miércoles, 6 de mayo de 2015

Plan Altura

He seguido con especial interés los artículos de Carlos Sánchez relativos al baloncesto en el matutino Diario Libre. A su favor hay que decir que siempre me ha parecido un periodista honesto, informado, responsable y además una persona solidaria. En fecha May.05.2015 nos regaló un trabajo que tituló: Las categorías menores están nutridas de altura. Hasta ahí todo bien.

Entre otras tantas funciones, el deber de una federación de baloncesto es captar a los elementos con las condiciones físicas necesarias para el deporte, en el nuestro, muy particularmente la altura, después trabajar de manera incesante con estos chicos y pulir sus habilidades. La Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) ha manifestado en varias ocasiones que ha trabajado con el tamaño de los muchachos que están repartidos en toda la geografía nacional.

La crónica señalaba que 45 jugadores forman parte de los programas sub-15, sub-17 y sub-19, sin enumerar
aquellos del grupo sub-19 que estudian en los Estados Unidos. Siendo optimistas, estas selecciones no superan el número de 60 jóvenes, por lo que la criba se producirá sin mayores desavenencias. Quizás algún entrenador con alma de pillo se le ha acercado a algún padre para negociar el viaje de su hijo; quizás, quizás, quizás… ¡como dice la canción!

Aquí todo el mundo está agenciándosela como puede. No importan perversidades, no importar crear frustraciones hasta la eternidad en chicos inocentes, muchas veces carentes de todo, hasta de afecto. Esos perversos no ven el baloncesto como un conjunto de valores, costumbres y normas a los que se ha llegado en un momento evolutivo de la sociedad, sino como una dificultad, como una enfermedad, como una malignidad, con la que es preciso arrasar para imponer sus “curaciones”. Así no se llegará a ninguna parte.

El baloncesto dominicano no sabe lo que realmente le espera cuando Uribe Vásquez deje FEDOMBAL. Lo mínimo: “un maletín lleno de facturas por pagar”.

Don Koehler
Un programa de altura envuelve evaluaciones médicas, pruebas de velocidad, agilidad, coordinación y saltos; conlleva un seguimiento científico de los muchachos porque estos surgen y necesariamente hay que desarrollarlos. Hay que brindar asistencia médica permanente, nutrición balanceada y suficiente, rellenar deficiencias, vestimenta y calzados, aspectos odontológicos, y por supuesto, asesoría psicológica.

Los hombres altos en particular deben ser colmados de inquietudes y conocimientos de forma individual, refinando el trabajo que permanentemente deben tener los clubes de base.

El baloncesto se ha definido siempre como un deporte cuyo objetivo es convertir tantos, en este caso puntos, lanzando una pelota hacia un cesto colocado de manera horizontal, a determinada altura, evitando que el oponente consiga una cifra mayor en el número de conversiones. La búsqueda de protagonistas con mayores posibilidades de lograr los objetivos ha sido la tarea de los responsables de esos equipos. Los jugadores de mayor tamaño tienen enormes posibilidades por encontrarse siempre cerca de las canastas, salvando las trampas defensivas del rival.

Los programas de altura son una búsqueda de chicos y chicas con tallas superiores a la media normal; valores estipulados según la edad. Deben iniciarse inmediatamente los chicos abandonan el mini-baloncesto, a los 13 años de edad y finalizar 5 años después, a los 18. El objetivo final es el perfeccionamiento de las cualidades de los jóvenes insertados en los mismos, la enseñanza y mejoramiento de las características generales del individuo, con la finalidad de convertirlos en atletas de alto rendimiento.

Un programa de altura debe integrar además del organismo federado al Ministerio de Deportes y Recreación (MIDEREC), el Instituto Nacional de Educación Física (INEFI), el Ministerio de Educación, las asociaciones provinciales, sin excepción, los representantes de MIDEREC en las provincias, y los supervisores de educación física que deben existir en las diferentes provincias del país.
Manute Bol y Tyrone Bogues

FEDOMBAL debería tener una planilla de este trabajo, donde se incluya aspectos como talla para la edad requerida, nombres y apellidos completos, sexo, fecha de nacimiento, número de identificación personal (de tenerlo), domicilio, ciudad donde vive, nombre de ambos padres y teléfonos de contacto, teléfono del hogar, número de teléfono móvil, correo electrónico, escuela a la que asiste, estatura, peso, club de origen, provincia a la que pertenece.

Por igual, FEDOMBAL debió elaborar un sistema y mecanismos de seguimientos periódicos de los jóvenes, manteniendo comunicación con los entrenadores con la finalidad de compartir necesidades y objetivos comunes. Confeccionar un plan de trabajo anual de los participantes, individual y específico para cada jugador, con el fin de mejorar las aptitudes generales y particulares de los chicos, que debe ser responsabilidad del entrenador local y la asociación provincial. Además, realizar evaluaciones periódicas, por medio de concentraciones, con la finalidad de tener indicadores específicos de la evolución de la tarea de los jugadores.

Nuestra FEDOMBAL en el momento de visitar las asociaciones reunió a los entrenadores de las diferentes comunidades, montó una brevísima charla en manos de los miembros del Colegio de Entrenadores de Baloncesto de República Dominicana (CODEBAL) y de la misma forma, apiñó por espacio de poco más de dos horas, en el mejor de los casos a los chicos que fueron mostrados por los responsables de las asociaciones provinciales. ¡Todo en menos de cuatro horas!

Hubo concentraciones que supieron realizarse en dos localidades diferentes el mismo día.

¿Plan de altura?... ¿responsabilidad con el baloncesto?... ¿justificación de gastos superfluos?... tengo la impresión que cada día estamos más enhilados con “la nueva era”, un mamotreto que sólo cabe en la cabeza de Rafael Fernando Uribe Vásquez y sus secuaces.

Pavel Podkolsin
El escrito de Sánchez nos habla de jugadores de 5’08, 5’09, 5’10 y 5’11, que no deberían estar contemplados jamás en un programa de altura. Los programas de altura se inician con niños de 12 años con 6’02 de estatura y niñas de igual edad con 5’07 de estatura.

Hay un chico de 6’09 de estatura con 15 años de edad nativo de San Pedro de Macorís, Cristian Lora (señalo su nombre porque está incluido en el articulo de referencia), de quien ya se anuncia integrará la selección sub-17 este verano. Lo que debió agregar Uribe Vásquez, el entrevistado, es la proyección de crecimiento que se tiene con este joven y los estudios que se han realizado para saber hasta donde sería capaz de estirarse.

Excelente proyección también muestra, siempre de acuerdo a Uribe Vásquez, Carlos Elián Florián Gómez, 6’08, 14 años, nativo de Barahona, pero Brayan De La Cruz, 6’04, 14 años, nativo de Bonao, está en la cota minima para su edad.

Las tallas para varones, sin aspavientos ni sorpresas, según las edades son: 12 años: 6’01; 13 años: 6’02; 14 años: 6’04; 15 años, 6’06; 16 años, 6’07; y 17 años, 6’08.

Para las damitas corre de la siguiente manera: 12 años: 5’07; 13 años: 5’09; 14 años: 5’11; 15 años: 6’01; 16 años: 6’03; y 17 años: 6’04.

No se cual es el criterio utilizado por FEDOMBAL, pero si las únicas piezas a exhibir son los dos chicos altos
Amaya Valdemoro
mencionados, no se ha trabajado con honestidad ni programas. Ello no me parece nada raro en “la nueva era”.


Más temprano que tarde Uribe Vásquez tendrá que pedir disculpas por todo el daño que le está haciendo al baloncesto dominicano. Ha querido convertirse en una estrella en el firmamento del deporte dominicano sin ninguna esencia. Esto no es una competencia de rock-and-roll. Su actitud inquisitorial está fuera de época, pero mientras llega su salida de la FEDOMBAL es capaz de cualquier cosa.

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