domingo, 28 de abril de 2013


Caracas a 120 días

Los plazos se cumplen irremediablemente, la ejecución de los planes será siempre la única vía que nos permitirá disponer de tiempo para las celebraciones. La selección nacional absoluta de baloncesto, en la rama masculina, está a 120 días de su presentación en el Pre-Mundial de Caracas y hasta el momento nada se dice; el absoluto mutismo reina alrededor de la misma sabiendo todos que es una enorme pasión que envuelve y llena todos los espacios de sus seguidores.

Rafael Uribe
Como he señalado en varias ocasiones, cada quien tiene su propio equipo en la cabeza, cada cual forma sus 12 jugadores de acuerdo a sus preferencias e intereses, y cada uno tiene la esperanza de que sea su propia estructura la que nos llevará a la gloria. Por supuesto, a la hora de hablar de la selección que más nos conmueve las sugestiones y juegos hipnóticos salen a relucir.

Hay quienes han estado alrededor de la selección nacional vendiéndose como piezas indispensables, buscando puntadas que terminan en verdaderas putadas.

La Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) ha convocado su Comisión de Selecciones Nacionales, organismo que nació interfecto, sin que haya trascendido nada de lo tratado. Quizás algo haya empezado a heder incorrectamente.

El baloncesto a los más exigentes niveles competitivos es más que una selección, es una cultura, una exaltación, un sentimiento, pero sobretodas las cosas es un equipo. No tenemos cultura y no me refiero a aquella que se adquiere a través de libros, visitas a museos y exposiciones de arte o salones de música; nos hace falta una cultura para templarnos como una estructura, nacer desde la base y escalar por los meollos de la disciplina, por eso, cada vez nos desmembramos en los grandes escenarios.

No contamos con el entramado del sentimiento patriótico labrado desde nuestros inicios, pues dentro de nuestras fronteras el país y la sociedad nos golpean rudamente desde antes del nacimiento; por eso vamos con tantas deficiencias, con enorme sed de venganza, tratando de que las añagazas sean el vehículo que nos conduzca a planos superiores.

Los dominicanos nos hemos convertidos en expertos la hora de formar selecciones pero desde hace décadas no
tenemos un verdadero equipo: después de aquella ilustre y aún venerada medalla de oro obtenida en el Centro-Basket de Panamá en 1977, hubo que esperar que surgieran Soterio Ramírez y Franklin Western para alcanzar nuevos podios. Pasaron 20 años y la química de Héctor Báez, Hugo Cabrera, Víctor Chacon, orlando Cotes, Tony Fraden, Eduardo Gómez, Kenny Jones, Aldo Leschchorn, Iván Mieses, Héctor –El Vikingo- Monegro, Vinicio Muñoz Frank Prats, Manolo Prince, Winston Royal, Miguel –Pepe- Rozon, Sergio Taveras (por estricto orden alfabético, porque en este mundo de mediocres apandillados, nadie sabe, nadie sabe), no se repitió pese a que aparecieron en el camino José Luis –Boyón- Domínguez, Mauricio Espinal, Víctor Hansen, Tito Horford, José –Maita- Mercedes, José Molina, Pedro Leandro Rodríguez, Mario –Lolo- Regus, Máximo –Tepo- Tapia, José –El Grillo- Vargas, y tantos más que la memoria no me alcanza.

Soterio y Franklin, jugadores sin estruendos, lograron concitar la atención de sus compañeros. Sin ser jamás los más coloridos, imponían respeto a base de autoridad y confianza; al revisar las estadísticas eran también los que más aportaban. Valientes capitanes que supieron sortear los mares tormentosos de las competencias internacionales y colocarnos de nuevo ante la vista sigilosa de todos.

Eduardo Najri
Desde siempre, República Dominicana ha tenido el privilegio de tener unos jugadores atléticos hasta la saciedad, que llegan a ser la envidia de otras naciones, pero con la enorme desventaja de que se han formado sin destrezas, sin fundamentos; en el camino ha quedado el pulimento de sus virtudes y la corrección de los aspectos del juego que han debido ser mejorados. Cualquier acción voluntaria requiere cierto nivel de destreza motora para una ejecución eficaz, también implica la elección de la acción a realizar. En algunos casos, la situación de tener que elegir entre diferentes opciones puede ser muy sencilla, en otras situaciones más complejas, la elección no se plantea desde una disyuntiva sino entre varias posibilidades de acción.

Los deportes de equipo representan una situación todavía más compleja, suponiendo un gran desafío en términos de toma de decisiones. En el baloncesto, las pericias motrices que tienen lugar se caracterizan por la necesidad de adecuarse al entorno cambiante de su desarrollo. Por tanto, en la ejecución de tareas, además del componente técnico de la realización motriz, se requiere por parte del jugador el empleo de conductas tácticas, que permitan una actuación competente en cada momento del juego. Son habilidades motrices denominadas abiertas, predominantemente perceptivas o de regulación externa. Las habilidades abiertas requieren un nivel de atención selectiva para permitir la percepción y el procesamiento de todos los estímulos significativos para alcanzar la decisión óptima.

Restan cuatro meses para la cita caraqueña y todo parece estar en un limbo que nadie quiere tocar. El limbo es aquel lugar designado por los teólogos de la edad media a donde debían ir las almas nacidas antes de la venida de Jesús y donde se suponen están patriarcas como Sócrates, Platón y Aristóteles; por no estar bautizados se les negó la entrada a los cielos, pero se les asignó un lugar separado del infierno. Esas ánimas, descritas por Dante en La Divina Comedia, aguardan el juicio final en estado de beatitud, eximidos del pecado y sus castigos, sin llegar a la suprema felicidad del paraíso.

Devon Collier
Entramos, casi obligados, en terrenos donde nadie quiere moverse pero en los que hay que atreverse y empezar a trazar pautas. No tenemos a la fecha un entrenador nacional designado, tampoco un cuerpo de técnicos y observadores estudiando el desempeño de los jugadores propios y extraños, nadie sabe de un Devon Collier (6’08, Oregon State, hijo de Emely Peña; 12.6 puntos, 6.0 rebotes, 1.7 asistencias, excelente lance de media distancia, versátil y brillante defensivamente) que los puertorriqueños amenazan con incluir, tampoco de un Facundo Campazzo (5’10, Peñarol de Mar del Plata, integrante del equipo argentino en los Juegos Olímpicos del 2012, jugador rápido y ágil. Más bajo que la mayoría de sus rivales, pero logra suplir esa falta con buen dominio de la pelota, un buen tiro exterior, y una defensa intensa. Su entrenador, Sergio Hernández, lo ha graficado: "tremendamente competitivo, muy inteligente y disciplinado).

Sólo Alex Rodríguez en las páginas del Listín Diario y un chico que tiene una pagina llamada Dominicanos en Basket, brindan informaciones al respecto.

Hay que partir del hecho de que el último entrenador nacional, John Calipari, no dejó nada para el futuro de la actividad en el país; tomó un grupo de jugadores que le fueron mostrados, buscó unos patrocinios y se ganó un dinero. Un hombre que vino a lo suyo y se encontró con que otros estaban dispuestos a ofrecerles un pastel mayor, atrapar una pieza para su reclutamiento y poco más. Aun sigo recordando sus palabras en el auditorio de la Compañía Dominicana de Teléfonos (CODETEL) en mayo del 2011: “he venido aquí a hacer negocios”. Después, el más absoluto mutismo. Decir después en una nota de prensa que el grupo debería ser manejado por un dominicano no es nada del otro mundo; debería, si, ¿pero a quien debemos recurrir?... creo que tendríamos que desenterrar del olvido forzado a los viejos robles.

El más reciente de los rumores indica que se tentó a Bill Donovan, laureado entrenador de la Universidad de Florida en Gainesville, campeón dos años consecutivos con el dominicano Al Horford en su escuadra, además del puertorriqueño Walter Hodge, el francés Joaquin Noah, entre otros. Antes, como señalamos, se tendieron redes alrededor a Tom Izzo (Michigan State), Bill Self (Kansas), Sergio Hernández (Peñarol de Mar del Plata) y Néstor García (Boca Juniors). García firmó hace varias semanas para hacerse cargo de la selección nacional de
Sergio Hernández
Venezuela.

De los seguimientos, si se realizan se hacen en la más desconcertante de las prudencias; conversando con varios jugadores hemos podido captar la ausencia de comunicación efectiva. Nadie se interesa por la suerte o la desgracia de los atletas, de los posibles nuevos integrantes del equipo nacional, de los jóvenes que vienen subiendo. Con sus defectos y virtudes los miembros o los probables integrantes de los seleccionados nacionales no pueden ser tratados como una simple mercadería. Estos chicos, en su generalidad, están dispuestos a entregarlo todo por la causa nacional.

El seguimiento debe ser impuesto por la gerencia; todo indica que en los actuales momentos nuestra gerencia está acéfala. Hay pánico en las oficinas de FEDOMBAL ante la posibilidad de que Eduardo Najri no continúe al frente de la misma; con ello, su contraparte José Miguel Bonetti Du-Breil y la empresa SouthGate. A estas alturas nada de definiciones, pero si enormes contradicciones.

SouthGate tiene sus bemoles, además de la selección nacional, el conjunto Leones de Santo Domingo en la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) ha resultado una carga pesada; en el béisbol profesional, los Leones del Escogido tienen la obligatoriedad de tratar de mantener los estándares de los últimos años, pese a la anunciada salida de su gerente general Moisés Alou. Situaciones nada agradables.

La realidad indica que no se tienen todos los cabos trabados. No hay nada tangible con relación al dinero que
Felipe Payano
aportaban la Secretaria Administrativa de la Presidencia y el ministerio de Deportes, que estaban en manos de Luis Manuel Bonetti Veras y Felipe Payano en la administración de Leonel Fernández Reyna. Bonetti Veras es presidente de SouthGate (Bonetti Veras y Bonetti Du-Breil tienen lazos consanguíneos). La parte del ministerio de Deportes está muy condicionada, la actual cabeza de la entidad ha dado muestras de ser escasamente espléndido con el caudal que recibe. Se estima que entre ambas instituciones aportaban alrededor de un millón de dólares.

Si SouthGate decidiera no inmiscuirse en el manejo de la selección nacional más de un proyecto quedaría trunco; este año no se ha escuchado ni por asomo la posibilidad de fogueos con equipos de otras naciones, pese a que también el europeo de la especialidad se desarrollará de manera paralela.

Hay jugadores que han estado en las últimas dos concentraciones que han señalado públicamente que si Najri no participa en la conformación del equipo no se enfundarán la franela nacional. Hace dos años, para los Juegos Panamericanos de Guadalajara segundones de Najri trataron de impedir que algunos integrantes no asistieran a las prácticas. Hay una diferencia abismal en la forma de ver las cosas entre los jugadores dominicanos y sus pares de otras latitudes, como Emmanuel Ginobili, Marcelinho Machado, Richard Lugo, Jerome Mincy, Pau Gasol, Dino Meneghin, Dirk Nowitzki, entre otros.

Cada dominicano desea que su equipo pueda brillar en lo más alto del firmamento deportivo. La oportunidad de trazar un programa de cara al futuro y sin contratiempos está siempre al alcance de las manos. En los actuales momentos se debería realizar una convocatoria abierta, sin los privilegios excluyentes de figuras que pululan alrededor de nuestra enseña y alrededor del propio Eduardo Najri y sus compañeros; gente que busca dar puntadas solamente si hay dinero, mucho dinero.

Si Najri regresa me gustarían dos cosas, primero que anuncie de manera expedita cual será el futuro de la
Luis Manuel Bonetti Veras y José Miguel Bonetti Du-Breil
selección, que amplíe los programas hasta las categorías formativas y que integre a más personas al proyecto nacional; segundo, que empiece a desoír las voces perniciosas que se le han acercado, las mismas que siempre han querido decirle al oído lo que jamás se atreverían a exponerle en publico.

Si su decisión fuera no continuar, por cualquier motivo, es de honor agradecerle las satisfacciones que nos ha brindado, pese en lo particular no estar de acuerdo con las formas, pero por siempre estaremos obligados que dentro de todas esa marea crispida que vivió nuestro equipo nacional lució más estructurado; le estoy profundamente compensado porque demostró que si podemos. Que a mucho labrar rompió barreras y se impuso, fundió voluntades, y demostró que si se pueden alcanzar aquellos horizontes inmensos.

Tomando notas de Emilio Castelar (Cádiz, Sep.07.1832/Murcia, May.25.1899), presidente de la primera República Española y el orador más elocuente que conoció España, diré aplicándolas a la actividad que nos referimos: voy  defender las ideas del baloncesto dominicano, si es que deseáis oírlas. Estas ideas no pertenecen a ningún ser en particular, ni a las asociaciones, ni a los hombres, mucho menos a los figurines; pertenecen a nuestra humanidad. Basadas en la razón, son, como la verdad, absolutas, y como las leyes de Dios, universales. Por eso la persecución no puede ahogarlas, ni la espada del tirano vencerlas; pues antes que el tiempo desplegara sus alas, fueron escritas en libros mas inmensos que el espacio, por la mano misma del Eterno. Así, los hombres que se pierden en el Océano de la vida, los poetas que adoran lo eternamente bello, los filósofos que leen la verdad absoluta en el puro cielo de la conciencia, no hacen más que arrojarlas en ondas de luz sobre la menta del pueblo.

Hace ya largos años que un hombre encerrado en el secreto santuario de su propia conciencia, se propuso regenerar el mundo científico, abriéndole horizontes infinitos. Este hombre se llamaba Descartes. El demostró que la humanidad era al mismo tiempo objeto y sujeto de la ciencia, y que debemos reconocer por único criterio científico la razón, cuyo destino es herir a la autoridad, como el rayo del cristianismo hirió los ídolos del Capitolio. Estas ideas descendieron bien pronto de la mente del filósofo a la conciencia del pueblo; porque la providencia difunde con su divino soplo en los entendimientos los principios salvadores que han de regenerar a las naciones. Entonces, entre el principio basado en las leyes del tiempo y el principio basado en las leyes de la razón, se entabló una contienda que pone espanto en el ánimo; pero no olvidéis que se desencadenan en la historia tempestades necesarias, que agitan horriblemente la atmósfera, sin romper por eso la cadena que une a la tierra con los mundos.

Algún día irán nuestros hijos a registrar en las páginas de la historia los colosales poderes que han vivido en apartados siglos, y les causará el espanto y la admiración que a nosotros nos causan las pirámides de Egipto; y en su espanto no sabrán que admirar más, si la inmensa grandeza de esos poderes, o la afrentosa esclavitud de sus progenitores.

Pidamos que se realice la fraternidad entre todos los hombres, y la fraternidad entre todos los pueblos, porque todos nos encaminarnos a una patria que es el cielo. Pidamos que se realice en todas sus aplicaciones la verdad cristiana; que la Justicia sea el sol de nuestras esferas sociales; que las clases menesterosas reciban el pan de la inteligencia, no del Estado sino de la libertad de su trabajo. El trabajo, señores, que es a la propiedad lo que el cincel de Fidias es al mármol, debe recibir de la justicia la debida recompensa. En fin, señores, pidamos a Dios que Inglaterra sea verdaderamente aliada de la libertad; que Alemania, mente del mundo, nos revele nuevos misterios de la ciencia, nuevos secretos del arte; que Francia sacuda su letargo y vuelva a ser el tribuno de los pueblos; que Hungría y Polonia rasguen sus túnicas de esclavas, y que Italia, esa prodigiosa artista que regala con dulces armonías el sueño de sus señores, se levante herida de sus recuerdos y recoja del suelo la rota lanza de Bruto y Cincinnato; porque con ideas tan grandes, y con tan denodados guerreros, el triunfo de la libertad será, sí eterno.

En lo que resta del camino, FEDOMBAL deberá plantearse los lineamientos con la selección nacional, sea con Najri o sin él, pues Caracas está a la vuelta de la esquina. De aquí en adelante solo hay reloj para correr. Esperamos lo mejor, nos preparamos para lo peor, nos olvidamos lo que piensen los demás y haremos lo nuestro.

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