martes, 11 de junio de 2019


Musicalidad exquisita en el mismo arco antillano aplicada a temas deportivos y al santurrón de Leo
(tres-de-tres)

Junio 10 del 2019


Para calentar la pista desde temprano hablemos sin cortapisas de Tito Puente, quien pretendía ser una copa de Fred Astaire, pero la fractura de uno de sus tobillos lo encarriló definitivamente a la música. Hijo de padres puertorriqueños, creció en East Harlem, plagada de afrodescendientes , cubanos y borincanos; terminó con tantas distinciones monárquicas que se resumen en una sola El Rey del Timbal, trabajó y fue fuente de consulta de Noro Morales (Noro Osvaldo Morales Sanabria: Ene.04.1911 en Puerta de Tierra, San Juan de Puerto Rico; Ene.15.1964 en San Juan), Machito (Francisco Raúl Gutiérrez Grillo: Dic.03.1908 en La Habana; Abr.15.1984 en Londres) o José Curbelo (Feb.18.1917 en La Habana; Sep.21.2012 en Aventura, Florida), La Sonora Matancera, La Lupe, Cachao, Vicentico Valdés, Santos Colón, Rolando Laserie, Héctor Lavoe, Ray Barretto, Mongo Santamaría, Charlie Palmieri, Mario Bauzá, La India, y Celia Cruz, pero también de Dizzy Gillespie, Thad Jones, Lionel Hampton, Ben Webster, Astor Piazzolla, Duke Ellington, Miles Davis o Count Basie y eso es como quítate el sombrero porque sólo vale una reverencia.


Ernesto Antonio Puente no solo aporreaba con maestría sus timbales, cien discos, cerca de doscientas obras, cinco premios Grammy, su estrella en el Hollywood Walk of Fame, compuso el mambo Oye cómo va que popularizó Carlos Santana en 1970. La Salsa, etiqueta irreverente y comercial de la música latina, es música montaraz, contestaría y machista, surgida inicialmente para entretener a un público pobre y heterogéneo, tiene más estudios en inglés que en castellano, quizás por la incomprensión de nuestra industria cultural, que no ha estado exenta de toques políticos como aquel arranque del sociólogo Ángel Quintero Rivera: “cubanocentismo que padecemos en el Caribe”.

Pintarse de revolucionario y volverse rico por indelicadezas preñadas de malas artes, con amigos que toleran esa voracidad, en un pretérito cercano podían pasar desapercibidas, en la modernidad ostentosa a la vista de todos, es grotesca. Teñirse de renovador para proclamar fortunas infinitas, sin ningún trabajo conocido, valerse de conjuras sórdidas, y creer que se tiene un látigo en la mano para castigar voluntades diferentes, es una representación caricaturesca de un retrógrado Ad-Vitan. Aceptar sumiso directrices de uno y otro muestra a un ser humano blandengue, un vasallo de la peor calaña.

Esta es la radiografía más rasa de quienes tienen los hilos del baloncesto dominicano. Borregos en pos de unas cumbres que no alcanzarán jamás, porque vestirse con vetas de castidades infinitas no les brindará nunca la posibilidad de tocar los cielos con sus propias manos. Los mismos que están condenados, aún en vida, a pudrirse en los hornos del infierno. Unos y otros tendieron su juego subiendo a un tiovivo donde sólo giran las confusiones.


Con ellos se implantó la idiotización como táctica para controlar la disciplina y las hambres ajenas, ha sido un trabajo tan sutil que nadie quiere romper con el sistema establecido, y nos llenamos de gente sin capacidad para brindar alternativas frente a esos criterios que se machacan todos los días. Se pretende que todos nos acostumbremos a la vulgaridad, la majadería, la insensatez, la pedantería como los fenómenos más cotidianos. El baloncesto pero tampoco la masa del deporte dominicano no tienen una conciencia crítica de la realidad; incapacitándonos e incapacitándose para alcanzar nuevos rumbos.

Salvo muy contadas excepciones, todos los “lideres” dominicanos que provienen del rango que va desde el centro a la izquierda más termocéfala han tenido enormes vicios capitalistas, uno y otro han dejado morrocotudas huellas y no están sufriendo castigos por la impunidad que nos azota. No hay consecuencias, hasta el momento que corre, y los pocos que han sido señalados se mantienen vigentes en la exposición pública, sin ningún rubor, pretendiendo que aún sean reconocidos por unas virtudes exacerbadas que naufragaron; entre los más íntimos venden todavía la imagen de santos varones, ángeles caídos del mismo cielo, castísimos, impolutos, casi virginales.


Apenas ingresaba a la universidad cuando Manuel Logingo Alcántara Casado (+) trasladó su clínica de la calle 18 en el ensanche La Fe a la avenida Ortega y Gasset; un domingo gris, al borde de una llovizna perspicaz, salí hacia al Palacio de los Deportes desde mi casa paterna, no había ingresado ni en sueños al periodismo deportivo, pero si observé a nuestro Leonardo de Jesús Heredia Castillo saliendo con su señora del Centro Médico Alcántara y González (su rostro ya me resultaba familiar de tanto hostigar de manera inquisitoria a uno de mis compañeros: Ismael Cristóbal Tapia Japa), ambos a pie y cargando un bebé en brazos, que imagino sería el primogénito de la pareja; eso era caminar toda la que hoy es Arturo Logroño hasta la Máximo Gómez, continuar a la Mauricio Báez, y llegar a la Summer Wells a poquísimos pasos de la Peña Battle.

Años después, en esa modesta casa de la Summer Wells, quizás no más de cinco metros de ancho (donde de paso en la actualidad reside Ramón Rodríguez, El Teacher), nos apiñamos todos, el pleno de ABADINA, los clubes del superior, la prensa deportiva, la directiva del Mauricio Báez, e imagino que algunos amigos de Leo Corporán, listos para incendiar aquello, con la única finalidad de intercambiar pareceres con Vicente Sánchez Baret, entonces Secretario de Deportes, pues todos pretendíamos se aboliera aquello de “deportes para todos” y absolutamente gratis que implementó la gestión de Jesús De La Rosa en SEDEFIR.

Hoy, El Niño Culicagao de Villa Juana sólo quiere ser reconocido, pero su prestigio se hunde, hay cosas que no puede explicar, ni dineros que no puede justificar. Sus fuentes de trabajo conocidas son o han sido El Nacional, Consejo Nacional de Drogas (CND), los Olímpicos en el Play (con varias versiones desde 1980 hasta más o menos el año 2000) y donde mostraba una enorme dejadez por cobrar las promociones, y las transmisiones de los Tigres del Licey donde fungía como coordinador, gracias a su amigo Nandy Rivas. Todo lo demás debemos entenderlo como servicio social, trabajo comunitario, o entrega desinteresada, pero una cosa piensa el burro y otra quien lo apareja.
La lactación de Santo Domingo de Cristóbal de Villalpando

Llegamos al 2019 y Leo, Uribe Vásquez, Teruel Capri, Mejía Oviedo y toda esa corte de funcionarios metidos a promotores deportivos de ocasión, nos brindan un pasatiempo vacío, que no conlleva nada de entretenimiento, con el objetivo de abotagar nuestras sensibilidades, y acostumbrarnos a ver la vulgaridad y la estupidez como las cosas más normales. Todo aliñado por un comportamiento zafio e irrespetuoso, vendiéndonos groserías, bullicio, falta de respeto a las normas, música estridente, pero sin poder zafarse de un espectáculo basura.

Ante tales despropósitos estos iluminados quieren que las tribunas se abarroten, y cada uno de los asistentes soportemos estoicamente ese cumulo de torpezas, establecido sistemáticamente, sin rechistar. Espero mañana que me digan que Mejía Oviedo es el Coelho de la Pedro Henríquez Ureña, El Marchante escribe un libro de autoayuda y Rafelin, tan cándido, tan mediático nos regale Cómo hacerse millonario sin Esfuerzo.
Cristo consolado por los ángeles de Juan Morlete Ruíz

La gente quiere hechos con beneficios constantes y sonantes pero sin que los demás imaginemos los pingues resultados; una vez encontré en El Roedor (Aristófanes Urbaez, fallecido en Jun.08.2018), sin ser su seguidor, un señalamiento donde Bosch Gaviño le advertía no ir tras pruebas contra Marino Vinicio Castillo Rodríguez, Vincho, porque no las encontraría, y así quiere esta gente pasar desapercibida, pero aunque tengan acceso a los hilos del poder hay más fiscalización, más ojos sobre los movimientos de los dineros, y gente que está dispuesta a irse tras los pasos de los funcionarios.

De Heredia Castillo ya había sido advertido, muchas miradas le siguen; el pajarito está más vigilado por O.J. Simpson en su intento de escapar de la policía de Los Ángeles.
Danilo Diaz, José Ramón Peralta, Pepín Corripo y Teruel 

Hasta mi mesa de trabajo legan dos folios con más de mil documentos, todos relativos a Leo Corporán, tomo precauciones, pero aquello de devastador, en lo poco que hurgué, como dijo El Pai (Eligio Blanco Peña), ¡la dinastía de Villa Juana!... pliegos sellados y firmados, cheques, pasajes al exterior, compras de edificaciones y solares, depósitos y transferencias bancarias y para mi sorpresa, cuentas en el exterior, dos de ellas en Panamá, evidencias de negocios familiares y amigos de larga data, inclusive gente de la que sospechaba existían relaciones comerciales. Consulto con mi abogado y mi asesor financiero… ambos con más canas que yo; el segundo me dice escuetamente, la constante de las cuentas panameñas es que guardan mucho, pero mucho dinero.


En el deporte esta camada de pseudo-dirigentes pretende que todos estemos despojados de cualquier identidad y corramos sumisos de manera paralela a sus perversidades, convertidos en animales vegetativos, desactivándonos la idea de luchar contra las bajezas, las impunidades, la pillería. Nos atomiza esta manada de egoístas desenfrenados, pretendiendo que quedemos solos y sin vinculaciones, porque sus cobardías no le permiten enfrentar a más de uno, con la única intensión de triturarnos. Por supuesto, ellos quedan meditabundos frente a quienes no damos el brazo a torcer, y nosotros absortos ante tanta malicia.

En mi campo dicen: “de cualquier yagua vieja sale tremendo alacrán”.

Replicaré, una vez más a este Leonardo, Leo, Leito, Marchante, Marchantico: “le imploro encarecidamente que muestre sus pruebas contra mí. Le haría un grandísimo bien al país, a mi familia, a mis amigos, a mis aspiraciones futuras. De no hacerlo asuma las consecuencias”. Cada día tengo más hilo del que echar mano.

¿Qué me olvidé de Arsenio Rodríguez?... para nada. El de la Güira de Macurijes, en Matanzas, El mago del tres, el rey de los tumbaos, músico genial con fundamentos, trajo una nueva sonoridad a la música de Cuba, desde su humilde instrumento, otorgó una riqueza armónica increíble, dándole inclusión a más trompetas, piano y tumbadora, así como el despunte del cantante como solista dentro de la agrupación. Poco lo conocen por su nombre de pila, Ignacio Loyola Rodríguez, pero El Ciego Maravilloso nunca recibió otro nombre que Arsenio Rodríguez. La personalidad de Rodríguez como sujeto y artista de su tiempo, puede escucharse de manera diáfana a través de su obra. Esa es la ventaja incomparable y determinante de un artista con una producción transcendente, frente a otros los cuales han contemporizado su práctica musical tras la elaboración de productos de alta intensidad comercial.

Max Salazar recoge en su libro Cachao, Arsenio, Orestes y Arcaño cambiaron la música y la llevaron hacia el siglo 21 (1994): “Arsenio Rodríguez fue un músico genial con una capacidad de creación incomparable. Modificó el transcurso del son y estableció una forma personal de interpretación del guaguancó en el conjunto de música popular. Desde tiempos inmemoriales el quehacer artístico ha representado para los músicos de origen afro, en el Caribe particularmente, una posibilidad efectiva de movilidad social ascendente mediante la cual alcanzar el respeto y consideración de una comunidad artística específica, así como de la sociedad en general. El trabajo de Arsenio Rodríguez como tresista se ha considerado de extraordinario por su invención de tumbaos interpretados con rápida digitación, los cuales no procedían de cierta naturaleza divina, sino de su temprana relación, experiencia e intensa práctica de la música afrocubana”.

Plátano maduro / plátano pintón / ahí viene quindembo / pata de jamón.

Si seguimos permitiendo que el deporte sin substancia, vacío de contenido, continúe moldeando pasiones y razones, y por añadidura el mundo al antojo de unos que tienen que demostrar que son más serios que nosotros, terminará destruyéndose. El objetivo no es otro que el de crear una sociedad de hombres y mujeres que abandonen ideales y aspiraciones, para que terceros nos construyan unas necesidades inducidas por los intereses de esos que por momentos se consideran élites dominantes.

Todos están camino a los hornos del infierno. Todos sin excepción ni contemplación.

Mambo, que rico é, é. ¡Qué rico el mambo!... mambo, que rico é, é.


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