martes, 20 de marzo de 2018


Agrios edulcorados…
Caso 358: Mis excusas por la ausencia; la culpa no es mía…
Mar.20.2018


En las últimas fechas no he podido dar curso a la publicación regular de mis agriodelimon; he sufrido, muy a mi pesar, consideraciones técnicas que han afectado mi producción editorial. Hoy los encargados del departamento técnico me han entregado mis enseres para continuar escribiendo.

Quizás más de uno pueda pensar, como se decía en el Perla Antillana: “por prescripción veterinaria”, pero no ha sido así.


Me ha dolido, y tengo que confesarlo, no haber expuesto en tiempo real mis consideraciones sobre las primeras dos rondas del torneo de la NCAA, los preparativos del torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional y otras menudencias como el fallecimiento de Stephen Hawking; adelanto también que tengo mis reflexiones sobre la puesta en exhibición de la película Veneno: El Relámpago de Jack y el anunciado torneo femenino del Distrito Nacional, un intento de rescate después de una ausencia de 14 años…

Los borradores están estructurados, trataré de publicarlos en la medida de lo posible, de la manera más expedita. Adelanto que hay tela por donde cortar. En julio de este 2018 tendré 41 años desde mi primera publicación en el desaparecido Ultima Hora; no es que acumule muchos años, empecé muy temprano; a mucha gente le molesta mi permanencia y las reminiscencias ancladas en la memoria.

Tenemos una fauna que ladra con enorme intensidad, directamente proporcional con la cabalgata de actos reñidos con la moral y buenas normas de convivencia. Nadie quiere romper con ese libertinaje, pero tampoco se aprecian avances significativos en lo político, social, deportivo e institucional; arrastramos las mismas desgracias desde hace más de 50 años, dentro de “nuestra vida democrática”, bien ponderada, transparente, dicen los que disfrutan  de ella, pero cada vez hay más enganchados al presupuesto nacional y las soluciones se postergan.

Demasiados actores con miedo, llenos de ira, turbación, desasosiego; paranoicos, misóginos, frugales,  estreñidos e incluso con muestras exacerbadas de estupidez, o la mezcla de todo ello, que deberíamos investigar si les llega de manera intravenosa o por la nariz. Mención aparte merecen los señores
enquistados en casas en las nubes, como el vallenato de Rafael Escalona, frente a cualquier manifestación, sin temor a escuchar conversaciones de terceros, que acabarán con nuestra cultura, deporte, artes, decencia, integridad. Practica que se replica en todos los ámbitos.

Esta sociedad en algún momento se quitará las anteojeras patriarcales; se librará de esa censura que se ve en todas partes, y afilará su porvenir.

¡Ojo, que nadie se pase con la sal!



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