Cuando le colocamos ácido
isovalérico a las historias
Noviembre 13 del 2023
El único jugador de origen dominicano que ha vestido la franela de Maryland
Terrapins en el baloncesto colegial
de los Estados Unidos es Jordan Gerónimo
(6’06, 225, SF/PF, Dic.05.2001 en Newark, New Jersey), y lo hace en este curso
2023-24… punto. ¡Gústele o no!...
Tiempo atrás escribí sobre los orígenes del baloncesto dominicano, tres entregas, y dejé algunas pinceladas abiertas para quien quisiera ampliarlas; por si las moscas, porque somos hijos de la muerte aunque nos creamos eternos. No importa quien usted sea, tan perfumado que se sienta en los actuales momentos, o tan desdichado que quiera colocarse a las puertas de las cuevas de Zugarramurdi, una de las tantísimas entradas al infierno, tarde o temprano la invicta guadaña lo atrapará.
Esta pasada semana (Nov.06.2023 a Nov.09.2023) se celebró un conversatorio
sobre el baloncesto dominicano, pero quienes trataron lo relativo a la
historia, replicaron los mismos errores de siempre. Decía Georgilio Mella
Chavier, premio nacional de Historia, en las aulas del Colegio Dominicano De La
Salle, que el historiador dominicano no va a las fuentes, corrobora copiando el
texto leído de su preferencia.
Voy más lejos, el periodista Martin Lajara, quien en las redes sociales
se identifica como: «Deportivo Inmortal del Baloncesto»…
un título digno de ser estudiado por filólogos, lingüistas, académicos,
eruditos, investigadores, puristas del idioma castellano, y que desde ya
prometo enviar a Arturo Pérez Reverte, miembro de la Real Academia Española,
para su revisión, presentó una fotografía de Salvador Cocco Pastoriza
recibiéndose como dentista en la Universidad de Maryland.
Encontré una reseña de Tuto Tavarez, editor deportivo de La Información (Jun.18.2023), donde titulaba: «Martín Lajara el “Wikipedia” del baloncesto dominicano». ¡Wayyyyyyyyyyyyyy!
Hurgando para mi satisfacción personal, también encontré: «premiaciones
Baldayac reconoce a familia Cocco, pionero basket R.D.»… la nota se expandía,
señalando: «un homenaje a la memoria del
doctor Salvador Cocco Pastoriza, quien introdujo el deporte del aro y el balón
en el país hace cien años, representado por la familia Cocco González, fue
tributado por Producciones Baldayac en
el marco del programa La Estrella del Baloncesto, dedicado este año a la
conmemoración del Centenario del Basket Dominicano».
Martin Lajara y Rafael Baldayac fueron exponentes en el ciclo de
charlas Roosevelt Comarazamy, organizadas por la Fundación de Baloncesto
Dominicano (FUNBALD).
Encontré un artículo del propio Baldayac en La Información (Nov.09.2023), donde podemos encontrar el título: «FUNBALD
en la historia basket RD».
Continuaba el texto, señalando: «Santiago
de los Caballeros, el primer Santiago de América, tiene el honor de ser la ciudad donde se jugó
por primera vez un partido oficial de baloncesto en la República Dominicana,
teniendo como escenario las instalaciones Centro de Recreo, en su salón de
gimnasia… este histórico encuentro, efectuado la noche del sábado 29 de mayo de
1915, marcó el nacimiento de la actividad del aro y el balón que se ha
convertido rápidamente en uno de los deportes más populares de esta nación…
según este antiguo documento, recogido en el periódico El Diario de Santiago,
el doctor Salvador Cocco Pastoriza, quien
fue la primera figura nacional que practicó el baloncesto organizado y
quien lo introdujo al país hace 108 años».
¡Estoy a punto de colapsar, vía un soponcio de enormes magnitudes!...
llamaré de urgencia a mi cardiólogo.
En Ene.04.2022, Bienvenido Rojas, El
Tomate, publicó en Diario Libre que Rudy Hernández (Rudolph Albert
Hernández Fuentes, Dic.10.1931 en Santiago de los Caballeros, República
Dominicana; Nov.23.2022 en Condado, San Juan, Puerto Rico), una reseña donde apuntaba
que Hernández había sido un copioso anotador e imponente rebotero para Seton
Hall Pirates. ¡Ayyyyyyyyyyyyy!... ¡que orgásmica
satisfacción sentí!... el editor deportivo de La Noticia, El Siglo, y Diario Libre… los dos primeros medios
quebraron, y en el tercero, cuando se enteraron de aquel derrotero pusieron sus
barbas en remojo.
A El Tomate le envié un twitter señalándole que Hernández no pasó por Seton Hall, ni en el baloncesto, ni en béisbol; para esa fecha, 22 jugadores de béisbol de los Pirates habían llegado a las Grandes Ligas. ¡No rectificó!... de manera ipso facta, se cayó solito en una letrina. ¡El Tomate!... el mismo personaje que señaló para la Copa de las Américas, en julio del 1989, celebrada en México, que este servidor era «el azaroso de la selección dominicana de baloncesto»… ¡lindo piropo!... parecido al de Fausto Julián Suero Bueno, que después de tratar de beber de mis conocimientos, sin aprender nada, me regaló: «el cretino de los cítricos».
Bienvendo Rojas, primero escogidista, después, por conveniencia laboral,
liceísta; El Tomate, miembro de la Línea
Roja del 14 de Junio, según le escuché alguna vez, condecorado por tres Presidentes
de la República, entre ellos Joaquín Amparo Balaguer Ricardo… ¿dónde quedó la
dignidad de este ser al aceptarle una condecoración a Balaguer Ricardo?...
Rojas, creyéndose tener un poder ético para juzgar moralmente a quien no piense
como él, igualito a Leonardo de Jesús Heredia Castillo, Leo Corporán.
¿Dónde están los ejecutivos de Diario Libre que no observan de forman
forense las columnas de Rojas?...las mismas son cíclicas; se repiten… ¡un
artista en coger los mangos bajitos!
Coloco en el buscador: «Hernández, Seton Hall, baloncesto»,
y obtengo como respuesta que tiempo atrás Cuqui Cordova, había arrancado con la
versión de marras… Emilio Nicolás Córdova Pereira, el historiador deportivo de
las distancias cortas. Volvemos a lo señalado por Mella Chavier: «el historiador dominicano no va a las
fuentes, replica».
Aquí todo el que escribe se deja llevar por la inmediatez: «el fenómeno», decía Immanuel Kant
(Abr.22.1724 en Königsberg, Prusia; Feb.12.1804 en Königsberg, Prusia), lo
anecdotario, lo simple, nadie salta «al
noúmeno», la esencia que sólo se concibe por el intelecto, «cosa
en sí». En la Crítica de la razón
práctica, Kant señala la posibilidad del concepto positivo de «noúmeno» como objeto de la contemplación
no sensorial. En este sentido, el «noúmeno»
no es accesible al hombre, dado que toda contemplación humana, según Kant, sólo
puede ser sensorial.
Recuérdese… aquí todo el mundo piensa con la sensación del estómago lleno… por eso el dominicano dejó de ser honesto, descartó todos los valores, mandó a volar al civismo, cambió dignidad por el borreguísmo.
He señalado que Cocco Pastoriza (Salvador Augusto Cocco Pastoriza, Tuto, May.31.1892 en Puerto Plata, República
Dominicana; 1995), quien fuera mi vecino en Santiago de los Caballeros, ni jugó
al baloncesto en Maryland, ni se graduó de odontólogo en esa academia; en su
época, no había ni equipo de baloncesto, ni escuela de odontología en College
Park, Maryland.
Apuntaba también, quien esto escribe, que hasta el momento daba por
válida la versión de que el baloncesto se jugó por primera ocasión en el Centro
de Recreo de Santiago de los Caballeros, en 1915, quizás por razones afectivas.
Dudo que alguien más involucrado con el baloncesto dominicano, actualmente,
haya bailado alguna vez en los salones de ese Centro de Recreo, donde mi
familia era socia. Era muy chico, pero recuerdo que todos los sets para bailar se iniciaban con un
pasodoble.
Pero ya empecé a dudar; quizás no tenga todo el tiempo para sumergirme
en alguna biblioteca, por razones de espacio y compromisos, y profundizar en
papeles de tiempos pretéritos, reveladores. Yo, en lugar de perder mí tiempo en
Maryland, me acercaría maas al estado de Pennsylvania.
Dudo, porque la historia nos la han contado mal desde siempre: la
aparición de la Virgen de las Mercedes a las tropas españolas que avasallaban a
los indígenas en el cerro de La Vega; la purísima Isabel La Católica,
facilitadora del viaje de Cristóbal Colon a lo que posteriormente hemos
conocido como América, que envenenó a sus dos hermanos, a pesar de ser reyes, para
ella ser quien reinara; los viajes de Colon, que no fueron cuatro, sino seis,
los últimos dos, siendo huesos y cenizas, porque: «polvo eres y en polvo te convertirás».
Para 1905 había dominicanos jugando al baloncesto en Estados Unidos; a ver, repita conmigo: «dominicanos jugando al baloncesto en Estados Unidos»… para que no se vaya a atrabancar, convertido en papilla, para que baje suave: dominicanos, léase, más de uno; en 1908 un dominicano, de Puerto Plata, para más señas, recibió una invitación para cursar estudios de ingeniería en una reputada institución académica de la costa este de la nación americana, y jugar al deporte de los aros y las canastas, activa en los actuales momentos en lo que hemos conocido como NCAA (Asociación Atlética Colegial Nacional, por sus siglas en inglés).
Hace años le pregunté a Edwin Espinal Hernández, historiador,
genealogista, por qué tantos dominicanos habían marchado a mitad del siglo XIX
a Philadelphia, Pennsylvania, y sentí que con su respuesta me mandó a freír espárragos;
estoy más que seguro que ese mismo Espinal Hernández abrevó muchas veces en la biblioteca del
doctor Campillo Pérez. Cuestioné a José Luis Prieto Nouel, después presidente
del Instituto Dominicano de Genealogía, sobre un muchacho apellido Lebrón, cuya
familia tenía para 1920 la ferretería más grande de la ciudad de Santo Domingo,
y me aclaró que para conseguirme algo sobre él, debía facilitarle: nombre,
fecha y lugar de nacimiento, entre otras menudencias… me estaba diciendo,
investiga tú, que yo no moveré un dedo… Prieto Nouel fue la última persona que
conversó con el ya señalado Campillo Pérez. Desde entonces está en mi altar de
pequeños hijos-de-la-gran-puta, a
quienes no recuerdo con asiduidad, pero no olvido.
A esa Philadelphia del siglo XIX fue a parar Nicanor Mella Brea, hijo de Ramón Matías Mella, santiagués, como quien escribe, sastre, también papá de Julio Antonio Mella McPartland (2Mar.25.1903 en La Habana, Cuba; Ene.10.1929 en Ciudad de México, México), fundador del Partido Comunista de Cuba, a quien Cuba no ha honrado como corresponde, menos República Dominicana, que ni una calle lleva su nombre, y de quien Fidel Castro Ruz (Fidel Alejandro Castro Ruz, Ago.13.1926 en Birán, Oriente, Cuba; Nov.25.2016 en La Habana), plagió todas sus ideas. A Philadelphia también fueron a estudiar los Brugal, los Redondo, los Cocco Pastoriza, los Pez Rancier (Tomas Eudoro, médico, coronel del ejército canadiense en la I Guerra Mundial, destinado a Francia; y Pablo Neomisio, padrino de mi hermano Francisco Manuel, ganador de La Vaca de Oro, al mejor estudiante de McGill University, y constructor del edificio de La Tabacalera, en Santiago de los Caballeros; tíos de este servidor), y ya muy entrado este siglo Luis B. Crouch Bogaert (Ago.16.1926 en Guantánamo, Cuba; Jul.15.2016 en Santo Domingo), esposo de Mariana Felicia Espaillat Grullón, quienes junto a sus cuatro hijos Vivian frente a nosotros, en la Mella a esquina General Cabrera, en Santiago de los Caballeros, también estuvo en Philadelphia.
La primera columna de baloncesto que conoció República Dominicana la
escribió Julio Genaro José Campillo Pérez (Jul.09.1922 en Santo Domingo; pasó
su infancia y buena parte de su adultez en Santiago de los Caballeros,
viniéndose a Santo Domingo definitivamente en 1977; Jun.01.2001 en Santo
Domingo), en La Nación, se llamaba Pelotas
al Cesto, para 1939, más poética que técnica. Campillo Pérez, en la
Escuela Normal de Santiago era solicitado por las hermanas de Joaquín Amparo
Balaguer Ricardo, para explicarles las clases a sus respectivos alumnos, hasta
dos cursos por encima de su nivel; ese mismo personaje, en una época, fue
también el bailarín más solicitado en ese Centro de Recreo.
Cuando se produjo la exhibición en el Centro de Recreo, don Tuto, contaba ya con 23 años de
edad; tres años más tarde se casó en New York con María del Carmen Batlle
Espaillat, Carmelita (Sep.17.1890 en
Santiago de los Caballeros; Jul.07.1971 en Santo Domingo), nieta de Ulises
Francisco Espaillat Quiñones (Feb.09.1823 en Santiago de los Caballeros;
Abr.25.1878 en Santiago de los Caballeros), decimonoveno Presidente de la República.
Cocco Pastoriza era puertoplateño, más de la mitad de los caballeros
que participaron ese día en el Centro de Recreo eran de «La Novia del Atlántico»; y más de uno casó con una chica santiagués.
Primera pregunta: ¿se trasladaron desde «el sur de la Florida» o de la poza del castillo, a mostrar sus habilidades atléticas, o con la intención manifiesta de comer gallina?... segunda pregunta: ¿quién colocó los aros en el Centro de Recreo, y con quee tiempo te antelación?... tercera pregunta: ¿sirvió el encuentro para la difusión de la actividad?... cuarta pregunta: ¿por qué no nos ha dado la santísima gana de averiguar si se jugó previamente al baloncesto en Puerto Plata?
Una quinta: ¿por qué no se ha creado un movimiento para designar a
Puerto Plata como la cuna y capital del baloncesto dominicano?... los primeros
jugadores salieron de esa ciudad, pero también en la NBA se cuentan los
puertoplateños Mark Jackson, Al Horford, y Chris Duarte.
¿Mark Jackson?... si, el mismo que hemos despreciado olímpicamente: 6’03, 195, PG, Abr.01.1965 en
Brooklyn, New York; egresado de St. John’s, entonces Redmen, en 1987; pick nuumero18
en el draft del 1987 por New York
Knicks; 17 años en la liga: New York Knicks, 1987 a 1992; Los Angeles Clippers,
1992 hasta 1994; Indiana Pacers, 1994 hasta 1996; Denver Nuggets, 1996-97;
segunda parada con Indiana Pacers, 1997 al 2000; Toronto Raptors, 2000-01;
regreso a New York Knicks, 2001-02; Utah Jazz, 2002-03; Houston Rockets, 2004.
Como director técnico: Golden State Warriors, 2011 al 2014; 1989 NBA All-Star,
1988 NBA Rookie of the Year; 1988 NBA All-Rookie First Team; líder de
asistencias en 1997; 1987 Big East Defensive Player of the Year; líder de
asistencias en toda la NCAA en 1986.
Los dominicanos deberíamos recibir de nuestros investigadores historias
más acabadas. Frank Moya Pons, actual presidente de la Academia Dominicana de
Historia comparó en noviembre del 1986 a Juan Pablo Duarte con Salvador Jorge
Blanco… ¡parece que todos olvidamos ese detalle!... el actual secretario
general de esa misma Academia Dominicana de Historia es el periodista Miguel
Guerrero, y todos sabemos de sus retorcidas crónicas. Raymundo Tirado, actual
secretario de ese funesto, macabro, y depredador personaje llamado Jorge Radhamés
Zorrilla Ozuna, señaló en El Gordo de la Semana, que el mismo
Duarte era un depredador sexual, dejando cientos de hijos en la selva amazónica
de Venezuela (San Carlos de Río Negro), y en la costa noreste de República
Dominicana.
Aquí, nos gusta tanto guardar el medio entre los extremos, simplemente
por no afrontar las nuevas pruebas, los inéditos descubrimientos, desahuciar moralmente
a los que no tienen los mismos pensamientos que nosotros… ¡por eso estamos como estamos!...
¡por eso nunca progresamos!... ¡y tal parece que pensamos con los huesitos de
los pies!
Noviembre 13 del 2023
Jordan Gerónimo |
Tiempo atrás escribí sobre los orígenes del baloncesto dominicano, tres entregas, y dejé algunas pinceladas abiertas para quien quisiera ampliarlas; por si las moscas, porque somos hijos de la muerte aunque nos creamos eternos. No importa quien usted sea, tan perfumado que se sienta en los actuales momentos, o tan desdichado que quiera colocarse a las puertas de las cuevas de Zugarramurdi, una de las tantísimas entradas al infierno, tarde o temprano la invicta guadaña lo atrapará.
Georgilio Mella Chavier |
Encontré una reseña de Tuto Tavarez, editor deportivo de La Información (Jun.18.2023), donde titulaba: «Martín Lajara el “Wikipedia” del baloncesto dominicano». ¡Wayyyyyyyyyyyyyy!
A El Tomate le envié un twitter señalándole que Hernández no pasó por Seton Hall, ni en el baloncesto, ni en béisbol; para esa fecha, 22 jugadores de béisbol de los Pirates habían llegado a las Grandes Ligas. ¡No rectificó!... de manera ipso facta, se cayó solito en una letrina. ¡El Tomate!... el mismo personaje que señaló para la Copa de las Américas, en julio del 1989, celebrada en México, que este servidor era «el azaroso de la selección dominicana de baloncesto»… ¡lindo piropo!... parecido al de Fausto Julián Suero Bueno, que después de tratar de beber de mis conocimientos, sin aprender nada, me regaló: «el cretino de los cítricos».
Centro de Recreo |
Recuérdese… aquí todo el mundo piensa con la sensación del estómago lleno… por eso el dominicano dejó de ser honesto, descartó todos los valores, mandó a volar al civismo, cambió dignidad por el borreguísmo.
Julio Antonio Mella McPartland |
Para 1905 había dominicanos jugando al baloncesto en Estados Unidos; a ver, repita conmigo: «dominicanos jugando al baloncesto en Estados Unidos»… para que no se vaya a atrabancar, convertido en papilla, para que baje suave: dominicanos, léase, más de uno; en 1908 un dominicano, de Puerto Plata, para más señas, recibió una invitación para cursar estudios de ingeniería en una reputada institución académica de la costa este de la nación americana, y jugar al deporte de los aros y las canastas, activa en los actuales momentos en lo que hemos conocido como NCAA (Asociación Atlética Colegial Nacional, por sus siglas en inglés).
Campillo Pérez |
A esa Philadelphia del siglo XIX fue a parar Nicanor Mella Brea, hijo de Ramón Matías Mella, santiagués, como quien escribe, sastre, también papá de Julio Antonio Mella McPartland (2Mar.25.1903 en La Habana, Cuba; Ene.10.1929 en Ciudad de México, México), fundador del Partido Comunista de Cuba, a quien Cuba no ha honrado como corresponde, menos República Dominicana, que ni una calle lleva su nombre, y de quien Fidel Castro Ruz (Fidel Alejandro Castro Ruz, Ago.13.1926 en Birán, Oriente, Cuba; Nov.25.2016 en La Habana), plagió todas sus ideas. A Philadelphia también fueron a estudiar los Brugal, los Redondo, los Cocco Pastoriza, los Pez Rancier (Tomas Eudoro, médico, coronel del ejército canadiense en la I Guerra Mundial, destinado a Francia; y Pablo Neomisio, padrino de mi hermano Francisco Manuel, ganador de La Vaca de Oro, al mejor estudiante de McGill University, y constructor del edificio de La Tabacalera, en Santiago de los Caballeros; tíos de este servidor), y ya muy entrado este siglo Luis B. Crouch Bogaert (Ago.16.1926 en Guantánamo, Cuba; Jul.15.2016 en Santo Domingo), esposo de Mariana Felicia Espaillat Grullón, quienes junto a sus cuatro hijos Vivian frente a nosotros, en la Mella a esquina General Cabrera, en Santiago de los Caballeros, también estuvo en Philadelphia.
Primera pregunta: ¿se trasladaron desde «el sur de la Florida» o de la poza del castillo, a mostrar sus habilidades atléticas, o con la intención manifiesta de comer gallina?... segunda pregunta: ¿quién colocó los aros en el Centro de Recreo, y con quee tiempo te antelación?... tercera pregunta: ¿sirvió el encuentro para la difusión de la actividad?... cuarta pregunta: ¿por qué no nos ha dado la santísima gana de averiguar si se jugó previamente al baloncesto en Puerto Plata?
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