Tablas irreverentes al microondas.
Capítulo 1
Octubre 03 del 2020
Hoy estaría Cándido Antonio
Chicho Sibilio Hughes celebrando su natalicio número 62, pero la guadaña lo
visitó hace exactamente 419 días, dejándonos a todos boquiabiertos. ¿No estaría
buscando a Wenceslao y se cansó en San Gregorio de Nigua?... miró la
desgraciada, equivocándose de personaje, porque Chicho aún tenía pelo, poco pero tenía. El problema de esta señora
es que en algún momento todos tendremos un encuentro con ella para terminar embelesándonos;
es insaciable, ávida, no respeta rangos, ni colores, ni fortunas, ni siguiera bonhomías.
Yo no dudo que Chicho está en el cielo de muchos, todos
celestes y luminosos, y en muy diversos firmamentos; incluyendo también los de disímiles
confesiones, atracciones, querencias, y fervores. Para quienes lo seguían en
una cancha fue siempre una brisa para el alma, para los adversarios, una ráfaga
demoledora sobre sus conciencias; con la camiseta del Barcelona ganó cinco Liga
ACB (1981, 1983, 1987, 1988 y 1989), ocho Copa del Rey (1978, 1979, 1980, 1981,
1982, 1983, 1987 y 1988), dos Recopa de Europa (1985 y 1986), una Copa Korać
(1987), una Copa Mundial de Clubes (1985) y una Copa Príncipe de Asturias
(1988).
Fue tan grande, que nunca se vanaglorió
ni vociferó, de sus éxitos; una galleta sin manos a todos los pelafustanes que
con un instante de brillo consideran que debemos aplaudirlos hasta desollarnos
las manos. Escucharlo era una deliciosa experiencia, casi lisérgica. Y que
conste, yo lo dejé tirando balones al canasto en el Colegio Dominicano De La
Salle cuando me gradué de bachiller en 1974. Terminó pocos años después siendo
un fajón, de esos que no se daba por vencido ni aún vencido. Procedió como un Dios,
nunca dejó escapar una lágrima, fue un roble, que en su grandeza sabe que
necesita del agua, y no la imploraba.
Segundo dominicano en vestirse
con los colores del equipo nacional de España, integró 87 alineaciones; antes
fue Julio José Gámez Salinas (Buenos Aires, 1950), en años recientes Juan
Sebastián Saiz Soto, Sebas Saez
(Jul.15.1994), y en la gatera está José Miguel Pérez Balbuena, Tyson
(Ene.29.1996)… ¡mamita!... pues como dijo un amigo recientemente, y corroboro
al 100 por ciento: «el baloncesto español
lo hemos hecho los caribeños». Que conste, que el doctor Jorge Cuello
Mainardi, ignorado deportivamente en esta República Dominicana, también fue seducido.
¡Coñooooo, Faisal!... que
grande eres, nos regalaste a dos de los mejores jugadores del país, en
baloncesto, en calidad técnica: Chicho,
y Al Horford. A Chicho lo remató otro
grande: Félix Aguasanta Rojas en el Colegio Evangélico Central.
Me referí en el párrafo anterior
a Faisal Abel Hasbun, mi profesor de anatomía humana en tercero de bachillerato.
La última vez que conversé con Faisal (julio del 2019), me preguntó: ¿tu hijo aún juega al baloncesto?... le respondí:
“Rodrigo lo hace profesionalmente en
Chile”… apunta: “no, el grande”… confieso:
“Faisal, todos son grandes, y Rodrigo es
el más alto”... me devolvió: “el que
iba a recibir practicas a La Salle conmigo”… vuelto: “no”… y me mató: “sólo le
faltó un poquito de suspensión y aún estuviéramos cobrando comisiones y
sentándonos en las primeras filas de las instalaciones de la NBA, porque su mecánica
no la ha tenido nadie en este país”. Cerré.
No diré que Chicho hizo campaña por el PLD, en el 2016, y quiso estrechar
relaciones con su segunda patria, con programas bien definidos. Pero a la
hora del none, lo trataron como concierta esa cúpula rastrera a todos
los que no pertenecemos a ella.
Y termino, si de acuerdo al
santoral católico en esta fecha también es día de Francisco de Borja, Dionisio
Areopagita, Cándida de Roma, Fausto, Hesiquio, Maximiano de Bagai, Cipriano de
Toulon, Ewaldo el Negro, Ewaldo el Blanco, Gerardo de Namur, Ambrosio Francisco
Ferro, Virila de Navarra (varón, macho, masculino), Otón de Metten, y Adelgoto
de Chur; porque creo que algunos de estos perfumados recuerdos también
compraron la reverencia eterna, como los malos políticos; yo no tengo ninguna
duda de que nuestro Chicho está a la
diestra del Padre.
¿Quién se recuerda de los
Ewaldo?... en el diario de Wilibordo (otro santo), escrito a principios del
siglo VIII, y más probablemente antes del año 710, se lee el 4 de octubre: «natale sanctorum martyrum Heuualdi et
Heualdi».
Cada vez que recuerdo a Chicho, también recuerdo a su hermana,
la doctora Miriam Sibilio, que con el muerto aún caliente me disparó uno de
esos bálsamos que te calientan el corazón: «señor
Madera, yo si quiero agradecerle todo lo que usted ha escrito de mi hermano,
porque usted es de los que sabe cómo se ha tejido esa historia».
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