domingo, 22 de junio de 2014

Las grandes marginadas del rock


Por Javier Zurro

Darlene Love
Ilinous, 1985. Lou Reed sale al escenario y el público enloquece. Suenan los acordes de Walk on the wide side y todos empiezan a cantar. Llega el momento álgido de la canción, ese en el que todo el mundo eclosiona. No es otro que el mítico ‘Doo doo doo doo doo doo doo doo doo’. La gente entra en éxtasis con la línea más simple de toda la letra. ¿Qué sería de esta canción sin los clásicos coros que acompañan a Reed y se dedican a cantar el ‘Doo doo doo’ como si no hubiera mañana? Sencillamente, Walk on the wide side no sería lo mismo.

Detrás de estas voces secundarias, que toda estrella lleva a los conciertos y que participan en sus canciones, hay una cantante que soñaba con ser estrella. Veinte pasos les separan del estrellato, esa es la distancia que hay desde su marca donde tiene que cantar los coros hasta el micrófono en el que se colocará Bruce Sprigsteen o Mick Jagger.


Detrás de todo hombre se esconde una gran mujer, y detrás de toda estrella del rock se esconden grandes mujeres que han hecho que sus composiciones suenen aún mejor. Nombres olvidados por la historia y que ahora recupera A 20 pasos de la fama, de Morgan Melville, que llega a las salas españolas tras ganar el Oscar al mejor documental.

Una reivindicación de esas estrellas marginadas en la parte de atrás del escenario que disfrutan de los pocos momentos de gloria que tienen. Algo que choca con el ego de cualquier miembro del show business. Ellas querrían ser solistas, pero la vida les tenía preparado un papel secundario.

A 20 pasos de la fama subraya la importancia de estas segundonas que aun así se comportan como grandes divas de la canción. Sus títulos de crédito ya son toda una declaración de intenciones: las carátulas de los singles y discos de grandes mitos de la música aparecen en pantalla tapando la cara de las estrellas y dejando que el espectador centre su mirada en las coristas.

Del racismo al machismo
Las cantantes que salen en este documental son en su mayoría mujeres negras, de más de 60 años, y casi todas hijas de pastores religiosos. De ellos aprendieron a cantar en el coro de la iglesia y la capacidad para empastar sus voces con las de otras personas. Nunca pensaron que terminarían repitiendo esa forma de cantar una y otra vez.

La historia de estas mujeres es también la historia de la música y de los movimientos sociales que se vivieron.
The Blossoms
Hasta finales de los años 50 nadie pensaba que tres chicas negras pudieran hacer las segundas voces de Frank Sinatra. De hecho, hasta ese momento el grupo de coristas más famoso eran las Johnny Mann Singers, un grupo de blancas con poca gracia a las que llamaban de forma despectiva “Las lectoras”, ya que no eran nadie sin partituras.

En ese contexto surge The Blossoms, un grupo de afroamericanas que revoluciona con sus movimientos y su forma de cantar el mundo de las coristas. No tenían plena libertad para desarrollar sus capacidades, pero sonaban frescas y diferentes. Desde ese momento todo el mundo quería a The Blossoms y a coristas negras para grabar y girar por el país.

Al frente del grupo estaba Darlene Love, la diva al frente del documental, y cuya historia vivió uno de sus peores momentos junto a Phil Spector. El mítico productor musical prometió a su grupo sacar un single y grabaron junto a él en 1962 He’s a rebel. Sin embargo, Spector atribuyó la canción a otro de sus grupos, The Crystals, y se convirtió en un éxito de ventas.

El hombre, y la mujer, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y Darlene Love volvió a encontrarse con las malas artes de Spector, que grabó un solo de la cantante, He’s sure the boy, que tendría que haber sido su pasaporte al estrellato. Resultado: la canción volvió a salir bajo el nombre de The Crystals.
Marry Clayton

Tras superar el racismo del mundo de la música las coristas se enfrentaron a otro problema: el sexismo. La llegada de mujeres negras y sus contoneos había convertido a las chicas del coro en provocativas bailarinas ligeras de ropa. Su misión pasó de cantar a excitar a los hombres. El propio Ike Turner, uno de los máximos exponentes de esta moda, se consideraba a sí mismo un proxeneta, y a su mujer y sus coristas, sus prostitutas.

Su suerte cambió con la llegada del rock británico. Joe Cocker, los Rolling Stones… artistas que concedieron a sus cantantes libertad para ser cómo quisieran y cantar con su verdadera voz. Darlene Love, Marry Clayton, Lisa Fischer… nombres de mujeres que no son estrellas, pero que ayudaron a brillar a los nombres más relevantes de la historia de la música.




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