sábado, 2 de noviembre de 2013

Pequeños debates (dos)


Hubo una vez, como cuento de hadas, un jugador que respondió al nombre de Ismael Cristóbal Tapia Japa, para los medios y el baloncesto sólo Ismael Tapia, para los fanáticos que les encantan los apodos “El Ñoño” o “Pintalabios”, pero ya no está entre nosotros, se marchó a otros mundos olvidado y excluido, quizás en buena parte se labró esa despedida; en este pasado de octubre hubiera cumplido 57 años de edad. Quizás nadie lo sepa, pero su papá, del mismo nombre y quien falleciera a destiempo, fue uno de los grandes trovadores dominicanos, que inclusive grabó más de un disco.

Ismaelito debutó en el baloncesto superior con el Mauricio Báez, en el 1974, a los pocos días de haberse graduado de bachiller en el Colegio Dominicano De La Salle y era uno de los poquísimos puntos luminosos de ese equipo que estaba en las manos de Humberto Rodríguez y cuya ofensiva pasaba y terminaba por las manos del norteamericano, con experiencia en la Asociación Americana de Baloncesto (ABA, por sus siglas en inglés) y Europa, Ed Johnson.

Ed Johnson, nacido en 1945 en la ciudad de Atlanta, es egresado de Tennessee State University y recibió una invitación para estar en los entrenamientos del equipo olímpico de Estados Unidos para el año de 1968 (donde estuvieron Spencer Haywood, Ken Spain y Jo Jo White, entre otros). Jugó una temporada en Los Ángeles Stars y luego temporada y media en los New York Nets, de donde se marchó a los Dallas Chaparrals, hoy los Mavericks.
En ese tiempo en el baloncesto estadounidense jugó 166 partidos, en los que anotó 2,039 puntos y capturó 1,688 rebotes, lo que hace una media de 12,3 puntos y 10,6 rebotes por partido.
Con vitola de estrella llegó a España para jugar en Manresa en la temporada 1973-74, y allí permaneció cuatro temporadas, hasta que fichó por el Joventut, con el que jugó otra temporada más. A continuación se fue al Mollet y retornó a la Penya, donde se retiró. También en Cataluña comenzó a entrenar y formó parte del cuerpo técnico del Barcelona, junto con el mítico Nino Buscató, cuando el primer equipo estaba a las órdenes de Antonio Sierra. Éste fue parte importante en que llegase a Gijón. Entre una ciudad y otra Johnson lleva en España 39 años, más de la mitad de su vida. Recientemente retornó a los Estados Unidos para completar la formación académica de sus dos
Ed Johnson
hijas.

Tapia pasó posteriormente al San Carlos; eran los años difíciles donde los mauricianos se consideraban dueños y señores de los jugadores que llegaron a debutar con esa franquicia, apelando a la cacareada “disposición de derecho de reserva”, aún vigente en las mentes más obtusas del baloncesto dominicano y que además sirvió para tronchar más de una carrera. La directiva de entonces de los de Villa Juana le trató de hacer la vida muy difícil.

Antes, mientras aún estaba en el Colegio De La Salle, fue electo como el “mejor jugador small-fry de todo el mundo”, en un evento celebrado en la ciudad de Chicago. El small-fry es una modalidad para niños menores de 12 años y con menos de 5’01 de estatura. Se juega en las canchas de mini-baloncesto. Esa vez, recuerdo, Ismael estaba justamente en el tope de la estatura permitida.

Me viene a la memoria también, como en las horas de enseñanza se hacía el desentendido y tenía que escribir de su puño y letra las jugadas que debía que desarrollar en las canchas, momentos más tarde, obligación que le imponía Faisal Abel Hasbún, nuestro entrenador. Eran otros métodos y otras enseñanzas, altamente pedagógicas y efectivas, distante a la instrucción light del momento.

Tapia integró el equipo dominicano que obtuvo medalla de plata en el Centro-Basket Juvenil de 1973 efectuado en Guatemala, entre el 21 y 28 de noviembre de ese año. Integraban esa escuadra Leopoldo Ortiz, Froilán Tavares, Antonio –Chicho- Sibilio, Vinicio Muñoz, Sergio –Clemente- Polanco, Rafael Hall Calá, José Amable Frometa, Mario –El Cocolo- Berson, Ramón –El Mamito- De La Cruz, Pedro Hache y Julio César –Lulú- Arias. Los dirigentes eran Faisal Abel y Alejandro Abreu.

Siempre fue un jugador de impacto, estable y confiable dentro de la cancha; fuera de ella era todo lo opuesto, un tanto díscolo, con serias contradicciones y unos diablillos que le rondaban la cabeza y con los que jamás hizo las paces. No concluyó sus estudios, siempre dijo que pretendía ser médico, por lo menos en los años del colegio y recibió muchas oportunidades, inclusive en el Moberly Area Community College en Moberly, estado de Missouri.

Nunca dejó de ser cotizado, y fue junto a Vinicio Muñoz los dos primeros refuerzos contratados en el baloncesto superior de Santiago y en específico por el Club Pueblo Nuevo. Los demás refuerzos para el certamen fueron Pedro Leandro Rodríguez y Edgar Payano (CUPES), Frank Prats y Víctor Hansen (Plaza Valerio), Aldo Lerschhorn y Tomás Richard (SAMEJI), Radhamés Díaz y Juan Peguero (Gregorio Urbano Gilbert).

El haber sido uno de los jugadores que más evolucionaba año tras año le permitió ser un elemento muy valioso. Osiris Duquela lo utilizó a la perfección en la tropa del San Carlos y junto a Edgar De La Rosa integró la pareja de guards más sólida que jamás ha conocido el baloncesto dominicano; ambos podían jugar las dos posiciones de arriba; inclusive con más coeficiente intelectual para el juego que aquella memorable dupla de Manolo Prince y Pepe Rozón con el San Lázaro.

Ofensivamente siempre tenía mucho que dar además de ser un excelso defensor. Terminaba los contraataques de manera espectacular y contundente, contó con un buen lance exterior que aumentaba en proporciones desde la media distancia, y sobretodo la intensidad que marcaba en cada segundo que estaba en cancha eran sus señas de identidad. Siempre supimos de su potencial, calidad y muchos argumentos para pensar en un futuro. Atlético y muy directo, anotaba con facilidad en penetración, en tiro. Tenía un arsenal amplio que hacían de él un jugador muy difícil de parar. 

Hoy se habla en exceso de las comparaciones, pero de Ismael Tapia nadie se recuerda, como si no tuviera
dolientes.

La comparación puede centrarse en aspectos físicos o en cuestiones simbólicas. De esta manera, dos personas pueden ser comparadas de distinta forma. Una comparación física revelará que una es más alta, menos gorda y más canosa que la otra. Al comparar las personalidades, podría decirse que una de las dos personas es más sociable, suele expresarse en voz alta en las reuniones y entabla vínculos con mayor facilidad. En la gramática, la comparación indica tres grados diferentes en los adjetivos: positivo, comparativo y superlativo. El adjetivo limpio puede aparecer en grado positivo (El agua está limpia), en grado comparativo (El agua de este estanque está más limpia que el agua de aquella fuente) o en grado superlativo (El agua de este estanque está limpísima).

Edgar De La Rosa
Comparación (del latín comparatĭo) es la acción y efecto de comparar. Este verbo refiere a fijar la atención en dos o más cosas para reconocer sus diferencias y semejanzas y para descubrir sus relaciones. Comparar, por lo tanto, es cotejar. Por ejemplo: “la comparación entre los dos cohetes espaciales demuestra que el estadounidense es mucho más avanzado”, “ningún jugador de fútbol logra resistir la comparación con Diego Maradona”, “me pareció muy interesante la comparación de los dos casos que hizo el analista”.

Por ejemplo, nadie se recuerda tampoco de esa generación que logró esa plata en Guatemala. Leopoldo Ortiz es un arquitecto de altos vuelos, co-responsable de la construcción del Faro a Colón; Froilán Tavares uno de los abogados jóvenes más sobresalientes del país; José Amable Frometa, sonidista brillante que maneja los audios de los más sobresalientes artistas dominicanos, incluyendo a Juan Luis Guerra; solo para citar tres ejemplos.

¿Cuánto valdrían esos chicos en este mundo mediático?... en esas épocas las páginas de los diarios nacionales destinadas al deporte no pasaban de cuatro (4) por edición. A inicios de un diciembre, 1979, quizás, cuando el Listín Diario alcanzó una tirada momentánea de 108 páginas, se le asignaron 8 páginas a los deportes y Félix Acosta Núñez, Hugo López Morrobel, Orlando Figueroa que era el fotógrafo, y un servidor, tuvimos que explotar los teletipos, porque nos resultaba imposible llenar tan amplio espacio. Hoy los diarios nacionales tienen secciones enteras dedicadas al deporte y salvo ligeras excepciones no dicen nada e instruyen menos.

El San Carlos de Ismael Tapia funcionaba a base de Vinicio Muñoz, Edgar De La Rosa, Evaristo Pérez, Víctor Gerónimo, Luis Cruz, un refuerzo americano que en los años 1980 y 1981 fue el alero Alex Middleton, egresado de Iona College, y en 1982 Mike Robinson egresado de Southwest Missouri State University, también alero.

En los tiempos que corren, no hay dudas que Tapia sería quinteto absoluto de la selección dominicana, a ojos cerrados por encima de Juan Coronado, Edgar Sosa y Ronald Ramón. Mejor conducción que los tres, más fundamentos de jugo, alta habilidad para pasar el balón, más premiado atléticamente y mayor capacidad ofensiva. Para la posición dos también estaría por encima de Manuel Elpidio Fortuna y de Gerardo Suero Castillo y batallaría arduamente con James Feldeine, aunque una pareja en la punta Tapia-Feldeine podría llevarnos a niveles de mucha relevancia, inclusive más allá del continente.

En  el superior del Distrito Nacional no habría con que pagarle: no es comparable con José –Pancho- Fortuna, Alberto –Cebollita- Ozuna, Carlos Morbán, César –Papalo- Rosario, el momento actual de Joel Ramírez; la dupla Tapia-José Olivero sería fundamental en los actuales momentos para la tropa del San Carlos.

Frente a sus contemporáneos resultaba más atlético, más versátil y más preciso ofensivamente.

Lo único que le faltó para estar entre los grandes fue cubrir sus necesidades del alma. Las necesidades del alma se encuentran en la choza de estas tres viejas (o jóvenes, según el día) hermanas, Cloto, Láquesis y Átropo, las cuales tejen el hilo de color rojo, que significa la pasión de la vida de una mujer. Tejen las edades de la vida de una mujer y las atan entre sí cuando una de ellas termina y comienza la siguiente.

Las necesidades del alma están gobernadas por Coatlicue, la diosa azteca de la autosuficiencia femenina que da
Coatlicue
a luz en cuclillas y firmemente asentada sobre los pies. Ella enseña lo que es la vida de la mujer solitaria. Es la hacedora de niños, es decir, de un nuevo potencial de vida, pero es también la madre de la muerte que lleva en su falda unas calaveras que suenan como los cascabeles de una serpiente, pues son cráneos de serpiente y, puesto que los cascabeles de los cráneos suenan también como la lluvia, por afinidad de resonancia atraen la lluvia sobre la tierra.

Protectora de todas las mujeres solitarias y de aquellas cuya magia y cuyos pensamientos e ideas son tan poderosos que tienen que vivir al margen de quién sabe dónde para no deslumbrar demasiado a los habitantes de la aldea. Coatlicue es la protectora especial de la forastera.

Quizás Ismael no tuvo su Cloto, Láquesis, Átropo o Coatlicue, pero fue alumbrado por una gran mujer, Rosa Japa quien vivió hasta sus últimos días frente a la cancha del ensanche La Fe. Con estas humildes líneas lo recordamos.


3 comentarios:

  1. Señor Luis, excelente su trabajo sobre Ismael Tapia. Recuerdo con mucha nostalgia mis visitas a Santo Domingo en los años de gloria del baloncesto y visitar el Palacio de los Deportes para ser parte de esos grandes encuentros, donde por supuesto, por ser mi equipo, San Carlos, disfrutaba las jugadas de Ismael. Cuanta calidad y coraje en una cancha.
    Precisamente, hace un momento comentaba sobre Ismael, me anime para entrar a la internert y buscar noticias sobre él. Al tener la colección de la Revista Ahora! he podido recordar esos momentos estelares de Tapia, y como usted expresa, con mucha razón, es penoso que un deportista de esa categoría no sea recordado .
    La última vez que lo vi, fue en el Palacio de los Deportes, en ese escenario donde tanto se le aplaudió, lo vi solitario, como el más desconocido de los que nos encontrábamos observando un juego de baloncesto en el año 1999.
    Tuve la oportunidad de tener como vecina a su hermana Susana, esto me dio la oportunidad de conocer a doña Rosa. Con su hermana pude tener largas conversaciones sobre la historia de Ismael como deportista y como hombre fuera de la cancha.
    Señor Luis usted se anima, me gustaría hacer algún trabajo sobre Ismael Tapia, tengo buen material de la época que nos puede ayudar.
    Con mi mayor respeto,
    Rafael de la Rosa

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  2. Que bueno oir expresiones tan sinceras sobre Nuestro Ismaelito. expresiones que la verdad reflejan practicamente quie fue ismael Tapia. Fuimos amigos de corazon, de juego, de vida y de familia. Con Ismael en el Ensanche la Fe ( donde era oriundo) aprendimos nuestros primeros pasos en el baloncesto. Cuando Ismael Jugaba de mauricio lo acompanabamos a todas las practicas y para mi fue un honor cargarle su mochila, Fran Prat le decia a Ismael que yo era su "Secuns".Ismael era todo un Idolo para nuestro club y nuestro ensanche. La verdad que no conozco ninguna queja personal de nadie contra Ismael.
    La unica que pudiera existir fue el rumbo que tomo su vida y la cual se nos fue de las manos. Que dios lo Tenga en gloria junto a Mario Benzon, Chicho Sibilio, y ahora Fran Prat, todos companeros de Ismael en su epoca de Gloria.


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  3. El comentario anterior fue de Rafael Contreras amigo personal de Ismael tapia

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