Llover sobre mojado
Llover sobre mojado es una voz fácil de
usar, quizás su explicación resulte un poco más complicada; al llover sobre
mojado no se aporta nada nuevo, se sigue dando vueltas sobre el mismo tema. En
materia agrícola si llueve repetidamente sobre la campiña no se tendrá el mismo
efecto porque los suelos estarán saturados. Pero como dice Joaquín Sabina: “hay una lágrima
en el fondo del río, de los desesperados, / Adán y Eva no se adaptan al frío,
llueve sobre mojado. / Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, ya no sabe a pecado,
/ bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, llueve sobre mojado”.
Yack Michael Martínez fue la tortuga que
se le escapó a la liebre de “la nueva era del baloncesto”, sus declaraciones
han levantado un verdadero revuelo con el talante como se maneja la disciplina
en el país y las consecuencias, si todos fuéramos honestos, deberían ser
devastadoras. Por supuesto, las cosas no quedarán en el olvido; necesariamente
tienen que traer consecuencias. Rafael Fernando Uribe Vásquez, actual
presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) quedó desnudado
y creo que hay tela para seguir cortando.
En lo particular señalé en un agriodelimon
anterior y en varios espacios radiales a los que
fui invitado, que las palabras
de Martínez eran la validación de todo lo que he escrito del baloncesto
dominicano desde tiempos inmemoriales. Podría darme por satisfecho, pero la
cadena de pregoneros a disposición de Uribe Vásquez continuará tratando de
acallar voces, no importa el precio que tenga que pagar. Es como si los
bolsillos del presidente de la FEDOMBAL se recargaran automáticamente; muchos
afirman que con fondos de la misma institución.
Al asesino de la cola del cine, El Padrino Dos le ha
decepcionado, / Los violadores huyen de los jardines, Llueve sobre mojado. /
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, sueños equivocados, / Bla, bla, bla, bla,
bla, bla, bla, llueve sobre mojado.
Hoy la selección nacional nos vende un
relevo, algo por lo que propugné hace muchísimo tiempo. Al tiempo encontramos
que tenemos dos equipos nacionales, uno manejado por la propia FEDOMBAL para
los eventos que no conducen a nada y la otra en manos de SouthGate para las
justas que pueden ser vendidas y mercadeadas frente al Gobierno Dominicano,
determinadas empresas, especialmente las que conforman el cuerpo de la gerencia
(MercaSID, Delta Comercial, Ferquido, Induveca, Antena Latina, entre otras) y
para un público ávido de triunfos sin importar como estos se construyan.
Lo grave del caso es que no hay comunión
entre ambos quintetos, pero tampoco un seguimiento efectivo por parte de las
autoridades responsables de velar por la buena marcha de la disciplina en el
país y a su vez, por el Comité Olímpico Dominicano (COD), que se ha tornado
impasible, inexpresivo e inmutable ante los desmanes de sus distintas
federaciones.
A la falta de programas y seguimientos,
nulidad en los reportes de técnicos y compromisarios, cada ocasión es un nuevo
emprendurismo. El grupo de FEDOMBAL que sólo parece estar integrado por Raúl
–Kobe- Peña, José –Maita- Mercedes Del Rosario, Melvyn López Guillen, Pedro
Pablo Pérez, Oliver Antigua y Juan Matos luce incapaz de brindar informes a la
altura de las circunstancias. El grupo SouthGate que han integrado Eduardo
Najri, John Calipari, Orlando Antigua, Ron Sánchez, Bill Bayno, Rod Strickland,
Chad Sanders, Pedro Pablo Pérez, entre otros sólo ha lucido interesado en los
emolumentos que se puedan recaudar.
A ambas pandillas, porque no se les puede
llamar de otro modo les ha faltado compromiso y responsabilidad. Obsérvese que
el único punto coincidente es Pedro Pablo Pérez, “responsable” desde hace cinco
años de la llamada Asociación Dominicana de Baloncesto en Nueva York, pero que
a diferencia de sus pares nacionales, cobra gruesas sumas de dinero por la
incorporación de jugadores a las selecciones de cualquier nivel.
Y, después de llover, Un relámpago va / deshaciendo la
oscuridad, con besos, que antes de nacer, morirán. / Ayer Julieta denunciaba a
Romeo, por malos tratos, en el juzgado, / cuando se acuestan la razón y el
deseo, llueve sobre mojado. / Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, cosas de
enamorados, / bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, llueve sobre mojado.
El objetivo del 2015, según todos los
entendidos, es iniciar la renovación de la selección, pero bajo los parámetros
existentes. La inmortalidad en la posición de Uribe Vásquez, la reiterada
presencia de Najri para la búsqueda de dinero y la complicidad de Peña para los
compromisos a los que hay que asistir por obligación.
Por cierto, el dinero que genera SouthGate
nunca ha sido mostrado por la FEDOMBAL. El manifiesto es público únicamente
cuando se esquilma a jugadores, pero nada más, verbigracia cuando el propio
Martínez entregó un 10 por ciento de sus ganancias al presidente federado, hace
muchos meses ya. “FEDOMBAL es rica, está repleta de dinero”, proclaman los
cómplices y secuaces; “FEDOMBAL no tiene un solo centavo dicen cuando hay que
encausar una delegación”.
Hay algo innegable, en los veranos, desde
hace mucho tiempo, el baloncesto arrastra niveles de expectación interesante,
pero nunca a niveles del béisbol de las grandes ligas; eso no implica
necesariamente que sea sinónimo de admiración, pero es un caso a estudiar en el
mundo deportivo dominicano. Tener coetáneos como Al Horford, Francisco García,
Charlie Villanueva, James Feldeine, Karl-Anthony Towns, Edgar Sosa, implica
jugadores de calibre. Ninguno lograr generar el interés de Alex Rodríguez,
Albert Pujols, José Bautista, Johnny Cueto, Adrián Beltré, Robinson Canó, José
Reyes, David Ortíz, Nelson Cruz, Bartolo Colón, Hanley Ramírez y aún Pedro
Martínez, cinco años después de su retiro.
La falta de criterios en el baloncesto y
sus repetidas incongruencias ha permitido que el futbol le arranque
preferencias significativas, especialmente en las capas consumidoras del país,
muy a pesar que esta última federación es inclusive peor dirigida que la del
baloncesto. Las marcas Real Madrid, Barcelona, Sevilla, Paris-St. Germain,
Inter de Milán, Manchester City, Liverpool, Bayern de Munich, Juventus,
empiezan a ser reconocidas con fuerza por los dominicanos.
La última guerra fue con mando a distancia, el
dormitorio era un vagón de soldados / por más que llueva y valga la
redundancia, llueve sobre mojado. / Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, uno y
uno son demasiados, / bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, llueve sobre mojado.
Con Yack Michael Martínez fuera de las
convocatorias, relegado, maltratado, irrespetado y burlado, qué nuevos equipos
nacionales nos esperan.
Para los Juegos Panamericanos al doblar de
la esquina, un grupo de jóvenes al servicio de Francisco García, que nunca fue
líder pero urgido de un trabajo, como si su dilatado paso por la Asociación
Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) no fuera suficiente para
dar un paso al costado, por si mismo y sin argucias. El ex Houston y antes de
Sacramento no mostró jamás un parámetro para llenarlo de consideraciones. Fue
una pieza más con una etiqueta muy cara; vino a dar su mejor torneo a la hora
de echarse las palomas, en España-2014. Sus aportes, siempre necesarios, nunca
fueron relevantes.
Para esas trapisondas sirve muy bien el
baloncesto dominicano.
Este verano también la visita al
Pre-Olímpico con sede en México. La misma novela de cada año; Najri vendiéndonos
un concentrando de especulaciones sobre la presencia de Horford y Towns, y a
menos de 60 días sólo se conoce la designación del entrenador con la salvedad
que por segunda ocasión nos presenta a un novato tratando de llevarnos a la
gloria. Hasta el momento ha podido mover las cartas, ha colocado una cara
agradable, pero las opciones están quedando cortas; depender de un grupo de
veteranos que se agotan cada día es labor titánica. Esperar la cosecha que
ofrece Uribe Vásquez es más que descorazonador.
Nadie tiene una bola de cristal para
garantizar éxitos, cada evento deja un ilustración que choca y necesita
ser meditada en lo inmediato para que el equipo nacional gane en coherencia,
para que las fuentes de complemento que llegan se nutran alrededor de una misma
idea y para que se reduzca el margen de error en escenarios más cautivantes y
decisivos.
Nadie pone en duda la capacidad atlética del baloncelista
dominicano, pero hay intangibles que se dejan de lado, en especial el manejo de
los fundamentos; se trabaja sin continuidad, los entrenadores son emotivos
hasta la medula, se busca el exitismo. El agotamiento de nuestras torres en
competencias exigentes, la falta de creatividad de los armadores, el poco
oxigeno que muchas veces se le brinda a un James Feldeine, las malas,
malísimas,
convocatorias.
La escasa formación táctica de nuestros técnicos, el cansancio de
aquellos que no descansan jamás, la poca estatura que brinda capítulos
negativos, unos nacionalizados a la carrera. Una cadena de frustraciones que
sale a relucir en cualquier momento y afecta y condiciona a cualquiera. El
jugador cuando se enfunda los colores nacionales, por lo general, está
dispuesto a todo, algunos sólo les interesa lo pactado en términos económicos,
pero las selecciones tienen que atender más allá que los recursos del vestidor.
Eloy Vargas, para citar un ejemplo, brindó una gran actuación en
el Mundial del 2014, virtualmente se consolidó, pero nunca ha existido una
clara referencia de lo que pretendemos como selección nacional. En los últimos
cuatro años hemos conseguido varias medallas, pero sin mirar de forma honesta a
nuestro contorno, lo que están realizando nuestros oponentes, las nuevas
variantes en los planos competitivos, pero no han existidos ojos críticos de
parte de las gerencias ni de los entrenadores; todo ha quedado en el más burdo
de los comercios, un mercantilismo de verano.
Eso, pese a todos los lauros, no es el baloncesto que pretendemos
para consolidarnos en los primeros planos. No existe una agenda común para todo
lo que encierra el baloncesto dominicano.
Comenté en otro agriodelimon, la semana pasada, el
escaso número de jugadores juveniles que ha llegado a la selección adulta. Si
tomamos el grupo que asistió a Palma de Mallorca en 1983 (noveno
puesto), donde estuvo el propio dirigente Mercedes Del Rosario en su
faceta de jugador, además de su figura, sólo alcanzaron calzarse pantalones
largos Tito Horford, Roberto José Modesto y José –El Grillo- Vargas.
En la
etapa previa a la llegada de Eduardo Najri tuvimos un desfile de entrenadores,
en su gestión no ha sido diferente: Calipari, Antigua y ahora Kenny Atkinson. No
es fácil jugar así, no hay un continuación en los planteamientos, cada quien
aporta su visión, pero no deja nada a la posteridad. La apuesta es costosa y no
resulta lógica por la riqueza individual que ostenta el quinteto nacional. Hubo
siempre avances interesantes con el correr de los torneos, o nadie recuerda ese
auspicioso debut en México del 1989 derrotando a los Estados Unidos, o el debut
en sociedad de Franklin Western en 1995 en tierras argentinas con victorias
sobre Brasil y Canadá, pero todo se derrumba justo al final.
Se impone
seguir por una misma ruta, pero a las vueltas de estos golpes debería servir
para tomarles una radiografía a todos los jugadores para saber si permanecen
enganchados con el discurso federado con la misma fuerza antes de la llegada de
las derrotas; en aquellos instantes que nos desinflamos, quedamos sin ideas y
cedemos el triunfo.
Atkinson no concretará un proyecto que incluya la sub-19, sub-17,
sub-15, ni el mini-baloncesto, pero alguien debería de redondearlo en lo
inmediato. Mercedes Del Rosario y López Guillen han demostrado que no forman,
por lo que hay que buscar alternativas más seguras e inteligentes. Sólo así la
selección dominicana retornará a la senda de la coherencia.
Y, al final, sale un sol, incapaz de curar / las heridas
de la ciudad, Y se acostumbra el corazón, a olvidar. / Dormir contigo es estar solo dos veces, es la
soledad al cuadrado, / todos los sábados son martes y trece, todo el año llueve
sobre mojado. / Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, cada cual por su lado, / bla,
bla, bla, bla, bla, bla, bla, llueve sobre mojado / Y… colorín colorado, este
cuento se ha terminado.
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