sábado, 18 de diciembre de 2010

Hijo de un Dios menor que se torna grande, grande

La condición humana es cada vez más sorprendente. Nada tan disímil, excluyente, desdibujado, obscuro. Cada cabeza es un mundo, reza un proverbial dicho. Resultamos una argamasa que se torna flemática ante ciertas situaciones. Unas veces, ni quisiera se está conforme con los que Dios nos da, no importa su idea de el. Llegar al mundo con una suerte congénita es otro agravante; en algunas latitudes se les llama es estos hombres y mujeres, hijos de un dios menor.
En el béisbol dominicano hemos sentido la presencia del lanzador Ryan Patrick Ketchner, quien deshoja sus filigranas en cada disparo al homeplate; en su última presencia causó estragos a las añiles huestes del Licey. El zurdo pertenece a las Estrellas Orientales, tiene además una suerte para ver la vida desde otra perspectiva, es sordo.
Cuenta con 28 años de edad, y 11 envuelto en el negocio del béisbol. Fue firmado originalmente por los Marineros de Seattle, y se ha paseado por otras tres organizaciones, ahora está con los Tigres de Detroit. Sus otras paradas han sido con los Dodgers de Los Angeles y los Padres de San Diego. Espera con ansias una llamada para mostrarse en el Big Show, pero del otro lado, en las mayores se le espera desde hace más de 100 años.
En la pasada estación dividió su trabajo entre los conjuntos Erie (AA) y Toledo (AAA) con actuación combinada de 7 victorias y 6 reveses, 3.99 de efectividad, 101 ponchados y 41 transferencias, para un radio de 2.46 ponches por cada boleto otorgado, lo que ha sido una de sus mayores fortunas a lo largo de su carrera. No es un lanzador de fuerza, por ello muchos escuchas se han mostrado escépticos sobre sus posibilidades, su recta no es para aplaudir, apenas alcanza las 87 millas, pero tiene un buen slider, un cambio de velocidad efectivo, y mezcla bien sus envíos.
Ketchner se auxilia de unos audífonos para escuchar, pero apenas percibe el 10 por ciento de lo que podría oír un oído normal. Los aplausos y abucheos no llegan hasta el, tampoco el sonido de un bate cuando hace contacto con sus disparos, pero está consciente que quien le habla y se ayuda con la lectura de los labios. En el campo, sus mayores problemas son las jugadas rutinarias alrededor del lado derecho del terreno, pues pierde un paso ante sus oponentes.
De Ketchner aparecer en las mayores sería el primer lanzador sordo que lo hace desde Luther Taylor, quien ganó 116 partidos para los Gigantes de Nueva York y los Indios de Cleveland. Su primera aparición  se registro el 27 de agosto de 1900 y su última el 29 de septiembre de 1908. Como dato curioso, Taylor se enfrentó el 16 de mayo de 1902 al centrocampista William Hoy de los Rojos de Cincinnati, quien también era sordo. Ambos recibían el mote de Dummy, una acepción de tonto, pero que no resulta ofensiva en Estados Unidos. Hay una enorme cantidad de anécdotas acerca de Taylor.
Hoy pasó 14 campañas en el gran circo del béisbol, la mayoría con los Rojos.
Curtis Pride, un jardinero que también jugó para las Estrellas Orientales y que además estuvo con Detroit, Yankees, Atlanta, Montreal, Angelinos y Boston entre 1993 y el 2006, es el único jugador de posición sordo que ha estado en las Grandes Ligas en los últimos 60 años.
Precisamente la historia de Pride le sirvió de inspiración a Ketchner, quien perdió toda la estación del 2005 después de una cirugía tipo Tommy John, que le restó calidad a su velocidad, pero no brillo a su carrera.


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