La altura de las torres
Los políticos dominicanos jugaron siempre con la
posibilidad de un Joaquín Balaguer Ricardo inmortal e invencible quien terminó
cediendo la Presidencia de la República, y tiempo después falleció. Inmortal e
invencible, así era la propaganda de secuaces y rivales, primero fueron 12
años, resucitó y se instaló en el Palacio Nacional por 10 años más. Recientemente
se jugó al siempre invicto Leonel Fernández Reyna, que si bien no ha perdido un
torneo electoral, se vio obligado a dar paso a Danilo Medina Sánchez, su
compañero de partido, quien lo ha marginado de toda posibilidad, por lo menos
de momento.
“¡Yo
soy el que soy, un ser puro, inmortal e invencible!
¡Puro,
inmortal e invencible!
¡Puro,
inmortal e invencible!
¡Puro,
inmortal e invencible!
¡Puro,
inmortal e invencible en mi aquí y ahora!
¡Yo
soy la verdad, yo soy la justicia, yo soy luz!
¡Verdad,
justicia, luz!, ¡verdad, justicia, luz!, ¡verdad, justicia, luz!
…
¡Irradio,
irradio, irradio!
¡Irradio
en mi aquí y ahora!
¡Aquí,
ahora y eternamente!”
El libro de Maat / El legado de Hermes Trismegisto
En mi intima convicción no hay inmortales y muchos
menos invencibles, inclusive las armas más sofisticadas tienen un punto de
doblez, un agujero para su desactivación, un talón de Aquiles. Lo que si
tenemos en este albor del siglo XXI es mucha gente con poder, sin formación ni
preparación adecuadas, que se ha valido de las malas artes para alcanzar
posiciones en las que hay toma de decisiones.
“A un alma se le mide por la amplitud de sus
deseos, del mismo modo que se juzga de antemano una catedral por la altura de
sus torres”, Gustave Flaubert, francés (1921-1880).
El presidente de la Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL), Rafael Fernando Uribe Vásquez, a quien todos conocemos por
el alias de Rafelin, apuesta por su
permanencia en el cargo, más allá de octubre del 2016, considerándose
invencible e inmortal, y mantenerse así, aquí, ahora y eternamente.
Algunos de sus acólitos me han llamado después de mis
últimos escritos para decirme que: “Uribe
no pierde ni de Dios que baje del cielo en su reelección”. No entiendo las
preocupaciones que giran alrededor de este grupo; montón de buenos para nada,
que con sus acciones, como he señalado en innumeras oportunidades, sólo le
hacen daño a la actividad. Mantener una apuesta tan fastuosa es de altísimo
riesgo, sabiendo que hay sectores que adversan, inclusive dentro del mismo
Comité Ejecutivo de la FEDOMBAL. Algo parecido señaló Hugo Rafael Chávez Frías
varios lustros atrás (diciembre 1999) y el deslave producto de las lluvias
borró de golpe todo el estado Vargas, incluida la laboriosa comunidad de La
Guaira.
El accionar de Uribe Vásquez me recuerda un chiste que
escuché alguna vez:
Va un político
en su carro con placa oficial, pasa por un lugar donde ve a un pastor de ovejas
y le dice al chofer:
- Para ahí que quiero joder a ese pastor, me gusta mucho vacilar a esta gente y sacarles la lengua.
- Para ahí que quiero joder a ese pastor, me gusta mucho vacilar a esta gente y sacarles la lengua.
El chofer para
el vehiculo y el político se baja, se acerca al pastor y le dice:
-Buenos días buen hombre.
-Buenos días tenga usted señor. Responde el pastor.
-Tiene un buen rebaño.
-Buenos días buen hombre.
-Buenos días tenga usted señor. Responde el pastor.
-Tiene un buen rebaño.
-Si señor muy
bueno.
-Y si le digo, echando un vistazo así
por encima, cuantas ovejas tiene, ¿me da una?
-Pues si acierta
usted le doy a escoger la que quiera y son todas de muy buena calidad.
Va el político,
señala con el dedo por encima de ellas y le dice:
-354.
-354.
El pastor, todo
asustado, le pregunta:
-¿Y como pudo
usted acertar así tan pronto, solo echando un vistazo?
-Es que yo soy
una persona estudiada con carrera y algo se nos nota.
-Pues escoja usted la que quiera y llévesela.
El político coge el animal, lo pone sobre los hombros, y cuando se iba a marchar, le dice el pastor:
-Oiga, y si yo le digo quien es usted, ¿me la devuelve?
-Pues si, si sabe quien soy se la devuelvo.
-Pues escoja usted la que quiera y llévesela.
El político coge el animal, lo pone sobre los hombros, y cuando se iba a marchar, le dice el pastor:
-Oiga, y si yo le digo quien es usted, ¿me la devuelve?
-Pues si, si sabe quien soy se la devuelvo.
-Usted es el
Ministro de agricultura y ganadería.
-Anda y ¿como lo
sabe usted?
- Porque en vez de coger la oveja, usted cogió al perro.
- Porque en vez de coger la oveja, usted cogió al perro.
A
Uribe Vásquez se le podría adornar perfectamente con aquella frase que se le
atribuye al general José De San Martín: “la
soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales, que
se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.
Uribe
Vásquez, como tantas veces lo ha pregonado el buen amigo Federico Borrás, tiene
una gestión ilegal, avalada por los que en su momento decidieron acompañarle
para suceder a Frank Herasme. Súmese a ello que es un ente cruel, despiadado, implacable, “como todo superhombre que se respete”,
según le han escuchado en círculos íntimos. Es insensible al clima, también a
los hombres. Esto lo conduce a las peores complicaciones y a más de una bajeza.
Consiente cándidamente los arrebatos de quienes se tornan en sus secuaces. Sufre
de una excesiva disposición para humillar y desconsiderar.
El tipo vive en una
ficción constante. Que desvarío emocional en esa cabeza. Debería, seriamente,
tratarse con Héctor Guerrero Heredia, un reputado psiquiatra dominicano, para
que le ayude a atar más de un circuito distraído, o mejor, ese broad colapsado donde quizás alguna vez
subsistió una neurona. El acceso al doctor Guerrero Heredia lo tiene a la mano;
colocó a su hermano Mario Guerrero Heredia, como gerente general de la
selección sub-17 que este año representó República Dominicana más allá de
nuestras fronteras. Ello sin arraigo previo en el deporte del baloncesto.
Uribe Vásquez ha
querido hacer mucho ruido con lo que llamó “la nueva era del baloncesto”, pero
sus ideas son antiquísimas y su accionar del siglo XVII en tiempos de la
inquisición. Sus maquinaciones le han arrebatado los sentidos. En algún momento
tendrá que resignarse. Quizás cuando ya sea tarde y encuentre que sus sucesores
decidieron evaluar su paso por la FEDOMBAL. Un servidor lo hace todos los días.
No le valdrán sus relaciones militares, ni sus nexos políticos, ni “su
fortuna”, ni las conexiones mercantilistas que ha tejido.
La violencia de sus
imágenes convoca toda la dicha actual y posible; nunca ha regido el principio
de que: “una idea que no nos transforma de algún modo no sirve para nada”,
porque es mejor pasar por la vida llenando una maleta de perversidades que un
serón de buenas acciones. Los conceptos epistemológicos están ausentes de la
“deslumbrante” FEDOMBAL.
La formulación
básica de la vida de Uribe Vásquez se encuentra en la primera persona del singular:
debo ser el señor de mi mismo; señor de mis propias virtudes. En el pasado las
virtudes eran dueñas de uno, pero ahora no pueden ser apenas uno de muchos
instrumentos. Donde ha quedado corto es que no ha podido doblegar el poder de
sus virtudes y sus defectos y aprender a usarlos. La malignidad le corroe toda
su alma.
Con Uribe Vásquez el
baloncesto perdió todo vestigio de inocencia, sin duda razonable. Las relaciones entre la actividad y el dinero se han
tornado peligrosas. No es que no lo
sospecháramos, porque tan inocentes no éramos, sino porque esta gestión nos
demostró, hasta la saciedad, que la atracción mutua entre el poder político, en
este caso de política deportiva, y el poder económico puede superar cualquier
barrera legal, ideológica, ética o estética. Supimos también más allá de toda
duda, que estas autoridades de FEDOMBAL no tienen por nosotros más respeto
intelectual que el que se tiene por un niño de pecho.
Por eso, los
argumentos con que se ha pretendido justificar los diversos entuertos y
malabares develados, y los que faltan, han sido de un nivel preescolar. La
inocencia del baloncesto se vio fuertemente resentida, también, al observar que
Uribe Vásquez y en su defecto Junior Páez, también conocido como El Yipi, cobran impuestos a todas las
actividades donde esté envuelto un balón y un aro, pero no nos trata igual a
todos, porque a algunos, más iguales que otros, les perdona faltas que a
nosotros nos castiga.
Será difícil encontrar
dominicanos dispuestos a creer en los discursos que ensalzan “la nueva era” y
su gestor, en las ofertas y en las vocaciones de servicio a la actividad. La
inocencia será un bien escaso. La candidez no se hallará por ninguna parte y la
ingenuidad será cosa del pasado.
Así como la inocencia,
cuando se pierde, no regresa nunca más, estimo difícil que volvamos a ver con
iguales ojos los programas de Uribe Vásquez, siempre impuestos, las solicitudes
de aval donde priman los intereses, las mínimas exigencias relativas a rendiciones
de cuenta, como pasó con Ramón Rodríguez, también conocido como El Teacher, por deseo expreso de
Leonardo de Jesús Heredia Castillo, alias Leo
Corporán, y los resguardos para la transparencia. Ya nunca más dejaremos de
mirar con suspicacia las donaciones desinteresadas, los aportes voluntarios y
las declaraciones de principios.
“Una
vez Confucio caminaba junto a un discípulo por unas montañas de tupida
arboleda. Sentían mucha sed, por lo que mandó a su alumno que bajara al
riachuelo por un poco de agua”.
“Cuando
Zi Lu, el adepto, se incorporó después de saciarse en las cristalinas aguas,
sintió que su pelo se erizaba al ver a un tigre a su espalda con las dos patas
delanteras levantadas, en plena acción de ataque y que se le venía encima.
Sentía tal pánico que empezó a mover mecánicamente las manos en una desesperada
defensa instintiva. Fracciones de segundo antes de que la terrible pata de la
fiera lo derribara de un golpe, se hizo de lado y se apoderó, no se sabe cómo,
de la cola del tigre y tiró de ella con frenesí una y otra vez, con movimientos
desenfrenados. Al final, vio que la fiera se alejaba gimiendo, quedándose él
atónito, con la cola del tigre en las manos”.
“Un
buen rato después, cuando recuperó la calma de sus nervios destrozados, volvió
con el agua y el exótico botín de su hazaña. Preguntó al maestro cómo matan al
tigre los más valerosos. Confucio le contestó:
—Los
héroes lo hacen asestándole golpes en la cabeza, los menos valientes lo hacen
tirando de sus orejas, y los cobardes se apoderan únicamente de la cola”.
“El
discípulo de Confucio se sintió burlado. Arrojó lejos la cola del tigre y metió
una piedra en su bolsillo. Odiaba a su maestro creyendo que le había enviado
por agua para que la fiera lo matara. Quería vengarse con esa piedra
justiciera, pero antes preguntó:
—Maestro,
¿cómo matan los más valerosos?
—Los
más valerosos matan con pincel, los menos valientes lo hacen con la lengua.
-¿Y
los cobardes?
—Con
la piedra en el bolsillo.
Su
discípulo se estremeció de miedo y se puso de rodillas ante su sabio tutor. De
ahí en adelante se convirtió en el alumno más fiel y más brillante de
Confucio”.
(Fuente: 101 cuentos clásicos de la
China, recopilación de
Chang Shiru y Ramiro Calle, Editorial EDAF, Madrid, 1996.)
Este
Uribe Vásquez señala que todo el que no sigue sus líneas, banales hasta en los
suspiros, está contra la actividad en el país. Todos somos mentirosos,
frustrados, amargados, resentidos, superados por los nuevos tiempos,
disgustados, rencorosos y hasta maniáticos. Nunca ha recogido sus ofensas, ni pidió disculpas, ni pegó con cinta
adhesiva esa boca de donde salen toda clase de improperios, mientras repite el
acto de fe a sus “verdades selladas” ante cualquier evidencia. Realidad que
sobra en cambio contra los medios adictos a esta gestión federativa, que no ha querido
ver una pizca de sinrazón en sus desmedradas acciones, se ha negado a publicar
datos y noticias incómodas para ellos en ese y otros terrenos, y dado eco a
acusaciones contra figuras de oposición que se probaron luego por completo
falsas.
El divorcio entre la propaganda generada por
FEDOMBAL y la realidad hace cada vez más ruido a medida que el dominio de Uribe
Vásquez transcurre: no puede ser de otro modo, si FEDOMBAL dice que hay 800
niños en los campamentos, siempre la misma cifra, coincidencialmente, se repite
que se trabaja hasta en lo más profundo de nuestros campos y ciudades y que
nuestros niños han superado cualquier limitante técnica, amen de que las
asociaciones reciben todo tipo de estímulos y utilería.
El negacionismo es el último salvavidas al que puede
aferrarse antes que en octubre del 2016 se derrumbe toda su fachada.
“Uribe nuestro que estás en el cielo,
en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas del baloncesto
dominicano, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo
a los pueblos de aquí y de allá. Danos hoy tu luz para que nos guíe cada día,
no nos dejes caer en la tentación de una actividad más desarrollada, mas
líbranos de la maldad de los que pregonan contra ti y tus buenas acciones, como
el delito de manejarnos según tus designios, porque de nosotros y nosotras es el
baloncesto de la patria, la paz y la vida. Por los siglos de los siglos amén.
Viva Rafelin”. Este panfleto se le
cayó a uno de tantos lambiscones, que holgadamente se señaló: -tómalo, léelo, empápate, esto repartiremos
en la próxima reunión del Comité Ejecutivo.
Las
ilustraciones que acompañan esta nota son obra de la artista georgiana Hannah
Fait Yata.
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