jueves, 28 de julio de 2011

Señales de Humo


La conformación de la selección nacional que ira a Mar del Plata se mantuvo como “top-secret”,  como merengue sin letras, hasta que se destapó una nota de Mario Emilio Guerrero, que puso algunas grafías, quizás y sin querer agregó algo de mambo, artificios de entretención. De todas las pre-selecciones que estarán en tierras argentinas ha sido la última en darse a conocer, pero también la más extensa.

Este año todo el mundo, inclusive para el Europeo de Lituania, ha optado por concentraciones con escaso personal, el dinero se torna exiguo, pareciera que a los dominicanos nos sobra: un entrenador de lujo, pagos de compromisos previamente contraídos, entrenamientos lejos del suelo patrio, transportación de toda la delegación y esperaría más de una sorpresa en los días por venir. Hay conjuntos que apenas han invitado a 15 jugadores y aquellos que también han excluido a sus NBA, para allanar el camino y la dilapidación.

La confirmación llegó, se conoció finalmente el listado de los jugadores que iran hasta Lexington, para reportarse al entrenador John Calipari. Pero hay muchísima tela por donde cortar. Aparecen nombres extraños, que jamás se pensaron en este nuevo equipo de ensueño. Hay indicativos que violan el famoso dictamen H.2.3.3, que la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) esgrimió hace menos de una semana.

Alguien comentó que el pago de los seguros de los NBA ha adquirido ribetes de cuesta empinada. Descansarse totalmente en Francisco García, Al Horford y Charlie Villanueva, cuya magia se diluye al pasar cada evento, no es la mejor de las opciones. Son figuras cuya disponibilidad no siempre estará a la orden del día, pero las alternativas no se trabajan.

Hay que tener bien claro: hay jugadores para los torneos locales y aquellos con cartel para los topes internacionales. Aldo Leschorn era el blanco de todas las críticas en sus años cuando se vestía de corto, pero era el primero a la hora de salir al exterior junto a los grandes nombres del juego de entonces. Al no tener programas de trabajo calificados, las opciones son restringidas. Inclusive, a estas alturas FEDOMBAL no cuenta con una línea escrita para el desarrollo de aquellos jóvenes con potencial, para estar en tiempos futuros en la cúspide de las competiciones.

Con la selección, las interrogantes no desaparecen. De no poder contar con los jugadores de la NBA, ¿como se formaría el grupo dominicano? Hay “expertos” que han empezado a hacer sus pronósticos, pero lo prudente sería esperar el devenir de las próximas semanas.

Pensar por ejemplo en Ricardo Greer, Sandro Encarnación o Josh Asselin, es devastador para cualquier esperanza.

Greer estuvo por coyunturas personales en el equipo del 2009 para terminar siendo un fiasco mayúsculo, pero parece que las mismas no han desaparecido. Para la fecha habían pasado 10 años desde que se enfundó por última vez la casaca nacional y no aportó absolutamente nada; trató de encender focos guerrilleros y a la hora que recibió la oportunidad se volvió un garabato. Los dos puntos decisivos para ganarle a Canadá estuvieron en sus manos y si en el juego del domingo (Jul.17.2011) en la Copa America, Elano lo hizo por fuera, a este se le ensuciaron los pantalones.

Sandro Encarnación no es jugador para la selección nacional, sufre del síntoma de muchos de nuestros jugadores, aprendió tarde y sus compromisos domésticos no le han permitido tener el tiempo para trabajar en el plano personal. Cuenta con capacidad atlética, escasamente moldeada, buen salto, pero ese físico debió sufrir cambios drásticos para terminar convertido en un delantero fuerte.

Asselin, es una nacionalización que no ha rendido ningún fruto. Buen jugador, en su momento no era quien necesitábamos. Esta vez no ha sido invitado; las razones nadie las explicará. En lo personal no tiene ninguna vinculación con el país, nunca ha jugado en las ligas locales y no se si alguna vez aprendió lo que era el mondongo que tanto le gustaba a su compatriota Tom La Sorda.

La nota del señor Guerrero pinta las cosas muy claras. “Los estelares Al Horford, Charlie Villanueva, Luis Flores, Jack Michael Martínez y Francisco García, encabezan la pre-selección nacional de baloncesto”. Sentando a estos estelares, Sean Ogirri es sobrino de Orlando Antigua, en mi campo dicen que la sangre pesa más que el agua y el asistente de los Wildcats es de Jarabacoa; Eloy Vargas es jugador de Kentucky, una sensación en los planos de escuelas secundarias, pero no es su momento, a nivel colegial ha sido un fracaso, su papel sería de back-up; Greer es santo en el altar de Pedro Pablo Pérez, a quien ha buscado como balsa salvadora.

Bajo esta premisa la lucha quedaría reducida a sólo 4 lugares. Nos falta mucha ayuda en los planos interiores, manejo de la pelota y un jugador de la posición tres (small-forward) que pueda descansar a Villanueva, que de acuerdo a esta configuración debería ocupar la vacante.

De los restantes, Calipari tendrá referencias de Edgar Sosa, ex–jugador de Louisville; Ronald Ramón, jugador de Pittsburgh cuando Antigua era asistente allí; Jon Horford, jugador de Michigan; y Manny Quezada, ex –jugador de San Francisco. No creo que en algún momento se haya detenido a mirar a Kelvin Peña, Manuel Guzmán, Eulis Báez, Ricky Soliver o Luis Guzmán cuando estos militaron en instituciones en los Estados Unidos.

Posiblemente no aprenda a tiempo de la valía para sus propios compañeros de Joel Ramírez, de que Edward Santana es el jugador más dominante en las competencias internas y Juan Pablo Montas, aunque sin lance exterior, es el “tres” más atlético con el que contamos en la actualidad. 

Alejandro Salas no ha demostrado absolutamente nada las veces que ha estado en la selección, pese a los excelentes torneos que ha realizado en Venezuela, único punto luminoso en su hoja de vida. Manuel Fortuna tristemente no es jugador para el plano continental; el aguerrido Luis Martínez y el sorprendente Giancarlos Acosta deberán demostrar mucho en poquísimo tiempo.

Lo que sorprende de toda es barahúnda es que las cosas no son diferentes si está Eduardo Najri, Héctor Báez o Pedro Pablo Pérez, si está Julio Toro, Scott Roth o John Calipari, ese sesgo insular no se borra de las páginas. Hace dos años, un querido amigo me dijo: “es verdad que pusieron en equipo de ensueño, eso no se puede discutir, pero los resultados no variaron”.

Para alcanzar niveles superiores FEDOMBAL necesariamente tiene que sincerizarse e iniciar un programa intensivo de trabajo, en todo el país, que permita captar valores, mejorar la capacidad de nuestros técnicos y buscarse personas preparadas que estén dispuestas a hacer de este deporte una condición de nivel mundialista. Mientras, nos falta educación, cultura, equipo, hambre, honestidad.

Tristemente tenemos aún en la cúpula del baloncesto nacional personas que no saben escribir correctamente sus nombres, que no tienen ninguna preparación, que no transmiten la disciplina en lo más mínimo, que aún piensan que los perros se amarran con longaniza, pero continúan siendo los beneficiarios de la actividad y en muchos casos, protegidos de las autoridades de turno.

La inclusión del menor de los Horford me parece un chiste, mucho más después de los argumentos del señor Herasme con relación a la cláusula del H.2.3.3. El jugador de Michigan está aun en etapa de aprendizaje, con 20 años, 6-09 de estatura y 220 libras de peso no recibió toda la atención de su entrenador. Los scouting reports señalan que está aún muy tierno, necesita trabajar intensamente en su cuerpo, no ha aprendido a sobreponerse del acoso contrario, se atasca en los bloqueos, buen toque alrededor de la canasta, no es bueno para el posicionamiento propio de rebotes, lo que significaba que en la escuela secundaria terminaba con un impresionante número de rebotes, que no necesariamente eran rebotes impresionantes.

Una de las tantas preguntas pasa por la exclusión de Antonio Peña de Villanova University, delantero de poder que cumplió su etapa universitaria y cuadró buenos números. Lo mismo sucede con el novato Ronald Roberts, hijo de la canastera Dania Santos, jugador de St. Joseph’s University en Philadelphia, que terminó siendo quinteto de su equipo de 11 de los últimos 12 juegos de la campaña 2010-11 y con sus 6-08, 215 libras, reunió 6.4 puntos y 4.7 rebotes en 19.5 minutos. La proyección de este chico no tiene límites, aun pese a un deficiente lance desde la línea.

Sembrando ocho jugadores, se necesita ayuda debajo de los tableros y mucho manejo del balón. Horford y Martínez no resistirán la presión de tantos partidos en tan escaso tiempo, sin olvidar que sus primeros partidos República Dominicana los jugará uno detrás del otro. Villanueva con la casaca nacional no se arriesga en las tablas y sobre Vargas y Salas, abundé en las líneas precedentes. Así las cosas, podrían disputarse dos posiciones entre Eulis Báez, Manuel Guzmán y Edward Santana, todos intensos, pero a los que le faltan centímetros.

Báez ha dejado un grato sabor en Valladolid, los mismos de lo que una vez se llamó Forum Filatélico, los pucelanos, y se ha establecido como un jugador de carácter. Guzmán está mostrando sus garras en el torneo de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB), aunque en el Superior del Distrito Nacional con El Millón se mostró muy distraído. Santana, ganador indiscutido de todos los “más valiosos” desde la pasada versión de la LNB, estuvo con BAMESO donde repitió hazañas, pero quizás el cansancio pasa rigor sobre ese cuerpo.

Ello estaría dejando fuera de circulación a Juan Pablo Montas y la posición tres se repartiría entre Villanueva, García y Greer. Jugaría con la versatilidad de los dos primeros y pondría serias dudas sobre el desempeño del último. El llamado a James Feldeine y Rubén Guillandeaux, jugadores naturales en el puesto no se realizó.

Greer en su más reciente campaña en Francia, con el Strasbourg IG promedió 12.6 puntos, 5.8 rebotes, 3.7 asistencias pero también 2.9 balones perdidos; lanzó para 50.0 por ciento desde el campo, sólo 29.1 por ciento detrás del arco y un languideciente 67.6 desde la línea. Pese a que generalmente anota cifras dobles también suele pasar por profundos baches ofensivos.

Sería inimaginable elucubrar que se le entregará la pelota a Luis Flores para su conducción. Ogirri seria una opción, tiene buen manejo de la pelota, pero también muchas perdidas, es agresivo frente al contrario, pero como sucede muchas veces, está más perfilado para ser un ejecutante que un conductor de orquesta. Ello deja en mala posición a Kelvin –El Pollito- Peña, actual líder anotador de la LNB y entrarían las disputas entre los seleccionadores, pues es santo también en el retablo del señor Pérez, pero no de los demás integrantes del anillo.

Necesariamente habría que incluir 2 hombres con más habilidades para el manejo del balón, donde entraría la disputa entre Edgar Sosa, Ronald Ramón, Joel Ramírez y Manny Quezada. De Chris De La Rosa o de Stevie Mejia, ¡bien gracias!

La presencia de Joel Ramírez es un grito desesperado de muchos de sus compañeros y periodistas. No será el jugador de más altos vuelos internacionales, pero tiene magia y carisma para dejar complacidos a todos.

El caso de José Olivero es tristísimo. El muchacho fue dejado varado sin ningún tipo de excusas. El señor Najri tuvo “la desfachatez y la cara dura”, parafraseando al Presidente de la República doctor Leonel Fernández, de señalar en La Voz del Fanático (Jun.13.2011) que no conocía a cabalidad la situación sobre la elegibilidad del point-guard.

Difícil, muy difícil lo tendrá República Dominicana con tanta parafernalia a su alrededor. La autenticidad de nuestro baloncesto se desdibuja por la necedad de unos pocos. Por ello hoy recurriré a unas palabras del uruguayo Mario Benedetti: “me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos... me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata... me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido".

En este baloncesto nadie arma sus bártulos para prepararse hacia el porvenir, tampoco nadie es capaz de contar sus vivencias con sensibilidad, pues lo que esperamos de los demás se nos escurre como agua entre los dedos. Este deporte no suma adeptos, no tiene ídolos ni seguidores. Todos quieren hacer alardes de fortaleza y seguridad para jamás ganar una sóla partida, la sobreexposición en los medios es tónica y hay gentes dispuesta por centavos a llenarnos los ojos con pequeñeces.

Demasiados dominicanos ligados a este deporte se llenan las manos de talco para parecerse a Lebron James o a cualquier mago de escasa monta, nadie es fiel a su estilo de vida. Quizás nos vendría bien que se empezara a invertir el 4 por ciento en la educación del país.

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