Las dictaduras del silencio
A
Ricardo Rodríguez Mella con mis más caros afectos.
Quizás
yo no sepa el por qué de esta dedicatoria pero el si sabrá porque.
En lo particular me sorprendió lo rápido que
desapareció de la prensa nacional el tema de la selección nacional absoluta de
baloncesto en la rama masculina después de asistir a México a la Copa de las
Américas, esta vez Pre-Olímpico. Cristóbal Marte Hoffiz responsable de las
selecciones nacionales femeninas de voleibol ha señalado que aquí reina la “dictadura
del silencio”, y en lo privativo estoy plenamente convencido de ello. Lo único
que ha perdurado son los señalamientos a Al Horford como responsable de esa
desilusión.
La participación dominicana en tierras aztecas terminó
convertida en el más rotundo y concluyente fracaso. A todos se nos vendió la
idea de que a México se iba con su solo objetivo: alcanzar de manera directa la
clasificación a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el año venidero. No
había términos medios, aquello era todo o nada. No existieron discrepancias,
los que están envueltos en esa retórica de la interminable sordina asintieron;
para esos cabrones lo único era glorificar las palabras de Rafael Fernando
Uribe Vásquez, presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL)
y de Eduardo Najri, gerente general del grupo.
No me cansaré de repetirlo: desde que Najri asumió la
gerencia de la selección absoluta masculina nos ha remachado la misma novela
año tras año. Los trazos son idénticos, sólo hay que buscar los diarios nacionales
para comprobar; pero no hay peores ciegos que aquellos que no quieren ver.
Primero es la selección del dirigente, entre febrero y mayo; después las quejas
por la falta de partidos de fogueos de calidad; y finalmente, entrado junio el
llamado de los componentes de las pre-selección. Entre actos, palabras de buena
crianza y lisonjas, muchas adulaciones, por la “especializada” prensa, amen de
las estupideces laudatorias al presidente de FEDOMBAL.
¿Usted ha escuchado alguna publicidad de la empresa Rama
Auto-Import fuera del mundo del baloncesto?... ¿bajo cuales parámetros Delta
Comercial se anuncia en programas dirigidos, sobre todo en determinadas épocas
del año, a un público que debe ahorrar toda una vida para comprarse un auto
modesto?... ¿cuál es el interés de FERQUIDO de entregar propaganda en medios
donde los escuchas apenas se interesarían por sembrar unas pocas flores en los
balcones de sus casas?
La conquista de México nos convertiría en novísimos
Hernán Cortes, aquel que se hizo con la Malinche y terminó convertido en marqués
del Valle de Oaxaca y capitán general de Nueva España. Pocos se mostraron incrédulos,
apenas unas breves líneas para dejarnos en limpio que se encontraría alguna resistencia;
Horford era nuestra Malintzin, nuestra diosa de las
hierbas, ”en un fuste, seis rostros y una sola máscara”, como escribió Miguel Ángel Menéndez
(Izamal, 1904 – México, 1982). Ya
antes se había dispuesto cercenar la cabeza de Yack Michael Martínez como una
vez se hizo con Cuauhtemoc.
En el camino las historias que todos sabemos: la
contratación de un dirigente sin experiencia como Kenny Atkinson, la renuncia
de Ron Sánchez, las imposiciones de Bill Bayno y David Díaz como asistentes, una
pre-selección con un 30 por ciento de ausencias, una concentración donde
primaba la laxitud y tres topes con equipos armados a la carrera; la
distracción del Baloncesto sin Fronteras,
y unos resultados en la Copa Tuto Marchand nada halagüeños.
La interminable espera: Minnesota le dará el permiso a
Towns… no arriesgaremos a Montero para salvaguardar su carrera… Roberts está en
la misma condición de Towns… ¡nos falta estatura!, dijeron algunos… solo nos
faltaron los ¡saltos mortales, hombres por los aíres, patadas voladoras, esto es la lucha libre, el deporte mas
famoso del mundo y el preferido por las damas!...
los mensajes de texto entre Arelys Reynoso, mamá de Horford, y todos los que le
respondieron, inclusive algunos ofensivos. Circo, tramoya, espectáculo,
variedades… de los 17 atletas que se presentaron a los entrenamientos en
Atlanta había nueve que podían accionar en la posición dos y uno de antemano tenía
la posición ganada, además un solo centro; una verdadera desproporción. Si
nadie auscultó esa pre-selección hemos de admitir que Najri no sabe ni mierda
de baloncesto y está rodeado de imbéciles… ¿o hay algo más que no se sabe?
Después, pretender luchar con Eloy Vargas, Edward
Santana, J.J. García, Orlando Sánchez y Eulis Báez en el poste bajo era cuesta
arriba. Asignarle minutos a Francisco García para desenvolverse en la posición
cuatro era un soberbio disparate; por igual, estipularle la función de líder
del conjunto.
¿Culpas?... ¡como si no las hubiera!... nadie es
responsable, nadie carga con el peso de la desilusión; a todo esto,
alegremente, Uribe Vásquez, como quien caga y no lo siente, señala en el Listín
Diario (Sep.16.2015): “Eduardo Najri seguirá siendo nuestro gerente porque
lleva de 5-4”… yo entendí que Najri seguiría al lado de Uribe Vásquez por los
buenos negocios que han sabido realizar desde el año 2012. ¡Así de sencillo!
¡La herencia maldita de Frank Herasme!
En la Serie del Caribe de 1977, cuando los Tigres del
Licey ganaron en el Estadio Universitario de Caracas, Ricardo Carty hizo
historia. Despachó unos aldabonazos espectaculares y le regaló ese bate a
Joaquín Balaguer Ricardo, entonces Presidente de la República. Me he imaginado
a Uribe Vásquez y a Najri haciendo juegos perversos con ese instrumento, casi
al punto de tocar los cielos con las manos. Una pieza de color negro de 42
pulgadas de largo y 2 y tres/cuartos de diámetro.
Uribe Vásquez y Najri han cebado el baloncesto
dominicano con himnos y banderas hasta adocenarlo. En ese tenor la pesca seguirá
siendo abundante. El hombre que conectó con el baloncesto humillado por la
dilatada presencia de Herasme, tocó los pecados de este, en el más deleznable
acto de traición, como un Calígula de estos tiempos, para “devolver la
dignidad”. Quien aún no esté convencido de que este carajo es un conspirador
impenitente, un intrigante empedernido, un pérfido recalcitrante, un apóstata
perverso, un villano retorcido e hipócrita reiterativo, que se compre un gato
prieto.
El patrioterismo
que se ha puesto en marcha es más bien un sentimiento de congoja ante el
potencial de República Dominicana y cómo lo echamos a perder. No tenemos al
mejor jugador del mundo, pero tenemos dos exponentes en la elite, inclusive uno
sin lanzar una sola pelota.
Existen dominicanos que logran vencer los obstáculos
de nuestra propia imbecilidad, nuestras envidias, nuestros odios, que consiguen
evitar las formidables máquinas de impedir que construyamos tan eficientemente
y muy lejos, acaso sin esperarlo. Pero trascienden.
Muchos dominicanos
destacados hoy no viven en el país, tenemos médicos, jugadores de béisbol, una egiptóloga,
científicos de primera línea. Muchos de nuestros próceres murieron en el
exilio, iniciando por nuestro fundador Juan Pablo Duarte, sino despreciados,
olvidados. Más acá en el tiempo, otros sufrieron la incomprensión y destrato: inclúyase
a Eduardo Brito, enfermo y maltrecho en el leprocomio de Nigua. Sin contar
todos los talentos que debieron irse del país en tiempos oscuros, por falta de
oportunidades, por los sucios manejos de nuestros políticos.
Este mismo fin de
semana conseguí la biografía in extenso
del doctor Francisco Castellanos Abreu (San Francisco de Macorís, 1909 /
Caracas, 2004), uno de los padres de la pediatría moderna en Venezuela. Para
que no fuese yo el único en manejarla se la remití al doctor Herbert Stern que
ya tiene publicados dos tomos de la historia de la medicina en el país. Entre
nosotros, el doctor Castellanos Abreu es un perfecto desconocido. Para no
cansar con ejemplos, el psicólogo dominicano Jaime O. Lugo Pérez (Santiago,
1928 – Fullerton, California, 2003), escribió el libro básico de texto para las
escuelas de psicología en China Popular, siendo merecedor del premio Orquídea de Oro; otro desconocido (http://obits.ocregister.com/obituaries/orangecounty/obituary.aspx?n=james-o-lugo&pid=1011397).
Si, tenemos una fabrica
de talentos y otra para destruirlos, para malograrlos, tenemos que admitir que República
Dominicana es un desperdicio.
Nuestras
selecciones siempre han dejado que desear y pese a ello, siempre han estado al
tris de conseguir buenos logros. Hasta el momento ni la FEDOMBAL ni la gestión
de Najri han conseguido montar un equipo serio. Los cambios de entrenadores, la
deficiencia de estos en el aspecto de integración, la filosofía que debe tener
cada selección con aspiraciones, la nula transición a un conjunto más joven, el
desconocimiento de la actividad, el espejismo de John Calipari… ¿para qué?...
todo ello ha sido una gestión cosmética. Ahí hay secretos comerciales
inconfesables. No se dicen ni se comparten por temor a que a uno le digan mudo
y entre ellos se metan cuernitos o se tomen la entrepierna o se muerdan una
teta.
Mañana
se le pedirá a García que regrese, porque aquí no importa nada, vivimos en el
país del na’ e’ na’. Si fuéramos honestos tendríamos que admitir que el desafío
es mayúsculo; para empezar que ese equipo juegue y gane sin Horford y sin
Towns, pero también sin Martínez, sin Santana, sin Báez, sin García, sin
Coronado, sin Fortuna, sin Flores, pero tampoco con ese esperpento llamado
James Maye. Acto seguido, calmar la ansiedad de la ausencia en un vestuario
huérfano de liderazgo; Gerardo Suero se vanaglorió de que podía asumirlo y se
dejó comer los caramelos.
No
vale pensar si Horford, Towns o Martínez nos van a salvar. Ahora hay que hacer
un equipo pensando en varios años, con la salvedad de que de repente, nos
quedamos sin estatura en el mejor momento de los hombres altos del país, por
las estupideces, engreimientos, desatinos y maniqueísmos de Uribe Vásquez y
Najri.
Para resolver un problema lo
primero que tenemos que hacer es reconocerlo con toda su crudeza, y hay que
verlo como es y aquí nadie está en eso. Debería existir una norma para que la
actuación de Najri y compartes, incluyendo los entrenadores, desmenucen,
examinen, investiguen, pregunten, vuelvan a preguntar, revisen y respondan cada
una de los procedimientos llevados a cabo, inclusive los económicos, las dudas,
las teorías, las especulaciones que siempre han existido alrededor del equipo
de baloncesto.
Cuenta una leyenda que
Uribe Vásquez, como buen sureño, visitó un curioso, en otras partes pitoniso,
antes de partir para México. El hombre le tomó la mano y mirando su palma le
dijo: “…hijo mío, veo un momento glorioso en este septiembre… veo una
personalidad dominicana… militar, vestidito de gala… idolatrado… ovacionado en
el Palacio de los Deportes de otro país donde se habla español, bendecido por
la cúpula de una institución internacional… convocando multitudes a su regreso
a Santo Domingo …” Y allí partió feliz Rafael Fernando, se lo comentó a
Eduardito, se lo mencionó a El Yipi, llamó a Leito; allá iba buscando su sueño
de perpetrarse en la FEDOMBAL y escalar el Comité Olímpico Dominicano, además
de pedir que Freddy Pérez vuelva al tren gubernamental. El sábado 12 de
septiembre, solo, enojado y mirando por la ventana de su hotel confirmó
finalmente que aquel vidente lo chingó. Hay que entenderlo.
Hay gente que todavía insiste en que tenemos un
baloncesto del primer nivel mundialista, maduro, y que FEDOMBAL y SouthGate son
infalibles en su devenir.
Son los mismos maricones de siempre que andan por ahí quejándose de que, por
ejemplo, Horford le dijo “no” a la patria. Nación Deportiva, el programa
meridiano de ESPN Dominicana está regalando algunos objetos y en estos días sorteará
una camiseta autografiada de Horford; llamó un chusco para decir: “si me toca
ese premio, en el mismo parqueo de la emisora le prendo un fósforo”… así
estamos de inflados.
Hay
muchas furias que nos acosan y es imposible estar sereno. Nos rodea la pelotera
que se ha tornado generalizada y casi permanente. El baloncesto dominicano de
hoy merece otro destino. Debemos sublevarnos frente a este estado de cosas, un
llamado de atención, una demanda para parar la pelota enloquecida. Tenemos en la mano un
panfleto, o una moderna apelación a esa pretérita forma de escrito que siempre
vuelve, que aparece cuando la actualidad lo reclama, cuando las ideas arden,
cuando es necesario, en el camino al infierno, ser claro, breve y categórico.
Hay que poner el estetoscopio
sobre el corazón de este pobre baloncesto y reportar sin anestesia un
diagnóstico angustioso: tratamos de ser ricos, cultos, educados y decentes; en
unas cuantas décadas nos convertimos en pobres, mal educados y corruptos. La
crónica periodística recoge día a día datos que no son nuevos, males que sin
embargo van tomando formas cada vez más difíciles de revertir, pero se vive en
una dictadura del silencio. La pobreza en la educación da lugar a una falta de
valores básicos, que a su vez abre camino a la corrupción, que forja siempre
una matriz perversa que desemboca en el absolutismo, y así siguiendo.
No quedarse callado, levantar la
voz, decir a los gritos eso que duele, eso que lastima, como una forma única de
empezar a sanar. Esa es la consigna.
Uribe Vásquez y Eduardo Najri son dos forajidos, al
mejor estilo del viejo oeste, que disparan contra el baloncesto dominicano; de
la pistola de uno saben balas que matan, y del otro, balas que quitan la fe y
la esperanza de que acá se llegue a hacer justicia. Los demonios andan sueltos
y creen que han triunfado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario