Con asombro y estupor he leído los párrafos de la
columna Frío y Caliente que publica
diariamente el vespertino El Nacional, esta vez en su edición de Feb.09.2014.
Aquello me detuvo el corazón, casi me produce un sincope, estuvo a punto de
quemarme las neuronas y sentí como el frío más devastador quemaba mi alma. Como
dirían Los Dueños del Circo: “sucede,
acontece y viene a ser” que a estas alturas de su vida Leonardo de Jesús
Heredia Castillo, mejor conocido como Leo Corporan se ha convertido en un
conspirador, fabulador, cuentista, insidioso, felón, artero, intrigante de
primera línea; eso no es nuevo pero en la vejez, a la que va llegando, se
convierte en conducta reiterativa.
¡Que tercera edad tan triste!
Rafael Uribe Vásquez, quien no desperdicia ocasión
para reiterarme que me he convertido en su más febril adversario, estará
celebrando en estos días su segundo año al frente de la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL); es decir, está en la mitad de su gestión.
Constitucionalmente se ganó ese derecho debido a que se presentó a unas
elecciones donde fue elegido unánimemente. Ahí estaba presente un servidor,
pero también el señor Heredia Castillo, que no desaprovechó para desvivirse en
elogios al nuevo incúmbete. Precisamente aquel acto se efectuó en las
instalaciones del Club
Mauricio Báez.
Cuando Corporan asume los cierres del diario bajo su
responsabilidad, o cuando quiere verter su más ácido veneno no hay equilibrio
informativo en las páginas de El Nacional. No creo que Uribe Vásquez tenga la
entereza para cuestionar públicamente al redactor jefe de la
San Martín al 236; quizás sienta la
aprehensión de que en algún momento necesitará de sus favores. La verdad es que
no es de hombres de bien el garabatear cuartillas para convertirse en un
confabulador dentro del movimiento deportivo nacional.
Escribir:
“viene un documento público de ocho asociaciones de basket que pedirán una
reunión con Uribe”, es abiertamente una actitud delincuencial, un error
premeditado, deliberado, indigno y alevoso. Eso no es ni por asomo periodismo,
es conspiración pura y dura.
Hemos vivido en todos los órdenes de la sociedad dominicana
una sostenida impunidad con signos alarmantes de preocupación, con Joaquín
Balaguer Ricardo parecía que vivíamos en el Macondo
de Gabriel García Márquez, pero Leonel Fernández Reyna nos llevó por mundos
desconocidos de manera expedita. El movimiento deportivo no escapa a ello.
Estamos sitiados por falsos profetas: “guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro
son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”, Mateo
7:16-17.
Hemos
entrado en una apostasía social de grandes dimensiones, hay personas, grupos de
pares y pseudo-lideres que se apartan rápidamente de cualquier principio sólo
para tratar de mantener posiciones donde los únicos favorecidos son ellos
mismos. A nadie le importa si se corrompen los principios, las leyes y tratan
de realizar cambios en las normas básicas para la buena convivencia. Se
abandona la fé, la ideología, la organización, para convertirse en individuos
con un pseudo-albedrío tratando de manipular la alineación colectiva y expandir
los límites personales.
La actitud del señor Heredia Castillo se resume en la
conjugación del verbo conspirar, sin incluir pretéritos, siempre presente o
futuro: yo conspiro, yo estoy conspirado, yo conspiraré, yo he conspirado, yo
habré conspirado, yo conspiraría (gustosamente, agregaría). Especular con la
frase: “dizque
viene un movimiento del interior del país con mucha fuerza para sacar de la FEDOMBAL a Rafael Uribe y
el candidato comenzó a moverse”, es un acto de cobardía de proporciones no
imaginadas. Para a línea seguida agregar: “dicen que Uribe está “asustado”,
pues el que se lanzará para la jefatura de FEDOMBAL es una persona que no hay
forma de vencerlo”.
Yo agregaría que más
que conspirativos estos textos son asquerosos. Hay espacios en los diarios
nacionales, en todos sin excepción, que producen erupciones y miedo. Haciendo
uso de palabras similares a las del periodista español Carlos Boyero, sólo
distingues marionetas histéricas que gritan, se agreden con la mirada, se
indignan, gimotean, rebufan, lloran, se escandalizan, suspiran, adoptan un
gesto inquisitorial, detectivesco o melodramático, a veces se levantan de su
asiento y se enfrentan con rictus asesino a los esperpentos con los que
supuestamente están riñendo.
En
la orbita de Heredia Castillo, ¿quien podría ser presidente designado de la FEDOMBAL ?… a saber, su
títere Ramón –El Teacher- Rodríguez,
actual presidente de la
Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), un
hombre que está siendo cuestionado en todas las esquinas de la ciudad capital;
Federico Lalane José, presidente de la FEDOMBAL para el periodo 1984-92, un hombre que
debe estar rayando ya los 80 años de edad, pese a su buena forma física y
siempre atinada cordura psicológica, actual presidente de la Liga Nacional de Baloncesto
(LNB); muy solapadamente también se menciona el nombre de Eduardo Najri,
gerente general de SouthGate, empresa arrendataria de la selección nacional y
con la que Heredia Castillo tiene enormes vínculos, especialmente con uno de
sus principales accionistas Luis Manuel Bonetti Veras, ex secretario
administrativo de la
Presidencia de la República en la gestión de Fernández Reyna.
SouthGate
ha constituido un díctico paradigmático de la burbuja de una generación de
jugadores que llega al final de sus carreras y la percepción generalizada de
que hay demasiados negocios encubiertos que le acompañan. Se ha pretendido
evocar de modo mediático y recurrente la nostalgia desesperada por un paraíso
que se perdió en la administración de Julio Subero, cuando otros jugadores
llegaron a la conclusión de sus juegos; recuerdos que no se borran de la cabeza
de los seguidores y de un baloncesto con una naturaleza más limpia, rutilante,
lumínica y luminosa. Como si un perro escarbara la tierra y el aire se impregna
de olor a vieja carroña.
Hemos
llegado al instante donde lo único que prevalece es la búsqueda del dinero y el
poder, utilizando todos los medios posibles, degenerando completamente el
deporte y terminando vulgarizados hasta los tuétanos. Hay demasiadas
hipocresías en las artes deportivas, sería difícil seguir la pista de un
proceso que deja muchas asignaturas pendientes, pero que deja huellas
profundas, en especial los excesos de indelicadezas.
Heredia
Castillo ha querido erigirse como paladín del nuevo realismo deportivo
dominicano. No creo que tenga la capacidad para hacer reflexiones personales
sobre los daños y beneficios que ha ocasionado en su largo paso por el deporte,
la perspicacia sobre el mundo contemporáneo y sobre su propia condición humana.
Aunque ha sido
reconocido infinidad de veces, es sólo un gestor comercial porque como redactor
tiene una pluma de muy escasos vuelos; gestor comercial fruto de las relaciones
que pudo hacer en su momento con el publicista Nandy Rivas, que lo nombró en la
cadena de los Tigres del Licey, como coordinador a mediados de la década de los
años de 1970, en la pelota profesional dominicana, consiguió algunos favores de
José León Asensio, en su momento presidente de la Cervecería Nacional
Dominicana, pero su boom se produjo
con el ascenso a la
Presidencia de la República de Fernández Reyna.
Discutir sobre la calidad del periodismo en República
Dominicana, que en muchos puntos es pariente de la ética periodística. Sólo es
para plantear el mismo tema: qué discutir y con quién discutir. Debería prevalecer
en el armado del programa la idea de la diversidad y la idea de confrontar posturas
sistemáticas, ordenadas y respetuosas del otro. Eso no significa suscribir toda
la historia del otro ni todo lo que el otro fue o hizo. Ningún medio nacional
ha armado jamás un programa en el cual todos se sientan con estándares
profesionales e indicadores de la calidad.
La palabra “calidad” la estamos escuchando muchísimo en
esta época, pero la escuchamos generalmente para las actividades industriales y
comerciales. La calidad de atención al cliente en términos de marketing, en ese
sentido escuchamos la palabra “calidad”. Poca o ninguna vez la escuchamos
aplicada al periodismo. Y pocas veces la usamos para nosotros mismos. La
palabra “calidad” tiene una connotación comparativa muy fuerte. La calidad no
es un concepto probablemente absoluto, es un concepto comparativo. Siempre se
compara una calidad contra otra. Nosotros nos podemos comparar también con
nuestra propia calidad anterior y superarla; de eso un poco también se trata.
La mala calidad del periodismo dominicano conlleva también a
una mala calidad del sistema democrático nacional. La mejoría en la calidad del
periodismo nos brindaría mejorar la democracia en la que nos
desenvolvemos.
Heredia Castillo
remata con un párrafo de antología: “se está
reuniendo un grupo de periodistas allegados al basket para “entrarle a dos
manos” a Uribe y a los directivos de la FEDOMBAL ”. Para terminar con la muestra más
fehaciente de hipocresía: “¡eso no es justo!”.
Ningún
periodista dominicano se ha atrevido a levantar jamás una sola letra en contra
de Uribe Vásquez, es imposible pensar que lo harán en los actuales momentos; el
periodismo se ha convertido en una profesión muy cómoda, sobretodo cuando
tienen que agenciarse sus propios recursos por la falta de pago adecuado por
las empresas a las que rinden una labor.
En
materia de pagos y retribuciones El Nacional no es precisamente un ejemplo a
imitar. Sólo en la redacción deportiva hay colaboradores, de firma diaria, que
no han estado en nomina con más de 10 años de labor. En este aspecto, Heredia
Castillo no ha sido precisamente un buen patrono, es un pésimo gerente, un
deficiente conciliador, pero si un maestro de la intriga.
Tendría que estar muy
mal del tarro y de los nervios para engancharme en las lecturas de las columnas
que escribe Heredia Castillo. El manicomio cada vez es más sombrío.
No
necesitamos más de la presencia en los medios de gente como Heredia Castillo
para darnos cuenta de cómo se cuece el poder en el país que también alumbró a
Pedro Francisco Bono, Benigno Filomeno de Rojas, Francisco Gregorio Billini y
al padre de la Patria ,
Juan Pablo Duarte. Entre este tipo de gente el deporte es únicamente para hacer
política, hacer dinero y conseguir votos para perpetuarse en el poder…
¿democrático?... ¡jamás!
La
violación y vulneración de la legalidad institucional de la administración de
Uribe Vásquez en la FEDOMBAL ,
la que rechazo en su totalidad, por un grupo de personas glorificadas por
Heredia Castillo sería el primero desde que el llamado “bloque olímpico” asumió
las riendas del Comité Olímpico Dominicano (COD). Muchos de estos mismos han
sido los que hicieron saltar décadas atrás del organismo al ingeniero Roque
Napoleón Muñoz, único dominicano en alcanzar una posición en el Comité Olímpico
Internacional (COI); a la hora en que Polón vivía sus últimos momentos se le
acercaron con enorme hipocresía. ¡Fariseos!
Independientemente
de los juicios de valor sobre el presidente federativo, tratar de deponer su
administración para colocar figurillas, propicias a grises intereses y
configurado desde las oficinas de la San
Martín al 236 sería un craso error. La FEDOMBAL es una de las
entidades deportivas que más recursos maneja y pese a todas sus incongruencias,
es la única que está en posición de salir a la calle y agenciarse sus propios
fondos. Quizás esto es lo único que se busca, ¡el manejo de recursos!
Heredia
Castillo, de paso, no maduró políticamente y quedó en la más obscura de las
cavernas. Horizontalidad, transparencia, independencia, respecto a instancias e
instituciones, deberían ser ideas que de alguna manera atraviesen
transversalmente a las instituciones a las que ha servido, colectivos que
debieron revindicar el carácter plural de sus luchas; mostrando al final del
camino que no han servido para producir ninguna transformación social.
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