domingo, 27 de marzo de 2011

¿Dónde está el Jimmy Hoffa dominicano?


Un poema era la cara de Manolito García Arévalo en la reunión de este sábado (Mar.19.2011) en el Palacio Nacional donde el Gobierno Dominicano accedió a exonerar 30 millones de galones de gasoil a los empresarios de transporte público, con la única finalidad de que no aumenten sus tarifas antes las reiteradas alzas en el precio de los combustibles.

García Arévalo, recién nombrado Ministro de Industria y Comercio, proviene del sector privado; sabe muy bien lo que es bajar el lomo desde tempranas horas de la mañana y ver discurrir el día dejando a cada instante gotas gordas, mucho más en República Dominicana, con todos sus restrictivos, las sempiternas carencias de energía eléctrica y las coimas que se pagan a cualquier pendejo que quiere hacerse el gracioso. Hijo y nieto de inmigrantes que se iniciaron con una fabrica de gaseosas en San Pedro de Macorís, artesanalmente. Su abuelo Bernardo Arévalo elaboraba refrescos de sabores de frutas bajo la marca La Española, así como también licores y vinagre.

Asumiendo que el gasoil le deja en impuestos al Gobierno Dominicano la suma de 60 pesos por galón (3.785 litros) se está beneficiando a los transportistas con la nada despreciable suma de 1,131 millones de pesos dominicanos, que a una taza de 37.5 pesos por dólar de los Estados Unidos de America, representa 30 millones 240 mil dólares.
                     
Los correveidiles estuvieron encabezados por Blas Peralta Peralta de la Federación Nacional de Transporte Dominicano (FENATRADO), responsable en buena medida del transporte pesado en el país, y Casimiro Antonio Marte Familia de la Central Nacional de Transporte (CONATRA) y otras organizaciones del sector.

Hace un año CONATRA recibió 700 vehículos de fabricación china, a los que se le adaptaría el sistema para trabajar con gas licuado, aunque la suma total del nuevo parque de automotores sería 3 mil. ¿Por qué esos mismos vehículos no vinieron adaptados previamente? Hace apenas 2 meses esta misma gente incrementó las tarifas en un 30 por ciento y el propio Peralta señalaba que la subida debió ser de un 125 por ciento.

No han pasado 3 años desde que Peralta y Marte fueron condenados por los tribunales a cárcel, junto a otros empresarios del transporte por su participación en el Plan Renove, sentencia ratificada por la Suprema Corte de Justicia, dictada el 17 de octubre del 2005. Se acusaba al grupo de distraer más de 1,800 millones de pesos destinados a la renovación de la flota de vehículos del transporte urbano. En esa ocasión el director del Departamento de Lucha contra la Corrupción, Octavio Lister, señaló: “la impunidad en el sector público está llegando a su fin”.

Peralta fue sentenciado a 6 meses de prisión y al pago de 2 millones de pesos. Marte fue recluido por 3 años y al pago de una multa de 8 millones de pesos, además de estar imputado  en el caso de siete mujeres que sufrieron quemadas graves al ser atacado el autobús donde viajaban durante una manifestación huelgaría.

En junio del 2008, el presidente de la Federación Nacional de Transporte la Nueva Opción (FENATRANO), presentó una lista de organizaciones que adeudaban millones de pesos producto de los carricoches adquiridos a través del Plan Renove. Juan Hubieres, ahora diputado, señaló que solo CONATRA debía RD$ 1,249,553,832.00 (al cambio en ese momento 37 millones 864 mil dólares), mientras la Central Nacional de Transporte Unificado (CNTU) mantenía un saldo de RD$ 12,376,114.00, y ASOCHODUPE (Asociación de Dueños y Chóferes de Carros Públicos de Pedro Brand) RD$ 1,736,417.00 de los cuales, nunca habría pagado una cuota. FENATRADO aparecía en la lista con una deuda de RD$ 272,807,123.00 y FENATRANO con RD$ 776,144,059.00.

Planteaba además el señor Hubieres, eliminar los subsidios al gasoil y los impuestos a ese combustible, tras denunciar que 36 millones de galones de gasoil se otorgan a favor de grupos y sectores de la sociedad que no están ligados al transporte. Agregaba la existencia de una mafia en el subsidio al gasoil, con la cual el país perdía 25 mil millones de pesos al año (756 millones de dólares).

Nadie se arriesga a enfrentar a estos ganapanes, la mayoría calla. Este año sólo Ligia Bonetti de Valiente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana indicó: “más que un sindicato, es un grupo de presión que impone no sólo tarifas sino obligación de contratarles, so pena del desorden y la anarquía”.

Luego de la reunión de este sábado, Hubieres calificó de disparate otras de la medidas del presidente Fernández, cuando anunció que serán convertidos 20 mil vehículos del transporte público para que funcionen con gas natural. Explicó, para que un vehículo pueda ser convertido debe tener entre uno y siete años de fabricación y en el país la mayoría de los que ofrecen servicios de trasporte público pasa de ese tiempo. Para esto la inversión por unidad ronda los 30 mil pesos, por lo que se estaría hablando de 600 millones de pesos adicionales.

Toda referencia a estos señores tiene adjudicada la etiqueta “empresarios del transporte”, nada de sindicalistas o gremialistas. Comerciantes de primera, sin regulaciones que puedan normar sus acciones, beneficiarios permanentes de los gobiernos de ocasión, resultadistas del pánico que pueden generar con sus amenazas, agiotistas en una sociedad abierta a la libre competencia; peor aún, seres primitivos, violentos en extremo, irritables, despiadados con sus adversarios, intempestivos, siempre de léxico limitado pero oportunistas de gran calado.

De ellos jamás se podrá esperar una versión caribeña de un Jimmy Hoffa, aquel líder sindical de los camioneros cuya épica singladura de batallas laborales, broncas políticas, problemas judiciales y corruptelas con la mafia terminó abruptamente en la tarde del 30 de julio de 1975.

De todos estos personajes hay que solicitar la transparencia de sus bienes y demostrar el origen de sus patrimonios, hacer de conocimiento público sus declaraciones a la renta. El país cuenta con una muy efectiva Dirección General de Impuestos Internos, mucho más cuando se trata de esquilmar a los ciudadanos de clase media y a pequeños y mediados productores y comerciantes, que cada día se levantan con la esperanza de una sociedad mejor.

Es altamente penoso que estos individuos, de cuestionada dignidad, estrujan sus opulencias frente a los ojos de todos.

Importante resultaría para la nación dominicana que se filtraran lo que hay de ellos en WikiLeaks. No me extrañaría encontrar figuras tan descriptivas como matón, embaucador, extorsionador, fanfarrón, timador, fullero, chantajista, truhán, delincuente, camorrista, díscolo y seguimos contando. Esos que mantienen matrimonios de ocasión con los que ya han pasado, con los que están y con los que vendrán y que saben desafectar sus relaciones justificándolas bajo pragmatismos.

Todos han sido más de una vez aliados al Gobierno Dominicano y de acuerdo a las circunstancias pueden transformarse en adversarios.

Los humores presidenciales han sido muy complacientes con este sector. En sus más intimas convicciones todos quisiéramos quedarnos con la idea de que tanto Leonel Fernández como Hipólito Mejía se han azotado contra las paredes por actuar con tantísimas lenidades. La dilatada y generosa lista de beneficios extraídos de los bolsillos de los contribuyentes es imposible de desmentir.

Lo ideal seguirá siendo que cada dominicano pueda tener acceso a alimentación, salud, educación, igualdad, transporte eficiente, telefonía a buenos precios, planes de trabajo donde realmente haya la necesidad de laborar, sin tarjetas inoperantes para jefes de hogar, sin sesgos impositivos dependiendo de la bandería política, seguridad ciudadana y paz social.

Vuelvo a ver la cara de Manolito García Arévalo en esta su primera experiencia frente a la politiquería de ocasión y recuerdo a don Manuel García Costa levantándose cuando toda la ciudad dormía para ir a sus instalaciones en la avenida San Martín, pelearse con Pérez y Rabassa por las demoras en el pago de las oficinas que les tenia alquiladas en el terreno contiguo, observar el vertido de los saborizantes que llegaban del exterior, calcular cuanta azúcar seria necesaria para las semanas siguientes y mil filigranas más para mantenerse en pie.

Estoy seguro que allí nadie llevó un cuarto de aceite para que los engranajes de sus maquinas fluyeran a mejor ritmo.


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