domingo, 8 de julio de 2012


40 minutos para la gloria

Para Rosendo Ledesma, amigo desde aquellos tiempos donde nos teníamos nada, donde los intereses no se interponían entre las almas, donde la ciudad era más chica y menos golpeante, y la solidaridad se multiplicaba.

La mañana me sorprende con unas afirmaciones de Antonio –Chicho- Sibilio que son para analizar y pensar: “ustedes están a 40 minutos para que 10 millones de almas lean su historia”. Aquello hay que tomarlo grafía a grafía ya que El Monstruo de Haina no es la persona más locuaz sobre la faz de la tierra, siempre desearíamos más de sus criterios y es uno de los dos dominicanos que ha estado en las competencias de baloncesto de unos Juegos Olímpicos. El otro lo fue Carmelo Travieso. Agregó además: “nadie sabe en que manos está el pase a Londres”.

Concluidas todas las instancias sólo restan 40 minutos para la conclusión del Pre-Olímpico de Caracas, donde ya Rusia y Lituania alcanzaron su cometido. El avión de 12 puestos tiene 11 ocupados y aún hay dos pasajeros en la sala de espera; ambos esperan la decisión de abordar para ir tras la quimera, para los dominicanos será la primera ocasión en una cita olímpica, para los nigerianos sería alcanzar su sexta Olimpiada de manera consecutiva.

Nunca un equipo africano en este clásico había pasado de la primera ronda, Nigeria se alzó con sus clasificaciones siempre de manera directa. Ello habla de la historia de una nación y de las clasificaciones de todo un continente que nos hemos empeñado en negar. En el repechaje pasado, Puerto Rico sufrió la más punzante de las posibilidades, quedar entre los cuatro y perder dos veces. Historia que nadie jamás quiere redundar, pero que siempre transcurrirá.

Rosty Ledesma 
Muy temprano en la mañana recibo una notificación de esa leyenda del baloncesto dominicano, no precisamente como jugador, que responde al nombre de Rosty Ledesma, solicitándome mi opinión y posibilidades de derrotar a esos “morenos”. Ledesma es uno de los personajes más gratificantes de todo lo que envuelve la actividad, una bendición en un mar plagado de lobos. Le solicité un poco de tiempo, porque la noche no había sido muy agradable.

La única verdad es que no hay vuelta atrás. Esta noche se ocupará la última plaza para estar en Londres, sin ninguna otra peripecia. Es quizás el partido más importante que haya tenido que librar el baloncesto dominicano en toda su historia, una victoria sería importante; una derrota abriría un mar de conjeturas, pero de todas formas hemos llegado a instancias jamás soñadas.

Hay que saltar con todo a la cancha y ejecutar sin cesar, ejecutar una vez tras otra, sin desmayos, sin temor. Nadie espera la imposición de los más exacerbados principios que se reclaman, la noche caerá serena sobre Caracas, sobre el puente de los leones, el Monumento a Carabobo en El Paraíso, sobre el Ávila, por la avenida Los Próceres, La Pastora, Chacao, en El Cafetal, en Montalbán, las Colinas de Vista Alegre, los Palos Grandes, La Vega; el único anhelo es ver el pabellón tricolor más arriba, más arriba, mucho más.

Ike Diogu 
Quizás buena parte de lo que deseamos se queda en las letras de la canción Caballo de Patas Blancas que cantaba Antonio Aguilar y que fue éxito en los tiempos de nuestros padres: “caballo de patas blancas, con herradura de acero, hay que brincar las trancas antes de que salga el lucero, y vas a llevar en ancas a la mujer que yo quiero”.

Nigeria, esa de jugadores tan negros como nosotros, intentó en años anteriores con dos técnicos con experiencia NBA, Sam Vicent y John Lucas. El primero de recordación para la tropa de los Leones de Santo Domingo y Eduardo Najri, quien adujo una infección gastrointestinal y se marchó del país (ello le abrió las puertas en la conducción del equipo a José –Maita- Mercedes). Ahora están en manos del local Ayodele Bakare, señalado como un maestro en el movimiento de sus fichas.

Llama la atención que 9 de los jugadores de la escuadra nacieron en los Estados Unidos; de todo estar correcto, tienen un sistema de reclutamiento muy efectivo. Hay chicos de estos que han jugado en Wake Forest, Arizona State, George Mason, Maryland y Nebraska, todas instituciones de primer nivel.

En Caracas los nigerianos perdieron en su debut frente a los locales, por apenas 2 tantos, pero se recuperaron para superar a Lituania, en un partido donde todo el mundo pensó que cumplirían y se marcharían a casa. Se especula que también los lituanos prefirieron no toparse con los griegos en los cuartos de finales. Lo cierto es que estas Águilas Verdes pasaron por encima de los helenos, por la minima, en un partido donde todos suponíamos estaba de un solo lado; así llegó la sorpresa mayúscula del Pre-Olímpico.

Ayer el esfuerzo no fue suficiente para doblegar a los rusos y hoy están en estas instancias frente al combinado dominicano. Quizás con la ventaja única que han estado en todos los grandes escenarios mundialistas.

Bakare trata de insuflar confianza y serenidad a sus dirigidos todo el camino. No desmaya en su accionar y cuenta con un equipo altamente atlético. Podrían alegar que el quinteto no está completo, podría incluirse a un Salomon Alabi (7’01, C, 1988, Toronto Raptors), pero de que tienen un arsenal ofensivo, lo tienen. En la competencia el combinado acumula porcentajes interesantes: 45.9 desde el campo, 34.4 detrás del arco y 76.9 desde la línea.

Al-Farouq Aminui  
Una de las primeras opciones a la hora de las ejecuciones es el delantero Al-Farouq Aminui (New Orleans Hornets), egresado de Wake Forest University, con 6’09 y 200 libras. Habilidoso, seguro, juega generalmente en la posición tres, pero busca los rebotes y comparte con el resto de la escuadra. Sobre la pista se transforma en una máquina de hacer puntos y jugadas para la historia. No hay récord que se le resista. El tirador Adeola Dagunduro (6’05, 200, SG, University of Nebraska) fue una bomba a su paso por el colegial en los Estados Unidos y aquí fue un verdugo contra los griegos, “una metralleta para ser descubierta”.

Ekene Ibekwe (6’09, 220, PF, Jul.19.1985) no las ha tenido todas consigo esta vez, pero es atlético, habilidoso y cumple a ambos lados de la cancha. Pasó por la Universidad de Maryland donde escribió una historia fascinante, es apenas el cuarto jugador de esa institución, brillante por demás y plagadas de nombres con aureola, que reúne mil puntos, 700 rebotes y 200 lances bloqueados.

Debajo de los tableros el obstáculo es Ike Diogu, 6’08, 250 libras de peso, egresado de Arizona State, refuerzo de los Capitanes de Arecibo en Puerto Rico, actualmente en China con los Xinjiang Flying Tigers con toda una historia detrás para un hombre nacido en Sep.11.1983 en la ciudad de Buffalo (Nueva York), de donde es Willie –La Boa- Jones. El hombre no sólo ha sido dominante en la zona pintada, también ha aportado en este periplo 11.6 tantos por juego.

Anthony Skinn es el armador (6’01, 175, Feb.08.2983), encargado de poner la pelota en manos de los demás, tiene cierta virtud ofensiva que trata de aprovechar en beneficio de los propios. Pasó por la modesta George Mason University.

Pero Nigeria también necesita de su banca, hoy como nunca, y el juego tiene que pasar por las manos del otro Aminu, de Obasohan, de Oguchi y de Oyedeji. Apellidos que no se escriben fácil, pero tampoco se pronuncian de manera expedita para nosotros.

Aminu (6’10, 1987), hermano del de New Orleans, estuvo en Georgia Tech donde en sus últimos dos años condujo con autoridad a esa institución en una conferencia tan fuerte como la SEC, actualmente juega para el Elain Chalon en Francia con muy buenos números. Derrick Obasohan fue este mismo año refuerzo de los Cocodrilos de Caracas (6’07), es un arma letal desde la media cancha, estuvo en la Universidad de Texas en Arlington. Chamberlain Oguchi (6’06, 1986) es un delantero pequeño que pasó por la Universidad de Oregon y terminó su elegibilidad académica en Southern Illinois University. Olumide Oyedeji (6’10) fue draft de Seattle Supersonics, es un veterano de cientos de batallas y un trotamundos del baloncesto.

A grandes rasgos esos son nuestros rivales de ocasión. Es un conjunto que juega en equipo, maneja el balón, sabe golpear, tiene un juego interior sólido y puede brindar una sorpresa. La selección de este equipo casi “made in USA” en su versión para el clásico caraqueño tiene muchos matices, pero el más importante es que es un grupo de hombres curtidos en la actividad, con excelentes marcas en el plano internacional, relativamente joven y con ganas de mostrar que están cerca de los grandes, al hálito de una mirada, aún a las puertas de la gloria deportiva.

Decía Lucila Godoy Alcayaga, a quien todos conocemos como Gabriela Mistral, chilena y premio Nóbel de literatura, que: “la experiencia es un billete comprado después del sorteo”. Esta vez trataremos de adquirir experiencia con ganancia de causa, ese es nuestro sueño.

Desde el 1978 jamás habíamos vuelto a estar en una competencia con equipos de todo el mundo, esta será una semana para recordar y guardar.

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