Busqué los borradores que aún
no he publicado y me encontré con más de una docena. Habrá que irlos subiendo en
sazón. Después, me fui al muro de Facebook
de Ramón Rodríguez, a quien todos conocemos por El Teacher, presidente de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional
(ABADINA) y llegué hasta el 26 de junio del presente año; por lo menos desde
esa fecha a esta parte no ha subido ningún comentario. Semanas atrás vi unos
trabajos que habían sido publicados en las páginas del vespertino El Nacional,
pero no me llamaron la atención.
Pero El Teacher se ha quitado de toda la vida que regularmente hacía. De
momento, ha abandonado la
ABADINA y no se tienen noticias de el. Lo último que se supo
es que tomó el ferry para unas vacaciones
en Puerto Rico.
En el país dejó más cabos
sueltos de los aconsejablemente prudentes y eso ha dado motivo a comentarios
muy desafortunados.
Pese a mis enormes
diferencias con Rodríguez, dejaré establecido que no creo todo lo que de él se
dice. Hay demasiada inquina entre sus cuestionadores y mucho veneno que se
vierte contra su figura. Entonces, se abren las interrogantes de siempre, la
calidad moral de los que alzan la voz en contra, la búsqueda de estos por
escalar posiciones, las mentiras ocultas en el accionar de algunos, inclusive
de aquellos que sin capacidad también se inmiscuyen en los espacios de
comunicación.
Todo dirigente de clubes del
Distrito Nacional busca llegar a la
ABADINA , todos sin excepción, para luego terminar aplastados
por la institución. Apenas se llega a la posición, mucho más si es a la de
presidente de la misma, llueven los improperios, las acusaciones veladas, las
objeciones, las impugnaciones, el jugar con dignidades ajenas, las
advertencias; así todo el mundo cree que es una tacita de plata, que por demás,
evacua en cada sorbo de café una monedita del mismo metal.
Que Rodríguez haya sido tan
descarado que se atrevió a montar un evento superior sin todos los cabos
atados, es una cosa; que haya llegado a la institución sin un programa ni una
hoja de propósitos, es otra; que se haya rodeado de toda la crápula del deporte
capitalino y escogiera unos asesores que ya no dan para más, es también otra
vaina; pero que sea un vulgar ladrón como se quiera decir, así no; eso no lo creo
a menos que se le declare culpable en los tribunales de la república.
La única vez que Rodríguez
levantó una observación sobre mis artículos fue por una discrepancia ortografía;
después calló ante todas mis observaciones. Sabía que tenía mis ojos sobre sus
espaldas, pero sólo encontró ese resquicio para hacerme una llamada de
atención. Todo los que lo conocemos sabemos que tiene sobradas horas de
lecturas y le gusta el quehacer cultural.
Esa misma discrepancia fue tomada como punta de lanza
por el entrenador Melvyn López, principal asesor en aspectos técnicos del
presidente de la
Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y presidente
del Colegio Dominicano de Entrenadores de Baloncesto, que de asuntos de
inspiración humana, letras y bellas artes no sabe ni un cuesco. Un carajo que debería
besar el suelo que yo piso, y él sabe perfectamente porque. Pero esos mismos
desafueros me han servido para cuestionarme muy íntimamente si el señor López, está
en condiciones de trazar pautas al baloncesto dominicano… ¿a dónde se fue El
Señor de los Anillos?... FEDOMBAL anda cuestionando a un chico dominicano que
funge como agente de jugadores… ¿sabía FEDOMBAL de la relación de López y ese
joven?... ¿sabe FEDOOMBAL que ese mismo muchacho maneja la página electrónica
de López?
Hablar graciosamente de 8
(ocho) millones de pesos es algo que mueve a la risa en un evento de capa caída,
cuestionado hasta los tuétanos por la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL), que de paso, ha hecho todos los esfuerzos por desmembrar
este clásico del deporte capitalino desde hace más de 20 años, para quedarse la
entidad con el mismo y procurarse los pocos centavos que produce. Cada día los
ataques al Superior del Distrito Nacional por parte de la FEDOMBAL son más
abruptos, punzantes, intolerantes, ácidos, desorejados, hirientes, torcidos.
Tampoco la actual administración ha desistido en este empeño, seducida por
cantos de sirenas.
A Rodríguez se le vio de
brazo con mucha gente, le sobraba empeño y ganas de sentirse importante, pero aún
así no hizo un buen desempeño y para peor abandonó las categorías formativas y
por completo la rama femenina, al punto de entregarle el Superior de damas a
Roberto Ramírez, o como realmente se llame, el mismo de la Federación Dominicana
de Clubes (FEDOCLUBES), sobre quien no abundaré, pero todo el mundo sabe mi posición
sobre este nefasto, aciago, lúgubre, desdichado, trágico, calamitoso,
deplorable, sombrío, y luctuoso personaje… lo dejaré hasta ahí para ser considerado
con su figura.
Ninguno de los remedios que
intentó, con sus famosos y ya seniles asesores, Alejandro Asmar Sánchez (Chito)
y Leonardo de Jesús Heredia Castillo (Leo Corporan), ha logrado sacar del
pantano a la entidad que con tanto empeño buscó presidir. En algún momento
de Feel like going home alguien menciona un proverbio
africano: “las raíces del árbol no dan sombra”. Es misterioso su sentido,
aunque podríamos conjeturar que se refiere a que no conocemos las profundidades
y los orígenes de aquello que nos satisface. Esta frase el amigo Rodríguez la entenderá
perfectamente; con su administración ha pasado lo mismo, nos dejó a la espera
de un verdadero relanzamiento del baloncesto capitalino.
Más de uno de los
propios miembros de ABADINA me han ofrecido datos para desprestigiar el nombre
de El Teacher, los mismos que aspiran
a posicionarse dentro de la misma para hacer las mismas indelicadezas de muchos
de los antecesores.
Los últimos datos disponibles
arrojan una cosecha muy magra para la necesidad de sumar recursos, y la entidad
no ha sido capaz de crear estrategias firmes para superar las crisis; desde
hace más de tres lustros repiten la misma dosis, dedicarle el Superior a los políticos
de ocasión para que estos desembolsen algún dinero; estos también han visto la
necesidad de retener sus propias porciones del pastel.
ABADINA padece una renguera insostenible. La historia es apenas una muestra del
embrollo y de las luchas feroces que hace rato abundan entre los que deberían
hacer baloncesto en la ciudad capital.
Los directivos de los clubes han terminado
convertidos en una orquesta que desafina en toda las líneas, aunque el reparto
de culpas debería incluir o comenzar por quienes los han puesto y mantienen en ese
lugar. Siempre lo mismo, aspiraciones sin formación sólida.
La repentina salida de la actividad
de El Teacher, los pormenores de su viaje
al exterior y los detalles de los
manejos administrativos en ABADINA, vuelven a
recordarnos que el baloncesto dominicano es esencialmente dramático.
Nos enfrenta, otra vez, con opciones
cruciales que, con toda la historia a cuestas, despliega un abanico de
especulaciones tropicales, suspicacias y aprovechamientos. La concentración del
poder y la subestimación de las instituciones, aún cuando formalmente se
cumplan sus prescripciones; acrecienta esa sensación de equilibrio en una
cuerda floja.
Rodríguez ya ha sido crucificado
por FEDOMBAL y los suyos: la “traición” ha sido perpetrada y el daño al
baloncesto busca destruir el mito de su invulnerabilidad; en el camino sólo
Yack Michael Martínez, quizás sin proponérselo, ha sido su más ferviente
defensor. Señaló a su regreso de Caracas, hace poco más de un mes, que el
verdadero baloncesto dominicano, el de más nivel estaba concentrado en el
Superior del Distrito Nacional. El
Teacher ahora tiene una duda cruel: cuales lealtades mantiene. Ya conoció
que sus amigos lo habían abandonado.
Todo el mundo especula si Rodríguez
mantiene el mismo poder de fuego que logró meses atrás.
Para saberlo, tiene que dar
la cara y convencernos que es así. De lo contrario, sus propios compañeros de
aventuras se lo cenaran en los parqueos del Palacio de los Deportes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario