jueves, 26 de mayo de 2022

Leo Corporán como «el azul de bolita», en horas muy bajas
Mayo 20 del 2022
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Un adolescente de esos de última generación, quizás post-moderno, que tanto nos hemos fanfarroneado por dejar sobre la faz de la tierra, en un mundo mejor colectivamente, pero al que muchas veces no les brindamos la mínima educación, buenos hábitos alimenticios, a quienes no enseñamos a respetar, posiblemente no haya escuchado jamás la expresión «azul de bolita».
William Aish

Me gustaría preguntarle a un cronista deportivo que responde al nombre de William Aish, a quien no conozco, si conoció el «azul de bolita». Quizás también cuestionaría al respecto a Neftalí Ruiz, a quien apodábamos El Botellón, cuando coincidimos en El Nacional. De la nueva camada de miembros de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo, conozco o tengo alguna referencia de: Roxy Bonilla, Rafael Faneyte, Richard Bazil, Joan Molina, Wilson Rodríguez, José Augusto Castro, Juan Esteban Imbert, Raúl Eliazar Calvo, Avelino Cuadra, y Rubén Sánchez.
 
De esos Faneyte, y Molina son tipos dispuestos a arrastrarse a cualquier precio. Molina tiene una cita conmigo desde hace siete años, y aún lo estoy esperando.
 
Ese pintoresco tono índigo es habitual en las pastas y bolas de jabón, generalmente con propiedad desengrasante; el jabón Limpiol abarcó toda una época en República Dominicana. Mucho después supe que una compañera de estudios universitarios, cuyo nombre no revelaré, dominicana descendientes de libaneses, había recibido el anti-Premio Nobel de Química al elaborar un colorante azul para las ingestas alimenticias; el azul no es un pigmento presente en el mundo vegetal comestible.
 
Pasa también que ese «azul de bolita» servía para señalar cuando un objeto iba cayendo desde su lugar de ubicación o pedestal. Cuando rodaba desde las alturas; deslizándose en caída libre a 300 kilómetros por hora. Para estar claros, una caída de altura es cualquier desplome de un cuerpo humano de una altura que supera su propia estatura.
 
«Cayó como el azul de bolita», fue una expresión que le escuché en cientos de ocasiones a mi progenitor: Rafael Joaquín Madera Castillo (Oct.13.1926 en Santiago de los Caballeros; Feb.26.1992 en Santo Domingo). Que además tenía la lúgubre costumbre de buscarse todos los días en los obituarios del Listín Diario, para después despacharse con un: «ese que fue mi amigo se fue primero que yo, cayó antes como el azul de bolita». Como me decía Carlos Francisco Elías, Cuchi, uno de los dominicanos de más altos vuelos culturales: «el viejo Madera es todo un personaje.

¿Está cayendo como el azul de bolita Leonardo de Jesús Heredia Castillo, el mismo que se escuda en el mote pueril, insubstancial, y villanesco de Leo Corporán?... en mi íntima convicción se desplomó hace rato, está patidifuso, rodando por el suelo, sigue tenazmente resistiéndose a reconocerlo, nos llena de melindrosa estupefacción; mientras el cuerpo le aguante una barrabasada más, otra inconveniente indelicadeza, alguna tremebunda acción con visos de hijo-del-gran-putísimo, mientras no se le revienten las escasas neuronas que lo adornan, seguirá teniéndolas tiesas.
 
Para ponernos en ambiente, una o unas preguntas que parecerían no tener sentido, pero que difícilmente encuentren respuesta: ¿Leo, benemérito perínclito de la prensa deportiva, no será que el queso que usted le niega al esposo de Cecilia [su hija], le está minando la salud?... mi mamá decía que «cotorra vieja no aprende a hablar»… buscando probar nuevas texturas y sabores no es verdad que su paladar cambiaria después de atravesar la barrera de los 60 años de edad … ¿tratando de zambullirse en exquisiteces que jamás estuvieron a su alcance está acabando con su forzada lozanía?... texturas, croûtes, escalfar, fumet, galantina, lenguas de gato, mantequilla manoseada, parmentier, prosciutto, rehogar, terrina, vol-au- vent… dudo que en El Pony (establecimiento de comidas frente a la vieja cancha del Mauricio Báez que usted mismo mandó a demoler; quizás debiéndole unos centavos a los propietarios) fueran cotidianos esos términos.
 
En mi presencia le disparó a esa masa de pan: «mira hijo de tu maldita madre, ese quesito no lo venden en la pulpería de Haina donde tu estas acostumbrado a coger fiao’»… estoy seguro, para mantenernos en ese ámbito acariciable donde siempre ha querido llegar, pero no hay molleros para ingresar o a atreverse, a un Luis Manuel Bonetti Veras no se le escapa esa indelicadeza. Muy probablemente la extendida familia Bonetti ha tenido que bregar con algunos chicos y chicas que no pasan la criba social para integrarse a ellos.
 
En una ocasión mi compadre Queco (que si conocía esas aguas casi siempre cristalinas de la Sociedad Industrial Dominicana) me dice: «tu viste ese perfumadito de apellido Gautreaux, queriéndose tirar un peo más arriba del culo, dio un braguetazo con una de las Bonetti, pero estoy seguro que al primer desliz le rompen el pescuezo». El matrimonio no llegó a su segundo aniversario.
Alain Ducasse

Pretender pasar de ser El Niño Culiucagao de Villa Juana a compartir mesa con Alain Ducasse (Alain Ducasse Zamorano, Sep.13.1956 en Orthez, Francia) es para la risa. Quizás lo haga Margarita (Margarita María Cedeño) o Leonel Antonio, en sus infinitas vanidades, pero tampoco con papilas gustativas para alcanzar un éxtasis gastronómico, y derrochar el dinero que tan fácilmente les llegó.
 
Leo: desde que usted pasó de los 60 años de edad, la Oficina Nacional de Estadísticas revela que han nacido más de un millón de niños en nuestro territorio; desde que usted pasó de los 60 los gobiernos que han tenido su simpática, y su obscena complicidad, han permitido graciosamente que más de 2 millones de haitianos se asentaran en nuestro territorio.
 
Como usted me dijo una vez sobre un artículo que escribí basándome en la figura de George Gershwin (nacido como Jacob Gershovitz; Sep.26.1898 en Brooklyn, New York; Jul.11.1937 en Beverly Hills, California) que publicaba en el Hoy: «en Villa Juana nadie leerá eso». Pues apréndase esos términos que ya contacté a la Chef Tita para que lo invite a la próxima edición de MasterChef en República Dominicana, y me sirva para reflejar unas golosas carcajadas, observándolo.
 
¡No se queje!... me preocupo por usted. Lo quiero sano, vivo, rozagante, para que me sirva de inspiración humorística, cotidiana, porque eso es lo que usted es: una caricatura, un payaso sin disfraz. Así ha engañado a todos… ¡pasándose de pendejo!... abusando de la confianza de quienes le han abierto las puertas… martillando a quienes lo han solicitado.
 
¿Por qué, esta misma semana, «el primer peledeista de Villa Juana», «el que se metía en todos los patios arengando a la gente a que fuera a votar», no fue invitado al almuerzo de los ejecutivos del Grupo de Comunicaciones Corripio con Leonel Antonio Fernández Reyna?... ¿las nuevas autoridades gerenciales de la avenida San Martín al número 236 le descartaron?... o ¿fue un pedido expreso de un pasado Presidente de la República con raíces acrisoladas en Villa Juana?... yo no soy leonelista, nunca me han cautivado sus ejecutorias, ni un discurso plagado de inmodestias, ni sus repetidas mentiras, pero en este momento apuesto peso a morisqueta que accedo primero a Fernández Reyna que usted, su antiguo compañero de aventuras.

Desde la madrugada mi teléfono se ha llenado de citas referentes a usted… ¿qué le ha pasado?... después de esta andanada: ¿terminará internándose en un centro asistencial?... como es su costumbre cuando las dianas le caen en las cercanías. Usted nos vende todos los días que se baña con agua bendita, pero en la práctica obra de manera muy diferente.  ¡Como un cobarde!
 
Quien primero me asaltó fue Roberto Mateo, a quien no conozco, pero figura en la última promoción de la ACD, con un «cada quien juzga por su condición. Si usted se ha pasado toda su vida mintiendo y prostituyendo su profesión eso no quiere decir que los demás hagan lo mismo»… me olió a ¡cañonazo de hit!...
 
¿Prostituyendo su profesión?... Leo, ¿qué ha pasado?... «yo que pensaba», al estilo de Bobby Cruz, con Richie Ray detrás, que usted sólo había servido de chulito barato, de marpiolo en La Gioconda, de la avenida Máximo Gómez, entre Mauricio Báez y Paraguay… en la acera este, para más detalles. ¿Se escabullaba usted en los obscuros salones del Maxim’s, a brechar las parejas que buscaban placer antes del acto sexual?... el Maxim’s estaba en la Máximo Gómez a esquina Mauricio Báez, siempre pintado de un llamativo color azul.
 
Más adelante, Jacinto Díaz, un hermano que me regaló la vida, y que conocí precisamente en sus oficinas, colocó en las redes sociales: «históricamente los redactores y creadores de opinión que dirigen secciones de medios impresos se han ensañado contra colegas a los que consideran indefensos y sin el peso suficiente para encararlos. Cometen un error». ¿No es el mismo Jacinto Díaz de quien usted tanto se burlaba por su procedencia?...
 
Terminé refugiándome en la columna Frio y Caliente en su edición de May.19.2022. ¿Frío y caliente?... ¡frío y caliente!... por fin, cuantos grados de temperatura soporta la ausencia de calor, y a cuantos puede considerarse que un determinado cuerpo está caliente… una pregunta para niños de parvulario para Heredia Castillo: ¿Marchante, dueño de todas las verdades deportivas, si un grado Celsius​ (símbolo: °C), se han convertido en la unidad vigente termométrica cuyo 0 se ubica 0.01 grados por debajo del punto triple del agua (aquel en el cual coexisten en equilibrio el estado sólido, el estado líquido y el estado gaseoso de una sustancia) y su intensidad calórica equivale a la del grado Kelvin, y un grado Fahrenheit (representado como °F) establece como las temperaturas de congelación y ebullición del agua, 32 °F y 212 °F, respectivamente, en qué punto ambas escalas coincidirán?
 
Frío y Caliente es una columna apócrifa que aparece en el vespertino El Nacional; aprendí de Manuel Quiterio Cedeño, aún activo como periodista, en las aulas del Colegio Dominicano De La Salle, que todo lo que se publica en un diario es responsabilidad de su editor y/o su director. Excepto en República Dominicana…. ¡ayyyyyyyyy!... todo lo que aparece en Frío y Caliente es responsabilidad de Leo Corporán; nada más, nada menos, pero todos quieren hacerse ciegos, mudos y sordos.
 
¡Recorcholis!... el dueño de todas las verdades deportivas del país, como ya apunté antes; el incorruptible, según pretende hacernos creer; la piedra filosofal del movimiento deportivo vernáculo, ¡oye que rico mami!... ¿se le puede creer una sola letra?...  el dueño del Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez, sin papeles, pero propietario; el periodista más influyente del país en época de Fernández Reyna, según me confesara; el mismo que pretende servir de asesor a todos los ministros deportivos del país, incluyendo el actual… ¿seguimos?... ¿paramos?... 
Leo Corporán


Ahora, después de casi cuarenta años como cabeza de una sección de deportes, después de clavarle las banderillas a Ramón Jerez, su amigo, compadre, y socio comercial, es inodoro, incoloro, e insaboro; súmese que profesionalmente usted se define como: «columnista y editor deportivo de El Nacional. Fundador del Club Mauricio Báez». ¡Lastimoso!... ¡sepulturero!... esto último, como diría Osvaldo Rodríguez Suncar.
 
Colocarle banderillas a un amigo es traición… no hay otra posibilidad de definición. La Decimatio era el castigo de los romanos a los traidores, a los desertores, a los que no seguían las ordenes de los superiores; este castigo no sólo se aplicaba a los legionarios de a pie, sino que también incluía a centuriones y suboficiales. Aquí estamos tan lejos de aplicar correctivos a los que nos traicionan todos los días.
 
¿Olvidamos que El Niño Culiucagao de Villa Juana, la florcita morrocotuda del deporte dominicano: Luis Rafael Mejía Oviedo, Luisin, y Nandy Rivas (Fernando David Rivas), ayudaron a crear una imagen confiable para el regreso de Fernández Reyna en el año 2004, usando a uno de los hijos del primero encartado en la propaganda?... a ese que lanzó a las patas de los caballos se lo comió como un Saturno disminuido, para favorecer a César Leonardo. Leito, lea bien: dije Saturno, no Saturnino.
 
No le estoy recordando a Moñoño, el líder cívico comunitario vigente de Villa Juana, al que usted ha querido destruir, desaparecer, borrar de la faz de la tierra, por simple envidia… dicen las malas lenguas, esas que me encantan, porque anónimamente dicen muchas verdades, que en la gestión de Manuel Elpidio Castro Castillo, como jefe de la Policía Nacional, intentó borrarlo de la faz de la tierra; su incapacidad no le permite ver que también sirviendo desinteresadamente al prójimo se actúa correctamente, resolviendo las necesidades más perentorias al más carenciado, al olvidado hijo de Machepa, no haciendo el aguaje de llamar al Palacio Nacional, y tratar de engrupir a un funcionario de turno.


«El Mauricio Báez no cobra a nadie, por el uso de sus instalaciones, no importa si es un peledeista, y perredeista, o un reformista»… absolutamente cierto; pero inmediatamente después llega un soquete y le dice al beneficiario: «tenemos que comprar gasoil, por si se va la luz; tenemos que alquilar 500 sillas para cubrir el tabloncillo; tenemos que usar un cobertor para que no se maltrate el piso; tenemos que tener seguridad en las puertas y a esos muchachos hay que regalarles un par de pesos»… y así un largo rosario de pedidos menores, que al sumarlos conllevan una amplia suma de dinero. ¿Se reportan esos cobros sombra a la Dirección General de Impuestos Internos?... Leo, Leito, Marchante… ¿dónde queda ese dinerillo?... ¿a qué bolsillos van a parar esas calderillas?... según Selecciones del Reader's Digest «la risa es remedio infalible»… pero usted no es incontestable, axiomático, irrefutable, aunque les hace creer a todos que es inevitable.
 
Aquí todo el mundo tiende a perdonar todas las barbaridades, «por eso estamos como estamos, por eso nunca progresamos»… y seguimos pensando con los huesos de los pies… en tiempos de un reciente pretérito un cronista deportivo, ahora con asiento en el Palacio Nacional me confesaba: «todas las solicitudes de patrocinio que he llevado al Banco de Reservas terminan en nada; pasa lo mismo con todas las peticiones de la crónica joven… ninguna es atendida, nadie logra un patrocinio de ese banco. A menos que lleve un membrete donde se lea Club Mauricio Báez… pero todos tenemos la seguridad de que ahí hay una complicidad entre Orión Mejía (Orión Mejía Ventura, pasado Director General de Comunicaciones y Mercadeo del Banco de Reservas, del 2004 al 2020), y Leo Corporán».

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