional, sólo suma desaciertos; su manejo es tan incongruente que tiene que resguardarse en técnicos de la peor calaña, dispuesto a asaltar la disciplina en el contexto nacional, algo que evitó su predecesor Frank Herasme Díaz; periodistas de escasa monta, dispuestos a todo, a morder y descuartizar; imposición de asociaciones provinciales donde lo que menos brilla es la disposición de trabajar; mientras ha tratado de desdibujar su propio Comité Ejecutivo, para terminar corriendo en el más descarnado soliloquio.
Hace rato que todos sabemos que el cargo de presidente de la FEDOMBAL le quedó grande a Uribe Vásquez. Amparado en unas cuantas medallas sin sentarse a analizar el contexto internacional; sin acreditar el trabajo, mucho o poco, de gestiones anteriores; este personaje que ocasionalmente se disfraza como miembro del Ejercito Nacional, sólo suma desaciertos; su manejo es tan incongruente que tiene que resguardarse en técnicos de la peor calaña, dispuesto a asaltar la disciplina en el contexto nacional, algo que evitó su predecesor Frank Herasme Díaz; periodistas de escasa monta, dispuestos a todo, a morder y descuartizar; imposición de asociaciones provinciales donde lo que menos brilla es la disposición de trabajar; mientras ha tratado de desdibujar su propio Comité Ejecutivo, para terminar corriendo en el más descarnado soliloquio.
Uribe
Vásquez es un ánima que no tiene amigos ni afectos. Sólo ensaya tener socios
comerciales.
La muerte no enseña el cobre / Tampoco
hace distinciones / Lo mismo se
lleva al pobre / Que al rico con
sus millones / Uno va en estuche
de oro / Y el otro en puros
calzones / Pero pasadito el
tiempo / Quedan igual de pelones…
Tuku, tuku, tuki, taka / Qué recanija calaca /
Débiles y poderosos / De
morir nadie se escapa / Llevamos el mismo fin /
En petate o en petaca.
Existe
anuencia que la preocupación humana por la muerte se remonta hasta los mismos
orígenes del Homo Sapiens; desde hace tiempo se estudian los cambios medulares
en la estructura anatómica, en los ciclos biológicos y en el comportamiento,
presentes en el antecesor del sapiens, con el desarrollo del cerebro y la
consecuente complejidad mental y de ello la conciencia, la cognición y la
sabiduría.
Para
el filosofo y sociólogo Edgar Morín (Paris, 1921), francés de origen sefardí, en sus escritos de 1992
señaló: “... la novedad sapiens que aporta al mundo no reside, tal como se
había creído, en la sociedad, la técnica, la lógica o la cultura, sino en algo
que hasta el presente venía siendo considerado como epifenoménico, o ridículamente promulgado como signo de
espiritualidad: la sepultura y la pintura”.
Morin ve el mundo como un todo indisociable, donde el
espíritu individual posee conocimientos ambiguos, desordenados, que necesita
acciones retroalimentadoras y propone un abordaje de manera multidisciplinar y
multirreferenciada para lograr la construcción del pensamiento que se
desarrolla con un análisis profundo de elementos de certeza. Estos elementos se
basan en la complejidad que se caracteriza por tener muchas partes que forman
un conjunto intrincado y difícil de conocer.
Yo conocí un comerciante / Bueno
pa´robar al cliente / Las cosas
que valen cinco / Él siempre las
daba a veinte / Pero se murió de
frío / Pobrecito de repente / Lo mandaron al
infierno / Pa´que el diablo lo
caliente… Tuku, tuku, tuki, taka / Qué
recanija calaca / A todos esos
careros / Llévatelos de corbata / Indeseables usureros / Chupan como garrapatas.
Pretender
desafiliar a Martínez del Comité Ejecutivo de la FEDOMBAL es una muestra más de
cómo operan las cosas dentro de ese organismo. Allí está reinando el culto a la
personalidad, la negación de la institucionalidad, una despiadada tiranía, la
adhesión de adeptos con el único compromiso de lo monetario, la injusticia, el
abuso de poder, el dispendio, el cinismo, la maledicencia; el único ser con
derechos es el propio presidente cuyas decisiones no son cuestionables, ni
abatibles. Por ello, Ramón Rodríguez, mejor conocido como El Teacher, pasado presidente de ABADINA, lleno de faltas y
señalamientos, no dudó en despacharle: “cambio todas sus medallitas por un poco
de dignidad”.
Martínez,
es además, presidente del Club Mauricio Báez, entidad que permanentemente ha
sido señalada como modelo para las demás instituciones de su especie. Ha
desarrollado una excelente campaña en las categorías formativas, desde hace
años, y bajo su gestión Leonel Fernández Reyna, pasado Presidente de la
República, le entregó un completo cultural y educativo de respetable
envergadura, además de mejorar las instalaciones deportivas.
Maltratar,
como pretende, a un individuo de esas luces, podría definitivamente encausar la
posibilidad de que sus sueños de gloria, extendiendo su gestión a más de un
mandato estén en proceso de culminar. Ello, adelantaría su agonía, ya que es sabido
por todos las enormes contradicciones que tiene en el seno de su Comité
Ejecutivo. Muchos se están cuestionando si vale la pena seguir adelante con
semejante personaje.
El obrero gana el pan / Con el sudor de su frente / Para
que sus hijos coman / Aunque no lo suficiente / Mientras
muchos abusivos / Viven violando las leyes / Ganando
lo que ellos quieren / Por andarse haciendo bueyes… Tuku, tuku, tuki, taka / Qué
recanija calaca / Yo les pido una disculpa / Si
es que ya metí la pata /
Aunque son muy parecidos / No
es lo mismo buey que vaca.
En
lo muy personal Uribe Vásquez, sin un trabajo reconocido oficialmente, sin una
esfuerzo que le haya servido de guía, ha buscado desde la FEDOMBAL brindarle un
sentido a su vida, pero la misma cada vez se le torna más angustiosa, jamás ha
decidido hacer un acto de valentía; es mentiroso, ruin, cobarde, mezquino,
torpe, enfermizo, pretende pasar sin compensaciones, olvidando que vive en el
riesgo permanente de caer en el vacío. Hay demasiados diablillos detrás de su
persona, buscando cercenar un futuro que sólo él se lo cree brillante.
La
carta de César Octavio Saint-Hilaire Villalona, vice-presidente de la FEDOMBAL,
que rueda por las redes sociales, donde señala que se le regaló la posición,
acompañarán de modo indeleble el final y la memoria de la presidencia de Uribe
Vásquez al frente de la FEDOMBAL, también servirá para borrarlo del Comité
Ejecutivo del Comité Olímpico Dominicano (COD), donde ya ha lanzado, sin haber
dado un palmazo, sus aspiraciones para seguir escalando escaños. Ese poder que
considera de su propiedad está siendo desafiado por todos y estamos a 21 meses
para su conclusión.
Ante las contrariedades
Uribe Vásquez reaccionó como ante cada obstáculo que se cruzó en su camino:
eludió el equilibrio y la ponderación y se recostó sobre el conflicto natural o
provocado, se defendió atacando, subió la apuesta, fue y vino en su devaneo
argumental, cortó y tajeó sin que le temblara el pulso. Tal es su
determinación
por conservar el bronce y el oro acumulados en tantos pocos años. La
virulencia de su reacción destila una virtud: lo mantiene en el centro de la
escena. El pecado es que esto reduce el espectro de sus adherentes al nivel más
bajo posible.
La balanza de la vida / Está
muy desnivelada / Hay pocos que
ganan mucho / Y muchos no ganan
nada / El trabajo del obrero / No tiene compensaciones / Con esto del minisueldo / No alcanza
ni pa´camiones… Tuku, tuku, tuki, taka /
Qué recanija calaca / Si
tú conoces al diablo / Ruégale
que no sea ingrato / Pa´que el
costo de la vida / Se nos ponga
más barato.
Sólo los que están muy
a favor suyo lo siguen apoyando. Aparentemente son muchos, se nos hace creer
que individualmente son más que la cosecha que pueda hacer cualquier dirigente deportivo,
inclusive el mismo presidente de COD, Luis Mejía Oviedo. Pero quizás no le alcance
para ganar una nueva elección y retener el gobierno federado. La muralla
levantada para defender su poder no entiende de matices y deja afuera a todo el
que dude. Es con él o contra él. Y, al menos hoy, los que están con él son
menos.
Uribe Vásquez como,
diría Arturo Pérez Reverte, queda definido en las siguientes líneas: “éramos
chusma, dice su sonrisa desvergonzada. Éramos pijolinos con dinero que querían vivir aún mejor, o grises funcionarios
sin futuro, o mediocres profesionales, o tiñalpas
analfabetos sin otro oficio ni beneficio que arrimarse a los que mandaban.
Y enloquecimos de codicia cuando nos pusieron delante, por la cara, la caja del
dinero abierta y la posibilidad, nunca antes soñada, de meter la mano dentro. Y
entramos a saco, naturalmente: coches, ropa, viajes, juergas. Era el sistema,
era el estilo, eran las reglas. Era la ocasión de nuestra vida, y quizá nunca
fuéramos a vernos en otra semejante. Bailando sevillanas en la caseta de la
feria. Por eso sonríen”.
Creo que el momento
llama a estar al lado de Saturnino Martínez, Uribe Vásquez acusa el síndrome
del pato renco, sigue al mando, pero sin pudor y sin piedad. Allí mismo está el
pecado: así, cualquier opositor que surja no tendrá otro poder que el que él le
permita ejercer, del modo y por el tiempo que él disponga. Tratará de reducirlo
a un eunuco dentro del mundo político/deportivo. Se hace impensable que los
miembros de las asociaciones provinciales decidan votar a alguien así.
Mucho cuidado señores / Los
que ya son votadores / Ahí vienen
las elecciones / Con sus
manipuladores / Y cada partido
dice / Que votar por ellos debes / Y que de aquí en adelante / Nos darán vida de reyes… Tuku, tuku,
tuki, taka / Qué recanija calaca / Y ahí viene otro presidente / A sonarnos la matraca / Viene prometiendo mucho / Pero dará pura / Tuku, tuku, tuki, taka.
En este mar de
irregularidades es donde Uribe Vásquez muestra su centralidad y pretende mantenerse
intacto e indiscutido. Hasta el momento nadie se anima a oponerse a sus
designios, a su francachela, a su desorden institucional. Un abuso contra
Martínez será la prueba definitiva de que nunca hemos estados a buen resguardo
en una administración sin proyectos. Pero buena parte de sus amigos empiezan a
desesperarse porque ven en riesgo sus parcelas de poder, rumia su descontento
por los rincones pero sigue aplaudiendo de cara al público, como si hubiera
decidido castrarse la ambición.
Mientras
continuemos bajo el manto de las elucubraciones fantásticas del presidente de
FEDOMBAL no avanzaremos más de lo poco que se ha alcanzado; este año,
competitivamente se perfila aciago, lo que servirá para aumentar su desdicha, y
muchos empezarán a aspirar a su puesto pese a su empeño de ser el arquitecto de
una nueva FEDOMBAL. No hay que sacarse el casco antes de que termine la guerra;
hay que estar vigilante frente a este pelafustán.
Este que se creyó alguna vez que fue parido por las
hadas, la calaca lo tiene tomado de las manos.
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