sábado, 7 de abril de 2012

Una bomba que explota


La dinámica del baloncesto no se detiene jamás y obliga a soluciones eficaces en un breve lapso de tiempo. Para este verano, que se adelanta caluroso, República Dominicana tiene un mar de compromisos que promete mover al extremo la nueva administración del ingeniero Rafael Uribe Vásquez. Para los adultos mayores está el Centro-Basket de Puerto Rico, en ambas ramas y el Pre-Olímpico varonil en Caracas. La Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) designó comisiones para ambos equipos, así como para toda su estructura. Asoma también el Panamericano de damas sub-19 en Brasil y el sub-15 masculino, aún en sede y fecha por decidir.

Enormes compromisos para fechas que están a menos de 70 días.

La selección adulta masculina, a cuya comisión pertenecemos, tendrá el más fuerte reto en los últimos 34 años y por segunda vez en nuestra historia estaremos enfrentándonos oficialmente a equipos fuera de nuestro continente. Con Corea del Sur nos batimos en el Mundial de Filipinas en 1978, pero frente a los rusos, con los que nos veremos en la capital venezolana en primera ronda, viviremos una situación inédita. Quedan en el recuerdo choques contra China Popular, Checoslovaquia y Australia.

La comisión de referencia, está trabajando en pos de alcanzar las mayores integraciones, pero la dirección de FEDOMBAL espera de la decisión de SouthGate, empresa que condujo el equipo en el torneo de las Américas del 2011, para definir la ruta definitiva de trabajo. Las expectaciones muchas veces son angustiosas. Esta vez se da por descontado que presentaremos en el Centro-Basket como en el Pre-Olímpico la misma escuadra. De ñapa, tenemos un tope con la selección de Estados Unidos en la ciudad de Las Vegas (Nevada) el 12 de julio.

Nuestras tres figuras con cartel NBA presentan sus bemoles. Tengo que admitir que aquellas palabras de Julio Subero, pasado presidente de la FEDOMBAL han sido arrolladoras: “veras como la magia de los NBA se desvanece, de ese grupito sólo perdurará el puertoplateño”.

Al Horford está lesionado; Charlie Villanueva sólo hace abrir nuevas interrogantes sobre su futuro como profesional; y Francisco García ha visto disminuir su juego con Sacramento Kings. Kelvin –El Pollito- Peña se fracturó el tabique nasal mientras jugaba con los Toros de Aragua, precisamente en Venezuela, donde es ídolo. Piezas imprescindibles para un buen mercadeo, dirían todos al unísono.

Lamento disentir del buen amigo Alex Rodríguez en su columna del Listín Diario (Triple Team, Abr.05.2012), donde indicaba que el equipo tricolor sería la ocasión para que Villanueva y García relanzaran sus carreras. La selección nacional no necesita nombres a estas alturas, tampoco puede ser un escaparate para reverdecer glorias pasadas. Necesitamos hombres dispuestos y disponibles para la causa. En el caso de García, no ha terminado ningún torneo con el equipo, por lesiones, y Villanueva ha sido un experimento muy costoso y disgregante.

De Horford no regresar está campaña con los Atlanta Hawks, estoy convencido de que no se enfundará la franela nacional. Sus razones serán validas sin chistar, Golpe del destino difícil de asimilar para nuestras expectativas, que podría terminar siendo devastador. Las posibilidades de reemplazo son mínimas para quien es ya uno de los mejores jugadores de toda nuestra historia, en apenas un cuerpo de 26 años de edad.

Ello nos deja a un Jack Michael Martínez en solitario para que una vez más se haga cargo de una tarea titánica.

Siempre me ha asombrado la disposición de Martínez frente a los compromisos nacionales, responsabilidad a la que siempre ha mostrado su pecho y al tiempo de dejar el corazón sobre las duelas. Como indicó Joaquín Balaguer previo a las elecciones del 1 de junio de 1966: “no merece terciarse la banda presidencial quien no es capaz de dar su pecho por la patria”.

El problema radica en quien o quienes podrán auxiliarlo y oxigenarlo. Para estas competencias se necesita sumar a Horford y Martínez más la mitad de cada uno de ellos con una pizca de centímetros; algo tal como el Teorema de Pitágoras urgido de una unidad adicional para estar correcto. En está época, un complemento perfecto sería un José –El Grillo- Vargas versión 1989 al 1995, un jugador que nunca se aprovechó de sus intentos al canasto pese a su fama y liderazgo.

Corren con la posta los nombres de Eulis Báez y Orlando Sánchez de gratos recuerdos en Mar del Plata y quizás Edward Santana, Alexis Montas y Manuel Guzmán. Mientras se procura estatura habrá que defenderse con garras y dientes. Con los días contados, seguro que se tocará la puerta de Josh Asselin en España y se tratará de que Eloy Vargas coloque sus 208 centímetros a favor de la causa nacional.

Después, sólo un milagro divino con una fuerte aplicación de ungüento Duarte, nos agregaría más tamaño, más envergadura, más mollero como dicen los boricuas, para poder pelear en el repechaje.

Báez y Sánchez aportan versatilidad, ponen ritmo y por momentos pueden desequilibrar. Juan Pablo Montas y Karl-Anthony Towns deben entrar en el baile. El romanense es intenso, mientras el juvenil nos aportaría ese tiro de larga distancia que todos ansiamos, aunque hay que esperar si está listo para enfrentarse en la categoría de los pesos pesados. Humildemente, yo le abriría todas las puertas.

Quedan pendientes la decisiones sobre la elegibilidad de jugadores como Manny Quezada, Sammy Mejía, José Olivero, Ronald Roberts-Santos, Antonio Peña, Chris De La Rosa, James Feldeine, Alejandro Rodríguez, Michael Carter-Williams (Syracuse University, 6’05) y unos pocos más.

La disposición de la FIBA sobre los pasaportes antes de los 16 años de edad resulta un absurdo para una nación que tiene cerca de un 15 por ciento de su población en el exterior, repartida en todo el globo terráqueo y donde la Constitución de la República reconoce como dominicanos a los hijos de migrantes. La mayoría de los dominicanos que se expatrían lo hace por razones económicas fundamentalmente, por exclusión social en otros casos, en tiempos recientes aparecen muy pocos procesos por causas políticas y existe una gran fuga de nuestros escasos y siempre preciados talentos. Un gran número de esos migrantes quema las naves y tiende al desarraigo, como devolviendo el golpe ante las grandísimos brechas nacionales aún vigentes.

Los ejemplos de familias dominicanas en el exterior, muchas que quizás nunca vuelvan a su terruño, sobran. A manera de ejemplo, el más laureado autor en materia de psicología en la China Popular es nativo de Santiago; una chica de Higüey se casó con un rico hacendado de la provincia de Río Negro en Argentina. Las dominicanas que se han llenado de muchachos en Italia, Grecia, Suiza, España, Brasil, Francia, Holanda, Panamá, Hungría, las naciones de la antigua Unión Soviética. Aquella familia dominico-japonesa que se le apareció a la selección de baloncesto en una lejana ciudad de Salto en Uruguay (1997). Aquel estudiante de medicina que decidió quedarse en Ucrania o aquel izquierdista que secuestró un avión de Eastern, regresó al país y se casó con una canadiense, para terminar viviendo en esa nación. Aquel médico de apellido Castellanos que es Padre de la Pediatría en Venezuela o el mismo Billo Frometa o Porfi Jiménez, también en la nación bolivariana.

Por demás, ya en 1973 en el Centro-Basket de San Juan, la selección panameña contaba con un hijo de dominicanos; así hemos tenidos también representantes en las selecciones juveniles de España e Italia, Puerto Rico y Estados Unidos. Dominicanos en equipos de boxeo de España y Estados Unidos, y la cuenta sería interminable.

De las situaciones políticas que impiden a los ciudadanos de una determinada nación obtener pasaportes para sus descendientes, mejor ni hablar. Sucedió con Trujillo en República Dominicana, con Pinochet en Chile, con Pérez Jiménez en Venezuela, se continúa con los Castro en Cuba y quien sabe si con lo difícil de la situación en Venezuela, Hugo Chávez Frías, adopta una posición similar. ¡Tela por donde cortar!

Para todos sería muy grato el retorno de Edgar Sosa como armador del quinteto, haciendo pareja con Luis Flores y junto a ellos Ronald Ramón, que se ha establecido en Brasil como un jugador de respeto. Hay que evaluar a Juan Coronado y Víctor Liz por sus buenas actuaciones en los Juegos Panamericanos de Guadalajara (octubre 2011), como integrantes de las posiciones uno y dos respectivamente. Pese a la potencia de sus disparos, el copioso anotador santiagués resulta pequeño para un escenario tan dilatado.

El trabajo de Gerardo Suero Castillo, que con sus 6’05 y su actuación en Albany, tiene buenas posibilidades para mostrarse y dejare sentir. Allí estuvo, hace ya más de tres décadas, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, Winston Royal. Dagoberto Peña es otra opción, con 6’06, jugador de la posición dos y siempre muy atlético. Igual situación para David Minaya que ya finalizó sus estudios en Liberty University.

El caso de Manuel Fortuna no se puede obviar. El muchacho respondió cuando se le solicitó en Mar del Plata; después alegó pequeñeces para no ir a México. Sus posibilidades de quedar entre los doce iran disminuyendo cada vez que surja una posibilidad con más cuerpo y más tamaño, pero su corazón aún lo mantiene en los listados. Particularmente me convencía más cuando era más atlético y menos corpulento.

Siempre hemos contado con el talento atlético para estar entre los mejores equipos del mundo. Hoy la situación no es diferente, pero a estas alturas es necesario ir tomando los correctivos para mantenernos a donde llegamos el verano pasado, los días nos asaltan a cada vuelta del calendario.

Más de uno nos señaló que el Centro-Basket de Puerto Rico será el escenario de preparación para asistir al Pre-Olímpico de Caracas, nada más absurdo. Se deberá jugar con los mismos hombres pese a que cada competencia es diferente, a tierras borincanas se irá a buscar una clasificación para el año próximo, en Venezuela se jugará a todo o nada, por lo que nuestra preparación debe ser exhaustiva.

En los próximos días desde las oficinas de la FEDOMBAL se deberán hacer anuncios de primera plana. Al mejor estilo de Euri Hernández: “espere la bomba, que caerá, caerá, caerá y explotará”.

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