Recuento para un lunes cualquiera
El merito
inicial de Rafael Uribe Vásquez al frente de la Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL) fue tratar de aglutinar a todos los sectores que se
habían apartado de ella, al redil volvieron mansos y cimarrones con pocas
excepciones. Ese éxito con que corrió en los primeros meses se fue desdibujando
cuando los intereses empezaron a ser manifiestos, cuando el fiel se inclinó
hacia determinados amigos, y la gestión se convirtió en rentista y unipersonal.
Uribe Vásquez
se transformó, muy posiblemente con conocimiento de causa o endiosado por voces
que buscan la pesca en ríos revueltos y turbulentos, quizás comiéndose con la
vista a quienes le ofrecían beneficios a costa de esfuerzo escaso, periodistas
incluidos, sin tener una cultura del baloncesto bien arraigada y se equivocó,
pensó que él era la encarnación misma de la disciplina, una versión
tropicalizada de James Naismith, un nuevo A. B. Saperstein, la reaparición de
José Cláudio dos Reis, o un William Jones dominicano; empezó así a sumar desaciertos, los que ha tratado
de disimular por los desempeños de la selección juvenil en el 2013 y el hito de
la clasificación al Mundial de España, sumado todo ello a la amplia presencia
mediática.
Quizás
nunca antes leyó los nombres citados en las líneas previas, pero que tome nota
y vaya aprendiendo. Porque estos rasgos los está devorando, como siempre, con
inusitada atención.
Mientras
se vende a los varones y sus logros, la rama femenina se esconde, se guarda y
se busca pase desapercibida. Se han ensayado más de una decena de formulas y
todas han dado al traste. Se buscó al cubano Ariel Portuondo Delgado, se comisionó
a viejos conocidos como Radhames Paulino, Luis Rojas, Juan Matos, Julio César
Javier, entre otros elementos, para terminar repitiendo las mismas ecuaciones.
Se intentó llevar a Teresa Duran, quien no las tiene todas consigo dentro del
Comité Ejecutivo de la FEDOMBAL y nada. Inclusive, la presencia un tanto
refrescante de Joan Molina, mejor ponderado que muchos de los mencionados no
surtió efecto. El carro del baloncesto femenino dominicano no termina de
arrancar.
Se habla
de Cristóbal Marte y su proyecto de selecciones nacionales para el voleibol que
capta las chicas, desde temprana edad, como principal escollo para el
desarrollo de las féminas, pero se niega confesar que ningún padre consciente
dejaría sus hijas en manos de muchos de los que han pasado por los programas de
FEDOMBAL.
Han
faltado muchos pantalones entre los asociados del baloncesto femenino. No
gregüescos en el sentido de pretender subir de manera expedita las falditas y
bajar los panticitos (bragas, bombachas, blúmers,
se decía en mi infancia), para eso no ha recordado la vergüenza, ni el pudor;
taleguillas para comportarse como hombres, tener ética, madurez, solvencia
moral y respetar las alumnas.
En mi
caso particular fui nombrado por Uribe Vásquez en una rimbombante comisión de
selecciones nacionales, para nada; a las pocas semanas se conoció el listado de
jugadores que conformarían el quinteto dominicano del año 2012, donde ninguno
de los miembros de la comisión tuvimos la oportunidad de expresar nuestros
criterios. Por supuesto, presenté mi abdicación de manera formal. Uribe Vásquez
que no responde por escrito, que pretende manejarse sólo verbalmente o mediante
un teléfono celular, y que antes de estampar una firma se confiesa con el mismo
Lucifer, prefiriendo delegar en sus actuales subalternos, me indicó que no
aceptaba mi renuncia; contadas veces he regresado por las oficinas de la entidad,
pero ni nombre aparece aún como figurante de la misma y ello me produce
escozor.
Antes de
cumplir seis meses en el cargo, me encuentro con un técnico de la disciplina
que me señala: “el baloncesto salió de Guatemala (en obvia referencia al
ingeniero Frank Herasme), para caer en guatepeor (Uribe Vásquez); eran tiempos
donde aún me resistía a creerlo.
Para la
misma época Uribe Vásquez reunió en sus oficinas a todos los que habíamos
fungido como agentes de jugadores, asistimos Frank Brito, Jordán Olivo, Julián
Suero Bueno y un servidor, para trazar lineamientos de los agentes en República
Dominicana… por supuesto, hay un listado enorme de pelafustanes metidos a la
actividad, muchos con conocimiento de la propia FEDOMBAL. Primera, única
reunión y sin resultados. El presidente de la entidad federada aprovechó para
lanzar la especie de que se disponía a cobrar el 10 por ciento de los contratos
de los jugadores, moción que me pareció absurda. Del grupo sólo mantengo
contacto ocasional, cada vez más distante, con Suero Bueno.
Semanas
después en su cuenta de Twitter, Brito realizó un comentario traído por los
pelos: “he leído 76,000 artículos de Luis Rafael Madera y en ninguno he
encontrado algo positivo”. Por supuesto, la respuesta, en privado, no se hizo esperar.
Hace más
o menos un año, el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano celebró un acto
al que asistí. Allí se exaltaba a Felipe –El Jey- Payano como miembro de honor
junto a otras figuras. En su exposición, el pasado ministro de Deportes habló de
los jugadores de tiempos pasados del baloncesto; sentado a mi lado Uribe
Vásquez saltó de su asiento, teniendo el detalle de aferrarse a sus teléfonos
celulares, para preguntarme por qué Payano no se refería a los jugadores de la
actualidad. Mi respuesta fue simple: “tenemos que crear nuevos
ídolos”.
No hay un
solo jugador dominicano menor de 30 años que resulte conocido socialmente. La
gente pasa de largo y nuestros muchachos no llaman la atención de nadie; antes
Hugo Cabrera, Luis Manuel Prince, Miguel Rozón, Francisco Prats Ceara, Aldo
Leschhorn, Héctor Báez, Héctor Monegro, Vinicio Muñoz, Antonio Sibilio, Víctor
Gerónimo, Evaristo Pérez, y paro de contar, eran objetos de atención pública.
La mayoría profesionales en las diferentes ramas del saber y algunos a los que
la fama les alcanzó para vivir de ella. La involución ha sido enorme.
El
espacio público dominicano es cada vez más reacio a tolerar la disciplina del
baloncesto, pese al amplio nivel de aceptación en las masas jóvenes. Cada día
los patrocinios escasean y cuando aparecen son cada vez más exiguos; la calidad
de los promotores es descarnadamente despreciable; los entrenadores no
aparentan su donaire ni su formación y en algunos casos parecen exponentes de
la música urbana; y los muchachos cada vez menos tolerantes a la enseñanza, más
indisciplinados, más frágiles y menos preparados para el provenir.
Al final, este será un año muy difícil para la
FEDOMBAL. Uribe Vásquez habla, discute y platica y no hace los cálculos.
También he sacado mis cuentas y todo me indica que será cuesta arriba, con
pendiente pronunciada, y al mínimo resbalón, chao, adiós, arrivederchi,
sayonara, bye.
“La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”, Ralph Waldo
Emerson.
En la
rendición de memorias del año 2013 organizada fastuosamente por FEDOMBAL, que
me pareció más un acto cirquense que efectivista, se señaló 17 compromisos
internacionales para el cursante año; antes de una semana la cifra se había
reducido a 11. Se habló de un presupuesto de 76 millones de pesos, cifra
grosera cuando apenas se reciben 1.2 millones de pesos mensuales por parte del
Ministerio de Deportes (MIDEREC), donde imagino que estarán incluidos los
pasajes que se recibirán desde FIBA y otros emolumentos del comité organizador
de los eventos a asistir. No pasó por desapercibido el homenaje a Eduardo Najri
y José Miguel Bonetti Du-Breil, “los aportes han sido extraordinarios para la institución, la
selección nacional masculina de mayores y para todo el país por los excelentes
resultados que se han obtenidos desde que la empresa SouthGate administra el
equipo nacional de baloncesto”.
La periodista Consuelo Despradel define este tipo de alusiones
como lamber-plus. En el caso de
Uribe Vásquez frente a Najri y Bonetti hubo un lamber-plus compuesto, refinado siete veces, como hacen los
cocaleros en las selvas del Perú con la pasta básica de cocaína, y encima agregó
más extracto concentrado de lamber-plus,
extracto fluido de lamber-plus y remató
con esencia de lamber-plus. En los
programas del humorista Jochi Santos le hubieran cantado el estribillo: lambón, lambón, lambón.
En la administración de Julio Subero este se proclamó como
la persona que más había realizado por el
baloncesto dominicano, escribí días después en El Nacional un listado de
alrededor de 50 personas que consideraba merecían ese honor; en tal sentido las
cosas no han variado. ¿Ha homenajeado Uribe Vásquez a
alguna figura del
pasado?... insisto sobre su poca cultura en materia de baloncesto.
La
atención está centrada en el desempeño en el Panamericano Juvenil y en el
Mundial de España; cualquier triunfo en esos eventos bien valdría la pena, pero
el sacrificio será enorme. Los rivales están servidos, armados con garras y
dientes, y como yo, también FEDOMBAL sacó sus cuentas. Sin pecar de un optimismo
ilustrado, creo que las mías están más claras que la de ellos y más en
consonancia con la realidad.
Uribe
Vásquez debería de una vez y por todas dejar de vivir en la borrachera que
pretende convertir en eterna y empezar a reparar la casa; cumplir con la misión
que todos pensamos alguna vez asumiría, sembrar la verdadera semilla para el
futuro de la disciplina y plantarse como un hombrecito frente a las tentaciones
del destino. ¡Con una mano no basta!
Hay que
regular los procesos eleccionarios de las diferentes asociaciones, dejar la
burda comedia de pretender colocar mediante elección simple, y planchas
consensuadas, a sus amigos y relacionados, muchos ya convertidos en compadres y
sentar la razón. Los tiempos no se repiten y esta era, que jamás adquirirá
letras mayúsculas, está muy distante de cualquier otra era.
Después,
organizar esas mismas asociaciones, dotándolas de los materiales y capacitación
permanente para que puedan desempeñar sus responsabilidades. Fuera del Distrito
Nacional, San Cristóbal, La Romana, San Pedro de Macorís, Santiago, provincia
de Santo Domingo, Hato Mayor, La Vega, Puerto Plata, Duarte y María Trinidad
Sánchez, más una o dos que se me puedan escapar, ¿cuál asociación ha aportado
jugadores para cualquier selección nacional?
Hablamos
de casi 20 asociaciones provinciales que no tienen ninguna presencia ni
incidencia alguna a la hora de mostrar sus productos. Más de la mitad de la
territoriedad dominicana. ¿Qué se hace en provincias tan fértiles y necesitadas
de alicientes como San Juan de la Maguana, Sánchez Ramírez, Altagracia,
Barahona, Independencia o Pedernales?
¿Qué
asociación obliga a sus instituciones base a adecuarse a los tiempos?... ¿qué
incidencia tiene el baloncesto en la provincia de La Vega fuera de su ciudad
cabecera?, para poner un ejemplo... ¿qué nivel de baloncesto y cuantas
entidades clubisticas tienen municipios como Jarabacoa, Constanza, Jima Arriba,
Ranchito, Tireo, Río Verde, Buena Vista y Las Carolinas?
Los
hechos en los deportes no son casuales, los precede el trabajo por años. Uribe
Vásquez nos ha querido vender que tiene la presencia de un dios mitológico, un
Midas moderno, que toca y convierte en oro. Lo que quizás olvida es que los
logros de los que presume, además del esfuerzo personal de los protagonistas,
no han tenido una estructura organizada y eficaz detrás de ellos. No se ha
empezado por los niños, primeros merecedores de preparación, competencias
aptas, instalaciones adecuadas, medios económicos suficientes y estímulos que
hagan atractiva la práctica de la disciplina.
En el enrevesado guión de la gestión de Uribe
Vásquez está llegando el tiempo que los parches servirán de muy poco.
El baloncesto dominicano perdió la pasión por el balón. Se ha cambiado el
entusiasmo por la actividad por resultados. El baloncesto tiene que ser
analizado desde épocas muy anteriores, pero acá sólo importan los últimos cinco
minutos. Vivimos a contramano de las tendencias. El mundo entero vive una revolución,
y encontramos selecciones sin tanta historia como Finlandia y Ucrania, rivales
directos en el Mundial de España, que han implementado políticas en sus bases.
Werner Karl Heisenberg (físico alemán, 1901-76) escribió
una vez: “las ideas no son responsables de lo que los hombres hacen de ellas”. Cuanto
más justa y evolucionada es una sociedad, mayores son las posibilidades de sus
ciudadanos en desarrollarse, sean estos rubios o morenos, altos o bajos,
mulatos, blancos o negros.
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