viernes, 16 de junio de 2017

La importancia de llamarse Totolo


Conocí a Gerardo Suero Correa hará cosa de unos 40 años; apareció en mi casa una mañana cualquiera para que atendiera una solicitud de quien hasta entonces conocía sólo por el nombre de Leo Corporán. Nunca hemos sido íntimos, bastantes cordiales si, me huele más que lo que me hiede, aunque se que mucha gente no quiere saber de él. Nunca lo visité en su dilatada exposición como vice-ministro de Deportes, 12 años como administrativo y otros cuatro más como técnico. Como este país no tiene padre ni madre, fue substituido por Reyes Aníbal Portorreal Capellán, que ya es mucho decir. ¡La política compai!

Gerardo Suero Correa
Para que nunca se olvide a Portorreal Capellán fue llevado al Ministerio de Deportes y Recreación por ese que quiere ser recordado como figura pública impoluta de nombre Jaime David Fernández Mirabal; insustancial vice-presidente de la República, un abusador como ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y un desdichado a su paso por la cartera deportiva. Hoy, tratando de pasar desapercibido, casi anónimo en la Junta Monetaria, sin saber nada de finanzas.

Hace unos 15 años, Suero Correa y un servidor nos encontramos en el Polideportivo del Colegio Loyola, y le pregunté por su presencia ahí. Sacando el pechito me dijo: “mi hijo es el mejor mini-basket de la capital”. Le respondí; “yo también digo lo mismo del mío”, y nos sentamos a conversar y ver los partidos que se desarrollaban en el marco de la Copa Little Lads. Gerardito y Luis Guillermo no tienen seis meses de diferencia, el mío es mayor. Con el tiempo terminaron jugando juntos en el Club Mauricio Báez.

Rememoro esos portentos con 12 años, y se les hacia difícil enfrentar al grupo inmediatamente superior; competían, tenían sus glorias pero eran dominados en el plano físico, y es que a esas tempranas edades los años marchan barreras. Cuando llegamos a Villa Juana la base del conjunto de mini-baloncesto pasaba por las manos y habilidades de Osirin, un chico estupendo, sólido como un torito, bueno para garbar el comercial de leche Rica: “yo estoy creciendo fuerte”. Osirin, dejó pronto el mundo de las canastas, rápidamente adquirió otras responsabilidades, además, la última vez que lo vi, caballeroso como el que más, observé que no añadió muchos más centímetros. Mis respetos donde quiera que se encuentre.
Gerardo Suero Castillo

Ahí también llegó Kareen Canaán, hijo del conocidísimo vegano Jochy Canaán, cuñado de Andy, mi compañero de largos años en el Colegio De La Salle; Kareen era muy atlético, parecía a esa tierna edad un atleta consumado, estaba también Omar Rodríguez (selección sub-17 del año 2005), César, Jorge (la mamá vivía en Italia, un gordito muy agradable que lamentablemente fue asesinado hace ya varios años según me comentó Alsi Capellán), y la memoria me traiciona para continuar nombrándolos a todos.

Aldo Alfonseca, entrenador de las niñas del mini-basket, enseñó a Luis Guillermo a donquear. Ramón Peguero, a quien todos conocemos por Ogarro, era el director técnico, un maestro en el arte de la iniciación dentro del baloncesto, y de quien Corporán me dijo una vez: “ese negro tan feo, pobre, y que le gustan las apuestas baratas, es más serio que tu y que yo. Ese es uno de los pocos mauricianos por quien meto la mano en la candela”.
Luis Guillermo Madera, México

Mi muchacho creció como la espuma y a los 14 años estaba en 6’08 de estatura, se integró a la selección sub-21 y viajó con ella a Puerto Rico, Colombia y Canadá. En esos grupos estaban Erick Andrés Aybar Báez, Leandro Bonilla, Wilson Carmona Castro, Rafael Manuel Castillo Reyna (Monte Plata), Wernel Romeo Díaz Rodríguez (El Avatar), Manuel Fortuna (Mañé), José Fortuna (Pancho), Christian Herrera Terrero, Sócrates Jaquez, Juan Pablo Montas, Fernando Olivero, Juan Carlos Paulino Dilone, Melvin Manuel Pérez Richardson (Melvin Richardson), Osvaldo Miguel Rodríguez Muñoz, Ramón Ruiz, Luis Nicolás Santana Reynoso, entre otros (por orden alfabético).

El delegado de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) resultó César Pérez Samboy, en su momento más suberista que Julio Subero Montas, y le solicité: “mi hijo tiene sólo 14 años y está con un grupo 7 años mayor, muy curtido, y con mucha calle, así que tiremele el ojo”. Semanas después nos encontramos en las afueras del Palacio de los Deportes y me dijo: “Madera, su hijo es el más adulto de todos esos jóvenes; el más responsable. Nunca tuve una queja, era el primero en todo, cumplía los horarios a cabalidad y auxiliaba a los veteranos. Usted lo que tiene, con 14 años, es un hombre hecho y derecho”. Por supuesto, Pérez Samboy tiene un rinconcito de mi corazón. Otras veces la delegación estuvo en manos de Servio Tulio Quezada Canario, presidente de la Asociación de Baloncesto de Azua, siempre jovial y para mí, fuera de cualquier diferencia por pasiones deportivas, un hombre confiable.

Derekjeter Mejía
Para el Centro-Basket del 2004, ya tenía 15 años, y José Luis Domínguez, a quien todos conocemos como Boyón, lloró el día que tuvo que participarle que no integraría el equipo nacional absoluto. Fue el último corte por encima de Henry Paulino, La Boa, un mauriciano de corazón, alma y espíritu, la posición pasaba también por Reggie Charles, El Faraón. Aquello fue una decisión única, electorera, de Frank Herasme, entonces presidente de FEDOMBAL: “este año hay elecciones, no voy a poner mi puesto en juego, y necesito el voto de La Romana, el de Israel Altagracia, por lo que Reggie Charles se queda en el equipo por encima de Madera”. República Dominicana alcanzó medalla de oro con un desempeño excepcional de Yack Michael Martínez.

Domínguez, disgustado, no colocó a Charles sobre la duela un sólo segundo a lo largo de todo el torneo. Altagracia aún está el frente de la asociación provincial que jamás ha vuelto a producir un jugador interesante y ocupa un nicho en el Comité Ejecutivo de la FEDOMBAL.

En medio de las celebraciones, domingo en la noche y aún en el Palacio de los Deportes, Charles se acercó a donde estaba sentado con mi familia, y entregó todas sus pertenencias: “esto no me pertenece a mi, aquí tienen los uniformes, el azul para Luis, el blanco para Rodrigo, y el bulto y todos los demás bártulos para Dieguito”.
Marlon St. Hilaire

Este miércoles (Jun.14.2017) se inició el Panamericano sub-16 de varones que se desarrolla en Formosa, Argentina, y los dominicanos derrotaron a México con abultado marcador de 86 tantos por 45; una diferencia de 41 enteros, con un inicio para evocar 28-9, y después todo fue dejar correr la pizarra: 19-14 (para una mitad de 47 a 23); 19-7: y 20-15. Un trámite sin problemas, con un 13-0 a la apertura que corrió hasta 17-1, frente a unos mexicanos que lucieron desorganizados bajo la dirección de un conocido Nacho Gella, ex-director técnico de la selección dominicana juvenil de damas.

El jovencito David Apolinar Jones García se convirtió en una pesadilla, 22 tantos (8/10 en lances de 2 unidades, 1/4 detrás del arco y 3/3 desde la línea), 3 rebotes, 4 tobos, 2 asistencias. México intentó recuperarse, pero su andar continuó siendo errático. El tercer cuarto lo postró de manera definitiva.

Pero los fuegos no estaban precisamente sobre la cancha de Polideportivo Cincuentenario de Formosa.

Los mexicanos se enteraron que existe la posibilidad de que el jugador dominicano Emmanuel Rodríguez, del Club 29 de Julio, también conocido por el sugerente mote de Totolo, esté inscrito de manera irregular. Pese a que frente a México desfilaron todos sus compañeros, este no intervino en el triunfo de la delegación dominicana. Se encendieron más alarmas de las debidas; Rafael Fernando Uribe Vásquez, presidente de FEDOMBAL, también conocido por el mote de Rafelin, anunció que partía de urgencia hasta la remota Formosa, e instruyó a varios de sus personeros mediáticos a que encendieran todas las hogueras frente a todo aquel que mencionara el tema.

David Jones
Según mis fuentes, la respuesta de FEDOMBAL llegó tarde. Hay más de uno, no precisamente dominicano, no inexcusablemente un ciudadano ordinario, escarbando en la documentación del registro civil y otras instancias.

La historia de Totolo es de antología. José Mercedes Del Rosario, a quien todos conocemos por el añingotado mote de Maita, lo incluyó en la selección sub-15 del 2014 con apenas 12 años; la selección sub-15 del año pasado fue su segunda, un hecho inédito en nuestra historia. Con esa temprana edad donqueaba el balón como todo un veterano, pero llama la atención que desde entonces no ha creído un sólo milímetro. Cabe la pregunta, ¿con 12 años era Totolo un jugador más acabado que Gerardito o que Luis Guillermo?... ¡no hay punto de semejanza humanamente posible!... entonces, ¿por qué tanta desfachatez de una dirigencia que se aferra al día a día, que no planifica, que no trabaja, que únicamente tiene aquello para hacer negocios?

Le pregunté a uno de los veteranos técnicos locales, conocedor de todo ese mundillo, sobre este chico Rodríguez e inicié diciendo que Gerardito y Luis Guillermo también clavaban el balón cuando tenían 12 años, me respondió: “¿cuánto media tu hijo a esa edad?... que yo recuerde estaba en 6’03 o 6’04, ya te había superado en tamaño y Gerardo siempre fue muy atlético y además muy espigado, no hay punto posible de comparación, pero a esas edades no podían luchar con niños 3 o 4 años mayores que ellos. Totolo, si, y aquí todo el mundo se hace el pendejo. Sólo hay que observar la acción muscular orofacial”.


Esta administración de FEDOMBAL en manos de Rafelin sólo ha hecho cargarse de etiquetas. Estranguló cualquier precepto sobre la creatividad dentro del deporte, especialmente en el diario laborantismo. Los moldes tácticos desaparecieron de la geografía nacional, la enseñanza de los fundamentos, la corrección de las deficiencias, el pulimento de las habilidades. Serian tiempos para resucitar a Félix Aguasanta o quitarle años a mucha gente que por edad o enfermedad dio un paso al costado.

Hoy se está a la espera de una decisión de FIBA sobre la elegibilidad del muchacho, los mexicanos insisten, no quieren ceder; Uribe Vásquez tratará de parecerse a Ángel Rondon Rijo, un hombre del maletín cualquiera. El delegado de la escuadra quisqueyana, Junior Alexander Páez Atiez, también conocido por el mote de El Yipi, director administrativo de la FEDOMBAL, se quedó sin respuesta, sin ideas, se le apagaron todas las luces, solo mira al cielo, revisa su reloj, e implora para que Rafelin saque con bien a la delegación, que Totolo pueda jugar aunque sea un instante para callar algunas bocas e imputarle a algunos la socorrida muletilla de: “enemigos del baloncesto dominicano”.

Totolo
Rodríguez está inscrito oficialmente dentro de la escuadra dominicana, y de lograr comprobarse que existe alguna irregularidad se perdería la medalla de plata de Patillas en el 2016 (Centro-Basket sub-15), y la posible participación dominicana en el Mundial sub-17 del 2018, y posiblemente una suspensión de todas las delegaciones nacionales. Muchas cosas en juego. Mientras tanto, Mercedes Del Rosario, responsable de este grupo se quedó en el país, dejó a su cómplice López Guillen que corriera con esta carga, mientras siquitrillaban a Juan Pablo Brito que fue el responsable de la preparación de este grupo.

El baloncesto dominicano está en manos de lobos vestidos de ovejas que Huinca perdieron su esencia, más temprano que tarde se manifestaron como lo que en realidad son. En FEDOMBAL lo que existe es una piara.

Al final, en lo más intimo de mi alma, me gustaría ser todo lo que dicen de mi, los que no me conocen, y los que alguna vez se me han acercado con sus puñales en ristre, listos para ser clavados, como decía Rubén Darío: “rey de los hidalgos, señor de los tristes, / que de fuerza alientas y de ensueños vistes, / coronado de áureo yelmo de ilusión; / que nadie ha podido vencer todavía, / por la adarga al brazo, toda fantasía, / y la lanza en ristre, toda corazón”. Mientras unos se ufanan por desconsiderarnos, cada uno de estos escritos recibe más de 85 mil lectores… ¡viste la pizarra Rafelin!... más que lo que edita diariamente el Listín Diario.


Cada día la vida se vuelve más intensa e interesante, con libertad, respeto, ansias de continuar aprendiendo, con el aprecio de los demás, en el mayor de los equilibrios. ¡Tú, para quien pocas fueron las victorias / antiguas y para quien clásicas glorias / serían apenas de ley y razón, / soportas elogios, memorias, discursos, / resistes certámenes, tarjetas, concursos, / y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón! 


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