miércoles, 4 de abril de 2012

De regreso!!!

Hace cinco meses que estas páginas no recibían mi atención. Otras actividades me han llevado por caminos diferentes, pero el deseo siempre está latente, inclusive en el intervalo, he escrito dos libros que espero publicar.

Lo que mucha gente no entiende es que escribir es un oficio como cualquier otro, con la atenuante que demanda investigación, análisis, paciencia, disposición, ecuanimidad, saber tomar un lápiz en la mano, golpear un teclado, dibujar los trazos para una buena escritura y mucho equilibrio.

En República Dominicana hay mucha gente que buscan deshojar las páginas de los diarios, hablar por la radio o mostrarse dentro del televisor, por no decir que casi todos, escriben y hablan con desenfrenos, peor aún, por encargo y ello está sucediendo con insólita frecuencia. Quizás por ellos, los que se dedican al oficio, han tenido tan poco éxito cuando se requiere alcanzar planos más allá de nuestras fronteras, pasa lo mismo con cuentistas, pintores, escultores, novelistas, ensayistas…

La producción escrita, que es mi preferida, es un proceso donde entran al juego factores como conocimiento, intereses, necesidades del público lector y la capacidad de quien realiza el oficio de entregar y procesar las informaciones sin distorsionar la realidad, seleccionando y jerarquizando lo que es noticia. Sólo así se podrá ser eficaz y se contribuirá con el anhelado desarrollo social.

Cuando me dispongo a apretar las clavijas del teclado, lo hago con pasión, con emotividad, pero también pensando en dejar algo que pueda tener validez en el mañana; hoy las plumas destilan un tufo a maldad, a malquerencias, no hay imparcialidad y todos tienen precio. Quizás porque el mío es tan corto, nadie me ha ofrecido nada, tampoco nadie me ha realizado la mínima sugerencia. A estas alturas, tampoco acepto ni siquiera un caramelo.

Las exigencias tradicionales de veracidad, rigor, precisión, credibilidad, completitud, entre otras, deben estar acompañadas de las objetivas como son utilidad, comodidad, contextualización, selección, personalización, interactividad…

Alguien me señaló que tenía la etiqueta de “intratable” dentro de las salas de redacción, de ser un tipo “muy complicado”… “al que es difícil entrarle”… a quien desgranaba todos esos epítetos, que no me son ajenos, sólo recibió por respuesta una amplia carcajada. Esas mismas salas de redacción están llenas de mediocridades, del más burdo comercio, el metraje de las informaciones tiene precio, hay periodistas que son recolectores de fondos para sus directores y otros que también juegan al tráfico de influencias. Hay “loobistas” y “pinchadores de teléfonos”, soplones de los organismos de seguridad del estado y simples “busca comia”. Hay quienes están dispuestos a matar por un cuartillo de whiskey o una docena de mangos.

Pocos periodistas leen en República Dominicana, es harto difícil entablar una conversación con la gran mayoría más allá del tema que manejan o la fuente que cubren, pero la generalidad pretende tener ínfulas de intelectuales, por eso son pisoteados una y otra vez, desde los medios por los propios dueños y administradores para los que laboran y por los organizadores de los eventos que suelen cubrir. No hay vuelos más allá de unas simples cuartillas.

Quedan aún en la salas de redacción redactores que no saben escribir y periodistas que se han llenado los bolsillos de dinero, gracias a los compromisos políticos, que son salvados por correctores de estilo que se arman de paciencia infinita. El arte de recibir dineros por debajo de la mesa tiene en República Dominicana el singular nombre de payola, en otras instancias se llama coima. El periodista dominicano no sale a la calle a realizar un oficio, sale a borronear, cual palomas a la hora de encontrar el alimento.

De los monotemáticos o quizás mejor decir, los que andan con anteojeras, mejor reírse, soltar el trapo, descoyuntarse. La edición dominical de El Nacional, por ejemplo, nos trae a Julio Martínez Pozo que tiene una venda morada sobre los ojos: Leonel Fernández Reyna y Danilo Medina Sánchez son ángeles caídos del mismo cielo mientras Hipólito Mejía Domínguez encarna el mismo demontre. Al lado escribe Juan Taveras Hernández para quien Mejía Domínguez es Dios y los otros personifican a Satanás.

El Listín Diario nos regala, por lo menos todos los lunes en primera plana, la figura de Marino Vinicio Castillo a quien todo el mundo conoce como Vincho, con las posiciones más desencontradas con las grandes mayorías, pero también un hombre que atacó sin piedad al verdadero icono de ese matutino, Rafael Herrera Cabral. Desde allí se pretende adoctrinar al pueblo dominicano tratando de envolverlo en una moralidad fatua, llenarlo de una ética reñida con el accionar de su desorejado vocero. Como si fuera poco en la página editorial aparece ese mismo día la firma de su benjamín, Vinicio Castillo Seman, un hombre de poquísimas luces, bueno para el chisme y la intriga.

Es una vergüenza que el medio escrito más importante del país haya terminado siendo un pasquín del gobierno de turno.

Después los ejemplos abundan, en el mismo Listín Diario, escribe Aristofanes Urbáez, quien se hace llamar El Roedor; César Medina, embajador en España, un personaje que pasó en 30 años de ser un simple redactor, con una distracción de corcho político, para terminar convertido en dueño de una cadena de medios, bajo el amparo de Fernández Reyna. Así una larga sucesión de colaboradores, todos sangran color violeta; no rojo como los mortales, ni azul como la realeza.

Tenemos un ejército de plumas y bocas sin opinión propia. Como dice Rafael Calderón, periodista residente de la ciudad de Nueva York en sus artículos en www.7dias.com.do, “que Dios se apiade de la República Dominicana”. En los medios aún ronda un personaje que era “calie” (chivato, soplón, confidente) en el Centro de Recreo de Santiago, en la era del generalísimo Trujillo, con reiterada frecuencia en un matutino, siempre ataviado de color cerúleo.

Hace pocos días, el medio radial más importante del país se fracturó. El Gobierno de la Mañana perdió de un solo empujón a cinco de sus miembros. El mismo Martínez Pozo (a quien una página de Facebook lo señala como dueño de una fortuna de 13 millones de dólares), Euri Cabral (que amparado en una religiosidad que nadie cree, debe tener una fortuna igual o mayor a su compañero de labores y de bandería política), Víctor Gómez Casanova, Melton Pinedo y José La Luz, no tardaron en aparecer en otra frecuencia, anunciando que allí tendrían oxigeno para exponer abiertamente sus temas.

Tengo un amigo, productor de varios medios, que cada vez que menciona a Cabral tuerce los labios, mira al cielo, sólo para decir: “no se hasta donde llega la codicia de ese señor”, su ex compañero de labores Álvaro Arvelo, a modo de chanza le llamaba Euri Cabrón… Gómez Casanova es un corcho, a mis ojos bueno para pocas cosas, ex secretario general del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), ahora vocero de Miguel Vargas Maldonado y diputado al Congreso Nacional por del Partido Revolucionario Dominicano (PRD)… Pinedo es abiertamente de la corriente del PRD… La Luz, pese a su filiación oficialista es un buen exponente de los aspectos que suele tocar.

No hay dudas de que todo el mundo sale en este país a buscar el pan de cada día con un cuchillo en la boca, sin importarle absolutamente nada más.

En la acera de frente, la estelaridad, versatilidad, nivel cultural y sapiencia de Álvaro Arvelo hijo es inalcanzable. A esta figura del periodismo dominicano, que en la etapa final de su existencia ha alcanzado el galardón de la figura más popular de toda la República Dominicana, habrá que hacerle un verdadero monumento. En más de una ocasión ha prometido la publicación de sus memorias lo que se convertiría, sin dudas, en una de las grandes obras de la historiografía reciente del país, lo que debe de llevarse a cabo con urgencia ante la fragilidad de su organismo.
              
En el marco de la Asamblea General Ordinaria de la ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas) efectuado en octubre del 2011 se advirtió de la existencia de "un mecanismo de dimensión inusitada, destinado a propalar sin matices el relato oficial y a agraviar al que piensa diferente", remarcando que "en nombre de un supuesto interés público, el Gobierno confunde arbitrariamente propaganda oficial con periodismo, transformando a los órganos del Estado en difusores de la doctrina oficialista"."Lejos de disiparse, las sombras que en los últimos años se proyectan sobre la libertad de prensa en la Argentina han adquirido nuevas y peligrosas formas, que apuntan a la consagración de un discurso único y al sistemático debilitamiento de la crítica y el disenso como elementos centrales del debate democrático. Porque pese a que formalmente todavía se puede decir lo que se piensa, quien lo hace queda expuesto a la represalia y la persecución". Cualquier similitud con la realidad dominicana no sería jamás una mera coincidencia.

Desde la Dirección de Prensa de la Presidencia, que encabeza el periodista Rafael Núñez, en asociación con el Centro de Información Gubernamental, que dirige la voz oficial del Presidente de la República, el locutor Omar Liriano, y donde se señala a Vinicio Castillo Seman como una de las figuras responsables, se ha montado un entramado para el control y fortalecimiento de los medios al servicio del aparato estatal. Ello pasa por el acorralamiento moral, administrativo y financiero, desplegado a través de diversos utensilios, con recursos públicos que apunta a deslegitimar a periodistas y medios independientes

La palabra bien escrita desapareció de los medios de comunicación, de la expresión oral, sólo nos queda las ganas de llorar. Hemos terminamos convertidos en un pueblo que no sabe hablar, mucho menos escribir. La lectura comprensiva, ese trago amargo en los años de educación inicial, se tornó en recuerdo. La educación en el más amplio sentido de la palabra se nos fue de paseo.

El periodista norteamericano Kevin McKenzie escribió: “los industriales aprendieron que el logro de la calidad es un camino difícil. He escrito artículos por más de 20 años y nunca nadie les preguntó a mis lectores si mi trabajo era bueno. Los premios que entrega la industria periodística son decididos por sus pares, no por el público lector. Hoy la definición de calidad ha pasado a ser decisión del lector, en cuyas manos está el destino del periodismo”.

El español Juan Manuel Larrumbe señaló: “quien escribe es capaz de comprender y de asumir la soledad o el sufrimiento de otros que no comprenden, la soledad del corredor de fondo, el sufrimiento de una mujer enamorada y también el de otra mujer que nunca fue amada. Nadie como el que escribe asume la desdicha y lo absurdo de la condición humana”.

Sin información independiente, sin ataduras, sin ligazones, no es posible exhibir un sistema democrático. Sin información veraz no se puede elegir. Tomando el mismo informe de la ADEPA: “para que la democracia republicana exista es indispensable que todo argentino pueda estar informado para decidir y ejercer el derecho a discrepar con quienes gobiernan, sin sufrir represalias. Esa democracia supone entonces, además de un gobierno elegido por el pueblo, la efectiva vigencia de un pluralismo que no consiste en que muchas voces digan lo mismo, sino en que sean muchas las voces que puedan expresar miradas diferentes sobre la realidad".

ADEPA además recordó el compromiso que tiene el periodismo con la sociedad de "buscar la verdad allí donde se encuentra oculta y hacerla pública". "No hay circunstancia que otorgue a poder alguno legitimidad para exigir a los ciudadanos y a la prensa que guarden silencio frente a los abusos de aquel. Hoy, una vez más, debemos recordar que el periodismo no pretende ni directa ni indirectamente competir con el poder político, sino que está llamado, por definición, a ofrecer una mirada crítica de éste para que, a través de la difusión de sus actos, la sociedad tenga la oportunidad de poner límites a posibles excesos".

Como señalaba el pensador hindú Jiduu Krishnamurti: “no es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario