jueves, 7 de octubre de 2010

Número 1


Lo primero que encontré en la casa donde actualmente vivo fue una placa que rezaba: “En esta casa Trujillo es el Jefe”. Por supuesto, la atesoro. Pienso que Salve San Cristóbal debería ser enseñada en escuelas y colegios, en las clases de música, pues según los entendidos es el merengue mejor orquestado que haya conocido República Dominicana.
Dominar la historia nos imposibilitaría tropezar una segunda vez con el mismo guijarro. Por eso, a 50 años de su desaparición física, El Generalísimo está más vivo que nunca, tristemente no sólo por los aspectos rescatables de su obra.
Este país, mi país, le rinde adoración diaria al Padre de la Patria Nueva, al Benefactor de la Patria, al Protector de la Iglesia Católica, al Perínclito Varón de San Cristóbal.
La propuesta de un museo sobre su figura debería abordarse con sinceridad, sin fanatismos, sin medias tintas, con visión y propósito… se cuenta que aquellos que llegaron a robarse los trajes de la Casa de Caoba, que llegué a admirar personalmente, se los probaron y aún viven enfundados en ellos. Ese amplio legado se exhibe en salones personales y todos saben de su ubicación.
La experiencia trujillista se sigue repitiendo en la cotidianidad nacional.
En el 2030 celebraremos 100 años de la llegada de El Jefe al poder, para esa época, en Chile, Augusto Pinochet será una figura de la historia; pasará lo mismo con Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti (único militar que participó en la represión que cumplió íntegramente la pena impuesta en el Juicio a las Juntas) en Argentina, pero aquí, todo seguirá igual.
Mi papá, que vivió el exilio, contaba que las reuniones clandestinas en Caracas, no eran tanto por la presencia de los “calieses” y todas terminaban en la repartición de los bienes públicos y privados, visitó Chile en plena época “pinochetista” para proclamar en la esquina de Morandé con Huérfanos: “Chile vive una dictadura encabezada por un chivito jato e’ jobos”.
Nuestro sub-desarrollo, inducido y acumulado, nos imposibilitará ver que hay un mundo más allá de nuestras narices.
Por cierto, siempre me he preguntado cual es la suerte de ese analista de la realidad nacional que era “calié” en el Centro de Recreo de Santiago y sigue tan campante con el whisky aquel…
Octubre 06 del 2010

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